Ser católico sin ser católico
Hoy he traducido los siguientes breves párrafos de un interesante blog norteamericano, con el simpático nombre de Catholic Coffee Drinkers, escrito por Jordan Lichens.
El autor, un converso del Protestantismo al agnosticismo y de éste al Catolicismo, nos cuenta su impresión al hacerse católico y comprobar la extraña actitud que muchos católicos tienen hacia la Iglesia.
Estamos tan acostumbrados a lo que nos cuenta Lichens que ya casi no nos llama la atención y, probablemente, necesitamos verlo con ojos nuevos, como los de un converso, para darnos cuenta de la extraña situación en la que vivimos.
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Al entrar en la Iglesia, hace más de cuatro años, frecuentemente me quedaba mudo por la impresión de conocer a tantos católicos de toda la vida que odiaban a la Iglesia Católica, simplemente por actuar como Iglesia Católica. Para mí, un Protestante convertido en agnóstico, no tenía sentido que alguien siguiera siendo católico mientras pedía que la Iglesia Católica abandonase su catolicidad y comenzase a parecerse a la Iglesia Unitaria de la esquina.
Al preguntarles qué es lo que querían que fuese el Catolicismo, la respuesta solía ser: “Una Iglesia que atraiga a más gente”. A este respecto, Carl Orson señaló con mucha razón en su blog que, realmente, lo que estaban diciendo era “que me atraiga más a mí".
De hecho, sin embargo, muchos occidentales seguimos defendiendo la existencia de un Dios personal que no dependa de las preferencias personales. La Iglesia podría perder parte de su atractivo para las masas, pero eso es algo a lo que la Iglesia ya está acostumbrada. Estoy más que seguro de que a San Ignacio de Antioquía le preocupaba poco la opinión pública mientras era arrastrado hacia Roma para ser devorado por los leones y creo que a muchos cristianos no les afectó demasiado su falta de popularidad en el Coliseo.
La mentalidad moderna define una buena religión según el número de asistentes que consigue atraer y según lo bien que consigue que se sientan esos asistentes. Los números, sin embargo, no tienen nada que ver con la validez de una religión, ni tampoco con las ideas. Lo único que importa es si es verdadera y con esta regla medimos todo el universo de las ideas.
14 comentarios
A veces uno siente que ciertos católicos, cosa que se da mucho en los neo-conversos, querrían ser llevados hasta un circo en el que les devorasen los leones. Pero eso no ocurre. Y les fastidia. Estos conversos ven más fantasmas de los que hay, juzgan muy desenvueltamente las intenciones y el fuero interno (ajenos) y gustan más de la cuenta de erigirse en guardianes de la ortodoxia (ajena).
Pero una religión tampoco es más verdadera si consigue atraer a sólo, digamos, un 4% de la población (¿vocación de minoría selecta, elitista, la crème de la crème?) ni si consigue que se sientan muy, muy, pero que muy mal esos asistentes (vocación de mortificación gratuita ya que no hay forma de alcanzar el martirio?)
Me parece interesante el comentario, pero creo que deforma lo que dice el texto de este converso.
No veo que en ningún momento diga Lichens que el catolicismo "deba" atraer a poca gente. Lo que dice es algo que, a mí, me parece incuestionable: que el criterio de lo que debe enseñar la Iglesia no es si su enseñanza gusta o no, sino si es verdadera o no.
Creo que está claro que la tentación de decir a la gente lo que espera oír es muy fuerte. En treinta años que llevo yendo a Misa, apenas recuerdo un puñado de veces en los que la homilía recordase enseñanzas duras que no gustasen a la gente, como la doctrina sobre los anticonceptivos, la obediencia, el divorcio y el adulterio, el infierno, el juicio, la muerte, la imposibilidad de servir a Dios y al dinero, el juicio a los hermanos, la murmuración, nuestra incapacidad de salvarnos sin la gracia de Dios, que las demás religiones no dan la salvación, el ayuno, que la fe es la de la Iglesia y no puede cada uno inventarse la que quiera y un largo etc. En muchísimas parroquias absolutamente nunca se tratan esos temas (supongo que, en otras épocas, las doctrinas que molestasen y no se tocasen serían otras).
Por cierto, ya Cristo advirtió sobre ello (y no creo que fuera un rigorismo de converso): "Ay de vosotros cuando todo el mundo hable bien de vosotros, porque lo mismo hicieron vuestros padres con los falsos profetas".
En cuanto a lo de cristianos que odian a la Iglesia, la verdad es que a mí me sorprende lo mismo. Un ejemplo, la página "redescristianas" o "Atrio", en las que caben las teorías más disparatadas sobre cualquier cosa. Aparentemente, sólo tienen que tener una característica común: que critiquen a la Iglesia, especialmente a la jerarquía. Es algo que yo no puedo entender. Entiendo que se critique algún aspecto de la Iglesia o de lo que hace la jerarquía, pero no que ese sea el centro de su vivencia cristiana. Viven una especie de cristianismo atormentado y suicida que consiste fundamentalmente en la crítica y en el resentimiento permanente.
Dicho eso, coincido en que los conversos tienden a ser más extremistas que los cristianos de toda la vida, pero eso también tiene su lado bueno: es el amor primero, que es el más apasionado y que se lo lleva todo por delante. Quizá deberíamos aprender de ellos y, como dice la escritura, "volver al amor primero" nosotros también.
Un saludo.
Creo que el problema consiste en lo que yo llamo ser católico por pedigree (jejeje perdón por el termino), es decir soy católico porque ni modo, porque mis papas, abuelos, bisabuelos, tios, primos, hermanos, etc. son católicos, entonces no hay convicción, simplemente un lo soy por tradición jajajaja.
Y esos son los que mas fácilmente disiente de todo y se quejan por todo.
Ahora si vamos al punto de que es ser católico (y muchisimo mas profundo cristiano) y lo que significa, es que la realidad se reduce a: SE ES o NO SE ES. Con todo lo que implica!
Por ejemplo, el que viene del agnosticismo se sorprende de que haya gente que se dice católica y es tan agnóstica o más que lo era él. El que viene del protestantismo se sorprende de que a veces parece que en la Iglesia hay casi más protestantes que fuera (en España eso es así sin la menor duda).
El caso es que no hace falta ser converso para constatar que muchos que dicen ser católicos en realidad son otra cosa. A lo cual tienen perfecto derecho, dicho sea de paso.
Desaparecido el sentimentalismo muchos mal llamados a sí mismos católicos se enfrían y no les gusta su Iglesia.
Cuando entenderemos que gran parte de la vida de Fe de los cristianos transcurre en la Noche Oscura.
Un abrazo
Para mí que falta una verdadera catequización sobre el Cuerpo de Cristo, que haga que los católicos nos sintamos parte de Dios, y no parte de un club.
Si soy una criatura asumida por la divinidad, entonces su voluntad es para mí el mejor plan de vida (hágase tu voluntad) porque Él es más grande que yo, Él es omnisciente, y yo no veo mucho más allá de mis narices. Entonces, los que Él ha elegido como pastores, como profetas, como maestros, tienen derecho a decirme cómo debo vivir mi fe. Pero eso requiere muuuucha humildad, y de eso andamos bastante escasos.
Últimamente me gusta leer libros autobiográficos, o entrevistas, de contemporáneos nuestros que se han converido o han vuelto a la Iglesia. Alexandra Borghese, Scott y Kimberly Hahn, Eduardo Verástegui, Andre Frossard, Joe Eszterhas, Leonardo Mondadori, y tantos otros. Y por supuesto un clásico como Chesterton.
Destilan un entusiasmo, un cariño, un asombro casi infantil por aspectos de nuestra Iglesia, una fe tan profunda, ...
Ante lo extendida que está la "cultura de la disidencia", son auténticos balones de oxígeno.
Creo que el tema empezó bien pronto...le dio tiempo a vender a Cristo - al fin y al cabo Judas era un disidente -.
Y será así hasta el fin de los tiempos.
La semana pasada, en una conferencia sobre la Humanae Vitae, el conferenciante afirmaba que un católico podía usar o no de anticoceptivos en conciencia, porque la propia conciencia es lo que debía seguirse, así se negaban varias cosas, el magisterio del Papa, decía que él era iglesia tanto como el señor que se levantó para decirle que eso no era lo que la iglesia enseñaba.
En el fondo creo que hay muchísimo pelagiano suelto, y eso no se denuncia
En el tiempo que he estado platicando con hermanos protestante, me he topado con varios que en un tiempo fueron católicos, pero dejaron de serlo porque ante un problema, buscaron ayuda primero en la Iglesia, y al no recibirla fueron a parar a manos de alguna secta o en el mejor de los casos en una comunidad eclesial protestante.
Uno de esos fue un señor que me decía había tenido una crisis en su vida, de pronto estalló y le soltó a su esposa que ya no la quería y le pidió el divorcio. La esposa consternada le dijo que buscaran primero ayuda y le dieran un tiempo a ver si el problema se solventaba.
Fueron a varias parroquias y tristeza me da decirlo, ningún sacerdote los quizo ayudar. Fueron a parar a una comunidad eclesial protestante donde sintieron que se preocuparon por ellos, y estaba estudiando la Biblia con ellos.
Me acordé recientemente al ver la noticia de como la secta Pare de sufrir se está expandiendo ahora por España.
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