Cuando pases por aquí
Hoy, que es viernes, me he acordado de Tudela. Este verano, camino de Pamplona, pasamos cerca y decidimos parar allí a comer unos bocadillos en un parque. Poco hicimos aparte de comer, pero algún ángel nos guió hasta una ermita a las afueras de la ciudad. Es fácil de encontrar: basta intentar llegar al monumento al Sagrado Corazón que hay en lo más alto de Tudela y perderse. Cuando uno nota que ha llegado al final de la ciudad, se da cuenta de que no va por buen camino y empieza a buscar un lugar donde dar la vuelta, justo allí está la ermita de la Santa Cruz.
La ermita tiene una historia agitada. Originalmente era del siglo XII, pero fue destruida por los franceses durante la invasión napoleónica. Reconstruida, se quemó unas décadas después. La actual, construida un poco más lejos para dejar sitio al ferrocarril, es de la segunda mitad del siglo XIX y poco llamativa como edificio, lo cual es una bendición, pues permite que la atención se centre en el tesoro que alberga en su interior: un Cristo y un letrero.