InfoCatólica / Espada de doble filo / Categoría: Canciones

30.03.24

22.03.24

El sueño de la Cruz

Pensando que sería una buena introducción a la Semana Santa, estuve ayer traduciendo a vuelapluma un fragmento del poema El sueño de la Cruz. Data del siglo octavo y se considera el más antiguo poema cristiano en lengua inglesa (inglés primitivo o anglosajón) que se ha conservado.

Son versos muy bonitos, que dejan traslucir la vieja tradición de los héroes germánicos, aplicada a la mayor gesta heroica de la historia, que es la Redención: Cristo, descrito como un guerrero valeroso que acude presto y deseoso al combate; la creación entera llorando al ver herido y clavado en el madero al más bello de los hombres; la misma cruz, tentada de doblarse y romperse ante tal peso, pero resistiéndolo para que se cumplieran las profecías… Si esto no es la gesta de las gestas, no sé lo que es.

Una de las cosas en las que he estado pensando es en todo lo que me une al anónimo poeta anglosajón. A más de un milenio de distancia, su fe y mi fe son la misma. Cuando habla de nuestra Señora honrada entre todas las mujeres, de la veneración de la Cruz gloriosa, de Cristo redentor y el único sendero de la vida, yo puedo hacer mías sus palabras sin ninguna vacilación. Estoy más cerca de él que de mis vecinos agnósticos y, lamentablemente, más que de muchos clérigos que parecen creen en cualquier cosa menos en la fe católica. Es mi hermano, mi familia y espero verlo un día en el cielo, si Dios quiere. En verdad la Cruz de Cristo es lo único que no pasa en este mundo: stat Crux, dum volvitur orbis.

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22.12.23

Venid todos, venid todos

El tiempo vuela y ya estamos a las puertas de una nueva Navidad. Como es tradicional, tengo el gusto de felicitar la Natividad del Señor a los fieles lectores del blog con un nuevo villancico compuesto y cantado en familia.

Los padres de familia caótica, digo numerosa, entenderán perfectamente que, aunque nos habría gustado prepararlo todo con tiempo, de manera que la iluminación fuera cálida, el acompañamiento armonioso y la entonación perfecta, lo cierto es que lo hemos grabado en el último momento, a la poco cálida luz del sótano y con los mínimos ensayos. Como la vida misma, pero también entre los pucheros está el Señor. A pesar de todo, nos hemos divertido haciéndolo y espero que a los lectores les entretenga también.

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28.11.23

¿Hay que ser poeta para ser católico?

Estos días, he estado leyendo la segunda edición de 400 poemas para explicar la fe, la antología de poesía católica en español editada por Yolanda Obregón, que acaba de salir a la venta y me he sentido anonadado por la inmensa cantidad de poesía que atesora la tradición católica. Desde los orígenes de la Iglesia hace dos milenios y más atrás aún, durante toda la historia de Israel, nunca se ha dejado de utilizar la poesía para hablar de Dios, de su revelación y de la historia de salvación que tiene con su pueblo. Esta unión de la historia del cristianismo con la poesía me ha resultado tan evidente al leer el libro que no he podido evitar preguntarme si será quizá necesario ser poeta para ser católico.

La poesía está por todas partes en el catolicismo. No es posible evitarla. La misma Biblia tiene dos libros enteros dedicados a la poesía, el libro de los Salmos y el Cantar de los Cantares, y numerosísimas composiciones poéticas diseminadas por los demás. Muy triste será la lectio divina de alguien que no sea capaz de percibir la belleza poética de esos textos y, a través de ella, vislumbrar la belleza de Dios y de sus obras. En el libro que mencionaba, hay diversos ejemplos (entre otros muchos que se podrían haber incluido) de textos bíblicos que ya eran poéticos en el original hebreo y que han sido trasladados a poemas en español a lo largo de los siglos. Pensémoslo por un instante y asombrémonos: la Palabra de Dios habla de Dios con versos.

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27.01.23

Oración para pedir santos

La Iglesia no necesita grandes medios materiales, ni leyes que la reconozcan y favorezcan, ni templos maravillosos, ni colegios y universidades, ni una organización eficiente, ni la admiración de los hombres. Si los tiene, estupendo y que sea para la gloria de Dios, pero, si no los tiene, no pasa nada y Dios convertirá esa pobreza en riqueza sobreabundante, como hizo en Belén.

En cambio, si nos faltan los santos que reflejen la santidad de Dios entre nosotros, qué grande será nuestra miseria. Pensando en todo esto, me ha parecido buena idea traer al blog una poesía y oración que escribí hace tiempo para pedir santos a Dios. Ojalá nos conceda muchos santos, porque los necesitamos.

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