Robinsón Crusoe y la leyenda negra
Todo el mundo conoce la historia de Robinsón Crusoe, la fascinante aventura de un náufrago que sobrevive solo en una isla desierta gracias a su ingenio. Generaciones y generaciones han disfrutado con la historia, hasta el punto de que su protagonista es el paradigma de náufrago. La inmensa mayoría de los que conocen el relato solo han visto una película o han leído una versión adaptada, pero leer el libro original es muy instructivo.
Leyéndolo, uno percibe lo profundas que son las raíces de la leyenda negra antiespañola en los anglosajones. En la novela de Robinson Crusoe, a pesar de no tener nada que ver con el tema, el autor, por boca del propio Crusoe, no pierde ocasión de criticar rabiosamente a los españoles con un odio que da miedo.
Por ejemplo, en cierta ocasión en la que está decidiendo si atacar a los caníbales que usan su isla para merendarse a sus enemigos, suelta este largo discurso interior, diciéndose que no tiene sentido atacarles porque, si lo hiciera:
“Eso justificaría la conducta de los españoles en todas las barbaridades que cometieron en América, donde destruyeron a millones de estos hombres, los cuales, aunque eran idólatras y bárbaros, y tenían varias costumbres sangrientas y bárbaras, como sacrificar a seres humanos a sus ídolos, aun así eran, para los españoles, gente inocente. Por eso, haberlos exterminado ha sido considerado con el más alto grado de aborrecimiento y revulsión incluso por los propios españoles de esa época y también por las demás naciones cristianas de Europa, como una simple carnicería, una crueldad sangrienta y antinatural, injustificable ante Dios y ante los hombres. En consecuencia, el mismo nombre de “español” resulta espantoso y terrible para todas las gentes decentes o que tienen compasión cristiana y el reino de España es particularmente conocido por haber producido una raza sin principios ni compasión ni las comunes entrañas de misericordia ante los sufrimientos de los demás, que se consideran el signo de una mentalidad generosa”.
¡Hasta los caníbales son inocentes, aunque un poco brutos, al lado de los españoles! Cuando Crusoe se topa con las simpáticas costumbres antropofágicas de los salvajes, llega a la conclusión de que no tiene “autoridad” para juzgarlos, pero a los españoles, a esos sí puede juzgarlos y señalar que no tienen principios, ni compasión, ni entrañas de misericordia.
No se trata de una sola afirmación, sino que lo remacha otras veces cuando menciona a los españoles. En un momento dado, por ejemplo, el famoso Viernes le habla de unos “hombres blancos barbudos”, que “habían matado a muchos hombres”, “con lo que entendí que se refería a los españoles, cuyas crueldades en América se habían extendido por toda la región y eran recordadas por todas las naciones, transmitidas de padres a hijos”.
Estas invectivas contra los españoles son especialmente llamativas no solo por ser sustancialmente ahistóricas y por el historial infinitamente peor de los ingleses en sus conquistas, sino sobre todo teniendo en cuenta la historia del propio personaje de la novela. La razón por la que había naufragado y había terminado en su isla desierta era que, teniendo una plantación en el Brasil, Robinsón había estado quejándose con sus amigos de que los esclavos eran muy caros. Finalmente, se les ocurrió fletar un barco e ir a África a conseguir esclavos para que trabajasen a cambio de nada en sus plantaciones. Eso, presumiblemente, era algo benéfico y nada cruel.
A eso se suma que, anteriormente en la aventura, el barco en que viajaba nuestro héroe había sido capturado por piratas berberiscos, que habían matado a todos los marineros y a él le habían esclavizado. Durante largo tiempo, Robinsón vivió como esclavo hasta que encontró una oportunidad de escapar. Cuando su amo le mandó a pescar con otro esclavito, Xury, aprovechó y se hizo mar adentro hasta que les encontró un barco portugués. Así, Robinsón y Xury fueron rescatados cerca de Cabo Verde y la experiencia compartida les convirtió en amigos para toda la vida. O eso sería lo lógico, ¿verdad? No, más bien no. Robinsón vendió al pobre Xury como esclavo al capitán portugués y utilizó el dinero para comprarse su plantación en el Brasil. Lo cierto es que lo dudó un poco primero, pero, al final, ¿quién puede resistirse a una oferta de sesenta reales de a ocho por vender a un compañero? De nuevo, eso no era cruel en absoluto, porque la crueldad ear exclusiva de los malvados españoles.
Por supuesto, cuando termina en la isla desierta, de lo único que se arrepiente el náufrago es de haberse marchado de su próspera plantación para irse a buscar negros a África, cuando podía “habérselos comprado allí mismo a aquellos que se dedicaban a ir a buscarlos”, porque “aunque habría costado un poco más, la diferencia no merecía la pena, por los peligros que implicaba ahorrársela”. En cambio, los españoles eran malvados malvadísimos.
Uno se pregunta qué hicieron los españoles para suscitar ese odio visceral. Ciertamente eran enemigos de los ingleses, pero solo uno entre muchos y ningún otro sufrió esa campaña de rencor de siglos de duración y cuyos efectos aún se pueden percibir tanto en el Reino Unido como en los Estados Unidos y otros pueblos anglosajones.
Lo único que lo explica es el catolicismo con el que España se identificó. Odiaban a España porque les recordaba la Iglesia que abandonaron y la verdad que habían vomitado. No atacaban a los españoles por sus defectos, errores y pecados y errores, que eran muchos, como lo de cualquier otro pueblo, sino por lo que tenían de bueno: por su fe y por su amor a la Iglesia de Cristo y a nuestra Señora. Era un odium theologicum, el odio del apóstata por la fe que abandonó.
Vista así, la leyenda negra contra España cobra sentido y, en cierto modo, deja de ser una maldición y se convierte en un orgullo o incluso en una bendición. Quizá, en alguna medida, se puedan aplicar a España aquellas palabras del mismo Cristo: bienaventurados seréis cuando os insulten, os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, con mentira, por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo.
23 comentarios
En el anticatolicismo anglo están el odio puritano-arminiano junto con la apostasía anglicana.
Cuando los negros escapaban de la esclavitud huían a terriorio español en Florida y Nueva España donde se les trataba con caridad.
Mother of God, pray for all of us.
Hombre, no hay más que salir a nuestras calles en estos tiempos de masiva inmigración para ver cómo de exterminados fueron los aborígenes hispanos. Y en los tiempos de la independencia, ¿quién luchaba al lado de los soldados españoles sino esos mismos nativos, en contra de los criollos infestados por la masonería de inspiración anglofrancesa, los grandes "asaltantes" del imperio español?. Menos mal que sus mejores historiadores están sacando a la luz la verdad (al unísono con los nuestros, por supuesto). ¿Y quién está a favor de la leyenda negra sino politiquillos ignaros o estómagos agradecidos?. Con su pan se lo coman.
Si quieres colocar una patraña lo mejor que puedes hacer es facilitar ciertos estudios, como los de política, historia de otros países, sociología, antropología, etc...porque esto te permite redondear la jugada.
Imagínate todas estas materias suministrando datos que se apoyan unos a otros para conseguir que la bola de nieve que rueda por la pendiente sea inmensa cuando llegue abajo.
Estando en la provincia argentina de Misiones vimos las ruinas de San Ignacio Miní y un matrimonio de profesores ingleses se quedó asombrado ante la obra jesuítica aduciendo que para ellos los jeuitas eran la bestia negra, a lo que les contesté:
-Ustedes saben de Historia menos que nadie por sus propias mentiras. Lo que están diciendo es tan sorprendente como si yo fuera a Alemania y me enseñaran una gran biblioteca protestante y me sorprendiera por ello solo porque me habían dicho que Lutero fue muy malo. Si no saben nada de la gran obra jesuítica no saben historia, lo mismo que yo tampoco la sabría si, por odio a los luteranos, me negara a a creer que Bach lo fuera.
Sospecho que la Historia que se enseña en Gran Bretaña es un montón de bulos, incluso mienten en su propia historia, para que los Tudor aparecieran de repente en la Historia de Inglaterra los Plantagenet tuvieron que desaparecer todos cargados de oprobios y de una buena leyenda negra a costa de Eduardo III.
La novela de Josephine Tey: "La hija del tiempo" te deja patidifuso cuando lees lo siguiente: "Se quedó fascinado por aquel rostro (el de Ricardo III). Ese no es el rostro de un monstruo jorobado, ni de un supuesto asesino de niños, tal como lo han contado siempre en los libros de historia".
¿Lo váis pillando? Pues eso: mentirosos compulsivos.
Rafaelus, en la frontera norte se ve como la actitud española fue diferente. Se estableció una política basada en misiones y presidios. Misiones para civilizar y presidios como cuerpos de seguridad. Todo dentro un equilibrio imposible. También, que yo sepa, se cometieron un par de genocidios (dos pueblos arrasados, mujeres y niños incluidos) pero como acciones de castigo que llamaríamos particulares, nunca como política de estado ni como principios rectores morales. Durante siglos se alternaron momentos de paz, de guerra y de colaboración con pueblos apaches y comanches tremendamente volubles que tenían el saqueo como modo de vida. En una situación de precariedad casi absoluta, sacando de donde no había, llevando el sacrificio hasta el límite del martirio. Pero con unos resultados verdaderamente notables tanto materiales (aumento continuado de producción agrícola, ganadera, poblamientos, oficios y comercio) como espirituales, a pesar de la volubilidad de unos pueblos históricamente nómadas.
Y todo basado, por supuesto, en la población local, producido y protagonizado por los locales.
Ahora las cosas han cambiado mucho para su desgracia.
"Ladran, Sancho". Al fin, es un buen signo. Pero a Defoe, si pretendía que se colara el engaño, le faltó algo de astucia, parece: esa descripción de los españoles parece no ser tanto de seres de este mundo sino de los mismísimos habitantes de las llamas infernales: ya de entrada, aunque no se sepa mucho de historia, parece que no puede sino generar alguna duda de su veracidad...
Por cierto los calvinistas también tienen concepto de "ley natural" aunque más severo que el concepto católico. Entonces el consenso anglo afirma que los indígenas de USA desaparecieron por "ley natural" mientras los de América Latina fueron exterminados por los españoles, pero yo ahora sospecho que Cahoquia, por ejemplo, fue destruida por los colonos puritanos como pasó con Tenochtitlan a manos de los amerindios aliados de Cortés, y sólo debemos esperar un poco para que la historia lo reconozca.
Viendo cómo fue el ambiente español en tiempos de la conquista de América, peninsula llena de santos, no es de extrañarse que Satanás haya usado de tantos medios como dispuso para atacar y desprestigiar a España.
De los errores de España me parece que tal vez el peor fue no haber traido ordenes monasticas para evangelizar con su vida contemplativa... tal vez era una epoca en que la vida monastica pasaba por un periodo de decadencia, no lo sé.
Como explicar que los Reyes Católicos casaron su hija Catalina con
dos "Tudor " ( prácticamente usurpadores ) ?
x.com/Claudiashein/status/1846015768699589030
La vida contemplativa no está sujeta al espacio, de manera que los contemplativos españoles también fueron evangelizadores. Un contemplativo es alguien que traspasa tiempo y espacio, cosa que no está al alcance de los demás, y la efectividad de sus oraciones no depende de dónde esté situado el convento. De hecho es famosa la bilocación de la monja Mª Jesús de Ágreda, que teóricamente estaba en Soria, y aparecía en Nuevo México y Texas enviando a los indios a que los bautizaran los franciscanos.
Si lo que sugieres es que debían haber llegado órdenes monásticas a la vez que evangelizadoras es otra cuestión.
Precisamente si te refieres a órdenes monásticas Sor Juana Inés de la Cruz, que nació en 1561, tuvo varias opciones en México a la hora de entrar en un convento, primero lo intentó con las carmelitas y luego con las jerónimas.
Por lo tanto no sé qué quieres decir con lo de la vida monástica si en el S. XVI ya había monasterios, por lo menos en México y en Lima.
A su vez la Leyenda Negra omite la cooperación de España y Francia a favor las colonias de Norteamérica en su lucha contra el Impero Británico luego de la guerra de los Siete Años. Sin el apoyo de España y Francia, los Estados Unidos tal vez no existirían.
La Leyenda Negra caya el verdadero interés de los británicos en la independencia de Hispanoamérica, como lo dijo alguna vez el secretario de Asuntos Exteriores de Gran Bretaña, George Canning: "Hispano América es libre y si nosotros no administramos mal nuestros asuntos, es inglesa".
Y esa Leyenda Negra hace creer que los EEUU se deben y son lo mismo que los británicos, nada más contrario a la verdad.
Henry Carey, consejero económico de Abraham Lincoln, escribió: "Dos sistemas están ante el mundo;... uno busca aumentar la necesidad del comercio, el otro aumentar el poder para mantenerlo. Uno busca retrasar los hindúes y hundir al resto del mundo a su nivel; el otro, la elevación del nivel del hombre en todo el mundo a nuestro nivel. Uno busca el empobrecimiento, la ignorancia, la despoblación y la barbarie; el otro aumentar la riqueza, la comodidad, la inteligencia, la combinación de acción y la civilización. Uno busca la guerra universal; el otro la paz universal. Uno es el sistema inglés; el otro, bien podríamos enorgullecernos de llamar Sistema Americano, porque es el único concebido para elevar al mismo tiempo que iguala la condición del hombre en todo el mundo."
No te extrañe que no te haya entendido.
"Si lo que sugieres es que debían haber llegado órdenes monásticas a la vez que evangelizadoras es otra cuestión."
Eso mismo. Los reyes de España no querían que se venga a las Indias a fundar monasterios apartados donde se dediquen al ora et labora benedictino y al opus dei (sagrada liturgia). Sino que enviaron ordenes evangelizadoras: franciscanos, dominicos, agustinos, mercedarios, jesuitas, todas ellas ciertamente de vida contemplativa, pero no monástica. De hecho, recientemente escuché que los cartujos ya tenían un terreno y habían llegadoba México para fundar una cartuja, pero los reyes lo prohibieron.
No conozco cual erq el estado de las órdenes monasticas en ese periodo, pero al no haber santos monjes de esas épocas parece que no andaba muy bien.
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