¡Abajo los ingenieros!
Hablábamos ayer de la ingeniería social que sufre nuestro país y, en general, otros muchos países: ideología de género, “progenitor 1 y 2″, des-educación sexual, divorcio express, eliminación del Libro de Familia, religión relegada al ámbito privado, “matrimonio” homosexual con adopción incorporada, cierre de las agencias católicas de adopción, aceptación legal o tolerancia de la eutanasia, relativismo moral, etc.
Cuando uno habla de esas cosas, lo habitual es que la conversación se dirija hacia los “ingenieros” sociales que impulsan esos procesos, ya sean políticos, gobernantes, organismos internacionales o quien sea. Sin embargo, un lector hizo un comentario que creo que conviene pensar un poco:
“Interesante diagnóstico, Bruno y creo que muchos estamos de acuerdo contigo. Me animo a preguntarte: ¿Qué podemos hacer para corregir esto? Pues estaremos también de acuerdo en que la sóla denuncia aparece insuficiente para acabar con esta ingeniería social de medio pelo.”