Un ciego guiando a otro ciego
Leyendo el título y si les digo que este artículo trata sobre los profesores de religión (o, al menos, sobre algunos de ellos), supongo que sacarán una conclusión bastante precisa de lo que pienso sobre el tema. Para explicar mis razones, les contaré una experiencia cercana a mí, que pienso que es muy significativa.
Mi mujer es maestra de educación especial y psicopedagoga. Al hacer la carrera, le ofrecieron la oportunidad de cursar una asignatura que le permitiría recibir la DEI (la Declaración Eclesiástica de Idoneidad, el certificado necesario para dar clase de Religión). Esa asignatura consistía en unas pocas clases sobre la doctrina cristiana.