¿Quién eres tú?
Todos sabemos que, en el Adviento, la Iglesia prepara el nacimiento de Cristo en Belén, la Navidad. Sin embargo, muchas veces pasa desapercibido el hecho de que, durante las dos primeras semanas de Adviento, hasta mañana día 16 de diciembre, la liturgia, las lecturas y las oraciones se centran en la espera de la segunda venida de Cristo en la majestad de su gloria: su venida al final de los tiempos, como Rey y como Señor. A esa venida nos referimos cuando, en la Misa, decimos: Ven, Señor Jesús. O, en el arameo de los Apóstoles: Marana tha.
En la gloria de Cristo estaba pensando estos últimos días, mientras escribía el soneto que les presento hoy. Eso sí, lo hacía desde una perspectiva poco habitual, porque pensar en la gloria del Señor me lleva inmediatamente a pensar en su pasión. El hecho de ver la gloria de Jesucristo en la cruz no es una rareza mía, sino que es algo que pertenece a la tradición de la Iglesia. El arte románico, por ejemplo, presentaba a Cristo, en los crucifijos de la época, con corona y vestiduras reales, reinando desde la Cruz y bendiciendo al mundo desde ella.
En el sufrimiento del Señor, en la ocultación total de su gloria en la Cruz, es cuando más claramente se me manifiesta su divinidad. Es el amor gratuito al enemigo el que me muestra que Cristo es imagen de Dios invisible, que es verdaderamente el Hijo de Dios. Él es el único que ha cumplido el Sermón del Monte, que ha amado a sus enemigos hasta dar la vida por ellos, que ha muerto bendiciendo, diciendo bien de los que le mataban, intercediendo por ellos ante el Padre. De eso habla el soneto de hoy.
Pero, como el cristiano es otro Cristo, esto también se puede y debe cumplir en nuestras vidas. También nosotros manifestamos la gloria de Dios con nuestra forma de vivir el sufrimiento, amando a nuestros enemigos, orando por los que nos persiguen, bendiciendo en vez de maldecir. Sólo si la gracia de Dios está presente en nuestras vidas podremos amar a los que se comportan como nuestros enemigos y mantener nuestra esperanza en el sufrimiento y en la oscuridad. Es algo que está más allá de nuestras fuerzas, pero no de las de Dios.
Como fue Yolanda la que me encargó los sonetos, al escribirlos me acordaba de su marido, que, siguiendo el ejemplo de Cristo, en su sufrimiento confía en Dios, alimentado por el Pan de Vida. No se pasa el día maldiciendo, como haríamos tantos de nosotros, sino que se pone en manos de su Padre. También Yolanda y sus hijos podrán decirle “¿Pero quién eres tú, varón de los dolores?” asombrados porque en su rostro sufriente y débil se reflejen, como un milagro, la fuerza y la misericordia de Dios.
Espero que les guste y les ayude a rezar, sobre todo a los que se encuentren en sufrimiento o en oscuridad.
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¿Quién eres tú?
¿Quién eres tú, varón de los dolores,
sin rostro ya de hombre, ensangrentado?
¿Quién eres tú, de espinas coronado,
clavado en la cruz, entre malhechores?
¿Quién eres tú y cuáles tus amores
si en este trance solo te has quedado,
de Dios en apariencia abandonado,
sin nadie que agradezca tus favores?
Azotado, burlado y malherido.
Malhechor y Blasfemo son tus nombres
y de un amigo el beso te ha vendido.
¿Quién eres tú, para que al mundo asombres
al bendecir, muriendo maldecido?
Eres el más hermoso de los hombres.
38 comentarios
¡Qué más se puede pedir!.
Ójala yo tuviera ese don de cercanía que el Señor te ha concedido.
Un abrazo, Bruno y que el Señor os conceda a todos, en estas Navidades, su Amor y su Paz.
"clavado en la cruz entre malhechores"
amor, eres yo.
(permiteme que añada)
Señor, ésta es la Palabra que nos has enviado, tu Palabra omnipotente, que cuando un silencio profundo envolvía toda la tierra, es decir, cuando estaba sumida en el error, bajó de tu trono real, para destruir todos los errores, para promulgar la suave ley del amor.
Y todo lo que él hizo, todo lo que dijo aquí en la tierra, todo lo que sufrió, los oprobios, salivazos y bofetadas, hasta la cruz y el sepulcro, no fue otra cosa sino el hablarnos tú por medio de tu Hijo, atraténdonos con tu amor, suscitando nuestra respuesta de amor.
Dios, creador de los hombres, tú sabías que el amor no puede ser exigido por la fuerza, sino que es necesario suscitarlo en el corazón humano. Porque donde hay coacción ya no hay libertad, donde no hay libertad no hay justicia.
Por lo tanto quisiste que te amáramos, ya que no podíamos ser salvados con justicia si no te amábamos. Y no podríamos amarte si no recibiéramos de ti ese amor. Por eso, Señor, como ya lo dijo tu discípulo amado y nosotros lo hemos recordado ya más arriba, tú nos amaste primero, y has amado primero a todos los que te aman.
Enhorabuena por tu soneto, quizá te quedó materia para un estrambote; no obstante me parece más adecuado para Cuaresma que para Adviento.
Emocionante
Esta noche lo leeremos (rezaremos) los niños y yo juntos
Gracias por recordarnos
Lo guardo y lo imprimiré "en bonito". Y lo difundiré entre mi gente.
Métricamente es correctísimo,pero además, éste está mucho más "inspirado", como es lógico.
Sigue empleándote en la poesía clásica. Ve haciendo sonetos, octavas, tercetos encadenados (o sencilos romances) para cada época litúrgica. Al final del año litúrgico podríamos tener un corpus la mar de inspirador e interesante.
(Se lo he leído al oído- Esta noche ha dejado de mantenener contacto con la realidad circundante, está muy confuso debido a la progresiva encefalopatía hepática por la claudicación de funciones del hígado; y adormecido también por la morfina. Recibió la unción hace una semana o diez días: él sabía que perdería la conciencia poco a poco y que luego entraría en coma hepático, y quería recibir los sacramentos con la cabeza en su sitio para confesar, comulgar y recibir la unción consciente. Pidió morir "a la antigua", es decir, en su casa, en su cama y rodeado de nosotros tres; quería una muerte, en ese sentido, natural y humana, y que a sus hijos no se les ocultara en qué para todo; pero también "a la moderna", es decir, con todos los cuidados paliativos -administrados por mis propias manos y por las de sus hijos- que nos proporciona a domicilio el ESAD, Equipo de Soporte y Apoyo Domiciliario; con toda la dignidad que merece. Le horroriza morir en un hospital, puso todos los detalles claros de palabra y por escrito en su testamento vital y, a pesar de ciertas presiones familiares, mis hijos y yo, asesorados y apoyados por las profesionales maravillosas del ESAD, lo cumpliremos con todo detalle aunque sea trabajoso, sin huir ni esquivar la mirada de lo que nos duela, como él nos ha pedido. Doy gracias a Dios por el inmerecido privilegio de haber sido la esposa y la madre de los hijos de tan extraodinario hombre).
Seguramente no me veáis por aquí en los próximos días.
Gracias a los que rezáis por nosotros y perdón a los que habéis soportado mis defectos.
Ánimo. Estamos con vosotros, unidos en la oración y en las lágrimas.
En cuanto al soneto, Bruno, pues sí, parece más propio de Viernes Santo, pero aún así, a falta de sombrero, me quito el cráneo. Chapeau.
Dichoso tu esposo, de verdad, dichoso. Que mas se puede esperar de la vida que morir santamente (todos moriremos invariablemente) pero morir siendo amado, respetado, en medio de tu casa, con tu esposa y tus hijos al rededor es un don. Es la muerte del justo de los salmos.
Ojala el Señor me regale ese don maravilloso, cuantos hombres mueren llenos de dinero, habiendo sido exitosos en todo menos en lo mas importante: en haber sido cabezas dignas de sus hogares.
Todos nosotros, los hombres, llamados a que con todos nuestros defectos y errores, repliquemos el amor de Cristo por la iglesia en nuestros hogares, siendo cabezas cristianas. Llamados a no tambalear para que el "cuerpo" entero no tambalee, a dar testimonio de fe y amor para nuestros hijos.
Dichoso tu esposo, que si su esposa habla en esos términos es que ha hecho bien su papel de cabeza y en este tiempo eso da su fruto.
Animo Yolanda! Animo, El Señor que es fiel, lo será con el, contigo y con tus hijos. Esto que tu esposo y tu estan sufriendo fructificara en tus hijos sin lugar a dudas.
Os estoy muy agradecida por esto yo estaba pensando que la gente era necia e insensata por pensar si por la crisi la cesta de Navidad iba a venir sin queso, por que la cena va a ser más modesta ya que las empresas están de capa caida y yo pensaba que el agobio es si va a haber trabajo, no se si suprime el queso pero hay algo mucho más importante y es estar con el Señor.
Y es un hermoso homenaje al esposo de Yolanda.
QUE EL SEÑOR SIGA BENDICIENDOOS A TI Y A TUS HIJOS. Como todos los hermanos del blog seguiré rezando por vosotros.
Un abrazo
Contáis con nosotros, Yolanda.
Precioso el soneto, Bruno.
Abrazos
Yolanda, rezo por tu marido y por vosotros, me das esperanza de que las promesas del Señor de que no nos faltará en los momentos de mayor sufrimiento se cumplen, me alegra conocer vuestros discernimientos y la gratitud que muestras a tus hijos, a nosotros, al personal de asistencia y a tu marido. El más hermoso de los hombres está con nosotros escondido o resplandeciente, pero siempre está.
Yolanda: sigo rezando por vosotros. ¿Qué te voy a decir? Ánimo, y un abrazo.
Como sabe soy muy corto en palabras, no puedo decirle que mi corazón, mi alma sufra como sufre la suya, pero sí que mi esperanza es que su esposo alcance la presencia Dios con el menor sufrimiento posible, de él y de su familia.
Rezo por Vds.
¡Que Dios les bendiga y les acoja!
Me encanta su poema, Bruno. Voy a leer otra vez.
Ofrezco mis oraciones por vosotros y me uno a vustro dolor, alegria y esperanzas.
para lo que necesites, tuyo en Cristo germán
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