Cristianos de ayer y de hoy (IX): Francisco de Sales,

Francisco nació en Saboya en el siglo XVI, en una familia noble. Tenía un genio muy fuerte y, sin embargo, es recordado por su amabilidad y paciencia, que fueron fruto de la gracia de Dios y de su lucha de años por ser como Jesucristo.

Cuando se ordenó sacerdote, abandonando el magnífico porvenir que le preparaba su padre, se le encomendó la predicación en la zona de Chablais, junto al lago de Ginebra, donde la población se había hecho calvinista y no había más de 40 católicos. Sobre esto decía él mismo: “la mejor manera de predicar contra los herejes es el amor, aun sin decir una sola palabra de refutación contra sus doctrinas”.

Eso no impidió, por supuesto, que predicara incansablemente, recorriendo a pie toda la región, a pesar de los lobos y de los ataques de sus enemigos. Cuando no le escuchaban, escribía sus argumentos en hojas de papel y las dejaba en las puertas de las casas (se ve que no tenía blog).

Posteriormente, fue nombrado obispo de Ginebra, con una diócesis en su mayor parte protestante. Su apostolado del amor y de la predicación incansable tuvo mucho éxito y una gran zona de la que fue su diócesis es hoy católica debido a sus esfuerzos. Fue un gran maestro de la vida espiritual y su Tratado del Amor de Dios es una de las mejores obras de espiritualidad de todos los tiempos.

Como textos suyos, les ofrezco hoy dos fragmentos de su “Introducción a la vida devota”, que tienen entera . También pueden leer más de su vida . Como podrán ver en el primer texto, San Francisco de Sales fue un gran defensor de que todos los cristianos deben hacer oración y también de que cada uno debe vivir según su propia vocación, como señaló el Concilio Vaticano II.

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En la misma creación, Dios creador mandó a las plantas que diera cada una fruto según su propia especie: así también mandó a los cristianos, que son como las plantas de su Iglesia viva, que cada uno diera un fruto de devoción conforme a su calidad, estado y vocación.

La devoción, insisto, se ha de ejercitar de diversas maneras, según que se trate de una persona noble o de un obrero, de un criado o de un príncipe, de una viuda o de una joven soltera, o bien de una mujer casada. Más aún: la devoción se ha de practicar de un modo acomodado a las fuerzas, negocios y ocupaciones particulares de cada uno.

Dime, te ruego, mi Filotea, si sería lógico que los obispos quisieran vivir entregados a la soledad, al modo de los cartujos; que los casados no se preocuparan de aumentar su peculio más que los religiosos capuchinos; que un obrero se pasara el día en la iglesia, como un religioso; o que un religioso, por el contrario, estuviera continuamente absorbido, a la manera de un obispo, por todas las circunstancias que atañen a las necesidades del prójimo. Una tal devoción ¿por ventura no sería algo ridículo, desordenado o inadmisible?

Y con todo, esta equivocación absurda es de lo más frecuente. No ha de ser así; la devoción, en efecto, mientras sea auténtica y sincera, nada destruye, sino que todo lo perfecciona y completa, y, si alguna vez resulta de verdad contraria a la vocación o estado de alguien, sin duda es porque se trata de una falsa devoción.

La abeja saca miel de las flores sin dañarlas ni destruirlas, dejándolas tan íntegras, incontaminadas y frescas como las ha encontrado. Lo mismo, y mejor aún, hace la verdadera devoción: ella no destruye ninguna clase de vocación o de ocupaciones, sino que las adorna y embellece.

Del mismo modo que algunas piedras preciosas bañadas en miel se vuelven más fúlgidas y brillantes, sin perder su propio color, así también el que a su propia vocación junta la devoción se hace más agradable a Dios y más perfecto. Esta devoción hace que sea mucho más apacible el cuidado de la familia, que el amor mutuo entre marido y mujer sea más sincero, que la sumisión debida a los gobernantes sea más leal, y que todas las ocupaciones, de cualquier clase que sean, resulten más llevaderas y hechas con más perfección.

Es, por tanto, un error, por no decir una herejía, el pretender excluir la devoción de los regimientos militares, del taller de los obreros, del palacio de los príncipes, de los hogares y familias; hay que admitir, amadísima Filotea, que la devoción puramente contemplativa, monástica y religiosa puede ser ejercida en estos oficios y estados; pero, además de este triple género de devoción, existen también otros muchos y muy acomodados a las diversas situaciones de la vida seglar.

Así pues, en cualquier situación en que nos hallemos, debemos y podemos aspirar a la vida de perfección.

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Meditación sobre el paraíso

1. imagina una hermosa noche muy serena, y piensa cuán agradable es ver el cielo tachonado de esta multitud y variedad de estrellas. Ahora añade esta belleza a la de un buen día, de suerte que la claridad del sol no impida la clara visión de la luna y de las estrellas, y considera que esta hermosura nada es, comparada con la excelencia del cielo. ¡Ah! ¡Qué deseable y amable es este lugar y qué preciosa esta ciudad!

2. Considera la nobleza, la distinción y la multitud de los ciudadanos y habitantes de esta bienaventurada mansión; estos millones y millones de ángeles, de querubines y de serafines; este ejército de mártires, de confesores, de vírgenes, de santas mujeres; la multitud es innumerable. ¡Oh qué dichosa es esta compañía! El menor de todos es más bello que todo el mundo, ¿qué será verlos a todos? Mas, ¡oh Dios mío qué felices son! cantan, sin cesar, el dulce himno del amor eterno; siempre gozan de una perpetua alegría; se comunican, los unos a los otros, consuelos indecibles y viven en el contento de una dichosa e indisoluble compañía.

3. Considera, finalmente, la suerte que tienen de gozar de Dios, que les recompensa eternamente con su amable mirada, con la que infunde en sus corazones un abismo de delicias. ¡Qué dicha estar siempre unido a su primer principio! Son como aves felices, que andan volando y cantan eternamente por los aires de la divinidad, que las envuelven por todas partes con goces increíbles; allí, todos, a cual mejor, y sin envidias, cantan las alabanzas del Creador. Seas para siempre bendito, ¡oh dulce y soberano Creador y Salvador nuestro!, porque eres tan bueno y porque nos comunicas tan generosamente tu gloria. Y, recíprocamente, Dios bendice, con bendiciones perpetuas, a todos los santos: «Sed para siempre benditas, les dice, mis amadas criaturas, porque me habéis servido y me alabáis eternamente con tan grande amor y valentía».

AFECTOS Y RESOLUCIONES

1 Admira y alaba esta patria celestial. ¡Oh! ¡Qué hermosa eres, mi amada Jerusalén, y qué dichosos son tus adoradores!

2. Echa en cara a tu corazón el poco valor que ha tenido hasta el presente y el haberse desviado del camino que conduce a esta mansión gloriosa. ¿Por qué me he alejado tanto de mi suprema felicidad? ¡Ah, miserable de mí! Por estos placeres tan enojosos y vacíos, he renunciado mil veces a estas eternas e infinitas delicias. ¿Qué espíritu me ha inducido a despreciar bienes tan deseables, a trueque de unos deseos tan vanos y despreciables?

3. Aspira, sin embargo, con ardor a esta morada de delicias. ¡Oh, mi bueno y soberano Señor puesto que os habéis complacido en enderezar mis pasos por vuestros caminos, jamás volveré atrás. Vayamos, mi querida alma, hacia este reposo infinito, caminemos hacia esta bendita tierra que nos ha sido prometida. ¿Qué hacemos en este Egipto?

4. Me privaré, pues, de aquellas cosas que me aparten o me retrasen en este camino.

5. Practicaré tales o cuales cosas, que puedan conducirme a él.

10 comentarios

  
Bruno
Sofía:

Tenía un genio terrible. Me parece que, en uno de los links que he puesto, se cuenta que, siendo niño, una vez fue un calvinista de visita a su casa y él se puso tan furioso de que un hereje pasara por allí que se dedicó a perseguir con un palo a las gallinas gritando "No queremos herejes".

Ese niño era el mismo que, años después, logró que volvieran a la Iglesia pueblos enteros por el amor que mostraba a esos calvinistas. Está claro que Dios puede hacer milagros en nosotros y cambiarnos el corazón, por muy desastres que seamos, así que ánimo a todos.
02/09/07 3:45 PM
  
vitiza
San Francisco siempre me ha parecido una de las cumbres de la espiritualidad cristiana y no sin razón fue declarado Doctor de la Iglesia. A parte de su persona, su obra tiene una profundidad evangélica que la hace imperecedera.
02/09/07 3:52 PM
  
Carmen Bellver
Bruno, ¿Quién era Filotea¿. ¿Es acaso un personaje inventado para sus pláticas?.

Que curioso lo de los salesianos de San Juan Bosco.

Ojearé en "la introducción a la vida devota"
02/09/07 4:35 PM
  
Bruno
Carmen:

Esto es lo que explica el propio San Francisco:

"La razón por la cual dirijo mis palabras a Filotea es porque, queriendo acomodar a la utilidad común de muchas almas lo que al principio había escrito para una sola, la llamo con un nombre que conviene a todas las que quieren ser devotas, puesto que Filotea quiere decir amante o enamorada de Dios."

Así pues, Filotea es, en primer lugar, una cristiana para la que San Francisco había escrito su obra (en Annecy se puede visitar su casa), pero también es un nombre general para todas y todos los que aman a Dios que son los destinatarios del libro.

En cuanto a los salesianos, San Juan Bosco, al fundarlos, quiso que imitaran la amabilidad de San Francisco de Sales al tratar a los chicos que tenían que educar, así que los puso bajo la protección de este santo.

Un saludo.
02/09/07 5:14 PM
  
juvenal
Los santos siempre sorprenden, qué actualidad esa de las vocaciones, recuerdan las palabras del Papa, entregando la vida por Cristo nada se pierde, sino que lo devuelve todo con creces.
¿Lo de patrón de los perioditas será quizá por dejar las hojas debajo de las puertas?
02/09/07 8:17 PM
  
Bruno
Juvenal:

Pío XI nombró a San Francisco de Sales patrono de los periodistas en la encíclica Rerum Omnium. En ella decía a los periodistas:

"Imiten de Francisco y observen siempre la fuerza polémica junto con la caridad y la moderación. Bien claro está el ejemplo que el santo doctor ofrece: que estudien con diligencia y conozcan lo mejor posible la doctrina católica; que no corrompan la verdad ni la debiliten o disimulen so pretexto de no ofender al adversario; que cuiden también de la belleza y elegancia del lenguaje y distingan y adornen los conceptos con palabras tan luminosas que los lectores encuentren deleite en la verdad; que, si es preciso que combatan contra alguien, acierten a refutar el error y oponerse a la perversidad de los malos mostrándose a la vez animados de sentimientos rectos y, por principio, de caridad"

Se puede consultar la encíclica entera en inglés o italiano.
02/09/07 8:52 PM
  
anarico
Yo no puedo decir nada de un autor que tiene una obra inconmensurable en todos los parámetros que a cada uno se nos pueden ocurrir: belleza, ciencia, precisión, etc, etc. Sólo sugerir a los que deseen prosperar, que se consigan el "TRATADO DEL AMOR DE DIOS" que en él encontrarán todo lo que necesitan, más de lo que son capaces de imaginar, y todo maravillosamente detallado.
Dicho esto, tengo que decir que me apena que no se le de a ésta obra la difusión debida. Y es que mezquindad hay en todos los barrios.
Pero ya saben los lectores de este blog. No pierdan el tiempo, ni se pierdan.
Dios es VALOR
03/09/07 9:34 AM
  
vitiza
Bruno, Filotea no era una cristiana desconocida: era Santa Juana Francisca Fremiot de Chantal. Basándose en la correspondencia que ambos mantuvieron san Francisco escribió su "Introducción...", para su uso en la recién fundada comunidad que se reunió alrededor de Madame de Chantal. Por cierto, os aconsejo la lectura de la Carta que le dedica Juan Pablo I a san Francisco en su obra "Ilustrísimos señores". Es preciosa.
03/09/07 10:43 AM
  
Bruno
Sofía:

Gracias por indicarme lo del inglés. Ya lo he corregido.

Vitiza:

Que yo sepa, la Filotea original era Madame de Charmoisy (así lo menciona, por ejemplo, esta página). Como te digo, en Annecy se puede visitar su casa (una tía mía acaba de visitarla este verano).

Otra cosa es que, como dices, San Francisco mantuvo una larga correspondencia espiritual con Santa Juana de Chantal y con ella fundó las monjas de la Visitación (de hecho, ambos están enterrados en la misma iglesia en Annecy y allí pasé un rato rezando con mi mujer el verano pasado).

Un saludo.
03/09/07 3:08 PM
  
vitiza
Tienes razón en parte, Bruno... eso me pasa por sabiondo. San Francisco escribió esta obra para fomentar la práctica de la dirección espiritual: para muchas personas pudiesen beneficiarse de la espiritualidad de Francisco, su confesor, Jean Fourier, le pidió que publicase ordenados y en un volumen los consejos de vida espiritual que había enviado a su prima, Louise de Charmoisy, y que completó, fundamentalmente, con la correspondencia y la labor de dirección espiritual que llevaba de la entonces Baronesa de Chantal. Fue el Tratado del Amor de Dios el que ya basó completamente en su correspondencia con su coofundadora... y, aunque tenía la intención, murió antes de escribir un tercer volumen que tenía pensado. Por cierto, preciosa tu niña (por el otro post).
03/09/07 5:55 PM

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