Paralelismo ecumaniaco
De vez en cuando, leo blogs anglicanos… Sí, ya sé que esta confesión hará que muchos lectores se echen las manos a la cabeza, borren este blog de sus favoritos y finjan no conocerme cuando me vean por la calle. En mi descargo debo decir, sin embargo, que son muy interesantes, porque muestran a dónde llevan humanamente las tendencias que podemos ver actuando en la Iglesia Católica. Estas tendencias, en la Iglesia, por obra de la promesa de Cristo, se quedan en simples modas más o menos dañinas, pero en el anglicanismo a menudo tienen éxito, con resultados evidentes: Obispos y obispas gays y lesbianas, curas casados por lo civil, divorcios sucesivos, sincretismo religioso, inclusivismo a ultranza, comunión para no cristianos, bodas gays, politización, doctrinas totalmente opuestas, modas elevadas a la categoría de dogmas, sacramentalización del aborto y un larguísimo etcétera (perdonen que no ponga comillas en los términos que deberían llevarlas; tendría que entrecomillar la mitad de las palabras).
En el anglicanismo se pueden encontrar también, sin embargo, valiosos destellos de catolicismo. Camuflados, eso sí, por un toju-baboju de nacionalismos, historicismos, herejías y, frecuentemente, tonterías. A veces, quizá debido a su aislamiento, esos destellos parecen brillar incluso más de lo que estamos acostumbrados a ver en el interior de la Iglesia Católica.
Traigo hoy a esta bitácora uno de esos destellos, encontrado en el blog de un simpático pastor anglocatólico, Giles Pinnock SSC, de la vicaría de Sta. María la Virgen de Kenton. Su blog se llama onetimothyfour (Primera Carta a Timoteo, capítulo cuatro) y en él he leído el siguiente texto, relativo al ecumenismo, que me ha gustado: