Polémicas matrimoniales (V): el perro verde y la brecha en la muralla
Si alguien te vende un perro verde y luego descubres que destiñe con las primeras gotas de lluvia, es normal que te quejes. Si ya te han vendido seis y compras el séptimo, o no eres muy despierto o en realidad quieres que te engañen. Una ventaja de que la propuesta sobre el matrimonio que venimos tratando en estos artículos se realice ahora y no hace cincuenta años es que, como ya nos han vendido media docena de perros verdes, al menos si lo compramos ya no podremos decir que la culpa es de quien nos vende los canes color esmeralda, sino nuestra.
Digo todo esto porque, al leer uno de los puntos de la propuesta del Cardenal Kasper sobre dar la comunión a los divorciados en una nueva unión, no he podido evitar una sensación de deja vu:
“Esta posible vía no sería una solución general. No es el camino ancho de la gran multitud, sino la senda estrecha de la parte probablemente más pequeña de los divorciados vueltos a casar, los que están sinceramente interesados en los sacramentos” (Discurso del Cardenal Casper ante el consistorio del 20 de febrero de 2014).