Para que te vuelvas a quejar
Me encantan las vidas de los santos. Creo que, fuera de los sacramentos y la oración, pocas cosas hay que despierten más el deseo de vivir cristianamente, de entregar la vida a Dios, de ir al cielo y amar a los enemigos. En la vida de los santos se puede ver, de forma concreta y real, en personas concretas y reales, que el seguimiento de Cristo es posible y merece la pena, que no hace falta conformarse con medianías y que Dios está deseando hacer maravillas con nosotros.
Antiguamente, los cristianos leían continuamente vidas de santos y el Año Cristiano, incluso se leían en familia. Hoy, en cambio, parece que a muchos les parece una beatería… y así nos va. Yo, siempre que puedo, regalo buenas vidas de santos a todo el mundo.
Como no puedo traer al blog la vida entera de un santo, hoy traigo sólo una frase, brevísima pero sustanciosa, de un santo que, hasta ayer, desconocía: San Lorenzo Giustiniani, obispo y Patriarca de Venecia del siglo XV.