InfoCatólica / Espada de doble filo / Categoría: Iglesia en el mundo

10.02.25

Trump y el espinazo de la modernidad

Parece que el presidente Trump nos despierta cada día con alguna nueva iniciativa, cada una más sorprendente que la anterior, desde la eliminación de organismos de subsidios turbios y la deportación de inmigrantes ilegales a la creación de un departamento de eficiencia gubernamental (un oxímoron donde los haya) o la marcha atrás en temas de transexualidad. Sus iniciativas y planes, además, no se limitan al interior de los Estados Unidos, sino que afectan a lugares tan dispares como Groenlandia, Gaza, Canadá, México o Panamá.

Sus enemigos políticos no esperaban esta vorágine de medidas y la nueva situación les ha pillado con el pie cambiado. Lo que más me interesa a mí, sin embargo, es la reacción de los católicos. Algunos están (con cierta razón) encantados con Trump y consideran desleal o desagradecido oponerle cualquier crítica. Otros (también con cierta razón) se empeñan en señalar que, en muchas cosas, las políticas de Trump y su conducta personal se apartan considerablemente de la moral católica, por lo que cualquier católico debe condenar públicamente al personaje.

A pesar de tener ambos su parte de razón, como ya he dicho, creo que ni unos ni otros aciertan en el diagnóstico general. Y tampoco lo hacen los que piensan que la verdad está en el término medio. Lo cierto es que la importancia de Trump no está en sus políticas concretas, algunas de las cuales son estupendas y otras absurdas o inmorales. Es necesario ir más allá. Lo importante de Trump es que es una señal, un signo de victoria que, de un solo golpe, ha roto el espinazo de la modernidad.

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29.01.25

La funcionarización de los obispos

Ya hablamos hace tiempo, en un artículo titulado La bananerización del derecho en la Iglesia, de la tendencia preocupante a prescindir del derecho canónico en el ámbito eclesial, cambiándolo por la mera arbitrariedad y dejando indefensos a los fieles. Esa tendencia, por desgracia, parece ir acentuándose cada vez más, en lugar de corregirse, y quizá su aspecto más llamativo sea el peligro de convertir en la práctica a los obispos en meros funcionarios empleados por el Papa.

Durante los últimos doce años, hemos visto cómo los obispos son tratados de forma poco acorde con su condición y prescindiendo de los procesos canónicos pertinentes o incluso de las normas de cortesía más básicas. Esto es muy grave, teniendo en cuenta que se trata de sucesores de los apóstoles, que deben ser tratados como tales. ¿Alguien imagina, por ejemplo, que San Pedro se negara a recibir al apóstol San Felipe cuando este intentara hablarle de cuestiones graves o gravísimas? ¿O que destituyera a Santo Tomás sin explicarle siquiera por qué lo hacía? Desgraciadamente, algo así es lo que parece que ha sucedido numerosas veces en este pontificado.

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14.11.24

El mal que hacen los hombres

El amigo Shakespeare, que tenía una envidiable facilidad para componer dichos memorables, escribió esta terrible frase en Julio César: “el mal que hacen los hombres les sobrevive, el bien suele quedar sepultado con sus huesos”.

Llevo varios días pensando en ella, desde que vi el mapa de Alemania que se muestra al comienzo de estas líneas. Se trata de un mapa de las creencias mayoritarias en las distintas regiones germanas. Como salta a la vista, la zona en que es mayoritario el ateísmo (¡con mayoría absoluta!) es la antigua República Democrática Alemana, la Alemania oriental bajo dominio soviético.

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6.11.24

13.09.24

Si todas las religiones llevan a Dios...

Si todas las religiones son caminos que llevan a Dios, y no hay una que sea verdadera (y por lo tanto otras que sean falsas), entonces…

  • Olvidémonos de la fe, porque lo mismo da creer en la resurrección que en la reencarnación, en el Juicio que en el karma, en el cielo que en el nirvana o el hades y en nuestra Señora que en Kali con sus ocho o diez brazos.
  • Olvidémonos de la moral y de los mandamientos, porque igual da casarse con cuatro mujeres y no sé cuántas concubinas, como los musulmanes, que solo con una; igual da usar anticonceptivos como los protestantes, que no usarlos; igual da amar al prójimo que sacrificarlo y arrancarle el corazón en un altar como los aztecas, y así hasta el infinito.

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