La religión más universal
Ya he hablado varias veces de cómo los conversos tienen la gracia especial de comprender muy claramente la enorme diferencia que hay entre estar fuera de la Iglesia y estar dentro de ella (mientras que los cristianos “de siempre” a menudo no somos conscientes de esa gran diferencia).
Como muestra, quiero ofrecer hoy a los lectores algunas líneas de Giovanni Papini. Este escritor italiano era hijo de un ateo furibundo y anticlerical, de modo que su madre lo tuvo que bautizar a escondidas cuando no era más que un bebé. Al crecer, se convirtió en un nihilista radical, obsesionado por la literatura y que odiaba todo lo que oliese a cristianismo. Sin embargo, su afán de conocimiento y su desencanto por la filosofía moderna terminaron por hacer surgir en él dudas sobre si el cristianismo, después de todo, podría ser verdadero. El matrimonio con una católica y su encuentro en los evangelios con el Cristo real y verdadero, que le atrajo mucho más que el Jesús edulcorado de muchos contemporáneos, le llevaron finalmente a la conversión.
Como cristiano entusiasta, escribió varias obras excelentes (siempre muy extremistas, como todo lo que hacía Papini), como , la Historia de Cristo, el o Cartas al Papa Celestino VI. Las líneas que les ofrezco son de Gog, una novela filosófica en la que un aburrido millonario se encuentra con decenas de locos, pensadores, científicos y embusteros que le ofrecen cada uno sus propias visiones sobre la vida. En el siguiente texto, uno de esos locos presenta al millonario su proyecto de crear una nueva religión que será aceptada por todos los hombres.
Tengan en cuenta que no es una simple elucubración literaria, la clave está en una frase crucial: esta religión “es ya practicada inconscientemente por la mayoría de los hombres”. De ese cenagal nos ha salvado Cristo, por eso estamos en la Iglesia.
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Para llegar a una religión verdaderamente universal y práctica, que todos estarían gozosos en adoptar si se presentase un profeta valeroso, es preciso tener en cuenta el centro psicológico de la conducta humana.
La nueva y definitiva religión que yo propongo a los hombres es la Egolatría. Cada uno se adorará a sí mismo, cada uno tendrá su dios personal: él mismo. La Reforma protestante se alaba de hacer de cada hombre un sacerdote; nada de intermediarios entre la criatura y el Creador. Un paso más: nada de intermediarios entre el adorante y el adorado. Cada uno es, para sí mismo, su Dios.
De esta manera se combinan las ventajas del politeísmo y del monoteísmo. Cada hombre tendrá un solo Dios, pero los dioses serán tantos como son los hombres. Y no habrá peligro de escisiones, porque los ególatras, estando de acuerdo en el principio fundamental de la nueva religión, no caerán nunca, por razones evidentes, en la locura de adorar a un dios extranjero, esto es, a otra criatura semejante a ellos.
[…]
Si Dios es una creación de nuestra actividad práctica o ética, esto es, creación de la mente humana, ¿por qué adorarle como si verdaderamente existiese fuera de nosotros y no adorar más bien a su creador, esto es, al hombre? Si el hombre es padre de Dios, si Dios no existe fuera del espíritu humano, adorando al hombre adoramos al Dios verdadero, al Dios absoluto, al Dios que ya no es ignoto. Pero no se puede adorar al Hombre en general. La Menschheite es una abstracción, un flatus vocis: el hombre auténtico se realiza en el individuo concreto, esto es, en cada uno de nosotros.
La civilización moderna, que ha destruido poco a poco los adelantos de la fantasmagoría trascendental, ha comenzado a practicar, sin darse cuenta, la Egolatría. El Deporte es la adoración del cuerpo; el culto de la Ciencia es un sustituyo de la unisapiencia atribuida a Dios; el culto de la máquina, una subrogación de la omnipotencia de Dios. Lo que parecía reservado al Ser perfecto, se convierte poco a poco en prerrogativa común de los mortales.
Le diré confidencialmente que la Egolatría es ya practicada inconscientemente por la mayoría de los hombres. Se trata de darle un nombre, un credo y una conciencia.
[…]
Las demás religiones han fracasado porque exigían del hombre cosas contrarias a su verdadera naturaleza. La mía, que se adapta a la intención secreta del hombre, triunfará sin lucha.
[…]
Como se ve, es una religión cómoda y no muy complicada. No hay más dios que el hombre y cada hombre tiene su encarnación. Se ha terminado la humillación de inclinarse ante potencias superiores; ha terminado la hipocresía de renegar de nuestro irrefrenable instinto. El hombre se ama a sí mismo, lo confiesa abiertamente, y da a su amor, sin miedo y sin reservas, forma devota y litúrgica. Esté seguro de que el siglo xx será el siglo de la Egolatría.
13 comentarios
Pero yo me pregunto ¿qué será del siglo XXI, con la globalización y el liberalismo económico que lleva a explotar a una parte de la humanidad en beneficio de otra?.
Al final sólo queda la coherencia personal mediante un cristianismo sólido, basado en esa máxima: el siglo XXI será místico o no será.
tipo este Giovanni.
Moraleja,
la que cada uno encuentre. José, un chaval que era ateo hasta "hace unos días" hoy está en un retiro y se empapa cosas como las Confesiones de San Agustín, para mí son inalcanzables.
Bienhayados,
todos los que hayáis cuestionado la religión, esta o cual sea. Para mí sois un testimonio valioso.
Muchas gracias. Es un santo estupendo. Mañana intentaré dedicarle un artículo.
Raffaelo:
Es curioso que digas eso, porque a Papini le fascinó la figura de San Agustín y encontraba muchas similitudes consigo mismo. Hasta escribió una biografía del santo de Hipona.
Nachet:
Me ha parecido muy agudo tu comentario. El cristianismo a la carta es, en efecto, un elevar el "yo" a criterio absoluto de verdad en todos los ámbitos, desplazando de ese lugar a Dios.
Supongo que, puesto que en este medio, no se si en otros, escribe Vd. regularmente recibirá sugerencias sobre temas que a alguna persona le gustaría ver desarrollar.
Como la ignorancia es muy atrevida, me gustaria en este caso aprovechar la mía para sugerirle un tema que, con toda sinceridad, me preocupa como Cristiano y como Católico.
En estas mismas ¿paginas? (Religión Digital)suele intervenir una persona de Cataluña cuyo "leit motiv" es defender la idea de una Iglesia Catalana.
En mi opinión, seguramente equívocada, el Señor Jesucristo instituyó una Iglesia, una sola iglesia con vocación ecuménica, esto es, universal, por tanto no entiendo que alguíen pretenda una Iglesia Española, una Iglesia Catalana, una Iglesia de Villanueva del Conde.
Si esto es así ¿a que se debe esa lucha por conseguir una Iglesia regional si el apostolado debería ser único y universal?.
¿O es q...
¿O es que tambien en la Iglesia debemos sufrir las diferencias y divisiones que entre hombres y tierras se empeñan en hacer los políticos?.
Disculpe la vehemencia, pero creo que es un tema que a más de un católico nos llega a preocupar por la significación que ello pueda tener.
La ortopraxis sustenta la ortodoxia y no al revés!
Muchas gracias por su felicitación.
Siempre agradezco las sugerencias. Me parece un tema muy interesante. De hecho le he dedicado ya algún artículo, como, por ejemplo, éste. En cualquier caso, tomo nota para escribir algún otro en cuanto tenga tiempo.
He de decir que estoy de acuerdo en lo que señala. El nacionalismo se convierte fácilmente en religión y sustituye al único Dios por la "nación" y a la única Iglesia por "nuestra" Iglesia.
Estoy totalmente de acuerdo en que el amor al prójimo, a uno mismo y a Dios, cuando son verdaderos, tienen que ir unidos. Ya los unió el propio Cristo cuando dijo: Amarás a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo.
En cuanto a lo de la ortopraxis y la ortodoxia, tendrías que explicarte más. En principio, en el ser humano el pensamiento suele preceder a la acción (aunque luego la acción también influya en el pensamiento, como es lógico). En particular, para los cristianos, la fe precede necesariamente al amor de caridad, ya que este es solamente don de Dios y no está al alcance de la naturaleza humana por sí sola.
Un saludo.
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