Defender a los pobres de Entrevías
Me ha encantado una expresión que ha utilizado Leonardo Boff, comentando el tema de la ex-parroquia de Entrevías. Ha hablado del “deber de defender a los pobres” que tienen los obispos. No puedo estar más de acuerdo con él en esto. Defender a los pobres de su grey es una obligación gravísima de todo obispo, de la que, sin duda, el Señor le pedirá cuentas el día del Juicio.
Donde ya no coinciden el parecer del Sr. Boff y el mío, es en la valoración que hace de la labor de Monseñor Rouco en este campo.
Para el antiguo franciscano, el arzobispo de Madrid ha incumplido ese deber de defender a los pobres al cerrar la parroquia San Carlos Borromeo, “traicionando la idea de Jesús” y utilizando el bastón “no contra el lobo, sino contra las ovejas”.Lo cierto es que, al leer las palabras “defender a los pobres", he recordado, de manera inconsciente, un pasaje del Evangelio en el que Cristo envía un mensaje a Juan el Bautista, como signo de que él es el Mesías esperado y de que se ha inaugurado una nueva era:
Jesús les contestó: «Id y contadle a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia el Evangelio. ¡Y dichoso aquél que no se escandalice de mí!
No sé si se han fijado alguna vez en lo extraña que es esta frase. A los ciegos se les concede ver (un regalo lógico), a los cojos andar (lógico también), a los leprosos quedar limpios (ídem), a los sordos oír (ídem también) y a los muertos resucitar (otra vez ídem). Es decir, a cada uno se le regala aquello que más necesita. Sin embargo, esta lógica se rompe en la última parte de la frase: a los pobres no se les regala dinero, ni la ayuda de otros, ni un subsidio de desempleo… ¡se les anuncia el Evangelio!
Parece ser, pues, que lo que más necesitan los pobres es que se les anuncie el Evangelio. En efecto, la predicación evangélica va al centro mismo de la persona, sanando lo que está herido y aliviando la pobreza inmensa que hay en cada ser humano. Sólo Jesucristo puede saciar plenamente nuestras carencias y necesidades.
Según estas palabras evangélicas, si un obispo tiene el deber de defender a los pobres, lo primero que tendrá que asegurar es que reciban aquello que más necesitan. Así pues, el obispo debe, ante todo, velar por que se anuncie el Evangelio a los pobres. Sin duda, también deberá buscar que se les ayude económicamente, que se mejore su situación social o que se favorezca su integración… pero todo eso supeditado a lo fundamental: que nadie les prive del anuncio del Evangelio.
A mi juicio, con esta luz se puede comprender mucho mejor la actitud de Monseñor Rouco con respecto a la antigua Parroquia de San Carlos Borromeo. Don Antonio ha considerado que lo que se enseñaba en la Parroquia no era el Evangelio. A los pobres de Entrevías se les ofrecía una predicación adulterada, centrada en el compromiso humano y que no puede salvar. La enseñanza de la Iglesia se sustituía por opiniones, modas, consensos o ideologías. No se proclamaba la Buena Noticia: Dios nos ha amado tanto que ha entregado a su Hijo por nosotros, para que tengamos vida en abundancia.
Creo que es evidente que no era esto lo que se enseñaba en San Carlos Borromeo. Tenemos un claro ejemplo en las “eucaristías” cristiano-musulmanas, en las que se leía el Corán al mismo nivel que la Escritura. Como es sabido, para el Islam constituye una blasfemia horrible afirmar que Jesucristo es Hijo de Dios. Según el Corán los cristianos hemos traicionado al que sólo era un “profeta”, haciéndolo igual a Dios. Mahoma, cuyo maestro era un monje cristiano, se escandalizó ante la idea de que Dios pudiera tener un Hijo que, además, se hiciera semejante en todo a nosotros.
No hace falta pensar mucho para ver que esto es incompatible con el núcleo del anuncio maravilloso que hace la Iglesia. Dichosos nosotros, como dice el texto que recordábamos al principio, si no nos escandalizamos de Cristo, verdadero Hijo de Dios. Repitámoslo otra vez, que nunca está de más: Dios nos ha amado tanto que ha entregado a su Hijo por nosotros, para que tengamos vida en abundancia. La doctrina de la Iglesia y todos los dogmas y concilios no hacen más que proteger, en toda su extensión, esta buena noticia, para que no la desvirtuemos.
Supongo que en la ex-parroquia de Entrevías se harían multitud de cosas buenas, incluso heroicas, que deberían continuar ahora que se ha convertido en centro de Caritas. Sin embargo, puesto que no se enseñaba la fe de la Iglesia, se estaba privando a los pobres del Evangelio y eso es algo que un obispo como Dios manda no podía tolerar. Por eso se ha cerrado esta parroquia, para defender a los pobres.
8 comentarios
Normalmente la Iglesia se pronuncia así solamente en sus publicaciones de consumo interior (que no lee nadie).
Ya que se habla tanto de la Iglesia (paralela)de los Pobres, de la Teología (divergente) de los Pobres... no me extrañaría que pronto se empezase a hablar del Papa (alternativo) de los Pobres, que se encargará de decirles infaliblemente a los pobres lo que deben necesitar, no sea que vayan a pedir que les hablen de Dios.
...seguro que candidatos para el puesto no faltaban.
Estoy totalmente de acuerdo en lo que dices sobre la reacción a "nombres". En mi opinión, es necesario hacer un esfuerzo para fijarse en las acciones u opiniones en sí y no en quién las realiza o defiende.
Decía Santo Tomás que la verdad, la diga quien la diga, viene siempre del Espíritu Santo.
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