¿De dónde viene Monseñor Rouco?
Sí, ya se que es gallego. Me refiero a algo más profundo: ¿de dónde viene su autoridad? ¿Por qué un obispo está al frente de esta parte del pueblo de Dios que vive en Madrid y alrededores? ¿Por qué los católicos de Madrid debemos aceptar su enseñanza sobre la fe y la moral en lugar de lo que nos diga, por ejemplo, Leonardo Boff? ¿Es porque es mejor o más listo que los demás cristianos?
El hecho de que un obispo gobierne cada diócesis no está determinado por su santidad personal ni por su inteligencia (aunque éstas sean siempre deseables). La Iglesia ha encontrado siempre el fundamento de la autoridad de los obispos en el hecho de que, a través del sacramento del orden, son sucesores de los Apóstoles.
El mismo Cristo eligió a doce de sus discípulos como Apóstoles, para que fueran los cimientos de su Iglesia y se sentaran sobre doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel. Inmediatamente después de la resurrección de Cristo, se planteó ya la necesidad de renovar el puesto como apóstol de Judas, que se había suicidado después de traicionar al Señor. Fue Matías el elegido para tomar el puesto de Judas, según nos cuenta el libro de los Hechos de los Apóstoles.
En las nuevas comunidades que iban surgiendo, los apóstoles fueron nombrando obispos que las dirigieran y a los que entregaron la fe, según relata el Nuevo Testamento y los Padres de la Iglesia. A su vez, estos obispos nombraron otros obispos, transmitiéndoles el sacramento del orden, y así sucesivamente hasta nuestros días. El Concilio Vaticano II lo expresó muy bien, diciendo que los obispos han sucedido a los apóstoles como pastores de la Iglesia. El que los escucha, escucha a Cristo; el que, en cambio, los desprecia, desprecia a Cristo y al que lo envió. Es lo que se llama la sucesión apostólica.
Todos nuestros obispos, pues, descienden directamente en su episcopado de los Apóstoles. Esto nos da la certeza de que, asistidos por el Espíritu Santo y en comunión con Pedro, han mantenido la fe apostólica, que van transmitiendo a todas las generaciones. Por eso podemos apoyarnos en ellos, junto con Pedro, para fundamentar nuestra fe. Así, podemos proclamar con seguridad en el credo: creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Las comunidades protestantes han perdido esta sucesión apostólica y, por ello, sus líderes no pueden hablar con la autoridad de los apóstoles, sino sólo ofrecer sus propias opiniones como personas particulares.
La sucesión apostólica no es una teoría abstracta, ni una justificación de nuestra organización actual. Es algo muy concreto, de manera que nos podemos remontar siglos y siglos en el linaje episcopal del obispo de cada una de nuestras diócesis.
Recomiendo a los lectores interesados y que hablen inglés que echen un vistazo a esta en la que se ofrece la línea conocida de sucesión apostólica, con nombres y apellidos, de todos los obispos actuales. Es decir, para cada obispo se detalla el nombre del obispo que le consagró, el nombre del que consagró a este segundo obispo, el nombre del que consagró a este tercero y así sucesivamente hasta donde llegan los archivos eclesiásticos. Aunque estos archivos, obviamente, no llegan hasta el siglo primero, la gran mayoría de los obispos entroncan, antes o después, con obispos de diócesis que mantienen las listas de sus obispos de forma ininterrumpida hasta los apóstoles. El caso más claro es la diócesis de Roma, que conserva los .
A modo de ejemplo, transcribo aquí la línea conocida de sucesión apostólica de Monseñor Rouco. Como verán, podemos remontarnos en concreto casi quinientos años.
Cardenal Antonio María Rouco Varela (1976)
Cardenal Angel Suquía Goicoechea † (1966)
Cardenal Antonio Riberi † (1934)
Cardenal Pietro Fumasoni Biondi † (1916)
Cardenal Domenico Serafini, O.S.B. † (1900)
Cardenal Serafino Vannutelli † (1869)
Cardenal Costantino Patrizi Naro † (1828)
Cardenal Carlo Odescalchi, S.J. † (1823)
Cardenal Giulio Maria della Somaglia † (1788)
Cardenal Hyacinthe-Sigismond Gerdil, B. † (1777)
Cardenal Marcantonio Colonna † (1762)
Papa Clemente XIII † (1743)
Papa Benedicto XIV † (1724)
Papa Benedicto XIII † (1675)
Cardenal Paluzzo Paluzzi Altieri Degli Albertoni † (1666)
Cardenal Ulderico Carpegna † (1630)
Cardenal Luigi Caetani † (1622)
Cardenal Ludovico Ludovisi † (1621)
Arzobispo Galeazzo Sanvitale † (1604)
Cardenal Girolamo Bernerio, O.P. † (1586)
Cardenal Giulio Antonio Santorio † (1566)
Cardenal Scipione Rebiba †
32 comentarios
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También el obispo de Roma es sucesor de Pedro, el primero de los apóstoles y primer papa de Roma pero en esa lista de sucesores hay cada uno que más sucesor de Pedro parece sucesor del ángel caído.
Hay que creer en la Providencia. Tarancón hacía falta para la Transición. Rouco y Cañizares hacen falta para delimitar fronteras. Porque algunos tras la estela del Concilio caen en sincretismos extraños.
Blázquez para moderar tendencias.
Lo de la dictadura franquista, dejémoslo estar. Ya huele a naftalína y eso no lo cambia nadie por más que no la dejen de nombrar.
Podríamos consultar las homilías de Monseñor Rouco y te garantizo que habrá citado cientos de veces el Concilio Vaticano II.
Eso sí, el Concilio de verdad, el que está en los textos, no el imaginario espíritu del Concilio que suele ser contrario a su letra.
Como ya te he dicho, me encanta discutir, así que no hay ningún problema.
Sobre lo que has dicho, de que ser sucesor de los apóstoles no es garantía de nada, hay que distinguir:
- Ser sucesor de los apóstoles no es garantía de ser bueno, ni sabio, ni santo.
- Ser sucesor de los apóstoles no es garantía de acertar en las decisiones.
- Ser sucesor de los apóstoles, cuando se enseña en comunión con Pedro y los demás obispos, sí es garantía de enseñar la fe de los apóstoles y, por lo tanto, de hablar en nombre de Cristo en materia de fe y moral.
- Ser sucesor de los apóstoles implica tener el gobierno eclesiástico legítimo de la diócesis encomendada y, por lo tanto, merece la obediencia de los fieles y sacerdotes en lo que corresponde a su misión.
¿Qué te parece?
Me ha gustado tu visión sub specie aeternitatis de los nombramientos de obispos. "Todo sucede para el bien de los que aman a Dios".
Buena pregunta. Como sabrás, en el cisma de Avignon no hubo ningún tipo de disputa respecto a la fe ni a la moral, simplemente las opiniones estaban divididas sobre quién había sido elegido legítimamente como Papa (lo cual se unía a los distintos intereses políticos). Con el paso del tiempo (y muchísimo sufrimiento)terminó por solucionarse esa duda de hecho.
Austrasigildo.
Sin duda es legítimo criticarlos, siempre que se haga con caridad y respeto y acatando su autoridad. Incluso puede ser un deber hacerlo, cuando se apartan de la fe de la Iglesia.
Lo dice el propio Código de Derecho Canónico:
"los fieles tienen el derecho, y a veces incluso el deber, en razón de su propio conocimiento, competencia y prestigio, de manifestar a los Pastores sagrados su opinión sobre aquello que pertenece al bien de la Iglesia y de manifestar a los demás fieles, salvando siempre la integridad de la fe y de las costumbres, la reverencia hacia los Pastores y habida cuenta de la utilidad común y de la dignidad de las personas" (canon 212 §3).
Como ya te he dicho, estoy de acuerdo en que hay que creer principalmente en Jesucristo, mientras que en la Iglesia se cree como cuerpo de Jesucristo.
Sin duda, la Iglesia es "semper reformanda", es decir, siempre está necesitada de reforma para ajustarse más al Evangelio. Sin embargo, a la vez la Iglesia es santa, como dice el credo, porque en ella se nos regala, con la garantía de Cristo, la santidad de Dios en los sacramentos y en la doctrina.
Muchas gracias por tus oraciones. Ciertamente las necesito. Esa es la forma más segura, a través de la comunión de los santos, de mejorar la Iglesia.
Saludos.
Ah, se me olvidaba. En el cisma de Avignon, en ningún momento se puso en duda la validez del episcopado de ninguno de los participantes, de manera que la sucesión apostólica nunca se vio comprometida ni en lo más mínimo.
Pues sí, desgraciadamente así es, por eso añadí lo de enseñar "en comunión con Pedro y los demás obispos". Hay obispos que rompen esa comunión.
Ha habido algunos en todas las épocas, pero la Iglesia siempre sobrevive, aunque hagan mucho daño.
La sucesión apostólica no tiene nada que ver con quién decide un nombramiento de obispo, ni tampoco con si el obispo en cuestión es santo y desinteresado o ávido de cargos. Se basa en la trasmisión del sacramento del orden sacerdotal, en su grado máximo, de obispo a obispo desde los apóstoles.
Ojalá todos nuestros obispos sean santos y consideren su ministerio como un servicio, pero, por voluntad de Dios que conoce la debilidad humana, la sucesión apostólica no depende de eso.
Te agradezco mucho el artículo porque tiene mucho fondo.
Evidentemente los obispos no tienen autoridad por sus cualidades personales sino por lo que representan. El Espíritu Santo que es muy sabio sabe manejarse en éstos temas para que, a pesar de los fallos personales, la Iglesia vaya siendo cada vez más fiel (o menos traidora) al Plan de Dios.
Pero lo mismo pasa a todos los niveles (curas, laicos). Somos pecadores y traidores y a pesar de todo la Iglesia es hoy en día la mayor organización de los empobrecidos y su mayor esperanza.
Supongo que mi super-ortodoxia se debe a un movimiento de péndulo de defender a la Iglesia como organización ante tanto ataque interesado y planificado por lo enemigos de Cristo y de los Pobres.
Te aseguro que hay muchas actitudes y posturas que me dan rabia en miembors de la iglesia. Sobre si se puede criticar a un obispo, yo creo que el tema es más de fondo. Se trata de la corrección fraterna, de cómo le dirías a tu madre que se está comportando un poco como prostituta.
Evidentemente no saldría gritando a la calle, ni iría a publicarlo a los MCS enemigos de mi madre... probablemente lo que haya que hacer es lo que han hecho todos los grandes reformadores (no cismáticos) de la iglesia: ponerse a vivir ellos según la radicalidad que han descubierto, desde el amor a la Iglesia y desde ahí aportar con humildad, su ejemplo como denuncia (a veces sin palabras, otras con ellas), pero siempre sabiéndose pecadores (no los bu...
" Entonces oraron así: «Tú, Señor, que conoces los corazones de todos, muéstranos a cuál de estos dos has elegido, para ocupar en el ministerio del apostolado el puesto del que Judas desertó para irse adonde le correspondía.» Echaron suertes y la suerte cayó sobre Matías, que fue agregado al número de los doce apóstoles. "
¿Podrías comentarnos algo al respecto? Desde nuestra mentalidad actual resulta un tanto chocante.
Me apunto a lo que ha dicho Vitiza.
Dios puede actuar a través de todo: las acciones de los hombres, la naturaleza, etc. Esto se debe a que es Dios.
En el caso de los humanos, cuando una tarea se reparte entre dos, cuanto más hace uno menos hace el otro y viceversa. Dios, en cambio, actúa "desde dentro", de manera que tú puedes actuar libremente por ejemplo amando a tus enemigos y, a la vez, es la gracia de Dios la que actúa en ti.
Esto sucede, por ejemplo, en la elección del Papa: los cardenales pueden tener sus opiniones, sus estrategias humanas, incluso sus enemistades. Sin embargo, puede decirse con verdad que es el Espíritu Santo el que decide quién será el nuevo Papa, no porque quite la libertad a los cardenales, sino porque trabaja "desde dentro" de esa libertad.
¿Entonces por qué los apóstoles echan a suertes la elección de Matías " para que Dios "muestre" a quién ha elegido? ¿No hemos visto que Dios también podría elegirle a través de lo que decidieran libremente los apóstoles?
En mi opinión, lo de echarlo a suertes fue un signo de que eran conscientes de que debía ser Dios el que eligiera a sus apóstoles y no ellos.
De esa forma, quedaba claro, como símbolo ante todos, que ninguno debía ambicionar cargos ni buscar para sí posiciones de prestigio, sino que en la Iglesia, cualquier cargo se acepta como respuesta a una llamada de Dios y para servir a los hombres.
La prueba de que, como símbolo, es significativo se demuestra por el hecho de que se ha quedado en tu memoria cuando has olvidado otras cosas.
En resumen, constituyó un símbolo poderoso, en el primer ejemplo de sucesión apostólica, de lo que es la autoridad en la Iglesia, es decir, una misión encargada por Dios. Por otro lado, debe quedar claro que no era necesario para que Dios actuara (la prueba es que sólo se hizo así esa primera vez y los nombramientos episcopales posteriores han usado otros métodos más "humanos").
Creo que ha sido un tema muy adecuado para lo discutido en el artículo. En cualquier caso, es sólo mi opinión, así que es fácil que alguien tenga una idea mejor.
Gracias por el link. Ciertamente, se intentaba mantener el número de 12 apóstoles tras la muerte de Judas. Estos 12 apóstoles, como las doce tribus del nuevo Israel, constituyeron los cimientos de la Iglesia edificada sobre Cristo.
Sólo Dios podía poner esos cimientos.
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