Los colores de Pentecostés
La Iglesia es una realidad sacramental, que nos regala a manos llenas la gracia invisible de Dios por medio de signos materiales que se pueden ver y tocar. No es extraño, pues, que las fiestas, para un católico, tengan asignados colores propios, como parte de esa sacramentalidad que hace visible lo invisible.
Los días de cuaresma y de adviento están asociados al color morado, como días de espera y de penitencia. Durante el tiempo ordinario, las vestiduras litúrgicas son de color verde, el color de la vitalidad y la esperanza que son propias de la extraordinaria vida ordinaria de un cristiano. En Pascua, el color litúrgico es el blanco, el color de la resurrección, de la vida eterna en la Jerusalén celeste. ¿Cuál es el color de Pentecostés? Quizá la pregunta adecuada sería, más bien, cuáles son los colores de Pentecostés.