Polémicas matrimoniales (IV): un tema doctrinal
En nuestro análisis de la propuesta del Cardenal Kasper en favor de que los divorciados en nuevas uniones reciban la comunión, vamos a tratar hoy un aspecto importante de la misma: si se trata de una propuesta pastoral o más bien doctrinal. Para ello, examinaremos la coherencia interna que tiene o que no tiene la propuesta. Por supuesto, la coherencia interna de una argumentación no es suficiente para que sea verdadera, pero si esa argumentación resulta contradictoria en sí misma, es seguro que es errónea.
Empecemos por el principio fundamental. Y no seré yo quien lo elija, sino que es el escogido por el propio Cardenal Kasper, el cual ha afirmado que su propuesta no es contraria a la indisolubilidad del matrimonio sacramental enseñada y defendida por la Iglesia:
“¿Qué puede hacer la Iglesia en esa situación? No puede proponer una solución diversa o contraria a las palabras de Jesús. La indisolubilidad de un matrimonio sacramental y la imposibilidad de un nuevo matrimonio durante la vida del cónyuge forma parte de la tradición de fe vinculante de la Iglesia que no puede abandonarse ni disolverse haciendo referencia a una comprensión superficial de la misericordia a bajo precio” (Discurso del Cardenal Casper ante el consistorio del 20 de febrero de 2014).