Educación para la Cortesía
Ahora que empieza ya a enseñarse, en algunos lugares, la asignatura de Educación para la Ciudadanía, se me ocurre sugerir una alternativa por si, en el futuro, se eliminase este despropósito jurídico y hubiese que “llenar el hueco". Se trata de algo mucho más básico y, en mi opinión, más importante que educar para hacer buenos ciudadanos: educar para hacer chicos bien educados. La Educación para la Cortesía.
La buena educación, la cortesía, es esencial para el trato con los demás, especialmente entre personas muy diferentes o con modos distintos de pensar. No es extraño que otro de sus nombres sea “urbanidad”, es decir, la virtud propia de los que viven en urbes, en ciudades, en el sentido de que, cuanto más próximos vivimos a los demás, más necesaria es la buena educación, que hace de aceite para que no chirríe en exceso la convivencia.
Ya lo decía Lope de Vega, en Fuenteovejuna:Es llave la cortesía
para abrir la voluntad;
y para la enemistad
la necia descortesía.
Las personas con las que coincido en el metro serán, según los casos, más o menos democráticas, tolerantes, pluralistas, y modernas. La verdad, no lo sé. En cambio, lo que sí se puede notar enseguida es cuando carecen de educación. Les contaré un caso concreto, pero significativo. Durante su último embarazo, mi mujer, tenía que utilizar a menudo el metro para desplazarse por Madrid. Eso, ya de por sí, es molesto para una mujer embarazada, por las escaleras, el calor, etc. Sin embargo, lo peor era la indiferencia de los demás viajeros que no se molestaban en cederle su asiento cuando los vagones iban llenos.
No quiero decir que alguna vez aislada no se levantase nadie para cederle su asiento, ni siquiera que eso sucediera de vez en cuando, sino que la inmensa mayoría de las veces tenía que hacer su trayecto de pie, mareándose y sintiéndose fatal porque nadie estaba dispuesto a hacer el minúsculo sacrificio de levantarse para que ella pudiera sentarse. Ni en los asientos normales ni tampoco en los reservados legalmente a minusválidos y embarazadas.
En los primeros meses, pensó que quizá se debiese a que el embarazo aún no era evidente, pero pronto se desengañó al ver que hasta el último mes de embarazo seguía sucediendo lo mismo. En mi opinión, este caso concreto dice mucho del nivel de educación de la sociedad española.
Es, creo yo, urgente que los niños adquieran una mínima buena educación desde pequeños, de forma que conserven toda su vida las normas elementales de cortesía. De otro modo y una vez que hayan crecido, la convivencia con ellos en oficinas, comunidades de vecinos o en el transporte público será insoportable. Soy consciente, por supuesto, de que el colegio no puede hacer milagros y que los chicos tienden a imitar lo que ven en su casa. Sin embargo, por algún sitio habrá que empezar.
Creo que en Francia, durante las elecciones se propuso volver a hacer que los niños se levantaran al entrar en la clase el profesor. No sé si esa norma en particular será adecuada, pero, en cualquier caso, estoy convencido de que la relación de los alumnos con sus profesores tiende a ser el modelo para todos sus tratos con los adultos que no son de su familia. Si respetan al profesor, obedecen sus indicaciones e, incluso, le hablan de usted, también lo harán así con las demás personas mayores con las que se encuentren.
Lo mismo sucederá al contrario. Los alumnos que se han acostumbrado a despreciar a sus profesores, a considerarlos como un amiguete o, peor aún, como un sufrido servidor al que se puede faltar impunemente al respeto, harán lo mismo con los demás adultos.
Recuerdo que un día, hace tiempo, estaba leyendo en un parque cuando vi que un niño de unos 8 años pegaba a otro, mucho menor que él. Me iba a acercar para decirle algo, pero una señora mayor se me adelantó y oí que le decía al primer niño: “¿No te da vergüenza pegarle? ¿Es que no ves que es más pequeño que tú?” El niño la miró con desprecio y dijo: “Pues tú no puedes decirme nada, porque viene mi padre y te denuncia”. No quiero imaginarme lo que los profesores de ese niño tenían que soportar todos los días.
No piensen que este tema no tiene nada que ver con un blog de temas religiosos. La buena educación sirve como fundamento o preparación de muchas virtudes y actitudes cristianas. El niño que aprende a ser cortés con los profesores y los demás adultos encontrará más fácil el cuarto mandamiento, que le indica que debe respetar a los “mayores en edad, saber y gobierno”, como decía el catecismo antiguo. Dejar pasar delante a los demás en las puertas es un comienzo de humildad que no caerá en saco roto. Ceder el asiento a embarazadas, ancianos o mujeres con niños o ayudarles a llevar sus bolsas permite experimentar aquello que dice San Pablo: llevad cada uno las cargas de los demás, así cumpliréis la ley de Cristo.
La buena educación, es, en fin, una caridad de andar por casa, ya que equivale a ponerse siempre en el lugar de los demás. Es decir, es una forma muy básica y puramente natural de ama a tu prójimo como a ti mismo. Por algo se empieza.
25 comentarios
Bueno, tú lo has explicado muy bien. En clase hay normas de cortesía, pero se ven bloqueadas por las actitudes de casa y la influencia de los medios.
Sí, efectivamente, la cortesía está muy relacionada con el Evangelio: "no hagas a los demás aquello que no quieras que te hagan a tí".
La familia es lo más importante que diría Benedicto XVI.
A la familia le corresponde educar a los churumbeles que aporta a la sociedad.
Los centros, mal llamados educativos, son centros de instrucción o instructivos, o en todo caso de enseñanza.
¿A quién le corresponde hacer saber a un niño que no debe ser un contestón entrometido en las conversaciones entre adultos, por ejemplo?
¿A quién le corresponde enseñar a los niños que las expresiones "Me cago en [...]", Me cago en los cojones"..etc...etc.. son expresiones arrabaleras propias de niños mal educados? ¿A quién le corresponde reprimir est tipo de conductas?
Los centros de enseñanza de hoy están abarrotados de niños contestones y mal hablados con expresiones tan crudas y fuertes como las expuestas o más, y los maestros y maestras- muchos de ellos ateos- deben soportar estoicamente- a estos pequeños imbecilizados en el seno familiar.
Lo único que está en su ...
Hoy tenemos que aguantar y soportar a estos energúmenos de la cultura , semejantes a los niños contestones, con sus pataleos y berreos queriendo excomulgar a una asignatura que en el entorno escolar viene a contribuir a una tarea familiar, a educar a cuidadanos.
Y yo me pregunto...¿no son semejantes y coincidentes , cada uno es su estrato, los niños contestones y mal hablados y los miembros de una secta religiosa que pretenden ahogar y ventilar una asignatura que pretende educar y formar a sus ciudadanos?
Sin duda, la familia es el lugar más importante para la educación de los niños. Sin embargo, el colegio tiene la ventaja de que, a diferencia de las familias, se puede modificar por decreto legal. Esto de la buena educación sí que es algo en lo que todo el mundo está de acuerdo y que sería ventajoso, práctico y no otorgaría al Estado prerrogativas que son únicamente de los padres.
Por otra parte, el problema de Educación para la Ciudadanía es doble: permite que el Estado decida cómo educar moralmente a los niños al margen de lo que quieran los padres y, encima, lo hace mal.
"Normas de etiqueta de los comentarios", y justo debajo pone:"Evite insultos, palabras soeces..." y mas abajo:"No sea gratuitamente ofensivo y menos aun injurioso". No estoy muy puesta en todo esto, pero algunos de los comentarios de arriba son..........¿injuriosos, soeces? Creo que sí.
Si se refiere a Cantanatas, estoy de acuerdo. Sin embargo, como sus injurias no se refieren a ninguna persona en particular, sino a los cristianos y a la Iglesia en general, no suelo borrarlos, ya que, en sentido amplísimo, podrían considerarse como argumentos y creo que es mejor responderlos con paciencia (o ignorarlos, según el caso) que censurarlos.
Alguna vez sí que he tenido que que borrar alguna cosa suya y, de hecho, hoy he sustituido parte de una blasfemia por puntos suspensivos, aunque sólo se incluía a título de ejemplo (pero ni aún así quiero ver blasfemias en mi blog).
En principio, prefiero borrar lo menos posible, de manera que haya la libertad necesaria para discutir los temas de los que tratan los artículos.
En cualquier caso, aprovecho para darle la bienvenida al blog.
Estoy totalmente de acuerdo en que es en las casas donde se educa en lo fundamental.
Sin embargo, el colegio complementa la educación en algunas cosas importantes. Por mi propia experiencia, allí se aprende, en parte, la forma de relacionarse con las personas que no son de tu familia. Por ejemplo, si se permite que los niños falten al respeto de los profesores, destruyan los materiales o insulten impunemente a los demás, seguirán haciéndolo toda la vida.
El problema, como señalas, está en que en muchos casos no hay nada que complementar, porque los niños no han aprendido ninguna educación en sus casas. En fin, esa es la situación real que tenemos hoy y hay que trabajar con ella, nos guste o no.
Un saludo.
Los gremios y sociedades imponen normas y criterios que se levantan sobre el perfil personal de los individuos y muchas veces los anula y somete al interés del gremio. Y el gremio no tiene entrañas. No siente ni padece.
La Iglesia no se escapa a este modelo que funciona igual que la masa aulladora de un campo de fútbol.
Que la Iglesia sea corrupta o hipócrita no significa que no puedas encontrarte con unos buenos cristianos que te ayuden a empujar el coche para arrancar.
Hay mucha gente cristiano-católica que es buena en sí. Pero como dijo no sé quién, los hombres hacen cosas buenas y cosas malas pero los hombres buenos necesitan la religión para hacer cosas malas.
Es lo que Lewis llamaba el absurdo derecho a que no llueva el día que pretendemos hacer una excursión al campo.
Las normas, y eso se ve más en las de cortesía que en ningún otro terreno, más que para fastidiarnos están para hacernos más placentera la existencia. Qué bien sienta un buenos días en tono animoso nada más cruzar la puerta de la oficina o el portal.
Por cierto, que tampoco estaría de más que se aprendiera la "urbanidad" de la piedad.
Me ha gustado mucho tu análisis de la raíz de la mala educación y la referencia a Lewis. En efecto, si la buena educación es, esencialmente, ponerse en el lugar del otro, la mala educación tiene que tener su núcleo en la pretensión de que todos hagan las cosas como yo quiero (es decir, un egoismo de andar por casa, igual que la educación es una caridad de andar por casa).
Me ha intrigado lo que dices de la "urbanidad de la piedad". ¿A qué te refieres?
Todos los ejemplos que pones responden a una educación en el respeto, el pensar en el otro, en el fondo en la solidaridad.. totalmente deacuerdo
la "cortesís" y la "urbanidad", en la práctica son una escuela de HIPOCRESIA: sonreir a quien no quieres para quedar bien, ser falso, doble cara...criticar a la espalda... encajar socialmente... hacer todo no por el otro sino por el propio ego.. eso es lo que realmente ha supuesto en la sociedad las "buenas formas": nada que ver con el respeto y el amor a los demás.
Estudié en un colegio de monjas. Me dieron clases de cortesía. gracias a ello, aprendí a ceder el sitio, situarme en la acera para proteger a los mayores, saludar cuando subo al autobus: ¿eso es hipocresía? pues bienvenida sea, en ese caso...
Supongo que todos estaremos hartos de la gente que se pone a hablar durante la misa o de los que llegando tarde en vez de colocarse al final se ponen a recorrer todo el pasillo en busca de asiento.
Completamente de acuerdo.
Juvenal:
Me ha gustado lo de la urbanidad de la piedad. Cuando me confirmé, temporibus illis, mis padrinos me regalaron Camino, pero no recordaba eso. Creo que es propio de un corazón amante y agradecido el cuidar los detalles en todo lo que se refiere a la persona amada, en este caso a Dios.
Totalmente de acuerdo y bienvenida al blog.
Rodrigo:
Creo que entiendo lo que quieres decir, pero habría que matizarlo. Sin duda, puede haber hipocresía y adulación en una falsa "buena educación" que intente conseguir algo ocultando la verdad (por ejemplo, ser un "pelota" ante los jefes en el trabajo, para conseguir un ascenso).
En cambio, la verdadera buena educación intenta siempre ser amable con los demás y ponerse en el lugar del otro, a pesar de que ese otro pueda "caer mal" o uno pueda ser "más inteligente" o "más culto" que él o tenga opiniones diferentes.
Un buen modo de distinguir la verdadera buena educación de la falsa hipocresía, es, creo yo, ver cómo se comporta la persona con los que tienen menos dinero, cultura o posición social o, simplemente, son más débiles. Si su comportamiento es el mismo que con aquellos que están por encima en esos aspectos, su buena educación es probablemente genuina.
Mir Vd. una institución no puede ser "corrupta e hipócrita" en todo caso lo pueden ser sus miembros, por tanto cuando Vd. habla de la supyuesta hipocresía de la Iglesia lo que está tratando de decir es que lo somos sus miembros.
Pues mire Vd. yo que soy un miembro no cualificado de esa institución, ni soy corrupto, ni soy hipócrita, ni cínico, y le rogaría que en el futuro midiera un poco sus expresiones.
Desde luego entiendo muy bien que debe exitir una enseñanza, en casa, en el colegio, en la TV, en la universidad, en orden a mejorar la educación y normas de conducta de las personas, entre otras cosas para que se pueda discrepar sin necesidad de insultar ni ofender, entre otras cosas sería formidable poder seguir estos blogs sin tener que leer según que expresiones.
Pues sí, estoy de acuerdo. Y no creo que su comentario fuese inoportuno. Me parece bien señalar esas cosas. Eso sí, recordando siempre lo que dijo San Pedro:
"Cristo padeció por nosotros, dejándonos un ejemplo a seguir: ... Cuando era insultado, no devolvía el insulto, y mientras padecía no profería amenazas; al contrario, confiaba su causa al que juzga rectamente"
Un saludo y bienvenido al blog.
Es razonable que quienes aspiramos a la santidad debamos seguir el ejemplo de Cristo.
Pero cuando estamos asistiendo a unos ataques indiscrimandsos, sistemáticos y a mi entender organizados, contra la Iglesia Católica, sincerametne uno se rebela y como en el monte de los olivos dan ganas de sacar "la espada".
De cualquier manera, debo decir que Vd. tiene razón y que la cita esta muy bien traida, y le agradezco tanto la respuesta como la corrección fraterna.
Estoy completamente de acuerdo con lo que dice sobre los ataques a la Iglesia. Ayer estuve en la famosa exposición "Dios(es), modo de empleo" y es un claro ejemplo de ello. Intentaré contar mis impresiones en un artículo uno de estos días.
1) Dejar pasar a un pobrecillo que está esperando rato y rato para incorporarse a una vía y nadie le deja
2) No hacerse el listo y colarse en la fila de salida de una autopista en un atasco (frecuente)
Creo que la gente, cuando va protegida por el anonimato del coche, muchas veces hace lo que no haría de estar cara a cara. Ceden tanto el paso delante de una puerta y luego con 4 ruedas es la ley de la selva.
Un tema muy interesante. Creo que es una muestra clarísima de lo que decíamos en comentarios anteriores: que hay una buena educación falsa e hipócrita (motivada por el qué dirán) y una buena educación verdadera (que es la que no se pierde con el anonimato).
Yo añadiría, para los conductores: no pitar como locos a los que tardan en incorporarse a una rotonda cuando hay tráfico (poniéndoles aún más nerviosos)
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