El P. Masiá: un humorista fallido
No sé si los lectores recordarán al P. Masiá, jesuita residente en Japón a quien sus superiores ordenaron hace tiempo que guardase silencio público en España por sus opiniones contrarias a la doctrina de la Iglesia. Años antes, había tenido que ser cesado de su cátedra de bioética por lo mismo.
Pues bien, abusando una vez más de la paciencia de sus superiores, como hace periódicamente, el P. Masiá acaba de publicar un artículo en ese baluarte del pensamiento católico, el diario El País. El artículo se titula “Aborto y vida naciente con malformaciones” y empieza con claridad, concisión y una gran sinceridad:
“No soy ginecólogo, ni jurista, ni casado. Mi relación con el aborto se produce en dos campos: el consultorio espiritual y la clase de ética”.
En esto hay que alabar la valentía del P. Masiá. Pocas personas se atreverían a confesar públicamente que su actividad profesional es un completo fracaso. Es lo que yo entiendo de su explicación, al menos, ya que dice que toda su relación con el aborto se produce en el ámbito espiritual y en el de la ética, campos ambos en los que a todas luces tiene los conocimientos de un niño poco espabilado de segundo de primaria.