InfoCatólica / Espada de doble filo / Categoría: General

23.09.13

Ironía sobre la entrevista del Papa

Papa Francisco bEs realmente curioso. El Papa concede una entrevista en la que habla de cien cosas diferentes, a lo largo de treinta páginas. En esa larga entrevista, dedica unas líneas a señalar algo evidente: que la Iglesia no puede dedicarse exclusivamente a hablar de moral sexual, aborto y homosexualidad. Porque el anuncio del Evangelio incluye eso pero es muchísimo más que eso.

¿Cuál es la reacción de los medios de comunicación? Prescindir de la mayor parte de la entrevista y fijarse únicamente en lo que dijo el Papa sobre moral sexual, aborto y homosexualidad.

Empiezo a pensar que la capacidad para detectar la ironía se ejerce muy poco. Bueno, eso y que quienes verdaderamente están obsesionados con algunos temas son los medios de comunicación.

23.08.13

Oración medieval a Cristo crucificado

Códice Cristo CrucificadoEl otro día, leyendo un libro interesantísimo sobre el catolicismo anterior a la reforma protestante en Inglaterra (The Stripping of the Altars), encontré una referencia a una oración medieval que me gustó y, como ya es tradicional, la he traducido del latín a beneficio de los lectores.

Se trata de una oración a Cristo crucificado, de manera que es particularmente adecuada para hoy, viernes, día penitencial (canon 1250: En la Iglesia universal, son días y tiempos penitenciales todos los viernes del año y el tiempo de cuaresma.) en que la Iglesia pide que los cristianos se identifiquen de manera especial con la pasión de Cristo.

La oración se suele conocer como O Domine Jesu Christe (Oh, Señor Jesucristo) y existen diversas variantes, algunas de ellas con música de grandes compositores como Palestrina, Tomás Luis de Victoria o Francisco Guerrero. La traducción que ofrezco hoy es bastante libre, ya que no se trata de escribir una tesis, sino de transmitir la belleza, la sencillez y la profunda piedad del texto original.

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21.07.13

Cuando recibas la comunión

42-15844237Ahora que todo el mundo está hablando de la última encíclica, sobre la cual ya diremos algo otro día si Dios quiere, voy a aprovechar para traer al blog un fragmento de otra encíclica de hace sesenta y cinco años. Se me ocurren pocas costumbres más perniciosas que leer sólo el último libro que se ha publicado, la última encíclica, lo último que se ha dicho sobre una cuestión… como si la verdad tuviese fecha de caducidad y lo que se dice hoy anulase por sistema lo que se dijo ayer. Gracias a Dios, la Iglesia pone a nuestra disposición la maravillosa arca de la Tradición, de la que podemos sacar tanto lo antiguo como lo nuevo, para alimentar nuestra vida cristiana.

En la encíclica Mediator Dei, del papa Pío XII, he encontrado una cita maravillosa de San Juan Crisóstomo (alias Juanito Pico de Oro), un Padre de la Iglesia del siglo IV y Doctor de la Iglesia. Es simplemente, una pequeña oración para rezar cuando se recibe la comunión, de modo que despertemos del sopor de la rutina y nos demos cuenta de lo increíble que es lo que estamos haciendo. Merece la pena aprenderla de memoria:

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15.07.13

Cristianos tristes como el demonio

AcediaLas peores tentaciones son aquellas que ni siquiera notamos. Cuando sabemos que estamos tentados, podemos luchar por evitar caer en la tentación, pero cuando somos incapaces de reconocer el mal como mal, estamos perdidos. Ni siquiera nos daremos cuenta de que estamos haciendo mal, con lo cual será muy difícil o incluso imposible que consigamos evitarlo.

Hoy traigo al blog unas líneas de un doctor de la Iglesia que me han llamado la atención en ese sentido. San Francisco de Sales habla de dos tentaciones. Una de ellas es bastante común y los cristianos la conocemos bien. Caemos en ella, pero cuando lo hacemos, sabemos que estamos cayendo en la tentación y, con la gracia de Dios nos arrepentimos. La otra tentación es más sutil, menos evidente, y en eso reside su fuerza.

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5.07.13

Libros que harán que el verano haya merecido la pena

Lectura vacaciones 2Cuántos veranos han pasado en nuestra vida sin pena ni gloria, quedando en el olvido apenas llegamos, más cansados que nunca, al fin de las vacaciones. Nada hay más triste que mirar hacia atrás y ver cuánto tiempo perdimos, ese tiempo precioso que no se puede recuperar.

Este verano puede ser diferente. Puede ser un tiempo de gracia, en el que avancemos en el camino hacia el cielo, además de descansar tranquilamente si Dios quiere. ¿Cómo? Eso ya es cosa de cada lector y su confesor, así que yo me limitaré a sugerir algunos libros cuya lectura, sin duda alguna, contribuirá a que el verano haya merecido la pena.

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