InfoCatólica / Espada de doble filo / Categoría: Desde los bancos

7.05.18

Gracias a Dios por el cardenal Eijk

Hoy tengo envidia, sana envidia, de los fieles de Utrech. Qué alegría leer a un cardenal que no tiene miedo de cumplir con su misión. Qué maravilla ver que hay pastores que no abandonan a sus ovejas ante los lobos, que saben denunciar las falsas doctrinas que se están introduciendo en la Iglesia.

Con claridad y sencillez, ha señalado que la propuesta de la mayoría de los obispos alemanes de permitir la intercomunión con los luteranos es una barbaridad contraria al Derecho Canónico y a la fe de la Iglesia. Además, ha recordado que no son las mayorías, aunque sean de obispos, las que determinan la fe de la Iglesia. También ha afirmado que lo mismo podría decirse de las otras “iniciativas”, como la de bendecir a las parejas del mismo sexo. Y no contento con eso, para poner la guinda del pastel, ha indicado respetuosamente que eso es lo que el Papa, como Sucesor de Pedro, debería haberles dicho a los obispos alemanes, en lugar de limitarse a pedirles unanimidad, porque la unanimidad en el error no es una virtud. Y por si fuera poco, ha recordado que la apostasía de la verdad en la Iglesia es un signo apocalíptico del misterio de la iniquidad. ¿Qué puedo decir ante esto? ¡Olé, olé y olé!

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26.02.18

La comunión de los santos y su parodia

A veces, cuando uno lee la noticia del último disparate eclesial, se asombra y piensa: ¿Cómo ha podido suceder esto? ¿Por qué nadie lo impide? ¿Están ciegos? Y al cabo de un par de horas o un par de días el escándalo se olvida, hasta que llega la noticia de un nuevo disparate eclesial y uno se indigna de nuevo y se pregunta otra vez el porqué.

Hoy me he desayunado con uno de esos escándalos: una Misa “de carnaval” en Alemania que comienza con un espectáculo de acróbatas y saltimbanquis, donde el diácono predica burlándose del celibato sacerdotal y suscita un gran aplauso entre la concurrencia, donde uno de los sacerdotes se viste de mujer antes de ponerse a cantar canciones de juerga en la Iglesia y donde un pastor protestante recibe solemnemente la Comunión.

Lo cierto es que este escándalo indignante y los demás que vemos en titulares y en la televisión no son acontecimientos independientes y casuales, aunque la forma de presentarlos en los medios de comunicación pueda dar esa impresión. Todo está relacionado y unos escándalos llevan casi indefectiblemente a otros. En particular, la gran masa de escándalos desconocidos, ya sea porque se ocultan intencionadamente o porque son tan habituales en algunos lugares que dejan de ser noticia, es la que alimenta, sostiene y protege los escándalos que aparecen en primera plana.

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13.02.18

El clericalismo sin límites

Clericalismo ha habido siempre, y el de hoy no es invisible. Por ejemplo, cuando un Jerarca de la Iglesia se cree más infalible de lo que es, y aun más que el Padre Eterno, eso es alto-clericalismo; cuando un súbdito afecta creerlo, bajo-clericalismo. Hoy día es más castigado el que se atreve a decir que un Jerarca se equivocó, aunque eso sea patente, que el que dijera que la Santísima Trinidad tiene cuatro personas: Padre, Hijo, Espíritu Santo y el Obispo. A este último son capaces de condecorarlo los Canónigos Lateranenses, como a Constancio Vigil. Tal como anda hoy el mundo, por lo menos en este país, un mínimo de anticlericalismo es necesario para la salvación eterna“.

Leonardo Castellani, Castellani por Castellani

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29.11.17

Adiós a las penas del infierno

Esta mañana se me ocurrió mirar en Internet el acto de contrición que aprendí de pequeño y que tantas veces he repetido desde entonces: “Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero…”. Las primeras oraciones que se aprenden son las que quedan grabadas más firmemente en nuestra memoria y con más profundidad marcan nuestra vida.

Pensé que probablemente habrían cambiado el Vos por el tú, como tienden a hacer con todas las oraciones, con la peregrina idea de que dirigirse a Dios como si fuera el vecino de al lado hará que nos sea más fácil conversar con Él. Hasta donde puedo ver, el resultado ha sido que la gente ha terminado por preferir conversar con vecino de al lado (preferiblemente por WhatsApp) y ha dejado de rezar, pero eso no parece desanimar a los promotores de la desacralización de la oración, que prosiguen su cruzada mundanizadora, inasequibles al desaliento.

Quizá, pensé, también hayan cambiado esa expresión peculiar que intrigaba tanto a los niños (al menos a los que pensaban un poco lo que decían): “Señor mío Jesucristo… Creador, Padre y Redentor mío”. ¿Por qué se dirige la oración a Cristo y le llama Padre y Creador? Por supuesto, la oración no está diciendo que Cristo sea la Primera Persona de la Santísima Trinidad, sino que utiliza “padre” como término de honor y cariño. ¿Pero será también un vestigio del impresionante capítulo 1 de la Carta a los Hebreos, que presenta a Cristo como imagen de la sustancia de Dios, como Aquel que en el principio fundó la tierra y de cuyas manos es obra el cielo? ¿Estaría pensando el autor de la oración en aquellas sobrecogedoras palabras de Cristo: quien me ve, ha visto al Padre? No importa, porque hay un tipo de eclesiástico que considera que tiene la sagrada misión de destruir todo aquello que no entiende, aunque sea un legado de épocas más católicas y menos prosaicas que la suya.

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13.11.17

Respuesta al P. Fortea sobre Amoris Laetitia

Hace unos días, D. José Antonio Fortea, benemérito sacerdote, eximio exorcista y estupendo escritor, tuvo la amabilidad de acercarse por este blog y comentar un artículo de mi autoría sobre la famosa Correctio filialis, que un grupo de teólogos han presentado al Papa con el objeto de corregir las desviaciones que consideran que se están produciendo en la comprensión de la moral.

Me sentí honrado por su atención e inmediatamente me puse a la tarea de contestar a su comentario, pero, por la longitud de la respuesta, he preferido convertirla en un artículo completo, porque el tema es interesante y lo merece. Espero que se me perdonará si en algún momento me expreso de forma demasiado brusca. Nada más lejos de mi intención, por supuesto, que atacar al P. Fortea, pero precisamente por el aprecio que le tengo me tomo muy en serio sus argumentos y me he esforzado por analizarlos con cuidado, aunque eso suponga atreverme a corregirlos en algunos casos.

Como siempre, mis respuestas van en rojo.

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