Quaestiones Quodlibetales
En la alta Edad Media, que en bastantes aspectos era una época más civilizada que la nuestra, existía la noción de que todo profesor de Teología o de Filosofía debía someter sus tesis y afirmaciones a la discusión pública. Sin esta prueba de resistencia a los argumentos contrarios, ninguna postura filosófica o teológica se podía considerar “mayor de edad”. No bastaba afirmar las cosas, había que argumentarlas razonadamente (en contra de la absurda idea de que, en la Edad Media, todo se decidía por el argumento de Autoridad).
Las discusiones públicas regulares se llamaban quaestiones disputatae, es decir, temas o preguntas discutidas en las que uno de los profesores de la universidad presentaba sus tesis y las defendía contra los argumentos de sus oponentes. En cierto modo, el profesor luchaba en su terreno, ya que era él quien elegía el tema a tratar.
Junto a estas cuestiones, existían otras que se producían de forma excepcional, dos veces al año, llamadas quaestiones quodlibetales. Es decir, preguntas que cualquier persona podía hacer de forma pública, sobre cualquier tema, al profesor en cuestión y a las que este debía responder, de forma razonada, también públicamente. Las quaestiones quodlibetales que se han conservado de varios autores medievales, como Santo Tomás o Duns Escoto, son textos interesantísimos que muestran la capacidad de estos pensadores de aplicar sus principios filosóficos y teológicos a cualquier tema que les propusieran.
A mi juicio, muchas de las afirmaciones que hacen algunos teólogos y filósofos modernos no resistirían este tipo de prueba, en la que tuvieran que someterse a discusión pública. Una de las grandes ventajas de estas discusiones consistía en que obligaban a un teólogo a definir su pensamiento sobre diferentes temas, de manera que no hubiese lugar a equívocos y medias verdades.
Pienso además que, en la actualidad, un blog es un medio especialmente adecuado para realizar este tipo de discusiones, ya que los lectores pueden exponer su opinión y se puede dar vueltas a los argumentos de forma más o menos ágil.
Por eso, he decidido crear una nueva sección del blog titulada, precisamente, Quaestiones Quodlibetales, dedicada a las preguntas de los lectores. Me gustaría que en este blog no sea solamente yo el que plantee los temas de los artículos, sino tratar también los temas que me planteen los lectores. Especialmente cuando se trate de preguntas o temas difíciles, complicados, políticamente incorrectos o incluso planteados con alguna malicia. Intentaré responder lo mejor posible, en la medida de mis posibilidades y conocimientos.
Espero que los lectores ayuden también ofreciendo sus propias perspectivas, ejemplos, soluciones alternativas… Creo sinceramente que la discusión pública de los temas permite profundizar en ellos y tengo la costumbre de añadir los argumentos que me hayan gustado de los comentaristas a los propios artículos (reconociéndolo expresamente). Confieso que me hace una ilusión especial el poder añadir a un artículo el argumento de un “oponente” en cualquier discusión, ya que eso suele ser una muestra de haber aprendido algo verdaderamente importante. Como decía Santo Tomás, toda verdad, la diga quien la diga, viene del Espíritu Santo.
Incluiré en este post una lista de cuestiones por responder, de manera que no se me olviden, y a la que pueda ir añadiendo los nuevos temas que se planteen. Si no me falla la memoria, tengo pendientes las siguientes cuestiones:
- (Juan Antonio)
- (Juan Antonio)
- Si todos los dogmas revelan el amor de Dios, ¿de qué manera es una expresión del amor de Dios el dogma de la infalibilidad papal? (Juan Antonio)
- ¿Qué sentido tiene que la Iglesia sólo ordene sacerdotes a varones y no a mujeres? (Yolanda)
- El cristianismo y la autoridad de los gobernantes. ¿Cómo se puede decir que la autoridad viene de Dios cuando tenemos ejemplos de gobernantes como Hitler y Stalin? (Eolo)
- ¿Es el Islam una herejía del cristianismo? (Juan Antonio)
- (Juan Antonio)
- ¿Cómo se puede entender la violencia del Antiguo Testamento? (José María)
- ¿Porqué tantas personas que no pertenecen a la Iglesia Católica están siempre metiéndose en lo que creen, hacen y dicen los católicos? (Amfari)
- ¿Por qué son tan malos los cantos de nuestras iglesias? (Juan Antonio)
20 comentarios
Sobre la pregunta de Yolanda, en el libro del Papa había algunos argumentos, ¿lo has leído ya? Y como mucho de lo que dice el Papa, creo recordar que era un punto de vista novedoso.
Yo añadiría la pregunta clasica del sentido del celibato en los sacerdotes. No tengo una posición definida al respecto, pero hay un argumento en contra que me parece claro.
Muy frecuentemente, cuando algún sacerdote opina sobre algo que tiene que ver con el matrimonio o la sexualidad, se le reprocha que habla de lo que no conoce. (Ese argumento está viciado, porque no conoce de primera mano pero sí de segunda mano, por los feligreses.) Un sacerdote casado cerraba la boca de un plumazo a todos los que critican eso.
Y para cuando quieras relajar la cosa, puedes tratar el misterio de por qué los coros que cantan en misa cantan tan mal. ¿Es cosa sólo católica? Porque los espirituales negros son una pasada. Y los ortodoxos griegos también tienen unos cantos que no están mal. En diciembre estuve en Atenas, el domingo por la mañana puse la TV y tenían una misa, me quedé flipado.
Bueno, se acabó el tiempo de descanso, ahora voy a trabajar :(
Buena pregunta la de los sacerdotes célibes y los consejos relativos a la sexualidad. Justo el tipo de preguntas apropiadas para esto. La añadiré a la lista.
En cuanto al tema de los coros, va a ser complicadillo, pero intentaremos pensar sobre ello, a ver qué conseguimos (si un lector quisiera enviarme en un correo electrónico su propia reflexión sobre este tema, para que luego la discutamos, también sería posible).
Desde luego, no paras de trabajar...
Ya me hizo esa pregunta hace tiempo. De hecho, tengo escritas unas notas con el esquema de la contestación. Si aún no la he contestado es porque el tema es bastante amplio y me sale un texto demasiado largo, así que no sé si resumirlo, cortarlo en varios "capítulos" o qué hacer.
La verdad, creo que la cuestión tiene más miga de lo que parece, pero pensaré sobre ello y ya veremos.
No ostante, sí es interesante lo del sacerdocio femenino y parece que alguien más lo ve así.
De todos modos, poco confío en estas quaestiones quodlibetales. Ya se sabe que en al E.Media se era muy exigente (¡oh, como ahora!) con argumentar las proposiciones. Ni sé qué personas medianamente formada cree que en esa época los temas se decidían por el argumento de autoridad. En todo caso, si la discusión podía acarrear riesgos, más que decidirla, se zanjaba con autoridad (¡oh, como ahora!).
Pero las formas medievales universitarias aportaron se...
Pero las formas medievales universitarias aportaron sesudamente y con gran inteligencia lo que podían, según las cuestiones latentes de su contexto. El contexto actual es muy otro.
En el mes de agosto, ingenua de mí, pretendí una larga discusión con LF, ahí debe de andar aún. NO la llamaría quaestio, pero tuvo sinceras pretensiones por mi parte de iluminación mutua.
Pero bueno, veamos...
Si no quieres que te mencione más, porque no te gusta que "tu nombre esté en mi boca", no tienes más que decirlo.
En cuanto a la discusión que mencionas, no sé a cuál te refieres, pero lo que sí sé es que no tengo ningún compromiso de escribir todos los días en este blog y, cuando tengo cosas mejores o más urgentes que hacer, las hago.
La cuestón referida era: ¿qué sentido tiene la proclamaciñon de un dogma acríticamednte aceptado?
A lo mejor es verdad que hay que aparcar el mal humor, pero es difícil.
¿Por cuál cuestión te inclinas al fin?
las discusiones están muy bien pero a veces llega un momento en el que no se avanza, cada uno tiene su idea y lo que se hace es repetir los argumentos una y otra vez. En ese caso lo mejor es dejarlo reposar. De todas formas, oír los argumentos de los otros es siempre útil. No seas tan negativa, por favor.
Pero oír los argumentos de los otros es siempre útil, también para ti.
De momento, ya sabes: valor y al toro.
¿Por qué algunas personas que no se consideran católicas se enfadan porque no les gustan algunas normas que únicamente obligan a los que sí se consideran católicos, y se empeñan en que la Igliesia Católica debe cambiarlas, y por qué estas mismas personas no se comportan y opinan de la misma forma con las normas de otras religiones?
Me parece muy buena idea la suya. Si abrimos el corazón y la mente podemos dar y recibir luz
Añadiré la pregunta a la lista, para contestarla en cuanto pueda.
Un saludo y bienvenido al blog.
La que tiene trampa es la del cura que no estando casado no debería opinar de matrimonio. Los sacerdotes no son amiguetes, sino consejeros, y además de estar versados en los preceptos cristianos del matrimonio, si son párrocos normalmente tienen mucha experiencia en el tema.
La experiencia personal no es la única vía para ser consultor. Hay un argumento incontestable: ¿necesitan los psiquiatras estar locos para poder diagnosticar y tratar enfermedades mentales?
Gracias por el comentario y añadiré tu ejemplo cuando escriba sobre la pregunta de los sacerdotes célibes consejeros.
Sé que parece un poco tonta, pero me da la impresión de que la cuestión de la música religiosa tiene más miga de lo que parece (lo que no sé es si conseguiré mostrarlo).
Un saludo.
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