La popularidad de la ceniza
El otro día leí en algún sitio que un sacerdote se quejaba de la popularidad del Miércoles de Ceniza. Con razón, señalaba que cualquier domingo de Cuaresma es más importante que el Miércoles de Ceniza y se preguntaba por qué iba más gente a recibir la ceniza el miércoles que a Misa esos domingos.
Por supuesto, no es mi intención criticar al sacerdote, que tenía razón y, además, si no recuerdo mal, era ortodoxo y benemérito. Hablando en general, sin embargo, me llama la atención que justo cuando la Iglesia se declaró a sí misma “experta en humanidad” (cf. Populorum progressio, Pablo VI), los clérigos parezcan haber perdido cualquier conocimiento de lo que es la naturaleza humana.
La respuesta de la pregunta que se hacía el sacerdote es muy sencilla: a los fieles nos encantan los sacramentales. Puede que muchos no sepan siquiera lo que son los sacramentales, pero lo cierto es que nos encantan y notamos con desazón su intencionada ausencia desde hace muchas décadas. Tenemos hambre de sacramentales.
Los cristianos no somos ángeles, sino seres humanos, con cuerpo y alma, así que, comprensiblemente, nos gustan las cosas materiales que podemos ver y tocar. Tenemos, en ese sentido, predilección por lo concreto sobre lo abstracto e, instintivamente, sabemos desde pequeñitos que se puede llegar a lo invisible e intangible a través de lo visible y lo que se puede tocar.
Testarudamente, a los fieles nos gusta el sacramental de la ceniza, como signo de penitencia y conversión, de que somos polvo y al polvo volveremos. Nos encantan el agua bendita abundante y el incienso generoso, aunque parece que los curas paguen ambas cosas de su bolsillo, a juzgar por lo cicateros que a menudo son con ellas. Nos gustan los ramos del Domingo de Ramos, las campanillas en el canto del gloria, la postración el Viernes Santo, las luces de la vigilia pascual, los belenes en Navidad y los monaguillos siempre.
Diga lo que diga el Papa, a los fieles nos gusta que los ornamentos litúrgicos sean de la mayor calidad posible, porque el sensus fidei del fiel más analfabeto entiende que solo lo mejor es apropiado para el culto a Dios. Nos gusta la liturgia bien cuidada, los cantos dignos y que los cálices, copones y patenas sean de metales preciosos y no de barro, ya que en ellos se recogen el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Nos gustan las flores hermosas y abundantes en honor a la realeza de Cristo y a la hermosura de nuestra Señora. Nos gustan los lampadarios y las velas de verdad, no las bombillas eléctricas.
A diferencia de los encargados de diseñar los templos modernos, los católicos de a pie apreciamos muchísimo las iglesias bonitas, que parecen iglesias y no fábricas o monstruosidades de cemento. Lejos de los minimalismos de moda, que no revelan más que una pavorosa falta de fe, alimentamos nuestra piedad con iconos, imágenes y mosaicos que sean piadosos y nos hablen de Dios, de nuestra Señora, de los santos y de los misterios de la salvación, porque una nube de testigos nos rodea. Nos gusta que los sacerdotes vistan como sacerdotes y que los religiosos y las monjas lleven su hábito, para que su misma vestimenta nos recuerde que son del todo de Dios y nos hable del cielo.
Disfrutamos cuando se bendicen medallas, casas, coches, animales e imágenes y, en general, nos gustaría que los sacerdotes bendijeran mucho más, porque hemos sido llamados a heredar una bendición. Nos gusta el crisma perfumado, nos gustaría ver bautismos durante la Misa de los domingos, que nos recuerden el nuestro, y nos gustaba la sal que se daba a los que se bautizaban, antes de que dejara de hacerse. Nos gusta besar la cruz y tocar con los dedos las cuentas del rosario. Nos gustan los santuarios, que conmemoran las acciones y los milagros que Dios ha hecho y sigue haciendo en la historia de la salvación. Nos gustan las procesiones y las peregrinaciones, porque, como dice el salmista, peregrino soy sobre la tierra.
Como es lógico, cada fiel en particular tendrá sus preferencias, pero, en conjunto, nos gustan esas cosas. Y es bueno y justo que nos gusten, porque Cristo no nos dijo “buscadme en el vacío”, sino que se encarnó por nosotros, se hizo carne de nuestra carne, para que se le pudiera ver, oír y tocar. Nuestra religión es esencialmente sacramental. Somos católicos y sabemos que nuestro cuerpo, que se ha santificado a través de esos sacramentales, un día resucitará.
A quien no le gusta todo eso, aparentemente, es a un gran número de clérigos, que se han empeñado en que los sacramentales caigan en desuso, los sustituyen por el feísmo, el minimalismo o el pobrismo, los cambian por abstracciones y consignas, los usan a regañadientes, los desprecian o, simplemente, son incapaces de entenderlos. Una vez más, se cumple que Dios ha ocultado estas cosas a los sabios e inteligentes, y se las ha revelado a los pequeños.
48 comentarios
Debe haber algunos clérigos a los que les gusta las cosas prácticas porque dan menos trabajo ¿ Qué da más trabajo un lampadario de velas o uno de luz electrica ? ¿ Una comunión de rodillas y en la boca que debe durar más o una autocomunión en la mano, por mucho que digan que no lo es ?
Lo curioso es que hay muchos fieles que con gran gusto harían muchas labores: Cambiar velas del lampadario, renovar el agua bendita, hacer una hoja semanal, etc... Es una ocasíon magnifica para integrar de mayor manera a muchos fieles que se encargaran de ello. Pero a algunos curas no les gusta delegar, ni siquiera intentarlo. Creen que todo funciona mejor si lo hace uno mismo o pagar para que lo hagan y no quieren conceder ni un milímetro a que algo no se haga de acuerdo a sus gustos exactos.
No somos espíritus desencarnados, nos gusta lo que se ve y se toca y la belleza de todo lo sacro, es un reflejo de la belleza infinita que contemplaremos en el Cielo (que Dios nos encuentre dignos de ir ahí).
Por ejemplo, a mí me encantan los templos llenos de imágenes, me parece que ya estoy en el Cielo, rodeado de todos los bienaventurados. Y qué decir de las procesiones: materializan, de algún modo, lo que vemos (o más bien, no vemos) en la Liturgia.
¿No es paradójico que un sacramental lo administren únicamente manos consagradas, mientras que cualquier feligrés o feligresa de la confianza del celebrante puede repartir la Sagrada Comunión?
Y por la misma razón, cuando se incorporan a la fila de comulgantes los niños pequeños, todo el mundo ve lógico que sólo pueden ser bendecidos por un presbítero.
A mi me parece que algo no cuadra en la teología de quienes defienden estos "ministerios extraordinarios".
El más profano de los sentidos es el gusto, pero resulta que a cada fiesta le corresponde un dulce, que de sagrado tiene poco, pero que también tiene la particularidad de evocar la fiesta en la que se consume.
El Catolicismo no tiene nada de gnóstico, no aborrece lo carnal ni lo sensible, lo incorpora tanto para sufrir como para alegrarse, para alabar y para pedir.
El problema de los sacramentales es que para mucha gente, la fe se queda en el objeto físico. Es como la devoción de los "semanasanteros" de vida completamente pagana que parece que adoran un paso del cristo x y la virgen y... ¡Como si no fuesen el mismo Cristo y Virgen en todos los pasos)
No siempre es así. Pero se da con frecuencia.
Mi parroquia con una asistencia regulera, el miércoles de ceniza estaba a reventar. (Bueno puede influir claro que al ser laborable la gente fuimos en su gran mayoría a las 8 de la tarde) mientras que la misa de fin de semana se reparte en varios "turnos"
Y ya por contradecir algo más. Decirle a Maldan que yo he sido hace pocos años ministro extraordinario de la ceniza y soy laico.
En fin Bruno, dicho con todo el cariño, el problema de los sacramentales y los santos, las imágenes, y tantas otras cosas no está en ellos. Son un regalo que la Iglesia nos da. Y somos nosotros quienes al final le damos mal uso y metemos a San Pancracio en el congelador con perejil y los cinco duros en el dedo cuando no nos obedece.
"porque dan menos trabajo"
Tristemente, esa es la razón por la que muchas cosas que deberían hacerse no se hacen y muchas otras que no deberían hacerse se hacen. Hasta en nuestros errores, omisiones y pecados somos blanditos.
"Lo curioso es que hay muchos fieles que con gran gusto harían muchas laborres"
En mi experiencia, los fieles están mucho más dispuestos a dar dinero y su tiempo cuando se trata de cosas concretas y no de abstracciones.
"ceremonias llenas de solemnidad y boato"
Es que una ceremonia sin solemnidad y boato se convierte en un trámite burocrático. Y eso sí que no le gusta a nadie.
"la belleza de todo lo sacro, es un reflejo de la belleza infinita que contemplaremos en el Cielo"
Por eso el feísmo de tantos templos modernos es casi una blasfemia contra la infinita Belleza de Dios y solo lleva a la desesperanza.
"a mí me encantan los templos llenos de imágenes, me parece que ya estoy en el Cielo, rodeado de todos los bienaventurados"
Esa ha sido siempre la idea: se unen en la celebración la Iglesia militante y la Iglesia triunfante.
"Lo que es llamativo es que no existan "ministros extraordinarios de la ceniza""
Cuando no puede hacerlo un sacerdote o un diácono, pueden imponer la ceniza los laicos a los que se les encomiende esa tarea, pero lo cierto es que sucede poco, porque de todas maneras tiene que bendecir la ceniza un sacerdote o un diácono y, además, al menos en España suele imponerse la ceniza en las Misas del día..
"el poema «La profecía» de Rafael de León"
No lo conocía. Me ha gustado mucho.
Pues , por lo menos, es personas que se quedan "solo" en los sacramentales, o en la Semana Santa, o en los BBC (bodas, bautizos, comuniones) o solo en la Patrona del pueblo, o en el funeral de la abuela...... Que se encuentren un pastor del otro lado que se comparezca de su seguridad y no apague la mecha que aún huma, ¿No le parece?
Porque el grupo de clérigos que, entiendo, critica D. Bruno, dice que " si vienen sólo para eso, mejor que no vengan", y hace esas ceremonias lo menos solemnes (o sea menos bellas), lo más frías (o sea, menos buenas), lo menos verdaderas..... Para asi "espantar" a estos "cristianos de exterioridades" y quedarse "con los de "fe pura", que como he tenido ocasión de escuchar "los cristianos del post Concilio somos menos, pero mejores" ( y sobre todo, muy humildes, digo yo).
Y así nos va.........
Llevo años oyendo hablar mal en el ambiente en el que me muevo de las devociones, imágenes, piedades y sacramentales diversos. Siempre mirando a quienes los practican con una suerte de displicencia mientras se les señala como "religiosos naturales".
Y mientras, esos mismos que señalan las prácticas piadosas de siempre como una religiosidad natural (signifique eso lo que signifique) van poco a poco creando nuevos sacramentales, ritos y signos con los que sustituyen lo de siempre.
Y entonces esos suyos si, esos son los buenos, los profundos, los fetenes, la belleza que salvará a la humanidad.
Y que quieres que te diga, a mi me parecen estupendos unos y otros.
Y me apena que en lugar de aprender a amar esos signos que han movido el corazón de tantos cristianos hacia Dios nos dediquemos a criticarlos.
si las personas que van a BBC's, cenizas y semanasantas acuden con respeto alegrémonos, están cerca del Señor. El hará la obra.
"el Catolicismo siempre se ha expresado por los sentidos"
Gracias a Dios.
"también entiendo al cura"
Y yo también. Como señalaba en el artículo, tiene razón en lo que dice. Respondo a lo que pregunta porque me parece una pregunta muy importante a la que conviene responder.
"El problema de los sacramentales es que para mucha gente ... somos nosotros quienes al final le damos mal uso ..."
Eso es cierto, pero, como decían los escolásticos, prueba demasiado (quod nimis probat, nihil probat), porque lo mismo se puede decir de todas las cosas buenas que existen en el mundo, incluyendo la Misa, los demás sacramentos o incluso la oración (véase, por ejemplo, la oración del fariseo en el templo). Absolutamente todo lo bueno es susceptible de ser deformado o mal utilizado, pero eso no justifica en ningún caso que se abandone o deje de promoverse, como ha pasado en gran medida con los sacramentales. Sería como dejarse morir de hambre por el hecho de que hay quien come demasiado.
El hecho de que los sacramentales y la oración y la Misa y la comida y absolutamente todo lo bueno se puedan utilizar mal lo que implica es que precisamente los sacerdotes deben educar a los fieles en su uso, en lugar de abandonar esas cosas buenas porque es mucho más cómodo no educar o, peor aún, porque no son algo "moderno" y "elevado" (como si la Encarnación fuera algo moderno y elevado). Esa labor de educación en la fe es parte de la misión específica de los sacerdotes y precisamente por eso reciben la formación necesaria para ello.
Dicho sea todo ello, por supuesto, sin menoscabo de los estupendos y magníficos sacerdotes que, callada y humildemente, reparten entre sus ovejas la riqueza de los sacramentales y les instruyen en su uso para gloria de Dios y para su salvación. Dios les pague sobreabundantemente el bien que nos hacen.
Son las mismas que cuando les invitan a la boda de la Manolita (que se separará a los tres años) se emperifollan gastándose un pastón como si tuvieran una recepción en el palacio de Buckingham.
Este tipo de comentarios, en caso de que alguien se los tome en serio, causan atrofia, como yo cuando tenía 16 años creía que para no pecar lo mejor era estar sentada todo el día en una silla (para evitar las malas acciones) y con la mente en blanco (para evitar los malos pensamientos).
¿A quién se le ocurre mencionar una cosa tan peregrina como meter a San Pancracio en el congelador? Eso es como si para menospreciar el rezo del Santo Rosario cuento la anécdota de un cura loco que rezaba padrenuestros y avemarías 24 horas al día o, para que no nos pasemos de rosca en nuestro cristocentrismo, aludimos al orate que acabó creyéndose Jesucristo.
Ese tipo de argumentación se puso de moda por los partidarios del aborto que siempre ponían el ejemplo de la mujer violada y sola o los que, en el caso de los homosexuales, echan mano del argumento de que en ciertos países los ahorcan. De manera que vamos de casos particularísimos a la generalidad en vez de ir de la generalidad a los casos particulares, que solo vienen a cuento si se habla de personas concretas.
Tengan ustedes unas fructífera Cuaresma.
El angelismo progresista -que ya no emplea la fórmula tradicional del rito de Cenizas- en el mejor de los casos lo reformularía con un engolado “del polvo vienes y en humo te transformarás”.
Todo eso nos lleva a alabar a Dios a verlo como Dios y no como un jefe con el que hay que cumplir.
Gracias por este artículo
Óscar, entiendo lo que dice y, por el lenguaje, capto la alusión a determinado grupo eclesial. Tenga en cuenta que dicho grupo enfoca su acción pastoral preferente en los alejados y, por esa razón, muchos de sus miembros están en formación. Hay que distinguir, por tanto, entre lo que pregona un grupo y lo que particularmente dicen sus miembros. En ese grupo hay una fuerte labor de formación que hace que, con el tiempo y la disponibilidad para aprender del catecúmeno, se vayan aclarando las cosas.
Bendiciones.
Precisamente leía el otro día un libro de Louis Bouyer en el que hablaba de esos teólogos que, si hubieran estado en el lugar de Jesús cuando se le acercó la hemorroisa con la intención de tocar el borde de su manto, le hubieran dicho "¡apártate de aquí estúpida supersticiosa!"
Estimado Bruno.
"Los clérigos parezcan haber perdido cualquier conocimiento de lo que es la naturaleza humana".
Tienes razón, especialmente aquellos que no se han dado cuenta, o que no creen, que estamos hechos a Imagen y Semejanza, el problema lo tienen con la Naturaleza Divina.
Los sacramentales son parte de la Liturgia (actos del Culto Divino) Canon 1166 Los sacramentales son signos sagrados, por los que, a imitación en cierto modo de los sacramentos, se significan y se obtienen por intercesión de la Iglesia unos efectos principalmente espirituales.
1249 Todos los fieles, cada uno a su modo, están obligados por ley divina a hacer penitencia;
sin embargo, para que todos se unan en alguna práctica común de penitencia, se han fijado unos días penitenciales, en los que se dediquen los fieles de manera especial a la oración, realicen obras de piedad y de caridad y se nieguen a sí mismos, cumpliendo con mayor fidelidad sus propias obligaciones y,
sobre todo, observando el ayuno y la abstinencia, a tenor de los cánones que siguen.
Con relación al ayuno debe hacerse con cara de bien comido, no pongan cara triste, péinense bien y lávense la cara, para que la gente no se dé cuenta de que están ayunando, MT 6.16.34.
La abstinencia es otra cosa mucho más seria, la abstinencia de hacer el mal debería ser la verdadera abstinencia pero aún así no alcanza hay que hacer el bien, de buena fe y en silencio, será recompensado...
Cómo la ves...
No olvidemos que los propios SACRAMENTOS son signos visibles de la Gracia invisible, porque en efecto somos un alma con un cuerpo, cuerpo y alma como el mismo Dios, en Su Segunda Persona se encarnó como nuestro Señor Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Creador Padre y Redentor mío.
Entonces... queremos ser católicos. ¡Sencillamente católicos!.
Por eso con nuestro Sensus fidei muchos detestamos y aborrecemos el arte moderno, su origen marxista y enemigo de Cristo, su conspiración hecha por la sinagoga de satanas y sus influencias, su feísmo, su vacío, su nihilismo minimalista, su pérfido origen y su nada de nada, aunque sea un anti-todo, por su influencia diabolica.
A ver, a ver cuándo termina esta prueba y la rata satanas nos persigue desde fuera, sin que ya esté dentro, en la falsa anti-iglesia que presenció en su visión el papa León XIII, después de la cual escribió su oración a San Miguel Arcángel para ser rezada después de todas las Misas, oración que fue quitada en el post concilio y en la nueva Misa.
16 - marzo - 2025
TRES COSAS PIDO A LA IGLESIA.
Hoy Domingo, pido a la Iglesia Madre y Maestra, quiera considerar:
1 - La conveniencia de instaurar durante el Año Litúrgico la Celebración de una Solemnidad y su Tiempo correspondiente en Honor, Gratitud, Alabanza, Adoración y Glorificación de la Persona del Padre Eterno.
2 - Que de modo semejante considere establecer las celebraciones diarias de los Santos del Antiguo Testamento.
3 - Que considere la conveniencia de añadir a los cinco Misterios de cada una de las cuatro partes actuales del Santo Rosario, esto es, de Gozo, de Luz, de Dolor y de Gloria, cinco Misterios de Parusia, conforme los propongo:
Primer Misterio: "Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria, rodeado de todos sus ángeles, se sentará en Su Trono de Gloria" (Mat 25, 31).
Segundo Misterio: "Cristo sentado a la derecha del Padre" (Credo).
Tercer Misterio: "Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y a muertos" (Credo).
Cuarto Misterio: "Y Su Reino no tendrá fin" (Credo)
Quinto Misterio: "Si, vengo pronto. Ven Señor Jesús" ( Apoc 22 20)..
Esta quinta parte de Parusia elevaria a veinticinco los actuales veinte Misterios, creo se justifica ante su Misión revelada por la Virgen de "preparar el Camino a la Venida del Señor" (Mensaje en San Nicolás).
Culminaría, así, el Rosario en el Acontecimiento final y definitivo de la Parusia.
En verdad, este sacramental determina la conciencia de nuestra ínfima condición, consecuencias del pecado original que nos redujo a "hombre viejo del pecado".
Pero, también enciende la conciencia de que hemos sido liberados y enaltecidos por Cristo a la condición de hijos de Dios.
Por eso, esperamos la manifestación de nuestro "hombre nuevo", cuando Cristo se manifieste. Entonces podremos llevar a cabo los trabajos sobrehumanos que los parámetros del Reino requieren.
Que desde la ceniza seamos transformados a semejanza de la Transfiguración del Señor que hemos recordado.
Con los recursos desquiciados que contamos no cabe plantear la desactivación del aparato bélico mundial, el orden de un clima habitable por todas las regiones de nuestro planeta, o el emerger de nuevos continentes desde los fondos oceanicos. Cosas de prioridad para una humanidad atascada por la confusión, el error y su depravación.
Sin embargo, es verdad evidente racional que no existe opción ante los términos extremos del desafío: continuar por el camino que conduce al precipicio, o reaccionar, despertar bajo la Luz de la Aurora de Cristo traída por María.
Sólo reconociendo con humildad nuestro destino trascendente dispondremos de los recursos.que nos permitan salir del atasco y encarar.lo que una civilización en extinción no puede realizar.
Si bien miramos los acontecimientos, observamos un.zarandeo de anormales que agitan todos los rincones del vivir humano. Un sistema de contradicción afecta todo pensar, decidir y obrar. No hay humanidad que pueda aguantar indefinidamente está situación.
Un mundo así fraccionado en múltiples focos de incendio, solo requiere de un soplo que levante las cenizas; arderá por todas partes hasta consumirse.
Ante riesgo tan grave, los cristianos debemos intentar algo que detenga el peligro.
Tarea que abruma, pero posible para hombres de Fé. La oración, los sacramentales, como la Ceniza que ha signado al pueblo cristiano, los sacramentos y misterios honrados por la Iglesia, son medios que disponemos para intervenir en favor del Reino que cuenta con la humanidad.
CENIZA III. Hay ceniza sacramental, y la hay simple polvareda, deshecho de incendio.
Está cubre gran parte de la Iglesia actual, que sobrevive como tizones de una devastacion que la devora.
Trepadores, acomodaticios, adulones, serviles, desertores, traidores, simuladores, mundanos, ignorantes, una caterva que cubre de ceniza despreciable el sacro recinto de la Iglesia.
Es necesario que invoquemos el Viento del Espíritu Santo a fin de que la avente, desparrame.y volatilice, y avive los carbones.que permanecen en un incendio de amor, sabiduría y poder.
"No quebrará la caña doblada y no apagará la mecha humeante, hasta que haga triunfar la justicia" (Mat 12, 20).
Hasta preparar el Trono de Gloria del Señor que Viene.
Que el recuerdo perimido de esplendores monárquicos, de capas, sillas gestatorías, tiaras y otros varios, permanezcan como curiosidades de los museos eclesiásticos.
Demasiado tiempo tales aderezos opacaron la conciencia de un más elevado ministerio.
Comenzando por comprender.las magnitudes humano-divinas del Reino. Su soberana competencia en cosas de la Tierra y del universo sideral, hoy aún usurpado por la ciencia y técnica ateas.
Pastores, no solo de un rebaño, sino Ministros responsables de una humanidad llamada a compartir los trabajos de conducir el cosmos de perfección en perfección conforme los designios de Cristo y Su Madre.
Además, nos confronta con la realidad material-temporal que integramos y nos rodea. Que siendo polvo, somos participes por el Bautismo y demás sacramentos y sacramentales, del Señorío de Cristo, Verbo Creador del Universo.
Un cosmos inescrutable en sus espacios inconmensurables, espera nuestra conciencia, que dirijamos hacia el la inteligencia y voluntad a fin de gobernar su sacra condición mediante la Sagrada Liturgia de la Iglesia.
De las cenizas actuales de nuestra Civilización cristiana surgirá necesariamente un orden consciente de un nuevo horizonte . Lo que el modernismo ha destruido como cizaña, será arrojado al horno en manojos. Y el trigo que se recoja en los graneros del Señor, fructificará en la Tierra y en los mundos que nos rodean conforme al designio original del Creador.
Que el sacramental de la ceniza impuesta, avive nuestra respuesta de ministros de Dios, bajo la Conducción de María, y preparemos con Ella el Camino a la Parusia, luego de que los enemigos hayan sido extinguidos, e iniciados los grandes trabajos del Reino.
Comprendemos, o necesitamos alimentos de niños porque no aceptamos los sólidos? (Hebreos 5, 13-14).
María ha trazado una divisoria decisiva: el Señor se manifiesta en preparación de Su Parusia.
Verdad pavorosa y deslumbrante que nos precipita en los Tiempos Nuevos de Maria. Tiempos en los que "prepara el Camino a la Venida del Señor".
La Manifestación del Señor por medio de la Aurora traída por María, reduce a la nada la inconsistencia de los alardes del odio, el orgullo de los prodigios.
La moderna Babilonia se disuelve como las nieblas ante el sol.
Ciertamente, aún no despertamos a esta plenitud de Luz que transfigura la realidad a semejanza de la Transfiguración del Señor.
La Virgen nos revela un Tiempo cuya condición permanece en el Misterio, que se está manifestando de modo creciente, y que habremos de vivir en tanto y en cuanto se manifieste nuestro "hombre nuevo".
CENIZA VII. Considero tres cuestiones que pueden contribuir a que nuestro mundo actual no quede reducido a ceniza.
Porque la Imposición del sacramental de la ceniza nos recuerda nuestra ínfima condición. Y el mundo actual está en manos de inexpertos, corruptos y asesinos que lo arrastran al precipicio.
Por eso planteo a los cristianos, clero y fieles, la necesidad de madurar nuestra conciencia y responsabilidad frente a tal peligro de catástrofe.
La situación inédita que vivimos exige despertar del largo letargo de un infantilismo ingenuo alimentado por el consumismo.
Tres cuestiones que, si bien nos exceden totalmente, son comprensibles por la razón.
Así, " se debe y se puede" (Pío XII); instaurar "la Civilización del Amor" ,(S. Pablo VI); "Cruzar el Umbral de la Esperanza" (S. J. P. II).
Del lado moderno, existe también cierta preocupacion al respecto. Titulos como "Un mundo o ninguno", artículos científicos de E. Gaviola, Bohr, Oppenheimer, Einstein y otros; "El hombre y el átomo", Heisenberg y otros; "La paz indeseable?", J. k.Galbraith, revelan preocupación por algo que escapa a sus respuestas.
En verdad, no disponemos de la sabiduría y poder para obrar en estas instancias: 1 - Desactivar el aparato bélico mundial.
2 - Ordenar ell clima de modo que sean habitables todas las regiones del planeta (probable corrección de los ejes y. rotaciones).
3 - Disponer la emersion de nuevos continentes desde los fondos oceanicos.
Son cuestiones atinentes a la sobrevivencia de la humanidad y a su pleno desarrollo.
Son asimismo cuestiones que requieren la ayuda de la Providencia. Debemos tratarlas, pero ante todo insertas en el plan de la Salvación.
Nosotros podemos y debemos aportar nuestra participación, conscientes de que su magnitud es de un orden superior al cientifico-tecnico.
La oración nos lleva a deponer. tales emprendimientos en las Manos de Maria, confiados en que Ella los guardará en Su Corazón Inmaculado.
Implícitas también en la manifestación de nuestro "hombre nuevo", conforme "el Señor se está manifestando por medio de Su Madre" (S. N. 12-9-1994).
Está revelación de María abre nuestro campo de tareas, desbroza las dificultades creadas por la cizaña y nos dota de una nueva condición: trabajar en su Causa bajo su Conducción.
"Cuando Cristo se manifieste, vosotros también os manifestareis con Él en gloria" ( Col 3, 4 ).
"El Señor se está manifestando.por medio de Su Madre" (S.N. 12-9-1994). Es una revelación de María que, seguro, conmueve lo más profundo de nuestro ser y el del universo todo.
Es un Acontecimiento que no ha sido previsto por los exegetas. Ellos, considerando la imagen del relámpago(Mat 24, 27), interpretaron la Venida de Cristo como algo instantáneo, de lo que nadie conoce el día ni la hora (Mat 24, 44, 50 ).
Ahora sabemos por la Virgen que Ella "viene a preparar el Camino a la Venida del Señor". Lo que, cabe suponer demandará un buen tiempo, dado los trabajos inmensos a realizar con ese fin. Derrumbe de la Babilonia hasta "poner a todos sus enemigos bajo los pies de Cristo, que permanece sentado, entre tanto, a la derecha del Padre" (Credo).
En el Apocalipsis nos dice Cristo "Si. vuelvo pronto" ( Apoc 22, 12), pero es un "pronto" que dura ya dos mil años. Seguro que hay trabajo para rato.
Trabajos que realizará "el hombre nuevo", pues el mundo será depurado de lo hecho por el "hombre viejo del pecado".
Nuevamente, gracias por haber publicado estos doce comentarios del 16-3-2025 al 22-3-2025, en los que expongo cuestiones graves. En silencio continuo meditando en ellas, las confío al Corazón Inmaculado de María.
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