No es cuestión de normas
En el artículo anterior, varios lectores discutían sobre los problemas de la Iglesia y una lectora sugería que había que aprobar normas que obligaran también al Papa a comportarse como tal cuando, por lo que fuera, se desviase del camino correcto:
“debe haber algún mecanismo, para que se le pueda corregir al Papa cuando se desvíe, y que este al menos tenga que escuchar, y no pase como con la dubia de los tres cardenales en el caso de Amoris Laetitia, que ni siquiera los recibió”.
Este intento de solución de los problemas actuales de la Iglesia y otros muchos intentos similares que se han planteado resultan atractivos, por su sencillez: si cabe la posibilidad de que un Papa no actúe como debe, apruébense normas que lo impidan. Además, ¿no están para eso las normas, en este caso las canónicas? Desgraciadamente, en este caso no.
El problema reside en que esa solución es teológicamente inviable, porque, como señaló el Concilio Vaticano I, la autoridad del Papa es “plena”, “ordinaria”, “inmediata” y “sobre todas las demás”. Esto es parte de la fe de la Iglesia y no se puede cambiar. Eso quiere decir que cualquier ley canónica que se apruebe para obligar al Papa a hacer algo, aunque solo sea escuchar a alguien, puede ser modificada o anulada por el propio Papa, porque no hay otra autoridad humana por encima de la suya, ni siquiera la de los Papas anteriores. Es decir, en este caso, ese tipo de ley no pasaría de ser una mera sugerencia, desestimable a voluntad. A lo que se suma que el tipo de pontífice al que estaría dirigida la ley sería, precisamente, el menos susceptible de aceptar sugerencias incómodas.
Esto nos indica que hay que ahondar más en la cuestión. El problema, el verdadero problema, no es canónico, sino de fe. La fe lleva décadas devaluándose en el seno de la Iglesia. Desde hace al menos medio siglo, la gran mayoría de los obispos y superiores católicos han tolerado (o incluso fomentado) en sus diócesis, congregaciones, universidades, seminarios y colegios que sus sacerdotes, religiosos y profesores negaran la fe sin ninguna consecuencia. Como era de esperar, los fieles se han ido acostumbrando a ello, unos queriendo y otros sin querer, y ahora esa situación ya no le sorprende a nadie, ni siquiera a los que aún protestan contra ella.
En la Iglesia se ha tolerado lo intolerable durante años y años y eso no sucede en balde. La consecuencia más visible es que esos mismos obispos se han hecho incapaces de plantarse con firmeza ante los que deforman la fe. Incluso les sucede a los obispos buenos (con contadísimas excepciones). No es una teoría: todos lo hemos visto. Desgraciadamente, en Amoris Laetitia se niegan de hecho los principios más fundamentales de la moral católica, además de lo enseñado expresamente por la Escritura y al menos un dogma de fe de Trento… pero fue recibida con elogios y adulación por la inmensa mayoría de los obispos, incluidos los buenos. Fratelli Tutti, Laudato Si, el documento de Abu Dhabi, Fiducia Supplicans e innumerables declaraciones papales han ahondado en esos mismos errores y otros similares, y los obispos, con pocas (y mayoritariamente africanas) excepciones o bien aplauden con las orejas o siguen guardando silencio, porque ya no saben hacer otra cosa. La fuerza de la costumbre es poderosísima y, si además sus puestos pueden depender de su adulación o su silencio, desgraciadamente pasa lo que pasa.
Eso no se arregla con normas canónicas. Lo que necesitamos son papas con fe, obispos con fe, religiosos con fe, sacerdotes con fe y fieles con fe. Sin eso, lo demás no importa nada ni sirve para nada. Solo un papa con fe humillará su criterio y lo ajustará a la fe y la moral católicas, a pesar de tener materialmente la autoridad para hacer lo que le parezca mejor en la Iglesia. Solo un obispo con fe tendrá la valentía necesaria para decirle a un papa que no puede saltarse la fe y la moral, como hizo San Pablo con San Pedro. Solo un sacerdote o un religioso con fe se atreverán a hacer lo mismo con su obispo o su superior. Y solo un fiel con fe será capaz de mantenerse firme en el momento de la prueba, sin abandonar a Cristo ni a su Iglesia, por mucho que sea hora de Getsemaní y no del Tabor.
Empecemos por lo que nos toca, manteniéndonos firmes en la fe y en la esperanza, rezando por la jerarquía que tanto lo necesita, santificándonos, transmitiendo la fe a nuestros hijos, evangelizando en la medida de nuestras posibilidades, hablando con claridad cuando hace falta, sosteniendo a los que vacilan y ofreciendo nuestros sufrimientos unidos a la Cruz de Cristo Rey, esposo de la Iglesia y Rey del universo, a Él sea la gloria por los siglos de los siglos.
84 comentarios
Pero por el otro lado de la ecuación todo está supeditado al ejercicio apropiado de la autoridad: desde el Papa "bueno", los sucesivos han seguido más o menos el curso del buenismo y han tolerado demasiado y evadido acciones enérgicas en la Iglesia.
Hasta el Papa acutal que, se nos vende como el Papa "óptimo". Y así todo lo demás, de arriba a abajo.
Eso ya lo hacemos desde hace once años ¿ Algo para la fase 2 ?
"Ni siquiera consiguen adelantar tanto que lleguen a la contemplación, porque se apegan a actividades y empresas que les parecen importantes. Cegados por su deseo de movimiento incesante, de una constante sensación de logro, ávidos con una ruda avidez de resultados, de éxito visible y tangible, llegan a ponerse en tal estado que no pueden creer que agradan a Dios si no se atarean en doce trabajos simultáneos. A veces llenan el aire de lamentaciones y se quejan de que ya no les queda tiempo para el rezo; pero se han vuelto tan expertos en engañarse a sí mismos que no advierten cuán insinceros son sus lamentos. No sólo permiten que se les arrastre a más y más trabajo, sino que ellos mismos se lo buscan. Y cuanto más atareados están, más yerros cometen. Los accidentes y errores se amontonan en torno suyo."
Thomas Merton
La Fe es imprescindible, pero es indivisible, no es negociable, ni es sustituible, no es intercambiable analógicamente.
Toda actividad del Cristiano debe estar presidida por la fe que le da sentido.
El Concilio Vat I dijo, además de la infalibilidad:
En Filius Dei:
1. Ya que «sin la fe... es imposible agradar a Dios» y llegar al consorcio de sus hijos, se sigue que nadie pueda nunca alcanzar la justificación sin ella, ni obtener la vida eterna a no ser que «persevere hasta el fin» en ella.
Dice el documento claramente (los aportados son míos)
2. "Llevados a la deriva por:
a) diversas y extrañas doctrinas,
b)y confundiendo falsamente naturaleza y gracia,
c) conocimiento humano y fe divina,
d) se encuentra que distorsionan el sentido genuino de los dogmas que la Santa Madre Iglesia sostiene y enseña,
e) y ponen en peligro la integridad y la autenticidad de la fe".
Ese peligro está a la vista en documentos imprecisos de interpretación abierta a la moral de situación y otras maldades y tiene dos efectos visibles la "desintegración de la fe" y la "falsedad de la fe".
Cómo la ves....
En cuanto a la fase 2, ya es cosa de Dios, que quizá incluso permita otro papa liante, tal vez para poner más en evidencia el lamentable estado en que se encuentra la Iglesia, pero no hay que dudar de que llegará un papa que pondrá las cosas en su sitio, y no sólo las cosas; aunque probablemente tenga que haber mucho, pero que mucho sufrimiento entre medias.
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Pues no Bruno; cuando un Papa se pronuncia ex-cathedra, obliga a todos los Papas posteriores respecto de ese pronunciamiento.
Además un Papa no puede cambiar ni la doctrina ni la moral; solo puede hacer modificaciones en cuestiones disciplinarias y prudenciales.
No lo entiendo.
¿O depende del tema que toque? (Por ejemplo si le da por decir que la eucaristía es "simbólica" y no hay transubstanciación se actuaría, pero si decimos que no hay pecados intrínsecamente malos no se dice nada)
¿O depende de si lo que hace cuenta con apoyos/oposición, mundanos y eclesiales, o es una iniciativa propia? ( Por ejemplo humanae vitae vs bazofia suplicans)
Yo sinceramente creo que esto es un caso de ley del embudo de manual. Es según y como. Ahora la progreiglesia está envalentonada porque sabe que el mundo aplaude según que cosas. Y el resto calla.
"Para ese fin, resulta mas útil una orden imperial"
Sin duda, ha habido bastantes ocasiones en que el emperador o el rey se comportaban más católicamente que el Papa y su presión política o militar sobre el pontífice eran para bien.
También es verdad que, en la época posterior del regalismo, esa influencia a menudo era para mal.
La cuestión es que el Papa sea católico de verdad y el rey o el emperador también lo sean. Entonces todo va mejor y si, de vez en cuando, unos tienen que enviar alabarderos para ayudar filialmente al otro a hacer lo correcto, estamos en familia y no pasa nada.
"resucitar el Sacro Imperio Romano Germánico y con la casa de Austria, natürlich!"
Dios te oiga.
"Pues no Bruno; cuando un Papa se pronuncia ex-cathedra, obliga a todos los Papas posteriores respecto de ese pronunciamiento. Además un Papa no puede cambiar ni la doctrina ni la moral; solo puede hacer modificaciones en cuestiones disciplinarias y prudenciales."
Como siempre aconsejo, conviene leer cuidadosamente antes de comentar. Estamos hablando de leyes y normas, que, por definición, se refieren a cuestiones disciplinarias y prudenciales.
Por supuesto, la fe y la moral obligan a todos. Pero, de nuevo, si no hay fe, esas obligaciones no significan nada para el interesado.
Pero eso no obsta para que se use la vía, siempre abierta a los bautizados, de la Corrección Fraterna, si no auricular directa, al menos sí por carta.
- A corrección fraterna tiene derecho el corregido
- y a serle expuesta en la Caridad y respeto o incluso veneración debida a su «ser persona» y a la dignidad que le confiere «su estado o ministerio»
- Y es deber de quién cree legítima la corrección,
- exponiendo esta con su mejor y más leal saber y entender.
¿Que no le van a hacer caso?, ¿que al corregido no le va a llegar la corrección?
Tal vez, pero en su entorno alguien o "alguienes" van a leerla.
"Eso ya lo hacemos desde hace once años ¿ Algo para la fase 2 ?"
Creo que la respuesta tiene que ser doble:
- Por un lado, cualquiera de nosotros que piense que ya cree, espera, reza, se santifica, transmite la fe, evangeliza, habla con claridad, sostiene a los débiles y se sacrifica lo suficiente se está engañando. Como dice San Pablo, "aún no habéis llegado a la sangre en vuestra lucha con el pecado".
- Por otro lado, entiendo muy bien (y comparto) ese deseo de "hacer algo", pero creo que hay que tener cuidado con la sutil tentación de pensar que nosotros somos los que vamos a salvar a la Iglesia. El único que salva es Jesucristo. Nuestra misión principal es la humilde, de centinelas que esperan a su Señor, es decir, la fase 1 de la que hablábamos. Sabiendo eso, quizá a algunos les pida otras cosas específicas para ayudar a sanear la situación de la Iglesia. Eso es estupendo, por supuesto. Después de todo, por eso unos cuantos nos hemos lanzado a la loca aventura de crear este portal católico sin dinero ni ayudas institucionales y muchos beneméritos lectores hacen su parte leyendo, comentando y colaborando económicamente con InfoCatólica. Hay muchas otras posibilidades. The sky's the limit, como dicen los anglosajones y solo hay que echarle imaginación. Yo he escrito una novela sobre la situación de la Iglesia y su reforma: Yo fui secretario de León XIV. Cuidar de los curas fieles es una labor importantísima. Fomentar los apostolados y grupos buenos que quedan es esencial. Cada uno que haga lo que se le ocurra. Pero todo sabiendo que los importantes no somos nosotros, sino Cristo, que es quien dirige la historia y quien ama a la Iglesia infinitamente más que nosotros. A nosotros, como mucho, se nos concede por pura gracia asociarnos a su victoria.
"Pero eso no obsta para que se use la vía, siempre abierta a los bautizados, de la Corrección Fraterna, si no auricular directa, al menos sí por carta. A corrección fraterna tiene derecho el corregido..."
Completamente de acuerdo. En este blog se ha hecho mucho de eso.
El problema es que, si el corregido está falto de fe, la corrección fraterna entra por un oído y sale por el otro. Y, si los que tendrían que hacer esa corrección fraterna, que en este caso son los obispos, también están faltos de fe, la corrección fraterna, como podemos ver, directamente no se hace.
Por eso digo que es un problema de fe.
Pero, por supuesto, como dices, esa corrección es un derecho y a menudo un deber del que corrige, sea escuchada o no, y ya se encargará Dios de que dé fruto donde Él quiera y cuando Él quiera.
Amén. "Yo y mi casa serviremos al Señor" (Jo. 24,15).
"Cuando dice usted obispos buenos que alaban en público la Amoris, debería decir supuestos buenos"
Me siento tentado de hacerlo, porque me lo pide el cuerpo, pero, siendo comprensivos, hay que tener en cuenta que AL les pilló con el pie cambiado. Estaban acostumbrados a que las herejías vinieran de los demás y los que las corrigieran fueran los papas. Cuando se encontraron con lo contrario, muchos no supieron que hacer, contemporizaron, resaltaron lo bueno y obviaron lo malo, se convencieron a sí mismos de que no había que escandalizar a los fieles, criticaron en privado pero alabando o callando en público, etc.
El problema es que, después de haber hecho eso, ahora les cuesta el doble hacer lo que tienen que hacer y rechazar sin ambages las barbaridades actuales. Parvus error in principio magnus in fine, porque ahora ya no hay excusas, ya no hay pies cambiados, ya no hay dudas... y la mayoría de ellos siguen callando.
Con algunas honrosas excepciones, claro. Tenemos los cardenales de los dubia (la mitad fallecidos), los cardenales Sarah y Müller, Mons. Athanasius, los obispos africanos en el tema concreto de Fiducia Supplicans y unos poquitos más. E incluso muchos de estos callaron con Amoris Laetitia (Sarah y Müller callaron públicamente y en esa época eran Prefectos de Dicasterios).
En fin, Dios tenga misericordia de su debilidad y de la nuestra y nos dé a todos la valentía de ser fieles contra viento y marea.
"Yo y mi casa serviremos al Señor"
Me acuerdo constantemente de esa frase de la Escritura. No creo que los padres de familia tengamos otra misión más importante que esa.
"Me maravillo de que tan pronto os apartéis del que os llamó por la gracia de Cristo, y os paséis a otro Evangelio. Y no es que haya otro Evangelio, sino es que hay quienes os perturban y pretenden pervertir el Evangelio de Cristo. Pero, aun cuando nosotros mismos, o un ángel del cielo os predicase un Evangelio distinto del que os hemos anunciado, sea anatema. Lo dijimos ya, y ahora vuelvo a decirlo: Si alguno os predica un Evangelio distinto del que recibisteis, sea anatema."
Y también Mateo 18,15:
“Si tu hermano peca repréndelo entre ti y él solo; si te escucha, habrás ganado a tu hermano. Si no te escucha toma todavía contigo un hombre o dos, para que por boca de dos testigos o tres conste toda palabra. Si a ellos no escucha, dilo a la Iglesia. Y si no escucha tampoco a la Iglesia, sea para ti como un pagano y como un publicano.
La pertinacia en la negación de una Verdad revelada entre los bautizados es herejía. Las dubias son las correcciones fraternas que han sido ignoradas.
¿Tenemos fe suficiente para poner en práctica la solución que Dios en Su Sabiduría infinita nos propone?
"como señaló el Concilio Vaticano I, la autoridad del Papa es “plena”, “ordinaria”, “inmediata” y “sobre todas las demás”.
Esta frase dicha asi, parece querer decir que puede hacer lo que le parezca con la Fe, y que tenemos que obedecer.
¿ Pero es un dogma esta frase ?
¿ Puede un Papa obligarnos a no vivir la Fe ?
¿ Autoridad plena ? ¿ que significa, que si mañana dice que no está presente Cristo en la Eucaristía, se acabo la Eucaristía ?
"Estamos hablando de leyes y normas, que, por definición, se refieren a cuestiones disciplinarias y prudenciales."
Amoris Laetitia y Fiducias Supplicans ¿ pertenecen a este grupo ?
¿No hay una contradición entre lo que dice el CVI y nuestra realidad hoy en día ?
Si lo estuviera hoy, no ocurriría lo mismo, ya que tiene siempre la máxima superior de la tradición, del crédito de la Iglesia antigua.
Y así esta sumisión y esta conformidad a la Iglesia antigua prevalecen y todo lo corrigen.”
Blaise Pascal, Penseés, nº 867 de la edición Brunschvicg, en Oeuvres complètes, ed. Gallimard, La Pléiade, 1954, p. 1336.
Nadie tiene autoridad en la Iglesia para obligarnos a apartarnos de "la máxima superior de la tradición, del crédito de la Iglesia antigua", que prevalece y todo lo corrige.
Yo y mi casa serviremos al Señor, adhiriendo a lo que la Iglesia hizo y enseñó siempre.
Algunos acaban de descubrir que el Papa no es el gurú de una secta ni el sucesor de Cristo.
Mérito de Francisco, después de una larga época de excesiva exaltación del papado: los prisioneros del Vaticano, el Pastor Angélico, el Atleta de Dios etc.
"La autoridad del Apóstol se manifestó entonces con su más grande severidad: aun cuando nosotros mismos, o un ángel del cielo os predicase un Evangelio diferente del que nosotros os hemos anunciado, sea anatema (Gal. 1, 8).
¿Y por qué dice San Pablo "aun cuando nosotros mismos ", y no dice "aunque yo mismo"?
Porque quiere decir que incluso si Pedro, o Andrés, o Juan, o el colegio entero de los Apóstoles, anunciasen un Evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema."
Lo mismo vale para los sucesores de Pedro, o Andrés, o Juan, o el Colegio entero de los obispos, dispersos por el mundo o reunidos en concilio ecuménico.
Cito de Wikipedia:
«En particular la carta del episcopado alemán afirmaba que el Papa es el obispo de Roma y no de ninguna otra diócesis, que su poder no es de tipo monárquico absoluto, sino que el papa está sujeto al poder divino y a la autoridad de Cristo sobre la cual se ha fundado el papado, posee una responsabilidad igual que los demás obispos de la Iglesia, por ello estos no son de ningún modo los funcionarios del papa, cada uno tiene una responsabilidad propia.»
Bismark temía que los obispos no tendrían mayor importancia, siendo reducidos a simples representantes locales del papa. Para colmo, que al tener jurisdicción directa sobre todo fiel, podría ordenarles lo que quisiera. Un siglo después, tras el horroroso pontificado de Pablo VI (con su rodillo litúrgico) y ya no digamos en actual, vemos que ha acabado siendo así, lo cual implica que tiene que haber de por medio una interpretación sobredimensionada y herética de lo que es el papado.
El problema del Vaticano I es que se truncó con la invasión de los Estados Pontificios, quedó inconcluso (no se ha condenado formalmente el ultramontanismo) y lo que tendría que haber sido su continuación en el Vaticano II (al menos Juan XXIII así lo afirmó, y es MUY INTERESANTE la lectura del instrumentum laboris que los «padres conciliares» tiraron literalmente a la basura) fue la catástrofe autodemoledora que ahora sufrimos.
"Pierde un Papa la Fe, y como tiene autoridad plena, ¿ la perdemos todos ?"
No, claro que no. No existe autoridad contra la fe.
""Estamos hablando de leyes y normas, que, por definición, se refieren a cuestiones disciplinarias y prudenciales." Amoris Laetitia y Fiducias Supplicans ¿ pertenecen a este grupo ?"
Como le decía al otro comentarista, conviene leer con cuidado antes de comentar. Lo que se refería a cuestiones disciplinarias y prudenciales era su sugerencia de hacer leyes o normas que obligasen a un Papa, así como mi indicación sobre la autoridad humana del Papa. La autoridad canónica del Papa en esas cuestiones es suprema. Nadie en la Iglesia tiene una autoridad superior, porque la primera Sede no es juzgada por nadie.
Los problemas de Amoris Laetitia y Fiducia supplicans son sobre cuestiones de fe. Y la fe no está sujeta a autoridades humanas, sino que es la Verdad revelada por Dios. Desde el Papa hasta el último fiel están sometidos a esa verdad.
Entiendo que no ha entendido bien del todo el post, que lo que señala es que las leyes o normas no pueden arreglar este desaguisado porque el Papa puede cambiarlas. Lo que necesitamos es que papas, obispos, sacerdotes y fieles tengan fe, que es algo que está por encima de las leyes.
"¿ Como nos mantenemos firmes en la Fe, si salen documentos contrarios a la Fe, y tenemos que obedecer porque el Papa tiene autoridad plena ?"
Si tuviéramos fe (y estuviéramos bien formados en ella), sabríamos que la fe no es obediencia al Papa, sino obediencia a Dios. Nadie en la Iglesia tiene ninguna autoridad contra la fe ni contra la moral. Si un confesor, un obispo, un padre, un profesor, un superior o un Papa mandan algo contrario a la moral o enseñan algo contrario a la fe no hay que hacerles ningún caso. Esto es básico. Y, como dice Santo Tomás, se les puede y se les debe rebatir públicamente.
"¿No hay una contradición entre lo que dice el CVI y nuestra realidad hoy en día ?"
No sé muy bien qué quiere decir con eso, pero los dogmas de fe declarados por el Concilio Vaticano I son eso, dogmas de fe, y por lo tanto indudablemente verdaderos. La verdad no puede ser contradictoria con la realidad.
Por supuesto, en ningún momento dice el Vaticano I que el Papa sea impecable o que no pueda equivocarse cuando no está definiendo un dogma de fe (y el papa actual no ha definido ninguno) o que deba obedecerse al Papa cuando mande o enseñe algo contrario a la fe o a la moral o que el Papa tenga alguna autoridad para cambiar la fe o la moral.
"Esta frase dicha asi, parece querer decir que puede hacer lo que le parezca con la Fe, y que tenemos que obedecer"
No, no quiere decir nada de eso. No existe autoridad en la Iglesia contra la Revelación de Dios. Como dice San Pablo: si nosotros o un angel del cielo os anunciáramos un Evangelio distinto: sea anatema.
"¿Pero es un dogma esta frase?"
Obviamente, mi frase no es un dogma, el dogma es el declarado por el Concilio. Pero eso es lo que dice el dogma, que la autoridad papal es “plena”, “ordinaria”, “inmediata” y “sobre todas las demás" en la Iglesia.
"Si alguno dijere que el Romano Pontífice tiene sólo deber de inspección y dirección, pero no plena y suprema potestad de jurisdicción sobre la iglesia universal, no sólo en las materias que pertenecen a la fe y costumbres, sino también en las de régimen y disciplina de la Iglesia difundida por todo el orbe, o que tiene la parte principal, pero no toda la plenitud de esta suprema potestad; o que esta potestad suya no es ordinaria e inmediata, tanto sobre todas y cada una de las iglesias, como sobre todos y cada uno de los pastores y de los fieles, sea anatema" (Concilio VAticano I)
"¿Puede un Papa obligarnos a no vivir la Fe?"
No. Puede intentarlo, pero si lo hace no estará actuando como Papa, sino a título personal y pecando gravemente, por lo que no habría que hacerle ningún caso.
"¿Autoridad plena? ¿que significa, que si mañana dice que no está presente Cristo en la Eucaristía, se acabo la Eucaristía?"
No, que tiene toda la autoridad que tiene la Iglesia. La autoridad que solo tiene Dios no la tiene el Papa, porque no la tiene la Iglesia. La Iglesia y el Papa no tienen autoridad para decir que Cristo no está en la Eucaristía igual que la Iglesia y el Papa no tienen autoridad para decir que 2+2=5.
Sino de nuestra santa Fe católica. Ninguna autoridad puede obligarnos a abandonarla o disminuirla.
Puede hacerse un paralelo interesante (aunque la comparación sea imperfecta) con lo que José Ignacio Escobar Kirkpatrick, marqués de Valdeiglesias, escribió en su testamento político ("Testimonio sobre una gran traición"), propugnando "la adición de un capítulo que prevea el caso del Rey perjuro y traidor. Se impone una reelaboración de la doctrina manteniendo todos los postulados monárquicos pero previendo el caso de la defección del Rey."
No, no hay ninguna norma que pueda impedir la defección del Rey ... ni del Papa.
Calla la religión y calla la ciencia, de manera que Kamala Harris se permite decir que se puede tener fe y ser partidario del aborto sin que nadie le diga que no está cualificada para hablar de la fe de nadie; los ginecólogos, ante la voz de su amo, haciendo pruebas de embarazo a los hombres antes de sacarle una radiografía; los de Abecedario protestando porque los antropólogos forenses, cuando encuentran un enterramiento del neolítico, digan que los cadáveres son de hombres y mujeres, y se nieguen a decir que han encontrado a une indefinide, hasta que cedan y encuentren alguno; etc...
Esta situación no se puede aguantar mucho tiempo sin que explote el cerebro. ¡Ven, Señor Jesús!
Vd. sólo se queda con lo que le interesa de lo que con paciencia explica Bruno. Crea lo que quiera pero por favor, no haga trampa.
Personalmente esa petición fue oída por la buena iglesia y el buen párroco que tuvo a bien enviarme en otro lugar. Me moví por otros motivos y, en principio, pensé que la cosa no iba a variar mucho en el sentido religioso, pero fui guiada por el Espíritu Santo, a un lugar que no conocía y que no buscaba. ¡Gloria a Dios por ello! No obstante cada vez es más difícil la Fe en un sacerdote, y como soy consciente de ello, me estremece pensar que Jesucristo y su Santísima Madre escucharon a esta pecadora porque lo que pedía era conforme a la Ley de Dios. Sin embargo soy consciente de la situación en que se encuentran otros y de la que podría encontrarme yo misma si el avance de mi vejez me aleja de ese lugar en concreto.
Es posible que la acumulación de nuestros pecados haya traído esta situación, así que, si llega el momento, confiaré en Dios y que Él me lleve de su Santa Mano.
"Si un confesor, un obispo, un padre, un profesor, un superior o un Papa mandan algo contrario a la moral o enseñan algo contrario a la fe no hay que hacerles ningún caso".
En esto estoy. Trato de rezar por el Papa, pero no le hago caso alguno a todo lo que le preocupa...Esta desafección para con su figura, me tiene triste, pues no fue mi experiencia anterior con PVI, JP II y BXVI con quienes nací, estudie y me case. Que Dios te Bengiga.
Bruno, esto quiere decir que tenemos que aceptar Amoris Laetitia y Fiducias supplicans y pensar que estan bien, porque el Papa tiene plena y suprema potestad de jurisdicción en materias de Fe, porque sino lo aceptamos, pastores y fieles somos anatema.
¿ Entiendes lo mismo o no ?
" Como dice San Pablo: si nosotros o un angel del cielo os anunciáramos un Evangelio distinto: sea anatema."
¿ No parecen dos anatemas en dirección contraria chocándose ?
"En la Iglesia católica hay que poner el mayor cuidado para mantener lo que ha sido creído en todas partes, siempre y por todos. Esto es lo verdadera y propiamente católico, según la idea de universalidad que se encierra en la misma etimología de la palabra."
El cristiano "deberá hacer todo lo posible para adherirse a la antigüedad, la cual no puede evidentemente ser alterada por ninguna nueva mentira."
"Bruno, esto quiere decir que tenemos que aceptar Amoris Laetitia y Fiducias supplicans y pensar que estan bien, porque el Papa tiene plena y suprema potestad de jurisdicción en materias de Fe, porque sino lo aceptamos, pastores y fieles somos anatema. ¿ Entiendes lo mismo o no ?"
No, claro que no. Nadie ha entendido nunca eso. Ha habido papas en la historia que han defendido errores teológicos, como Honorio y Juan XXII. Y la Iglesia los rechazó (dos concilios ecuménicos y otro papa llamaron por eso hereje a Honorio y contra Juan XXII se rebelaron multitud de teólogos y le obligaron a retractarse). La doctrina católica enseña que nadie tiene nunca autoridad del cielo para decir cosas contrarias a la fe, incluidos los Papas.
Dice también el Concilio Vaticano I: "Así el Espíritu Santo fue prometido a los sucesores de Pedro, no de manera que ellos pudieran, por revelación suya, dar a conocer alguna nueva doctrina, sino que, por asistencia suya, ellos pudieran guardar santamente y exponer fielmente la revelación transmitida por los Apóstoles, es decir, el depósito de la fe".
El Papa solo tiene autoridad para defender la fe católica que se nos ha transmitido, no para inventarla o cambiarla.
"¿ No parecen dos anatemas en dirección contraria chocándose ?"
No, porque, como decíamos, defender públicamente la fe, aunque sea contra un obispo o contra un Papa, es un derecho y a veces un deber de todo fiel católico. Lo enseñó así Santo Tomás de Aquino, doctor de la Iglesia. Si un Papa intentara excomulgar a alguien por hacer eso, la excomunión sería nula de pleno derecho, porque, una vez más, el Papa tiene autoridad plena dentro de lo que puede hacer la Iglesia y solo en eso. La Iglesia no puede, por ejemplo, eximir del mandamiento de no adulterar o declarar que nuestra Señora no fue asunta al cielo.
Siendo grandísima la autoridad de la Iglesia y por lo tanto del Papa, tiene tambien grandísimas limitaciones, que son, esencialmente, las que imponen la fe y la moral católicas. Como indica el Vaticano I, el papa es el guardián de la fe, no su dueño.
El problema es que, por diversas razones de las que ya hemos hablado varias veces, el Papa no ha hecho lo que debía (en relación por ejemplo con Amoris Laetitia, Fiducia Supplicans, etc.) y la mayoría de los obispos no han hecho lo que debían (que era decirle públicamente al Papa que eso es contrario al Evangelio y a la fe y, por lo tanto, no tiene poder para enseñarlo) y la mayoría de los teólogos no han hecho lo que debían (que era recordar públicamente la fe de la Iglesia que se deforma en esos documentos), etc.
Ante esa negligencia de los que tienen la misión fundamental de enseñar la fe, los fieles solo podemos a) mantenernos en la fe de la Iglesia, que es la fe de nuestro bautismo, y transmitirla a nuestros hijos y a todo el que encontremos, b) denunciar públicamente, como es nuestro derecho, los errores que proclaman algunos miembros de la jerarquía (y otros muchos toleran) y c) rezar mucho por el papa, los obispos y los sacerdotes.
Gracias Bruno por escribir también este párrafo, que limita al anterior.
Ahora me quedo más tranquila, aunque pienso que el primero está mal redactado, o por lo menos que tiene un mensaje equivoco, tanta potestad suprema con acompañamiento de anatema incluido, casi me hace sudar, y eso que aqui en el norte estamos desde haces dias en un otoño plenamente lluvioso !
"Gracias Bruno por escribir también este párrafo, que limita al anterior"
Como ya hemos hablado de estos temas otras veces, no es fácil saber qué conviene dar por supuesto y qué cosas hay que volver a explicitar. Es una de las cosas más difíciles de un blog, porque lo lee gente muy diferente, con presupuestos distintos y no se puede uno adaptar a todos. O al menos yo no soy capaz.
"aunque pienso que el primero está mal redactado, o por lo menos que tiene un mensaje equivoco, tanta potestad suprema con acompañamiento de anatema incluido, casi me hace sudar, y eso que aqui en el norte estamos desde haces dias en un otoño plenamente lluvioso !"
Je, je. Pasa a menudo con las cuestiones teológicas. A fin de cuentas, hablamos de realidades sobrenaturales, que, por definición, trascienden en buena medida nuestro lenguaje.
"Ahora me quedo más tranquila"
Me alegro mucho. No era mi intención escandalizar a nadie.
No quise recordarlo antes pero a tenor de las argumentaciones que tan elocuentemente se han manifestado en el blog, me parece oportuno mencionar las "normas".
El CIC
Canon 208 Por su regeneración en Cristo, se da entre todos los fieles una verdadera igualdad en cuanto a la dignidad y acción, en virtud de la cual todos, según su propia condición y oficio, cooperan a la edificación del Cuerpo de Cristo.
Canon 212 dice Los fieles § 3. Tienen el derecho, y a veces incluso el deber, en razón de su propio conocimiento, competencia y prestigio, de manifestar a los Pastores sagrados su opinión sobre aquello que pertenece al bien de la Iglesia y de manifestar a los demás fieles, salvando siempre la integridad de la fe y de las costumbres, la reverencia hacia los Pastores y habida cuenta de la utilidad común y de la dignidad de las personas.
Ese derecho-deber de todos los fieles -de manifestar su opinión en las condiciones del Canon- en su condición de tales no puede molestar a nadie en su ejercicio y en determinadas oportunidades rige el anuncio del Señor "si ellos no hablan hablarán las piedras".
Cómo la ves.
El problema de la Iglesia es el sistema papal, que sirve mientras el Papa sea bueno y haya contrapesos fácticos a su poder. Y así se pudo descansar casi dos siglos, al menos en materia moral (que si la litúrgica vamos...). Sin esos contrapesos, hasta un Papa bueno no lo es tanto. "Heriré al Pastor y las ovejas se dispersarán". Esto sólo lo arregla Dios en una intervención directa. De lo contrario es la disolución final.
Así terminamos como terminamos, con documentos contradictorios. Ha sido una negligencia que ha servido para envolverse en el pretendido "magisterio ordinario" que servía para cualquier cosa. Desde recomendar un gobierno mundial (Juan XXIII y Benedicto XVI) a decir que son convenientes los subsidios en los países europeos al agro (Juan XXIII) o definir qué creen otras religiones, en forma errada casi siempre ("Nostra Aetate). O hablar del calentamiento global. O de tantas cosas. Se ha hecho uso y abuso del "magisterio".
Si tú vas a un confesor a decirle simplemente que no eres partidario de una emigración sin límites te dirá que eso no es un pecado, en cambio si le dices que eres adúltera, por mucha Amoris Laetitia de por medio, te dirá que te arrepientas o no te da la absolución. ¿Cómo confiesa él?
-¿Tuvieron culpa los católicos alemanes, que no pertenecían al Partido Nazi, de las Leyes de Nuremberg? No.
-¿Tuvieron culpa si veían que su vecino judío desaparecía y solicitaban su piso porque era mejor? Sí.
-¿Tuvieron culpa si delataban al vecino para quedarse con su piso? Eso es pecado mortal.
Lo mismo pasa ahora:
-¿Tienen la culpa los católicos, que no han votado a un partido abortista, de la Ley del Aborto? No.
-¿Tienen la culpa por callarse ante tal cosa y disimular para que no se les note que son antiabortistas? Sí.
-¿Tienen la culpa si abortan?. Eso es un pecado mortal.
1) Pertenecer a una mafia que cobra a esos emigrantes por traerles a Europa.
2) Colaborar con mafias que los explotan cuando llegan a Europa.
La mayoría de los católicos no pertenecemos a ninguno de esos dos grupos por lo tanto no nos compete lo que ha dicho, ni sé para quién habla porque no desear una política inmigratoria sine die y sin númerus clausus no es pertenecer a ninguna "estructura del mal". Es de puro sentido común.
Lo que yo he escrito y lo repito es que dudo mucho que el papa reinante confiese a alguien y también dudo que él acuda a un confesor para recibir el Sacramento.
Te ruego no tergiverses mis palabras.
Ha seguido la costumbre juanpablina de sentarse en un confesonario de la basílica de San Pedro y confesar a quienes se acercan. Y también hay fotos de él arrodillado como penitente.
El modernismo triunfante desde hace décadas no es la negación abierta y brutal de las verdades católicas. Es su desnaturalización y disolución progresiva.
No es ésta la táctica modernista hoy, como tampoco lo era en tiempos de las condenas de San Pío X ni lo es desde el Vaticano II.
Más bien se deja que el polvo se acumule sobre la doctrina católica, como escribió ya en 1966 Guido Morselli en la profética novela "Roma sin Papa", publicada póstumamente en 1974 (hay traducción al español en la editorial Anagrama):
"¿No es más cómodo, más tranquilo ... dejar que el polvo se acumule sobre los dogmas?
Basta con declarar que es interés supremo (o único) de la Iglesia hacerse promotora de la paz mundial, aunque esto signifique poner a la Iglesia a la altura de la Cruz Roja Internacional."
(pág. 120 de la versión española, ed. Anagrama, Barcelona, 1987)
Estoy de acuerdo con Luis y con Urbel, él se confesará y, además dejará que le fotografíen haciéndolo, mientras que permite-con la anuencia de muchos obispos-que muchos sacerdotes no lo hagan.
En mi pueblo no confiesan desde hace décadas, ni siquiera cuando el obispo era Munilla.
Creo que la primera debería ser la de:
Tener un comportamiento y una actitud de Amor a la Verdad y por ello ser Verdaderos Buscadores de la Verdad. Sin miedo. Sin prejuicios. Con la mente receptiva a Dios
Respecto del Papa he comentado que para mí es una incógnita, unida a la de BXVI y su renuncia y al Vaticano interno.
Al mismo tiempo no comparto para nada su gestión de la Pandemia o Plandemia como he manifestado en varias ocasiones.
También respecto el CVII he comentado que el humo de satanás entró por el tema de los días fértiles. En lo demás no he apreciado nada que subrayar.
Respecto del CVI y de los 44 Principales Dogmas tampoco he observado, durante mucho tiempo, en su redacción, muy inteligente y prudente por el Magisterio de la SMICAR, nada que subrayar. Por ello estoy de acuerdo en su redacción.
Pero el tema es: lo que las redacciones son y en lo que pueden derivar. Voy a poner un ejemplo:
"Todos somos criaturas amadas de Dios y por el Bautismo hijos adoptivos en el Hijo Único de Dios".
Me parece bien, pero hay que añadir que con el pecado nos alejamos de Dios y nos convertimos en Hijos Pródigos y por ello ya no somos Verdaderos Hijos de Dios y si el pecado permanece etc podemos llegar a sufrir las penas del Infierno.
Si el Papa, un Papa, afirmara, ex cathedra, que un bebé recién bautizado muere (o lo matan) unos minutos después y por tanto siendo un Hijo Dios sin pecado va directamente al cielo, habría que reflexionar con la mente abierta.
Desde un punto de la redacción y dogmático así sería. Pero la pregunta es:
¿En esta situación, en esta redacción, con esta supuesta "incorporación específica dogmática" podría atar en la tierra y en el cielo la ICAR que el niño va directamente al cielo?
Es para reflexionar y mucho, muchísimo. Dios nos ha dado conciencia, voluntad e inteligencia para escucharLe con atención y saber que siempre, siempre, nos debemos a Él antes que a las redacciones e interpretaciones que pueden derivarse. Nos debemos a tener nuestra mente abierta a Él y por ello reflexionar y escuchar qué es lo que nos dice mediante nuestra conciencia Dios en completa Comunión con Él.
Esperando que sirva de reflexión reciban un abrazo en Cristo Nuestro Señor.
Paz. Amén.
🙏🙏🙏
Papa Francisco
En fin, nada más que añadir
Es una forma, como decía Urbel, de quitar algo por desuso sin necesidad de tocar la Doctrina, como ocurre con las palabras arcaicas.
¿Ha dicho la RAE que yo no pueda calificar a alguien de "flemático" o de "probo"? No lo ha dicho, pero el hecho de utilizar estas palabras me deja fuera de tiempo y me señala como anticuada. Lo único que pasa es que la RAE norma el uso de las palabras, pero admite que éstas puedan variar con el transcurso del tiempo y, en cambio, la Iglesia Católica no puede hacer lo mismo con los Sacramentos.
El límite a la obediencia por el que usted pregunta es muy claro y ya se ha citado en este hilo de comentarios:
"Ninguna autoridad, ni siquiera la más elevada en la jerarquía, puede obligarnos a abandonar o a disminuir nuestra fe católica, claramente expresada y profesada por el magisterio de la Iglesia desde hace diecinueve siglos."
Dudo mucho que una persona de buena voluntad casada en segundas nupcias y católica se quede tranquila y satisfecha por el hecho de que exista un documento papal llamado "Amoris Laetitia". Se va a encontrar en el Evangelio con las Palabras de Jesús y con la mujer adúltera y no va a saber como encajar eso con su propia situación.
Céntrese en los temas y olvídese de los demás comentaristas, por favor.
Me he limitado a contestar a quienes me han interpelado directamente por mi nombre. Me parece injusto el trato que dispensa a algunos comentaristas sobre otros. Pero como este es su blog, aquí me despido.
Esto acaba de decir el que viste de blanco:
«Esto es muy importante porque si empiezan a discutir: “Mi religión es más importante que la tuya…” “La mía es verdadera, la tuya no es verdadera…”, ¿a dónde lleva esto? Todas las religiones son un camino para llegar a Dios (…) Y como Dios es Dios para todos, todos somos hijos de Dios».
Tres herejías en el texto entrecomillado, como quien no quiere la cosa. Frente a lo que allí se dice:
-hay una sola religión verdadera: se llama católica;
-Cristo es EL camino, LA verdad y la LA vida: no hay otro camino, ni verdad ni vida...;
-no todos somos hijos de Dios: solo los que "reciben" a Cristo; eso dice Juan, en su evangelio: 1, 11-13.
¿A quién vamos a hacer caso? ¿Al discípulo al que el Señor amaba y recostó su cabeza en el pecho del Maestro y le entregó a su madre para que la cuidara? ¿O a este otro?
«Y vi a la Bestia… Fue aprisionada la Bestia y con ella el falso Profeta que hacía señales delante de ella, con las que extraviaba a los que habían recibido [en la frente y en la mano] el signo de la Bestia y a los que adoraban su imagen. Fueron arrojados ambos vivos en el lago de azufre ardiendo» (Apoc. 19,19-20).
Más que nada lo digo para que no empecemos a justificar de nuevo lo injustificable. Al final es lo que decía Forrets Gump, no hay que darle mas vueltas, tonto es el que dice herejías, perdón, tonterías.
¨Una de las cosas que más me ha impresionado de ustedes, los jóvenes, que están aquí, es la capacidad de diálogo interreligioso. Y esto es muy importante, porque si empiezan a discutir —“mi religión es más importante que la tuya”, “La mía es la verdadera, en cambio la tuya no es verdadera”—. ¿Adónde lleva todo esto? ¿A dónde?, que alguien responda ¿a dónde? [alguien responde: “A la destrucción”]. Y así es. Todas las religiones son un camino para llegar a Dios. Y, hago una comparación, son como diferentes lenguas, como distintos idiomas, para llegar allí. Porque Dios es Dios para todos. Y por eso, porque es Dios para todos, todos somos hijos de Dios. “¡Pero mi Dios es más importante que el tuyo!” ¿Eso es cierto? Sólo hay un Dios, y nosotros, nuestras religiones son lenguas, caminos para llegar a Dios. Uno es sijs, otro, musulmán, hindú, cristiano; aunque son caminos diferentes. Understood? Sin embargo, para el diálogo interreligioso entre los jóvenes se requiere valentía. Porque la juventud es la edad de la valentía.¨
Le ha faltado añadir a los maradonianos, que también tienen su caminito diferente pero que, en fin..., un respeto a Diego, porque éstos, ademas de hijos, son "la mano de Dios".
Paciencia
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