InfoCatólica / Espada de doble filo / Categoría: Pensamiento

16.11.10

Un buen comentario ateo

Me encantan los comentarios de los lectores ateos o agnósticos. También me gustan, por supuesto, los de los lectores católicos, pero cuando el autor no cree en Dios, sus comentarios tienen generalmente un je-ne-sais-quoi de sugerente que siempre me resulta muy interesante. Cuando los leo, suelen proporcionarme materia para reflexionar y me gustaría aprovechar esta oportunidad para dar las gracias por ello.

Como ejemplo, quiero citar un comentario de qwertyy en un artículo de este blog titulado “Tolerancia o intolerancia de la Iglesia”. Este ilustre comentarista ateo (o agnóstico, no estoy seguro) sentenció:

“Siempre que un bloguero de Infocatolica publica un artículo defendiendo la tolerancia del catolicismo, los comentarios de los católicos a dicho artículo lo dejan en evidencia”.

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21.09.10

Una buena frase de una mala película

Acabo de ver la película Centurión. No esperaba mucho de ella y ha respondido de forma bastante fiel a mis expectativas. Tiene mucha sangre, pero poco interés. Muchas luchas, pero generalmente inverosímiles y con un desconocimiento casi total de lo que es la guerra. Un argumento bastante malo, multitud de incoherencias, los consabidos dogmas feministas, inexactitudes históricas por doquier (¿cuándo aprenderán en Hollywood que los romanos luchaban siempre con la punta de la espada y no dando tajos como los bárbaros?) y de faltas de sentido común. En fin, lo previsible.

Ha habido, sin embargo, una frase de la película que me ha parecido interesante. La pronuncia un centurión romano tras una batalla en la que ha perecido toda su legión salvo un puñado de supervivientes:

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28.08.10

Campos de la batalla moral

Un amable lector me ha enviado una conferencia de Eduardo J. Olazabal, pronunciada en el Congreso de Filosofía del Derecho celebrado el año pasado en San Juan, Argentina. La conferencia trata sobre la imposibilidad de que el Estado sea neutral en temas morales.

¿Por qué es importante este tema? Para entender el sofisma que hay detras de una acusación que se hace a menudo contra los cristianos: que tratamos de imponer nuestra moral. En realidad, todo el mundo defiende e intenta imponer su propia concepción moral. Y todo Estado impone una moral determinada. No existe ni puede existir una sociedad en la que no se impongan valores morales, porque la vida en sociedad está cimentada sobre una serie de principios morales fundamentales. Por ejemplo, en lo referente al matrimonio homosexual, se dice que los cristianos intentamos imponer nuestra concepción del matrimonio, a saber, que matrimonio es necesariamente la unión entre un hombre y una mujer, como algo inscrito en la propia naturaleza humana. En cambio, los partidarios del matrimonio homosexual se presentan como los tolerantes que no imponen nada a nadie. En realidad, con pensar un poco se ve que están intentando imponer su propia idea del matrimonio: que el matrimonio no es algo determinado por el propio ser del hombre, sino algo que inventamos y modificamos a voluntad. Se puede discutir qué concepción moral del matrimonio es mejor, pero lo que resulta indudable es que se trata de dos concepciones morales diferentes, contradictorias entre sí y cuyos partidarios hacen lo posible por imponerse socialmente, influyendo en la gente, en los legisladores y partidos, buscando la aprobación de leyes favorables, apelando a unos u otros valores, etc.

Lo que más interesante me ha parecido de la conferencia es la enumeración de una serie de campos en los que es imposible que el Estado sea éticamente neutral. Es decir, una serie de “campos de batalla” éticos en los que se enfrentan diversas concepciones de la moral. En unas épocas puede ganar una moral y en otras épocas otra moral distinta, con periodos de transición entre ambas, pero no existe la neutralidad. Curiosamente, al leerlos se recuerdan inmediatamente casos de discusiones y polémicas recientes en cada uno de ellos. Seguro que los lectores podrán dar ejemplos de luchas recientes para cada ámbito.

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17.08.10

Una frase estupenda

A veces no hace falta un artículo entero. Una buena frase es como el oro que, en el crisol, se separa de escorias e impurezas y puede dar materia para pensar o disfrutar durante un buen rato. Por eso (y porque estamos en verano, que todo hay que decirlo) traduzco hoy para el blog una frase estupenda de Hilaire Belloc, amigo de Chesterton y uno de los grandes escritores católicos del siglo XX. Forma parte de una carta que escribió con ocasión de la publicación de la encíclica Pascendi, de san Pío X, que condenaba el Modernismo:

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3.08.10

La Iglesia Oficial

Hay palabras y expresiones que hacen que, al oírlas, se le pongan a uno los pelos de punta y suenen inmediatamente todas las alarmas. Algunas de esas expresiones, para mí, son las de “Iglesia oficial”, “Iglesia institucional” y “doctrina oficial”. En mi experiencia, el uso de estas expresiones indica la presencia de unos prejuicios profundamente arraigados que desnaturalizan totalmente la esencia misma de la Iglesia y de su enseñanza. En general, suelen transmitir la idea de que se puede ser católico sin pensar, actuar ni sentir como católico, porque esas cosas pertenecen a la Iglesia o a la doctrina “oficiales". Es decir, la idea de que se puede ser católico sin molestarse en serlo.

En cuanto escucho a alguien hablar de “Iglesia oficial”, de la “Iglesia institucional” o de la “doctrina oficial”, me resigno a tener que discutir y tomo el resto de lo que se dice con desconfianza. Es más, ya ni espero a que diga la palabra entera. En cuanto escucho “of…”, suenan las alarmas. Lo siento por quien esté hablando de ofrendas, ofertas u Ofelias, pero, como aquella monja del convento de Santa Teresita, el alérgico termina por aborrecer hasta las flores de plástico.

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