InfoCatólica / Espada de doble filo / Categoría: Oraciones

27.03.25

Las primicias del día

El otro día, en uno de los salmos de laudes, el Salmista cantaba, lleno de gozo:

Dichosos los que viven en tu casa
alabándote siempre.

Con estas palabras se nos da una magnífica definición de lo que es un cristiano: el que tiene la gran fortuna de vivir dichoso en la Iglesia, alabando siempre a Dios. Laudes, la oración matinal de la Iglesia, significa en latín precisamente eso: alabanzas, porque estamos llamados a empezar cada día alabando a Dios.

La oración por la mañana, antes de que hagamos ninguna otra cosa, es muy especial y diferente de cualquier otro momento de oración del día. Antes de que salga el sol, antes de que empiecen los trabajos de la jornada, antes de que nos ocupemos de nuestros propios asuntos, nuestros ojos, nuestro corazón y nuestra mente se ponen en Dios, para que así se cumpla el primer mandamiento: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas.

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14.12.23

Oración para que Dios nos libre de los trolls (en latín)

Puesto que la Iglesia siempre ha pedido a Dios que la libre de las plagas y catástrofes, ¿por qué no pedir también que nos libre de algunas plagas modernas? Desgraciadamente, hay muchas entre las que elegir, pero no se me ocurre una más irritante que la de los infinitos trolls que infestan las redes para que los demás ejercitemos la paciencia en este valle de lágrimas.

Después de haber tenido que borrar literalmente miles de comentarios de trolls a lo largo de los años en el blog, he compuesto una oración para pedir a Dios que nos proteja de esta plaga virtual. Buscando que fuera más sucinta, tradicional y sonora (y porque me apetecía), la he compuesto en latín.

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16.07.23

Oración contra la desesperanza

A veces nos engañamos pensando que son los problemas y dificultades que sufrimos o que sufre la Iglesia los que hacen que nos desesperemos, pero no es cierto. Por muy grandes, reales y humanamente insolubles que sean esos problemas, no tienen poder por sí mismos para quitarnos la esperanza¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿La tribulación, la angustia, la persecución, el hambre, la desnudez, el peligro, la espada? En todo eso vencemos fácilmente por aquel que nos amó.

La desesperanza, que es la peor trampa que nos puede tender el demonio, proviene siempre de que nos miramos demasiado a nosotros mismos y demasiado poco a Dios, medimos nuestras fuerzas y no las suyas, nos fijamos en lo que es imposible para nosotros y no en que Él lo puede todo.

Por eso, en estos tiempos recios, he pensado que es una buena idea componer una breve oración contra la desesperanza. No hay mejor medicina para ese pecado que mirar humildemente a Cristo y darle gracias una y otra vez por todo.

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31.07.22

Nuestra Señora del Crisantemo Blanco

El otro día, un lector mencionó el famoso haiku del crisantemo blanco (un haiku, como ya sabrán, es un brevísimo poema japones de solo tres líneas, de cinco, siete y cinco sílabas). El poema, traducido, dice así:

Mis ojos miran
el crisantemo blanco,
inmaculado.

Precioso, aunque los occidentales no estamos acostumbrados a este tipo de poesía oriental y nos cuesta más apreciarla. A veces parece que no nos ha dado tiempo a prestar atención y ya se ha terminado, pero estos poemas son tan cortos porque intencionadamente se limitan a una sola imagen, una impresión, para despertar la admiración pura de quien los lee, evitando distracciones y complicados razonamientos. El protagonista es el crisantemo, sin mancha ni imperfección, que se presenta a nuestra contemplación maravillada.

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24.06.22

Cor Iesu vicit et vincet

En honor del Sagrado Corazón y de esta gran victoria de consecuencias mundiales contra el aborto que nos ha regalado en su fiesta, traigo al blog un sonetillo que escribí hace años. A veces, viendo nuestra debilidad y las derrotas que sufrimos una y otra vez, tenemos la tentación de desesperar. Y humanamente, esa desesperanza es lo más lógico que hay. Con la gracia, sin embargo, lo podemos todo, porque el Corazón traspasado de Cristo lo puede todo.

Lo que nos falta no es poder político, sino fe. Lo que cambia el mundo no son nuestras fuerzas, sino la caridad sobrenatural que brota del corazón divino. Lo propio del cristiano no son el pesimismo ni el optimismo, sino la esperanza que no defrauda. Cor Iesu vicit et vincet. El Corazón de Jesús ha vencido y vencerá.

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