Alas para el deseo
Después de un par de días dedicados temas polémicos, creo que será bueno tratar algo más agradable. Al hilo de algunos comentarios, Juvenal tuvo la gentileza de enviarme estos versos sobre la Virgen que aparecen en la Divina Comedia de Dante Alighieri y creo que merece la pena compartirlos con los lectores.
Me han encantado estas líneas de amor a la Virgen, que el Papa citó en su del día de la Inmaculada Concepción del año pasado. El poeta disfruta de la contemplación de su Madre, del rostro que a Cristo más se asemeja y que, por ello, es a la vez la más alta y la más humilde de las criaturas. Las líneas que incluimos no son más que unas pocas de las que forman el Canto XXXII y el Canto XXXIII del capítulo del , dedicados a la Virgen y a la visión de Dios.
Recuérdese que la escena tiene lugar en el Paraíso, así que cuando el poeta habla de “aquí”, se refiere al cielo. Me parece muy importante recordar que el cielo no es un aburrido lugar de nubes blancas y arpas como lo pintan en las películas, sino que, ante todo, es la celebración llena de alegría de una gran reunión familiar . Dante la compara con una inmensa rosa blanca, la “flor “de los versos, en la que cada pétalo es uno de los redimidos. Allí se reunirá la gran Familia de Dios en torno al Padre, con Jesucristo y el Espíritu Santo. Allí disfrutaremos también algún día, si Dios quiere, de la compañía de nuestra Madre, de los santos y de tantísimos hermanos en la fe.
Mientras tanto, tendremos que contentarnos con dar alas a nuestros deseos de ver a Dios, poniéndolos, como aconseja Dante, en manos de la Virgen.
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Virgen Madre, oh Hija de tu hijo,
la más alta y más humilde de las criaturas,
término fijo del consejo eterno.
Alzaste tanto la naturaleza humana
que su hacedor no desdeñó hacerse su hechura.
Dentro de tu vientre ardió el amor,
con cuyo calor, en la paz eterna, germinó esta flor.
Aquí eres rostro meridiano
de caridad, y abajo, entre los mortales,
eres fuente viva de esperanza.
Mujer, eres tan grande y tanto vales,
que quien desea gracia y no te ruega a ti
quiere que su deseo vuele sin alas.
Mas tu benignidad no sólo ayuda
a quien lo pide,
sino que muchas veces a ese ruego se adelanta.
En ti misericordia, en ti bondad,
en ti magnificencia, en ti se encuentra
todo cuanto hay de bueno en las criaturas.
8 comentarios
La palabra semita traducida como ?virgen? era almah, la cual no significa otra cosa más que ?mujer joven?. Según pasaron los siglos, varias especulaciones sobre el contenido bíblico se han convertido en interpretaciones, y éstas han sido establecidas por la Iglesia en forma de dogma.
Pero lo supone un acto de cretinismo consciente o inconsciente es dar pábulo en los tiempos que corren y con la información que se tiene hoy en día, al absurdo y disparatado cuento de la Virgen María.
¡Pobres ineptos! No es extraño que sea cierto el dicho de que la ignorancia hace la felicidad. Haciendo poesías a la Virgen es una forma.
Mezclas cosas que no tienen nada que ver. Supongo que te refieres a la profecía de Is 7,14: "He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo". En esa frase, la palabra almah puede significar tanto "virgen" como "muchacha" (al estilo de la palabra "doncella"). No fueron los cristianos, sino los propios judíos de lengua griega, mucho antes de Cristo, los que decidieron que el significado correcto era "virgen", al traducirlo al griego como "parthenos".
En cualquier caso, todo eso no toma significado para los cristianos hasta que lo leen a la luz de algo que conocen: la virginidad de María. Los evangelios de Lucas y Mateo hablan con total claridad de esa virginidad, y no fueron escritos siglos después, sino como muy tarde en los años 70-80 del siglo primero y sus autores casi con total seguridad habían conocido a la propia Virgen.
Tú has olvidado a la Virgen, pero ella no se olvida de ti y continúa pidiendo por ti sin descanso. Ya lo decía Dante en estos mismos versos: "no sólo ayuda a quien lo pide, sino que muchas veces a ese ruego se adelanta".
Un saludo.
Claro es que los dogmas referidos a Maria, como todos los que la iglesia proclama son verdades de fe, sin fe no se puede asentir. Recuerdo haber visto la grabación de una amiga, en su viaje a Tierra Santa, como la guía una israelita, hacía comentarios a los peregrinos en Belén, al referise a Maria , sus explicaciones, gestos, y expresión denotaban, como no podía ser de otra forma, que le parecía increible que todas las personas que tenía delante creyeran que concibió virginalmente, y que era virgen antes, en el parto, y después, pero mi amiga me comentó que luego les confesó que era eso precisamente lo que le perturbaba, que tanta y tanta gent...
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