Si este verano pasan por Londres…
Seguro que alguno de los lectores tendrá ocasión estas vacaciones de visitar Londres, así que se me ha ocurrido proponerles un detalle curioso para ver en esa ciudad tan llena de cosas interesantes.
Supongo que, como hace todo el mundo cuando viaja a la capital de la pérfida Albión, visitarán la torre de Londres. Ciertamente, merece la pena.
Las mujeres disfrutarán especialmente con las famosas joyas de la corona, hay también un pequeño museo militar muy curioso para los que prefieran otro tipo de exposiciones y los que hablen inglés no deben perderse las visitas guiadas que ofrecen los propios beefeaters, haciendo gala de un extenso conocimiento de la historia de la Torre, de bastante ingenio y del genuino humor inglés.Además de todo eso, dentro de la propia Torre, se exponen distintas armas, ropajes y muebles antiguos. Una de las salas está dedicada a utensilios de tortura. No dejen de fijarse en las notas explicativas que hay al pie de estos utensilios. Las notas han sido revisadas y modificadas en estos últimos años, pero los revisores han tenido el buen criterio (y el sentido del humor) de recordar, en algunos casos, lo que decía la explicación antigua.
En todos los casos, los utensilios de tortura eran ingleses, en algunos casos réplicas y en otros instrumentos auténticos utilizados por los torturadores empleados por la corona, en la propia Torre o en otras prisiones. Sin embargo, las explicaciones que tradicionalmente se ofrecían en el museo atribuían estos instrumentos de tortura… ¡a los españoles! Ya fuera por la inquisición o por pura maldad de los españoles, parecía que nuestra principal exportación eran los mil y un modos de romper huesos.
Especialmente “gracioso” era el caso de unos retuercepulgares, que actualmente se reconoce que son de fabricación inglesa, pero que durante años se presentaban como parte de varios cofres llenos de estos artilugios que los españoles, supuestamente, llevaban en la Armada invencible, para obligar a los campesinos ingleses a revelar dónde escondían su dinero.
El contraste entre la explicación actual y la tradicional de los instrumentos de tortura de la Torre me pareció muy ilustrativo de lo que ha sido durante siglos la leyenda negra contra España y contra el catolicismo. Al fin y al cabo fue principalmente Inglaterra la que inició esta leyenda negra y, de hecho, basó una buena parte de su identidad nacional en presentarse como la oponente de todo lo irracional, intolerante y sombrío que era representado por España y por la Iglesia Católica. ¡Como si no tuviéramos bastante los españoles y los católicos en general con las barrabasadas que hemos hecho a lo largo de la Historia, como para que nos cuelguen además invenciones malintencionadas!
En la Torre de Londres fueron torturados, desgraciadamente, varios dissenters (es decir, los que eran protestantes pero no al estilo del Rey, que era lo que importaba) y multitud de católicos, tras la separación de Roma propiciada por el divorcio de Enrique VIII.
Durante los siglos en los que el catolicismo estuvo prohibido en Inglaterra, miles de sacerdotes ingleses que se habían ordenado en los seminarios especiales creados para ellos en Francia, Roma y España, se introdujeron secretamente en el país para celebrar clandestinamente los sacramentos y atender a los católicos que permanecían ocultos. En muchas casas antiguas se enseñan todavía los “agujeros de sacerdote". Es decir, pequeños escondrijos donde los sacerdotes católicos clandestinos se ocultaban durante los registros. Decenas de ellos fueron descubiertos y torturados o ejecutados.
Si viajan a Inglaterra, no se olviden de recordarlos ni de pedir la intercesión de Sto. Tomás Moro, el obispo San Juan Fisher, los cartujos ejecutados en Tyburn, el jesuita San Edmund Campion y la multitud de sacerdotes ingleses mártires de la fe. Que ellos, que murieron perdonando a sus verdugos, nos concedan permanecer firmes en la fe y en el amor a todos, también a nuestros enemigos.
8 comentarios
Quizá algún lector la haya visto o pueda decirnos algo.
Yo desde luego si voy por Londres evitaré ese recorrido turístico.
Lo que sí que haré es encomendarme a esos mártires de la fe.
Pero reconozco un secreto goce en que la orgullosa Gran Bretaña tenga que referirse a nosotros para crear su pasado.
En lo que sí me fije es en que en Westminster Abbey (lugar emblemático de coronación de los reyes de Inglaterra)y sitio de culto anglicano tenían hecha en unos carteles una mención especial en honor de Sto. Tomás Moro. Me gustó por lo que supone de memoria histórica de la buena y de "detalle" ecuménico.
Pues sí que es un buen detalle.
Yo creo que, en Inglaterra, (Santo) Tomás Moro es bastante admirado, como humanista, hombre de estado y, sobre todo, como persona recta y consecuente con sus convicciones.
Sofía:
En Dublín, me dio cierta pena ver que la catedral de San Patricio, patrono de Irlanda, y, en general, las iglesias antiguas están en manos de los anglicanos y prácticamente vacías.
Todas las iglesias católicas que vi eran relativamente modernas.
De hecho, los obispos anglicanos siguen siendo elegidos por el gobierno (de entre dos nombres que le ofrecen al Primer Ministro, aunque también puede rechazar los dos).
El hecho de que el Monarca sea la Cabeza de la Iglesia de Inglaterra ha tenido siempre la consecuencia de que el anglicanismo sea profundamente dependiente del poder político, además de la obsesión anglicana por el consenso que es también una característica de ese poder político.
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