Polémicas matrimoniales (X): la equidistancia entre la verdad y el error
Me han llamado profundamente la atención las declaraciones del Secretario del Sínodo de los Obispos sobre cómo funcionará la Asamblea sinodal y aún me ha impresionado más que hayan pasado prácticamente inadvertidas y sin pena ni gloria.
Yo diría que estas declaraciones han sido consideradas por la mayoría de los católicos como una simple recitación meramente formal de buenas intenciones con respecto al sínodo, sin darse cuenta de que tienen una enorme importancia. Mons. Baldisseri afirmó recientemente:
“Una amplia libertad de expresión caracterizará la Asamblea sinodal, que ciertamente tendrá lugar en un clima de respeto por todas las posturas, de caridad mutua y con auténtico sentido constructivo. […] De hecho, es importante expresarse claramente y con valentía. En un clima de diálogo sereno y leal, los participantes estarán llamados a no presentar su propio punto de vista como exclusivo, sino a buscar juntos la verdad”.
La verdad, no se me ocurre ninguna época de la Iglesia, más que la nuestra, en que este tipo de afirmaciones no hubieran sido recibidas con escándalo y rechazo frontal. Veamos por qué.