Desayuno con diamantes
Normalmente, al levantarme, después de rezar, suelo encender el ordenador y echar un vistazo mientras desayuno a los mensajes recibidos durante la noche. Algunos días, pocos, recibo insultos o descalificaciones con motivo de algún artículo que no haya sido buen recibido, otros correos me resultan interesantes, porque son el comienzo de una discusión, mientras que, finalmente, los hay también que contribuyen a alegrarme el día.
Esta mañana me ha alegrado recibir un comentario de un artículo escrito hace meses. El artículo en cuestión, , versaba sobre la importancia de que las iglesias estén abiertas el mayor tiempo posible, como signo de la acogida de la Iglesia a todos los hombres y en todo momento, a tiempo y a destiempo, y para facilitar la oración de quien desee pasar un rato a solas con el Señor.
El brevísimo comentario sobre este artículo que me ha alegrado la mañana es de un sacerdote colombiano:
Gracias por tu artículo. Soy párroco de una pequeña comunidad en Cartago valle Colombia, y para mi será un reto empezar sus sugerencias. Dios te bendiga.
Gustavo Adolfo Aristizabal, Pbro.
Para mí es una alegría comprobar eso que tantas veces repetimos en el Credo: la comunión de los santos. No conocía a este presbítero, ni nunca en mi vida había oído hablar de la ciudad colombiana de Cartago. Sin embargo, estoy convencido de que, por tener la misma fe, compartimos mucho más de lo que puedo yo tener en común con un vecino agnóstico que viva a pocos metros de mí. Siendo de países diferentes, nuestra forma de ver la vida es, sin duda, idéntica en lo fundamental y es para mí un placer llamarle hermano y, en este caso, padre, con total sinceridad.
También, como no, me alegro de que a Don Gustavo Adolfo le haya gustado mi artículo y, especialmente, de que le anime a mantener su parroquia abierta. Espero que eso contribuya a que sus parroquianos puedan experimentar en ella la acogida de la Iglesia y el encuentro a solas con Cristo sacramentado. Estoy seguro de que Dios le pagará con su acostumbrada generosidad los esfuerzos que haga por mantener la iglesia abierta.
Pero lo que más me ha gustado del mensaje es que terminara con una bendición. En mi opinión, las bendiciones son algo que los sacerdotes deberían regalarnos más a menudo. Desde una pequeña ciudad a miles de kilómetros de Madrid, un presbítero, ungido del Señor, me envía su bendición. Eso sí que es una buena forma de empezar el día: con la bendición de Dios. Nada más despertarme, mi Señor habla ya bien de mí, ¿qué más puedo desear? Que disfruten otros de sus desayunos con diamantes, yo me quedo con mi desayuno con bendiciones.
17 comentarios
Creo que a mí, cuando era adolescente que tenía la costumbre de hacer la visita, como ahora (que ya no soy tan joven), y supongo que a otros muchos nos gustaria poder pasar un rato haciendo compañia al Señor, visitándole, orando, pensando, pero lo cierto es que si bien algunas iglesias del centro, de los centros, de la ciudad pueden hacerlo las parroquias de los barrios ¿deben? permanecer cerradas excepto en las horas prescritas para el culto y, excepto esas horas, si quieres hacer una visita debes pedir la llave de la capilla, la iglesia, el templo.
No sé si esto tiene que ver con el tiempo que nos ha tocado vivir, pero qué bonito sería si las ...
La inseguridad, o la falta de curas, no es obstáculo, porque siempre habrá feligreses, que puedan, por turnos, estar en la parroquia.
Luego los obispos y cardenales se quejan de la descristianización, pues que empiecen por dar las órdenes oportunas.
Siempre será mejor que se lleven un candelabro, o una cruz, por más que ahora los ornamentos y objetos de culto no suelen tener un gran valor, a que el Señor permanezca abandonado.
El Señor nos dijo que con piedras vivas edificaría su iglesia, pues nada, iglesias cerradas y museísticas. Tenemos casi en cada calle española, un bar donde tomar un refrigerio, o sentarnos a charlar, pero nos imposibilitan que vayamos a exponer nuestras necesidades espirituales, a dar gracias o adorar.
Un saludo.
Yo creo que se puede organizar que las Iglesias estén abiertas todo el día pidiendo voluntarios entre los fieles o, como mínimo, poniendo rejas (como algunas iglesias antiguas, que tenían siempre abierto un pequeño vestíbulo desde el que se podía ver el altar y el sagrario a través de unas rejas). En algunos países como Italia o Polonia se está extendiendo la práctica de sustituir esas rejas por cristales, de manera que, en ese vestíbulo siempre abierto y con un par de reclinatorios, se pueda entrar a rezar en cualquier momento.
Por supuesto, lo ideal sería lo primero y, como dice Juvenal, si roban un candelabro que lo roben, que eso es secundario.
En Madrid, hay adoración perpetua en la Parroquia de la Encarnación del Señor (calle Hermanos García Noblejas), pero está muy lejos del centro, así que es poco probable que alguien que visite Madrid pueda encontrarla.
Creo que en Barcelona hay adoración perpetua en la Basílica del Tibidabo.
Si encuentras en algún sitio el nombre de la parroquia de Valencia que hizo lo de los turnos, me interesaría saberlo, porque es algo digno de admiración (y ojalá lo copiaran muchas otras parroquias).
"No devolváis mal por mal ni insulto por insulto; antes al contrario bendecid, pues habéis sido llamados a heredar una bendición."
Es la parroquia de Nuestra Señora de la Natividad de Burjassot, provincia de Valencia.
muy interesante artículo.
Iglesia de puertas abiertas puede significar como una casa con las puertas abiertas, que los que allí están gozan de unas virtudes supremas, de lo más valioso que se puede buscar hoy día en una ciudad o pueblo.
Sencillez, desprendimiento de lo propio, acogida, escucha...Mucho bueno.
Hay personas que acogen a inmigrantes en sus hogares, a jóvenes en encuentros de Taizé, a cuidadores, al del butano y a la vecina de al lado cuando nos pide algo.
Puertas abiertas para que el Espíritu se cuele y desbarate nuestras organizaciones tan apolilladas y nuestros corazones impasibles.
me ha gustado lo de rezar al levantarse, he empezado a hacerlo yo también.
Es una forma totalmente distinta de empezar el día. Todo se ve de otra manera y las cosas "encajan" en su lugar, cuando Dios se pone en el centro de la vida.
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