Polémicas matrimoniales (VI): la Iglesia tentadora
Uno de los aspectos que personalmente menos me gustan de la propuesta del Cardenal Kasper de dar la comunión a los divorciados en nuevas uniones es el papel en el que, sin darse cuenta, coloca a la Iglesia.
El cardenal Kasper propone, como ya hemos visto, que, después de contraer una unión civil adúltera “irreversible” y tras un período de penitencia, se admita a los divorciados a la comunión, a pesar de que el matrimonio inicial sigue considerándose válido. Para el cardenal, esa forma de actuar por parte de la Iglesia sería misericordiosa y compasiva. A mi entender, en cuanto se examina un poco la cuestión sin eufemismos, lo que estaría sucediendo es que la Iglesia, de Maestra pasaría a tentadora y de Madre a cómplice, es decir, exactamente lo contrario de lo que pretendía el Cardenal Kasper. Veamos por qué.