Simón... ¿duermes?
Texto de D. Antonio Izquierdo Sebastianes, presbítero
Quedan pocas semanas para que escuchemos estas palabras de Jesús al primer Papa (cf. Mc 14, 37), cuando en todas nuestras iglesias resuene la lectura de la Pasión el próximo domingo de ramos. El que había sido elegido para confirmar en la fe —y por eso denominado como “Roca” (Pedro)—, se quedó frito en Getsemaní, justo en el momento en que Satanás había solicitado cribar a los discípulos como trigo (cf. Lc 22, 31-34). Muy probablemente soñaba con que las palabras de Jesús fueran pedagógicamente metafóricas, y le gustaba pensar que el infierno estuviera vacío o que nadie pudiera acabar traicionando y negando al Maestro.
El Papa dormía, y con él Santiago y Juan, y probablemente también, a una cierta distancia, aquellos otros apóstoles a cuyos sucesores llamamos obispos. Todo, porque —según Jesús les había advertido— para seguir a Quien va a la cruz no bastan la buena intención, la pacífica sinodalidad, ni el haber pasado años escuchando las palabras del Señor o contemplando sus milagros. Cuando Dios ha dado permiso a Satanás para cribar a la Iglesia y a sus pastores con la noche más oscura de la fe, es imprescindible velar y orar para no caer, porque “el espíritu está pronto, pero la carne es débil” (Mc 14, 38) y no aguanta.
Es providencial y muy acertado que el Papa Francisco, como preparación al jubileo que se acerca, haya declarado este año 2024, “año de la oración”. Decía san Pío de Pietrelcina que “la sociedad de hoy no reza, por eso se está desmoronando”. Como un cuerpo que no respira, como un corazón que ya no bombea sangre. La constancia del oxígeno y del riego sanguíneo señala la diferencia entre la vida y la muerte. Pero es que orar sin cesar es tan imprescindible como difícil. No lo es orar de vez en cuando, una vez a la semana yendo a misa, o durante muchas horas en un eventual retiro espiritual. Los padres del desierto siempre señalaban la oración diaria como la más difícil ascesis de toda su vida. El demonio lo sabe, y pone todo su interés en que no oremos constantemente. No se preocupa mucho si lo hacemos alguna vez, y hasta le encanta que nos consolemos como tontos pensando siempre que “lo estamos retomando”, porque eso nos mantiene dormidos, en el letargo ideal para caer cuando venga la prueba. Satanás procura, por encima de todo, que no seamos constantes en la oración, para que siempre estemos desarmados, vulnerables a sus engaños, ciegos a sus artimañas en medio de la confusión eclesial o política, débiles para resistir los empujes de las pasiones, miedosos ante lo que puedan pensar o decir los demás, y perezosos para correr con radicalidad y sin laxas interpretaciones, en el seguimiento de Cristo. Porque Jesús va a la cruz; y quien le sigue acaba en ella. Y no se puede beber ese cáliz sin orar incesantemente; los “fijos discontinuos” en materia de oración, no son aptos para el martirio, cuando la confesión de la fe exige dar la vida.
Todo el que se acerque —con fiducia supplicans (confianza suplicante)— a pedir la bendición del Dios de Jesucristo — que es, por cierto, el único que existe— verá que trazan sobre él la dolorosa forma de la cruz, pues el que ama a su “pareja” o lo que sea más que a Cristo, no es digno de Cristo (cf. Mt 10, 34-39), y sólo se puede recibir la Gracia muriendo al pecado para estrenar una vida nueva. Es la extraordinaria bendición que nos traerá la Pascua, si tomamos en serio la advertencia del Maestro, y nos decidimos en esta Cuaresma a orar sin cesar.
“Pida, pues, mercedes el hombre a su Dios, el siervo a su Señor, la criatura a su Creador, porque en su no pedir y callar, estará su no recibir, ni salir de las miserias y remiendos del pecado” (enseña san Simón de Rojas en su Tratado sobre la oración, I Parte, cap. II). No es tiempo de dormir, aunque sea de noche. Velar y orar junto a Cristo se convierte en la mayor urgencia, cuando ha llegado la hora, y ya está cerca el que lo entrega (cf. Mc 14, 42).
34 comentarios
Luego vendrán las debilidades y el pecado a adormilarnos, pero creo que este principio debiera ser claro para todo aquel que cree.
Yo, cuando oigo a los herejes con alzacuellos siempre me pregunto ¿pero este hombre reza siquiera un poco? Y creo no equivocarme cuando me respondo que no.
Y si quieres hacer una buena carrera conviene no levantarse todavía borracho de la cama.
La pobreza y vulgaridad de la docencia que imparten los Pastores y sacerdotes, desde el Vaticano para abajo, revela miseria intelectual, pero lo más grave, miseria espiritual.
Cristo ha puesto en manos de la Iglesia, incluidos los fieles laicos, el Señorío de Soberano Rey del Universo, conquistado mediante la Cruz.
Es mediante la participación en la Cruz que hemos de hacer valer ante las potencias del infierno nuestros derechos soberanos de edificar el Reino en todo el universo, Tierra y cosmos.
No las amorfas tareas “pastorales” de aguados agentes del NOM, de gestores del mundo moderno alzado contra el Reino, al que se permiten etiquetar de cristiano.
La misión de la Iglesia es convertir la humanidad a Cristo, no en pactar con los dragones. Para ello debe apoderarse de la Cruz, abrazarla, venerarla y avanzar tras ella, aclamándola ante el mundo pagano del “bienestar” consumista, frívolo, idiotizado por los voceros del “progreso”.
La Cuaresma 2024 encuentra a la Iglesia desnuda, temblorosa, impúdica, humillada por el fracaso de escándalos tras escándalos, de errores y perversiones que la paralizan y consumen sus energías.
Debemos recogernos en meditación y reflexión, en oración y adoración que nos permitan descubrir el camino verdadero que conduce al Reino.
Retirémonos durante este Tiempo providencial al desierto espiritual que nos purifique de las inmundicias salpicadas por la cloaca.
Entonces veremos los esplendores del Reino por edificar de más en más, hasta renovar la Tierra y proyectarlo en el cosmos.
No durmamos, despertemos, porque el Señor y nuestra Madre oran por nosotros en vigilia constante.
Debemos velar y estar preparados, vienen días de tribulación.
Gracias por sus artículos Bruno.
Aunque como Satanás no existe, habrá que busar otro pretexto para echar un sueño.
En cuanto a la cruz, es un potro de tortura y además, sobrevalorado. Os empeñáis en mirar a la cruz cuando donde hay que mirar es después de la cruz.
La cruz es responsabilidad exclusiva de quienes subieron allí a Cristo. No expió nada, no redimió nada.
Fue el Padre quien elevó a cristo resucitándolo como respuesta a la absoluta entrega de Cristo, incluso ante quienes decidieron matarle.
Si el Padre hubiera pdido evitarlo, lo habría hecho. Pero no podía.
Así que evitemos la cruz con un sueñecito.
No solo es elevar la mente y el corazón para dirigirse al Señor, (hablarle con palabras, oración vocal) sino también es escucharlo (meditación, oración mental).También habría que definir el "sin cesar", el "cuando"...
Saludos
¿Y qué hay mejor que quedarse dormido cuando viene Satanás a incordiar? Aunque como Satanás no existe..."
¡Enhorabuena, buen trabajo! Asumo, claro, que su intención era poner un comentario dadaísta para burlarse del irracional progresismo de nuestra época.
Desde luego, lo ha conseguido, porque era muy difícil acumular más contradicciones y absurdos en un solo comentario. Por ejemplo, quedarse dormido cuando a uno el Maestro le pide que vele y ore no parece lo "mejor" en ningún sentido de la palabra. Por otro, si Satanás no existe, entonces podemos tirar los Evangelios a la basura, que en multitud de ocasiones hablan de él, y lo mismo debemos hacer con los restantes libros de la Escritura. Pero entonces, si tiramos la Escritura a la basura, ¿qué sentido tiene decir nada sobre Cristo, puesto que no conocemos nada de Él? Igual podemos decir que el Padre elevó a Cristo resucitándolo como que Cristo no resucitó, porque no sabemos nada de él. Y decir que no hay que mirar la cruz sino después de la cruz tiene el mismo valor que decir que hay que mirar el color amarillo y no el azul ultramar. Lo mismo da que da lo mismo. ¿Y qué sentido tiene hablar del Padre, si decimos que quería hacer algo tan sencillo como librar a Cristo de la cruz, pero no "pudo" hacerlo? Si Dios no es omnipotente, ¿en qué sentido es Dios y no, por ejemplo, mi vecino del quinto piso izquierda? Y si la cruz está sobrevalorada y no expía ni redime nada, ¿por qué San Pablo predicaba a Cristo crucificado? Y un interminable etcétera.
En suma, tiene usted toda la razón: el progresismo teológico no es más que un cúmulo de absurdos y sinsentidos, a cuál más ridículo, que apenas ocultan el vergonzante deseo de hacer lo que a uno le dé la gana sin un molesto Dios que nos diga que hay cosas que están bien y otras que están mal. ¡Buen trabajo demostrándolo una vez más!
El mundo moderno carece de argumentos que defiendan sus desvaríos: es víctima del poder nuclear creado por él.
Se ve obligado a ocultar su fracaso estrepitoso, fomentando el consumismo desaforado, de derroche y ostentación, que idiotiza a las multitudes.
Además, demuestra su incapacidad para gobernar el mundo actual al elaborar planes sistemáticos de aniquilamiento de una humanidad que excede sus previsiones.
Sólo la Iglesia puede revertir el camino del error criminal mediante un sistema de sobriedad y sacralidad, cuyas decisiones deriven de la sabiduría y poder que manan de la Cruz de Cristo.
Hoy es prioritario anular el proceso de autodestrucción mediante la desactivación de las armas nucleares y demás elementos de guerra. Es posible desde el punto de vista teórico emplear fuerzas gravitatorias que impidan el desplazamiento de vehículos de guerra terrestres, navales, aéreos o espaciales. Pero no es suficiente para salir del círculo de guerra.
Sólo la intercesión de la Iglesia mediante la Sagrada Liturgia supera absolutamente el poder destructor de la ciencia y de la técnica.
¡Zas! Y yo que creía que Hugo era ateo, ahora que acepta la existencia de Dios Padre, en consecuencia, debe aceptar a Dios Hijo (Cristo con mayúscula). Casi un católico.
Lo he pensado muchas veces, que es lo normal que si seguimos a Cristo nos pase que tengamos que sufrir, lo que tuvo que sufrir El. El es el camino, y en ese camino que vamos esta la cruz.
Esa cruz en nuestra vida es como un campo lleno de minas, que El va repartiendo con descansos para que no tengamos que sufrir todo el calvario como El lo sufrio.
¿Quién podrá sobrevivir sin El, sin su ayuda, sin su gracia, ¿ quién podrá llegar a la vida eterna ?
Por la oración nos comunicamos con El, deberiamos ser como esos niños plastas, que no les dejan en paz a sus padres, claro que la mitad de la vida nos dedicamos como ellos a pedir todo lo que no nos conviene, o lo que no es necesario, porque nos gusta pensar que la vida tiene que ser como vivir en un placido jardin siempre felices y buenos, lo cual parece facil, pero no lo es, y luego al cielo.
Cuando descubrimos que no es asi, lo que nos queda es orar, velar, ofrecer nuestros pequeños tesoros y perseguir a Jesus para haga todo lo posible para derrotarnos, para que su victoria sea también la nuestra.
Hugo:
Váyase a tomar por hugo.
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Jajaja..., me ha hecho usted reír de lo lindo. Se lo agradezco porque llevo un día regular.
Ya puestos, pido oraciones por mi hija querida Noelia que lo está pasando muy mal. Que el Señor se apiade de todos nosotros.
Por cierto, Bruno, expresion, tan graciosa como acertada la de los "fijos discontinuos en la oración"... Yo he sido mucho tiempo uno de esos y ando ahora intentando ser fijo en plantilla... Dios nos dé la gracia de serlo.
"Cómo que el Dios de Jesucristo es el único que existe? Jesucristo no tiene ningún Dios! Jesucristo ES Dios"
No le busque tres pies al gato. "El Dios de Jesucristo" es una expresión bíblica, que aparece en el primer capítulo de la carta a los Efesios. No va a saber usted más que la Palabra de Dios, ¿verdad? Con ello no se quiere decir de ningún modo que Cristo no sea Dios, solo es una forma de referirse a Dios Padre. También el mismo Cristo, en el Evangelio de San Juan, dice algo parecido: "Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios". Con esto se indica simplemente que Cristo es el que nos revela a Dios Padre y que nos ha hecho hijos con Él, de manera que ahora también podamos llamar "Padre nuestro" a Dios, como hace Él.
"Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios". Esa es la frase justa que viene en Juan 20:17, no hay duda de ello. La primera parte, Subo a mi Padre, es propia del Hijo que vuelve al Padre, diciendo a sus discípulos que también son hijos suyos, porque es su Padre. La segunda, "subo a mi Dios", solo puede signficar Dios Padre también, porque, ¿a que otro Dios se puede referir? Aunque le llame ahora solo "Dios" (una reiteración para dejar claro que se trata de Dios Padre, y no de un padre sin más). Se trata de un Dios Trinitario, no del Dios de los monistas. Jesucristo es Dios Hijo, y sube a Dios Padre. Pero es Dios en todo caso. Si no fuese Dios, todo el Evangelio se caería por su propio peso.
Añado mi adhesión al comentario de Epifanio: redescubrir el ayuno como método infalible para resintonizar la radio.
Batecado, rezo también por su hija.
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