El “espíritu del Concilio” en una viñeta
El malhadado espíritu del Concilio, sobre el que tanto se ha escrito, es un fenómeno complejo y multiforme, cuyo nombre es Legión, pero creo que se resume muy bien en esta vieja viñeta: la Iglesia, de la mano del mundo, mirando hacia un futuro utópico. Quizá se podría mejorar colocando a la espalda de ambos a Cristo Rey, completamente ignorado, pero supongo que puede darse por sobreentendido.
Esa y no otra ha sido la obsesión de los seducidos por el espíritu conciliar en los últimos sesenta años. Al margen de los textos del propio Concilio, que no leyeron u olvidaron inmediatamente, lo que quedó grabado a fuego en sus mentes y sus corazones fue que la nueva Iglesia que iban a crear ya no hablaría de pecados, juicio, cielo o infierno y otras sobrenaturalidades, sino que se dedicaría con todas sus fuerzas al plano natural, a mejorar el mundo, que era lo verdaderamente importante.
A lo largo de toda mi vida, he visto a infinidad de clérigos, religiosos y catequistas desnortados dedicados a esa obsesión de mejorar este mundo de forma puramente natural, al margen de la gracia y de la fe. El resultado ha sido el esperable: se han apuntado a todas las modas y utopías mundanas con un entusiasmo y una fe dignos de mejor causa, provocando el abandono masivo de la fe católica por los fieles y una creciente insatisfacción en ellos mismos.
Las modas y utopías en concreto han ido cambiando con los años, de forma vertiginosa y a menudo contradictoria: teología de la liberación, comunismo, liberación sexual, democracia, psicología, feminismo, diálogo interreligioso, sociedad del bienestar, orientalismo… Da igual que los resultados hayan sido uniformemente desastrosos para la Iglesia y para los hombres, la actitud fundamental sigue tan pujante como siempre. De hecho, ha cobrado un nuevo impulso en el presente pontificado, tan dedicado a la ecología, el cambio climático, la fraternidad universal al margen de Cristo, la inclusividad, la sinodalidad y la creación de una nueva moral católica puramente sentimental en la que quepan todos, todos, todos.
Quizá podría encontrarse algún tipo de atenuante para los que cayeron en esta trampa inmediatamente después del Concilio, arrastrados por un optimismo ingenuo. Tras más de medio siglo de disparates, desastres y apostasía generalizada, sin embargo, ya no hay excusa para seguir dando coces contra el aguijón. En algún momento tendremos que dejar de hacerlo o perecer. No me convencen mucho los sínodos, pero, puestos a celebrarlos, ¿no podría dedicarse uno a fumigar definitivamente ese espíritu demente y suicida que nos está matando? Solamente es una idea.
92 comentarios
No me parece tan sorprendente que lo que dice Bruno aquí, una de las poquísimas voces que dice lo que la mayoría de católicos, especialmente jerarcas, no quieren ver, coincida con lo que dicen los lefebvrianos, por ejemplo est que dijo hace un par de años Mons. Fellay:
"No se toma ninguna medida seria para frenar esta desaparición catastrófica de la Iglesia de la sociedad. Ha quedado reducida a la sacristía. Y lo que es aún peor, en los países donde la Iglesia había prodigado sus beneficios, en países que antaño se llamaban cristianos, incluso las iglesias y las sacristías están vacías… Ya no estamos tan lejos de la visión casi profética del cardenal Ratzinger. Pero a estos elementos exteriores se agregan otros, propios de la vida interna de la Iglesia. Son las señales de una debilidad ante un enemigo ya no exterior, sino a partir de ahora interior. Se disuelven cada vez más claramente la unidad de la fe y la unidad de gobierno en la santa Iglesia; en cuanto a la unidad litúrgica, con las aperturas realizadas por la nueva misa en la dirección a la “creatividad”, sobre todo con la multiplicación de las oraciones eucarísticas, hace ya tiempo que voló en mil pedazos. En lo referente a la moral, el último Sínodo sobre la familia es una trágica manifestación de la proliferación de opiniones contradictorias que reina en este ámbito, y que la autoridad parece ya no poder contener, cuando no es ella misma la que las favorece…"
Amén, .amén, amén.
D.Jorge Agustín Nicolás Ruiz de Santayana y Borrás nos dejó una frase, que tiene sus variantes y es ."Los que no pueden recordar el pasado están condenados a repetirlo". Pues eso, la jerarquía católica tiene mala memoria y se ha olvidado de lo que ha pasado en la Iglesia en el siglo XX, y sus consecuencias.
"la vida sobrenatural no sería posible sin el sacerdote, instrumento privilegiado, querido y elegido por Dios para difundirla en el Cuerpo Místico, en particular por el sacrificio de la Santa Misa. El vínculo íntimo que debe unir al sacerdote y la Misa es el testamento que nos legó Mons. Lefebvre, pues la Misa es la fuente de toda santificación y el sacerdote, más aún que los demás, debe nutrirse en ella, para luego alimentar con ella a las almas que le están confiadas: “Por ellos Yo me santifico, decía Nuestro Señor, para que ellos también sean santificados en la verdad” (Jn. 17, 19). Este misterio constituye el corazón de nuestros seminarios. Velamos por ello con celoso cuidado, y atendemos a todo lo que puede servir para engalanar las ceremonias litúrgicas. La belleza de los signos exteriores refleja la sublimidad de los misterios por los que se opera nuestra Redención. De este modo, estas ceremonias, grandiosas e íntimas a la vez, son como un preludio del Cielo."
Ahora sería muy distinto.
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El problema es cuando al pretender seguir "la opción de la Tradición" se tiene una "imperfecta y contradictoria noción de Tradición" (Ecclesia Dei, n. 4). Ese fue uno de los problemas de Marcel Lefebvre y de sus seguidores.
En cuanto a no reconocer o incluso negar el título de "santo" a una persona formalmente canonizada por la Iglesia, a tenor de la "Nota doctrinal ilustrativa de la fórmula conclusiva de la Professio fidei", de la CDF, parece a lo menos cuestionar "la fe en la asistencia del Espíritu Santo al Magisterio y la doctrina católica de la infalibilidad del Magisterio".
Un buen intento, pero con esa interpretación imaginaria, Marx, Mao y Voltaire serían Padres de la Iglesia. No ayuda en nada a la verdad falsear la realidad, aunque sea con buena intención.
En el parrafito mencionado, como es evidente, el Papa está hablando de la vida meramente natural (que no es Cristo) y del futuro meramente natural (que no es la herencia sobrenatural a la que hemos sido llamados), habla de que la tierra gime por la contaminación (no de que las piedras gritarán para anunciar a Cristo), de las esperanzas meramente humanas de los jóvenes (que perfectamente pueden quedar defraudadas, a diferencia de la esperanza teologal). Porque, como usted significativamente omite aunque aparece claramente al final del párrafo, está hablando de la COP28, es decir, la Cumbre del Clima de Dubái.
Citando la famosa frase de Chesterton, los católicos cuando entramos a la Iglesia nos quitamos el sombrero, no la cabeza. Cuando la Iglesia canoniza a alguien, no solo afirma que está en el cielo, sino que lo establece como modelo (canon) para todos los fieles en el ejercicio de su deber de estado particular, en este caso sería como Pontífice. La realidad es que la razón y los hechos nos muestran claramente que el pontificado de Pablo VI está lejos de ser ejemplar. Por lo tanto, mientras solo sea el sombrero lo que me tenga que quitar, no llamaré "san" al Papa Pablo VI.
Es de mentes simples y poco espabiladas quedarse en las palabras bien sonantes, y no penetrar su verdadero significado, y sobre todo compararlas con las obras de quien las emite.
Resulta enternecedora la compasión y misericordia por los jovenes y los niños. Sin embargo si esa misericordia fuese cierta, no les negaría el esplendor de la verdad como hace con la Amoris, poniendo un rejon de muerte en el futuro moral de muchos niños y jovenes que engañados pueden creer que comulgar en pecado es algo bueno.
La misericordia de Bergoglio es como cuando habla de diversidad, iglesia en salida, acogida, que todos caben en la Iglesia y luego manotea desabrido e iracundo a una señora china o masacra de manera infame y rastrera a Livieres, a Srickland, o a Burke. Y digo de manera rastrera no como insulto sino como una descripción precisa de la acción. Bergoglio miente cuando afrima por ejemplo que Strickland o Burke han incumplido de cualquier modo sus obligaciones, cuando si les echa es justo por lo contrario, precisamente por cumplirlas. Paralelamente Bergoglio jalea e incita a herejes y corruptos de todo pelaje con nombramientos y sinecuras.
Es un actuar malvado y corrupto que como dijo Liveres a Dios tendra que dar cuentas mas pronto que tarde.
Lucía Victoria, decía un clasico que todos somos tontos al menos cinco minutos al día, pero que lo importante era no sobrepasar esa cantidad. Siento decirselo, pero intuyo que usted ha tardado mas tiempo en escribir su comentario. Se lo digo con la mayor de las caridades.
"A mí una de las cosas que más gracia me hace, por la estupidez que conlleva, es esa máxima de que "el futuro es de los jóvenes". ¡Qué genios! Si les parece es de los nonagenarios"
Es cierto que es uno de esos lugares comunes cursis y que dan un poco de pena, pero es que además lo verdadero es lo contrario, porque el futuro y el pasado y el presente de quien son es de Cristo, que es lo que debe anunciar la Iglesia y lo que el mundo necesita oír. Christus heri et hodie et semper.
Le ruego me disculpe por eso que tan “significativamente omito”, es que escribo desde el móvil y de tan pequeño que está, ni me fijé. De todos modos, supongo que habrá querido decir que Francisco habla no de la Cumbre de Dubai, sino a propósito de dicha Cumbre.
Para usted será más difícil de recordar porque lleva muchos años debatiendo en su blog, pero yo sí recuerdo la primera vez que discrepé con Vd., hace un par de años, también con ocasión de una interpretación de una frase del Papa, que a mi juicio no era correcta. Y me acuerdo, sobre todo porque a mi me parecía evidente que hablaba de salir a los cruces de los caminos y encontrarse con los que seguían otros caminos. No porque diese por buenos esos otros caminos, sino porque era la oportunidad, en la convergencia, de poder atraer a los demás hacia verdad. Hacerse el encontradizo como, imagino, quiso hacer Jesús con la Samaritana del Pozo. Algo así de sencillo quiero ver yo (frente a otros, y estoy generalizando, que prefieren ver un intento de demolición de la Iglesia) en esa “originalidad” del Sínodo de la Sinodalidad.
Nos podrá gustar más o menos -porque a lo mejor no coincide con nuestra sensibilidad, de entre las muchas que hay en la Iglesia-, pero la opción preferencial por los pobres, el cuidado de la Casa Común (la Creación), la preocupación por los jóvenes y hasta el propio nombre escogido constituyen las líneas programáticas del pontificado de Francisco desde el minuto cero. Y en eso, creo, no hay engaño alguno, sino simplemente una opción personal legítima.
Dios le bendiga.
"Bruno, más que un intento de falsear la realidad, se trata de evidenciar que la interpretación de la intencionalidad del autor en ciertos textos (no digo nada de un tweet), salvo que vaya precedida de una exposición de motivos, resulta ser una cuestión de perspectiva. O subjetiva"
No. Ese tipo de intención es una cuestión objetiva. Puede que la conozcamos o no, pero la intención es algo existente y objetivo.
En este caso, no hay duda alguna de cuál es la intención, porque, como le decía, se está hablando de la COP, es decir, de lo importante que es no contaminar, reducir la huella del carbono, etc. Ese es el contexto, un contexto puramente secular, que no tiene nada que ver con lo que usted interpretaba. Y sí se habla de la cumbre: cuando se dice que tenemos una gran responsabilidad, que es velar por que no se les niegue el futuro a los jóvenes, se está refiriendo a que hay que alcanzar la meta de la COP de 1,5 ºC, etc. para evitar el cambio climático. Basta leer los twits anteriores y posteriores para verlo.
Todo esto no tiene que ver directamente con el Papa o con su intención, porque evidentemente los twits no los escribe él, sino una persona o personas a las que ha encargado de ello. En ese sentido, simplemente es responsable de lo que digan, aunque no sea él quien lo dice directamente. Y, le seré franco, he leído una docena de twits de su cuenta y se me ha caído el alma a los pies por el ínfimo nivel humano y cristiano de esos mensajes. Son para echarse a llorar. Que el Papa sea responsable de algo así, aunque no lo escriba directamente, me ha llenado de tristeza.
"No porque diese por buenos esos otros caminos"
Eso, de nuevo, es su interpretación bienintencionada. Ojalá fuera así, pero desgraciadamente el propio Papa ha dicho expresamente multitud de veces lo contrario, como hemos visto en repetidas ocasiones en el blog.
"constituyen las líneas programáticas del pontificado de Francisco desde el minuto cero. Y en eso, creo, no hay engaño alguno, sino simplemente una opción personal legítima."
No, no es una opción personal legítima, me temo. Sería una opción legítima si fuera un fontanero o un ministro de medio ambiente. Pero lo principal de un Papa siempre debe ser anunciar el Evangelio, preservar la fe católica y confirmar en ella, pastorear a los fieles y defenderlos de los lobos y dar el culto debido a Dios. Esas otras cosas de las que habla son, en el mejor de los casos, preocupaciones de cuarta categoría. Si esas son las líneas programáticas de su pontificado, es que está faltando a su deber.
Y, francamente, me sería muy difícil pensar en una persona más distinta de San Francisco de Asís que el Papa actual.
Todo esto es muy penoso, pero es así.
Para un católico, cuestionar la fe en la asistencia del Espíritu Santo al Magisterio y la doctrina católica de la infalibilidad del Magisterio es, ciertamente, "sacarse la cabeza".
El núcleo fundamental que uno debe creer sobre alguien canonizado es que está en el cielo. No que toda su vida haya sido ejemplar. Uno de mis santos favoritos es San Dimas y es evidente que no fue ejemplo más que de una cosa: de cómo tener una buena muerte. De nada más, pero eso bastó.
Yo, personalmente, no tengo ninguna dificultad para creer que Pablo VI esté en el cielo. Y me parece evidente que hizo muchas cosas ejemplares: el credo de Pablo VI (desgraciadamente olvidado), la encíclica Marialis Cultus, la encíclica Humanae Vitae escrita "contra mundum", etc. En ese sentido, no encuentro problema en considerar santo a San Pablo VI.
Dicho eso, yo pienso que habría sido mejor no canonizarlo, porque a) considero que estuvo muy falto de una de las principales virtudes que debe tener un papa, que es la prudencia, b) presidió y en gran parte fue directamente responsable de la hecatombe posconciliar, que dejó a la Iglesia hecha unos zorros, así que en ese ámbito fundamental es poco ejemplar, y c) unida a las canonizaciones de Juan XXIII y Juan Pablo II y a la beatificación de Juan Pablo I, su canonización produce la casi inevitable impresión escandalosa de que se canoniza a los Papas posconciliares por ser Papas posconciliares, al margen de cómo haya sido su vida. Pero como no me toca a mí decidir las canonizaciones, gracias a Dios, acepto tranquilamente lo que haya decidido la Iglesia.
Y, por supuesto, cada uno es libre de tener devoción a unos santos o a otros.
Al fin y al cabo, Ud. también es hijo de su tiempo. En fin, todos lo somos. Pero eso no afecta a la cuestión que mencioné y allí se aborda, sobre la recta noción de Tradición. A no ser, claro, que se lo lea en clave de evolución heterogénea.
He dicho: "a tenor de la "Nota doctrinal ilustrativa de la fórmula conclusiva de la Professio fidei", de la CDF". Allí, en efecto, la CDF presenta las canonizaciones como definitivas, por tanto, como infalibles. Y hasta se dice que quien las negare "no estaría en plena comunión con la Iglesia católica".
En definitiva se trata de eso, de "aceptar tranquilamente lo que haya decidido la Iglesia" cuando ejerce su Magisterio definitivo.
Pero por algún lugar leí que cuando la Iglesia canoniza a alguien lo presenta como modelo de imitación en el estado de vida que le tocó vivir, aunque nunca lo leí en una fuente oficial; sin embargo, me parece que eso es lo que hace la Iglesia al contarnos las vidas de los santos. San Dimas es modelo de penitente y confesor.
Rechazar o cuestionar una canonización de la Iglesia por "algo que se leyó en algún lugar...", en fin: esperaba que la cosa fuera más en serio.
Creo que al menos podemos coincidir en que estamos de lleno en los últimos tiempos. Esos tiempos en que el Señor nos avisó que mandaría a sus sirvientes a los cruces de los caminos a invitar a todos, buenos y malos, al banquete, a la vista de que sus propios invitados habían declinado o excusado la invitación. Y eso es justamente, con mejor o peor fortuna, lo que está haciendo Francisco.
(No, no me olvido de que para entrar en el banquete hay que vestir el traje de fiesta/gracia).
"Lo que finalmente llegue a ser Francisco, aún está por ver (y lo veremos). Al fin y al cabo, en un segundo, Dios te saca un santo de debajo de una piedra"
Amén.
"Creo que al menos podemos coincidir en que estamos de lleno en los últimos tiempos. Esos tiempos en que el Señor nos avisó que mandaría a sus sirvientes a los cruces de los caminos a invitar a todos, buenos y malos, al banquete, a la vista de que sus propios invitados habían declinado o excusado la invitación. Y eso es justamente, con mejor o peor fortuna, lo que está haciendo Francisco"
En los últimos tiempos llevamos desde la Ascensión, como enseña el Catecismo y hemos comentado aquí alguna vez (¿Los últimos tiempos?). Y la Iglesia ha ido a los caminos a invitar a todos, buenos y malos, al banquete desde que fue creada. Eso es lo que hicieron los apóstoles y lo que ha hecho siempre la Iglesia. Los invitados que se habían excusado de la invitación son los judíos que no aceptaron a Cristo. Todos los demás somos los de los caminos. De hecho, quizá la época en la que menos ha hecho la Iglesia lo de ir a los caminos, es decir, a evangelizar y bautizar a todas las naciones según el mandato de Cristo, sea la nuestra, en la que aparentemente se prefiere predicar la "fraternidad" y el "diálogo" entre las religiones en vez de convertir a los miembros de esas religiones.
Dios nos devuelva la urgencia por predicar el evangelio y bautizar a todos los pueblos.
En cuanto a no reconocer o incluso negar el título de "santo" a una persona formalmente canonizada por la Iglesia, a tenor de la "Nota doctrinal ilustrativa de la fórmula conclusiva de la Professio fidei", de la CDF, parece a lo menos cuestionar "la fe en la asistencia del Espíritu Santo al Magisterio y la doctrina católica de la infalibilidad del Magisterio".¿Qué Iglesia? ¿La Iglesia de Laodicea? ¿La Iglesia que el Señor vomitará de su boca? Si, yo discuto la infalibilidad de las canonizaciones a partir de las modificaciones que hizo JPII en los procesos para declarar santo a una persona. Y si no, a las pruebas me remito. Se declaro beato en mi país a "Monseñor" Angelelli, un cura guerrillero (él y sus colaboradores), que aprobaba los crímenes que cometía la agrupación Montoneros (busca el artículo en Infocatólica de Ma. Virginia Gristelli titulado "Angelelli, apóstol de la subversión marxista a los altares -las voces de los católicos proscriptos-". Y ya que estás, busca también las declaraciones de Monseñor Aguer sobre dicho caso). Y hay más beatificaciones polémicas recientes (ej. la del sacerdote Pedro María Ramirez que incitaba públicamente al homicidio de Jorge Gaitán -que dicho sea al margen, lo mataron-). ¿Qué? ¿El Espíritu Santo tuvo participación en la declaración de beato de un cura guerrillero, marxista, que aprobaba el homicidio como medio? Contra hechos, no hay argumentos.
Y también discuto que Pablo VI esté en el cielo, gozando de la visión beatífica (con mucha suerte y misericordia por parte de Dios, estará en el Purgatorio y por varios siglos más). Pero el artículo de Bruno va de otra cosa. Si algún día él quiere escribir algo sobre eso, pues bien, en ese momento presentaré mis argumentos.
En ocasiones el resultado fue la ambigüedad, en otros textos preciosos, en otros un silencio pastoral, en otros afirmaciones peligrosas que requirieron alguna nota introductoria aclaratoria del Papa.
En todos los casos, el consenso entre la verdad y el error, aunque pueda mantenerse literalmente en la ortodoxia, es peor que la verdad expuesta en estado puro.
Luego los modernistas, con los media, con el poder político, con el mundo, hicieron explotar las bombas de tiempo y del mismo modo que habían traicionado el juramento anti modernista, traicionaron el consenso conciliar.
Sí, hemos de cambiar aquel consenso puntual por la verdad de siempre expuesta tal cual.
Los pecados ecológicos son una bergogliada, no una enseñanza de la Iglesia. La prueba más que definitiva es que, más allá de la idea de que la contaminación es mala (cualquiera lo sabe y hasta los paganos buscan no hacerlo), Bergoglio no ha podido concretar qué cosas antiecológicas son pecado.
Los católicos rechazamos a Satanás, punto. Y todo mal que de él viene, pero no podemos rechazar a las vacas porque emitan metano, como comprenderás. O ahora tener una vaca es pecado ecológico?? Seamos serios y dejemos las bergogliadas mundanas, meras opiniones.
Saludos en Cristo, Matías.
Más que nunca se diferenciaba entre los que estaban dentro y fuera de la Iglesia, sabiamos de los teólogos que decian disparates o interpretaban mal el CVII. Los obispos y cardenales no hacian declaraciones públicas de sus herejías. No habia un sacerdote que hacía proselitismo sobre lo normal que es ser homosexual y ser uno más en la Iglesia.
Juan Pablo II, nunca escondió la cruz, entre otras cosas porque él la vivio con sobredosis.
Pero ser cristiano de verdad no ha sido nunca para las grandes masas. Con Franco todo el mundo iba a misa pero no porque tuvieran Fe, sino por ser una costumbre que estaba bien vista. Es decir la gente que dejo de ir a misa cuando murió Franco, no es que perdieran la Fe, sino que ya no tenian que aparentarla.
El sexto mandamiento siempre ha sido uno de los más dificiles de cumplir o el menos cumplido, De hecho la Virgen en Fatima dijo que era el pecado por el que habia más personas en el infierno.
Cuando en la sociedad se puso de moda el amor libre en España, la mitad prefirió esa opción a seguir en la Iglesia, pero de eso no tiene la culpa ni el Papa ni la Iglesia.
La homosexualidad ha sido un gran pecado hasta hace dos dias, en casi todo el mundo, no habia que ser cristiano para reconocerlo como tal.
Sin embargo hoy en dia esta aprobado o consentido en todo Occidente y en muchos otros paises. De esto no tiene la culpa la Iglesia, sino el primer gran pecado de la humanidad: "sereis como dioses". Es decir, con mi cuerpo hago lo que me parece.
Hoy en día ni siquiera todos los católicos saben lo que es pecado. Y de esto si, tiene la culpa la Iglesia.
¿Cómo sabe usted eso? ¿Conoce sus conciencias? ¿Cómo sabe usted qué grado de fe tenían o dejaban de tener? Además, ¿por qué iban a aparentar?. Había un comentarista en este portal que siempre recordaba como en su pueblo algunos mozos hacían comentarios irreverentes durante la misas. Ya ve usted como aparentaban.
En mi familia había gente que tranquilamente no iba a misa y no le pasaba nada. De hecho, no iba todo el mundo. Iba en torno al 70%.
Además, no solo está el franquismo. España fue mayoritariamente católica durante siglos. Y las manifestaciones de fe y devociones han formado parte de la cultura popular siempre.
También se contradice usted cuando dice que, en realidad dejaron de ser católicos cuando llegó el amor "libre". Pero es que además, a pesar del amor "libre" hubo un reverdecer de la fe con Juan Pablo II.
No sé de conciencias, sé de iglesias que en cuanto vino la democracia se fueron vaciando a gran velocidad.
En cuanto a las manifestaciones de Fe, le diré que en mi parroquia cuyo patrono es el Corpus Christi, ese dia la iglesia está llena, el resto de los domingos hay muy poca gente. Le sacan en procesión, una señora está de palique con otra, mientras el Santísimo pasa a su lado.
Es un error pensar que las tradiciones religiosas siempre hablan de Fe.
Simplemente el no ir a la iglesia los domingos estaba mal visto, lo cual te podía perjudicar para otros asuntos, como ahora que ocurre lo contrario.
"No , no llevamos más de medio siglo de apostasía generalizada, con Juan Pablo II se convirtieron miles de personas, la Iglesia floreció y se notaba mucha alegria en ser católico."
Quizá me he expresado mal. No he pretendido dar a entender en ningún momento que no haya habido cosas buenas, santas y estupendas en la Iglesia todos estos años. De hecho, sería metafísicamente imposible que así fuera. ¿Quién podría no alegrarse por el afán evangelizador de San Juan Pablo II? Yo personalmente he conocido cientos de personas que se convirtieron (o volvieron a la Iglesia) durante su pontificado. Y ciertamente, en comparación con la situación actual, se notaba una sensación de optimismo o, mejor dicho, de esperanza. Bendito sea Dios.
Dicho eso, la realidad es que, si en tiempos de Juan Pablo II se convirtieron miles de personas, apostataron muchísimas más. Basta ver las cifras en todos los países. En Europa, apostasía completa: los católicos son ya una minoría casi irrelevante desde el punto de vista político y social en prácticamente todos los países europeos. En Hispanoamérica, apostasía masiva (tengo pendiente escribir un post sobre ello): han desaparecido en este medio siglo al menos cien millones de católicos, si no muchos más. En los países de misión del resto del mundo se suele decir que la cosa mejora, pero la triste realidad es que las cifras de católicos aumentan porque aumenta la población, de manera que generalmente el aumento es menor que el aumento de la población, así que en realidad es un descenso camuflado por el aumento demográfico (cuando no un descenso absoluto, como en el caso de Japón).
Esto no es un ataque contra San Juan Pablo II ni contra Benedicto XVI, sino, simplemente, la realidad.
"Más que nunca se diferenciaba entre los que estaban dentro y fuera de la Iglesia, sabiamos de los teólogos que decian disparates o interpretaban mal el CVII. Los obispos y cardenales no hacian declaraciones públicas de sus herejías. No habia un sacerdote que hacía proselitismo sobre lo normal que es ser homosexual y ser uno más en la Iglesia"
Todo eso era bueno, ¿qué duda cabe? Ojalá volviera a ser así. Pero me temo que era muy poca cosa (aunque, por supuesto, buena y positiva). La realidad (de nuevo) es que en tiempos de Juan Pablo II y Benedicto XVI, Roma disciplinó a en torno una veintena o treintena de teólogos y sacerdotes por alejarse de la fe (entre más de mil millones de católicos). Y generalmente los castigos fueron puramente nominales y los interesados siguieron publicando en editoriales católicas, etc. A la vez, había innumerables otros sacerdotes, religiosos, colegios católicos, universidades católicas, editoriales católicas, seminarios, etc. que enseñaban herejías horribles y el rencor contra la propia Iglesia. A menudo públicamente. Lo de la homosexualidad aún no estaba de moda y se defendía y practicaba de forma más discreta (pero conocida por todos, y a veces en seminarios enteros, con consecuencias gravísimas), pero la defensa de la bondad de las relaciones prematrimoniales, de "rehacer la vida" después del divorcio, de los anticonceptivos y un largo etcétera se hacía de forma constante, pública y mucho más frecuente que la defensa de la verdadera moral.
Todo eso lo he visto yo, con mis propios ojos, y lo he sufrido yo. así que no sirve de nada decirme lo contrario. Ese clima de esperanza estaba ahí, gracias a Dios, pero incluso en el mejor de los casos el Papa no puede hacerlo todo. Recuerdo haber hablado en una ocasión con Mons. Ladaria, cuando era Prefecto de la CDF y repetía que no podía ser la CDF, con su puñadito de funcionarios, la que se ocupase de disciplinar a los revoltosos en todo el mundo. Y tenía toda la razón.
"Juan Pablo II, nunca escondió la cruz, entre otras cosas porque él la vivio con sobredosis"
Bendito sea Dios. En ningún momento he pretendido decir lo contrario.
"Pero ser cristiano de verdad no ha sido nunca para las grandes masas"
Esto, con todo el respeto y sin ánimo de ofender, es una tontería. Dios quiere que todos seamos cristianos, porque quiere que todos nos salvemos y uno no se puede salvar sin Cristo. Es más, quiere que todos seamos santos. El mismo Jesucristo nos mandó expresamente que fuéramos a anunciar el Evangelio a todos los pueblos y a bautizarlos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Y es, además, una tontería elitista: el cristianismo es para mí, porque yo sí que puedo entenderlo o vivirlo, no como ese pobre publicano, que es parte de la gran masa y no es capaz de ser cristiano. Ya sé que usted lo decía con buena intención, pero, si lo piensa, verá que es algo horrible.
"Cuando en la sociedad se puso de moda el amor libre en España, la mitad prefirió esa opción a seguir en la Iglesia, pero de eso no tiene la culpa ni el Papa ni la Iglesia."
La Iglesia no tiene culpa de nada, porque es santa.
Dicho eso, no es cierto que el mal viniera simplemente de fuera. Como le decía, yo he visto a lo largo de mi vida (durante todos los pontificados) enseñar lo contrario de la moral católica en infinidad de seminarios, colegios católicos, universidades católicas, púlpitos, confesionarios, catequesis, comunidades religiosas, seminarios, clases de religión, etc. Eso no es algo exterior, sino interior: desde hace medio siglo se utilizan de forma generalizada los medios de la Iglesia y la autoridad confiada por la Iglesia para predicar lo contrario de la doctrina y la moral de la Iglesia. La responsabilidad de eso corresponde de lleno a los eclesiásticos, no a la "sociedad".
"Hoy en día ni siquiera todos los católicos saben lo que es pecado. Y de esto si, tiene la culpa la Iglesia"
Eso no es de hoy (aunque ciertamente hoy la situación sea peor), sino que lleva sucediendo toda mi vida. Si no aceptamos la realidad, nos estamos engañando y no podremos nunca encontrar una solución a nuestros males.
La verdadera esperanza viene de confiar en Dios, no de pintar de rosa la situación de la Iglesia en el último medio siglo (o en el resto de sus dos milenios de historia, claro).
De nuevo, quiero subrayar que no pretendo atacarla a usted ni mucho menos a Juan Pablo II o a Benedicto XVI. Estoy seguro de que ellos (junto con usted) serían los primeros en reconocer que empezar por la verdad, aunque duela, es necesario para sanar nuestros males.
Un saludo.
El padre Pio tuvo una visión en el que Jesus con un dolor inmenso le decía que habia sacerdotes que eran carniceros, esto fué en 1913.
La historia de la Iglesia esta llena de acontecimientos contrarios a la Fe, desde Papas que eran todo menos vicarios de Cristo hasta todo tipo de herejías que se han ido condenando.
No por eso ha dejado de haber grandes santos
"Italia también ha sido un pais mayoritariamente católico durante siglos, sin embargo si uno lee las cosas que hacian algunos clerigos en la época de Santa Catalina de Siena, contado por ella, era peor que lo que hacen hoy en nuestros paises que han perdido la Fe"
Confunde usted dos cosas muy distintas. Una cosa es el pecado y otra la apostasía. Siempre ha habido pecados. El justo peca siete veces cada día. Nadie que se confiese de vez en cuando debería escandalizarse por ello.
Otra cosa muy diferente es que desde dentro de la propia Iglesia se difunda en multitud de lugares, con la autoridad confiada por la propia Iglesia y durante décadas el rechazo de la fe católica y la moral de la iglesia, con los consiguientes resultados de apostasía masiva. Eso sí es escandaloso y no tiene nada de habitual.
La diferencia fundamental está en que quien peca, aunque sea horriblemente, si mantiene la fe puede arrepentirse y obtener el perdón de Dios. Si desaparece la fe, desaparece con ella la posibilidad de recibir el perdón y la conversión. Por eso es mucho más preocupante lo segundo (sin que lo primero deje de ser grave, claro).
Otra cosa es que Jesus quiera la Fe para toda la humanidad, y que todos los hombres se salven.
Señores como Tarancón, que dijo que España necesitaba un buen baño de socialismo, deberían haber sido separados de la Iglesia, porque servían al enemigo, a Satanás. Y junto con ellos, sus valedores. Y esta tarea de limpiar la institución de sus gusanos es un trabajo que hay que hacer. No vale con escandalizarse porque no se quiere ver la realidad. Que algunos masones como Bugnini vayan vestidos de cardenal no significa que hayamos de decir amén a sus ocurrencias, y Pablo vi, declarado santo o no, ya habrá tenido que explicar muchas de sus acciones ante Dios.
Acatar todo lo que dice la Iglesia porque sí, aún cuando va en contra de la tradición, la revelación y el magisterio, cuando sabemos que está llena de enemigos aprovechándose de su autoridad, es un suicidio. Hay que decir la verdad aunque moleste a la jerarquía.
"No se si será una tontería, lo de que la Fe no la siguen grandes masas, pero es lo que yo entiendo por " muchos son los llamados pero pocos los escogidos""
Pues entonces me temo que lo entiende mal.
"junto con las estadisticas de creyentes que lo corroboran"
Ni hay estadísticas que lo corroboren ni podría haberlas. Durante siglos, prácticamente todo el mundo en occidente tenía fe. Podían ser buenos o malos cristianos, igual que en cualquier otra época, pero tenían fe. La fe no era patrimonio de una minoría de gente mejor que los demás.
"Otra cosa es que Jesus quiera la Fe para toda la humanidad, y que todos los hombres se salven."
Cuando algo prueba que lo que uno dice es incorrecto, no vale responder "otra cosa es que". Es que eso es de lo que estamos hablando. Si Dios quiere que todos tengamos fe y seamos santos, es incorrecto (y elitista) afirmar que "ser cristiano de verdad no ha sido nunca para las grandes masas".
"¿Pero es que puede tener Fe un sacerdote que consagra en pecado mortal?"
Eso que pregunta del sacrilegio se puede preguntar de cometer cualquier otro pecado grave. ¿Puede tener fe un hombre que traiciona a Dios conscientemente cometiendo sacrilegio o cometiendo adulterio o matando a su mujer o robando? Y la enseñanza de la Iglesia y la experiencia nos dicen que sí. Es el Mysterium iniquitatis.
El tal Profesor Matías no es más que un troll que pone de vez en cuando comentarios con multitud de seudónimos distintos para sembrar la confusión. No hay que hacerle caso.
Pero lo verdaderamente increíble es comprobar cómo pese a todo el mismo Dios se sigue abajando y anonadando en esas manos -como cuando vino al mundo en un abrevadero de animales- para cumplir sus promesa de estar con nosotros todos los días, hasta el fin de los tiempos.
El Señor es fiel.
"Pero lo verdaderamente increíble es comprobar cómo pese a todo el mismo Dios se sigue abajando y anonadando en esas manos -como cuando vino al mundo en un abrevadero de animales- para cumplir sus promesa de estar con nosotros todos los días, hasta el fin de los tiempos. El Señor es fiel."
¡Bien dicho! El mysterium iniquitatis, por sí solo, nos llevaría a la desesperación. Por eso no podemos dejar de contemplar el mysterium fidei, el sacramento de nuestra fe, que es Cristo redentor, muerto por nosotros y presente en el santísimo Sacramento del altar. Solo así se renueva nuestra esperanza.
"La Iglesia está infiltrada por sus enemigos, y esos enemigos han accedido a las potestades y los cargos en la jerarquía, y obran contra ella. Esto es la realidad, por eso, cuando estos enemigos de dentro dicen o hacen, no hay que adjudicárselo a la Iglesia, sino a sus enemigos infiltrados dentro"
Estoy de acuerdo.
"Y esta tarea de limpiar la institución de sus gusanos es un trabajo que hay que hacer. No vale con escandalizarse porque no se quiere ver la realidad"
Toda solución verdadera, por definición, empieza por la verdad. Y cualquier solución que prescinda de la verdad, también por definición, será una solución falsa.
"Acatar todo lo que dice la Iglesia porque sí, aún cuando va en contra de la tradición, la revelación y el magisterio, cuando sabemos que está llena de enemigos aprovechándose de su autoridad, es un suicidio. Hay que decir la verdad aunque moleste a la jerarquía"
Aunque nosotros mismos, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema
Papas que venden su papado ( Benedicto IX ), fué Papa 3 veces a base de maniobras.
Lo que quiero decir es que apostasía declarada o apostasía vivida ha habido en todas las épocas.
No es lo mismo el número de bautizados que el de creyentes.
"O sacerdotes que les dicen a las monjas que confiesan..."
Me temo que sigue confundiendo la apostasía con el pecado mortal. Es una confusión propia de una buena persona, que siente intensamente que en todo pecado grave hay algo incomprensible, y eso la honra. Pero eso no quita que sean cosas muy diferentes. Si no entiende esa distinción básica no es posible discutir este tema.
He intentado mostrar la diferencia enorme que hay entre estar en pecado mortal, pero poder arrepentirse y recibir el perdón de Dios (el pecado sin apostasía), y estar en pecado mortal, pero haber dejado de creer en la fe católica, en el pecado y en la posibilidad misma de ser perdonado (la apostasía), pero se ve que no consigo explicarlo con claridad. Quizá otros puedan explicárselo mejor que yo.
"El cristiano está impregnado de ese género de 'realismo' que no es sino permanecer absolutamente despierto ante los signos de los tiempos. Por eso, excluyo la posibilidad de que se pudiera pensar (de un modo no realista) en reanudar el camino como si el Concilio Vaticano no hubiera existido nunca. Muchos de los resultados concretos que vemos ahora no se corresponden con las intenciones de los padres del Concilio. Sin embargo, no podemos decir en modo alguno «hubiera sido mejor que no se hubiera celebrado nunca». El Cardenal [hoy san] Henry Newman, gran intelectual e historiador del Concilio, convertido del anglicanismo al catolicismo, ha dicho que un concilio es siempre un riesgo para la Iglesia. Por eso, se debe convocar para muy pocas cosas y no se debe dilatar en exceso. Es verdad que las reformas exigen tiempo, paciencia y [esto me encanta] disposición arriesgada, más tampoco está permitido decir: 'No lo hagamos, pues son peligrosas'. Yo creo, más bien, que todavía no ha llegado el momento verdadero del Vaticano II, que no ha comenzado aún su auténtica recepción. Los documentos han sido enterrados inmediatamente bajo un montón de publicaciones superficiales o sencillamente inexactas. La lectura de la 'letra' de los documentos nos permitirá descubrir su verdadero 'espíritu'. Así pues, si se redescubriera su verdad [y eso es clave] esos grandes documentos nos permitirían entender lo que ha ocurrido y reaccionar con una fuerza renovada. Repito: el católico, que ve claramente y con dolor los daños que han causado a su Iglesia las erróneas interpretaciones del Vaticano II, DEBE descubrir en él la posibilidad de la revivificación. El Concilio es 'suyo', no de aquellos que quieren seguir un camino cuyos resultados han sido catastróficos: no es el concilio de quienes eventualmente no saben qué hacer con el Vaticano II, al que miran como un «fósil de la era clerical»". (Joseph Ratzinger, "Cooperadores de la Verdad. Una meditación para cada día del año", 4ª ed., Patmos (2023), págs. 241 y 242. Libro MUY RECOMENDABLE.
Como no sé cómo hacerlo, donde el autor utiliza cursiva, yo he puesto una comilla suelta ( ').
Pero la realidad es que no todo el mundo tiene Fe, por las razones que sean.
No importa que un pais haya sido católico, durante siglos.
Cuando una persona tiene Fe, y está en pecado mortal, es decir cree que no está en gracia de Dios, sabe que tiene que ir a confesarse para reconciliarse con Dios, y esto más que nadie lo sabe un sacerdote, antes de cometer un sacrilegio, además en la Eucarístia, que le podria llevar a la condenación eterna.
No creo que ningun sacerdote que tenga Fe sea tan idiota de no hacer esto.
"¿Fue el concilio un camino errado del que debemos volver para salvar a la Iglesia? Las voces de aquéllos que dicen tal cosa son cada vez más altas y el número de sus seguidores más grande. El aumento creciente de grupos integristas [cri-cri, cri-cri] es uno de los infinitos fenómenos de los últimos años. En ellos encuentra su respuesta el ansia de piedad, el calor del misterio. Habría que guardarse de menospreciar estos fenómenos. Existe, sin duda, un fanatismo sectario que es lo contrario de la catolicidad. Nunca opondremos resistencia con suficiente decisión a todo ello. Sin embargo, uno se debe preguntar, con absoluta seriedad, por qué semejantes estrechamientos y deformaciones de la fe y de la religiosidad ejercen un influjo tan grande y son capaces de atraer a hombres [sobre todo hombres, por cierto] que, por la decisión de su fe ni por su modo personal de ser, están llamados a formar parte de secta alguna. ¿Qué los impulsa hacia un ámbito al que no pertenecen? ¿Por qué han perdido el sentimiento de pertenencia a la gran Iglesia? ¿Están injustificados todos sus reproches? ¿No es verdaderamente extraño, por ejemplo, que no se haya oído hablar nunca de reacciones por parte de los obispos contra la destrucción de aspectos esenciales de la liturgia semejantes a las que ahora tienen lugar contra el empleo del misal de la Iglesia, que no existe desde Pío V? Repitámoslo de nuevo: no se debe aceptar el comportamiento sectario, pero tampoco se debe rehuir el examen de conciencia al que acontecimientos como los descritos nos obligan". (Del mismo libro de J. Ratzinger "Cooperadores de la Verdad", págs. 242 y 244).
¿No bastaría con un simple "todos"? No veo la razón del tripleticio: ¿acaso quiso el autor poner "todos, todas, todes", y el corrector le llamó al orden?. Espero que no haga lo mismo conmigo.
La Iglesia es una. Y santa. El que cuestiona una canonización formal, en rigor: ¿por qué acepta las otras innumerables canonizaciones?
Quizá podría armarse su propio santoral y poner en el mismo a los que le parezca. El problema no pequeño de ello es que ese es un camino cierto para no figurar, ni de lejos, en el auténtico. Pero ese parece que a Ud. le tiene sin cuidado.
Yo, por mi parte, soy hijo de la Iglesia.
Yo recuerdo las iglesias llenas en los años 80 y no recuerdo a nadie disimulando, sino a todo el mundo respetuoso. ¿Con mas o menos fe? Quién sabe ¿Con mas o menos conocimiento?¿Mas o menos devoción? Yo no lo se, pero excepto algún caso aislado de niños que se aburrían o hiperactivos, había respeto y solemnidad. Y estoy seguro de que el que mas, el que menos percibía estar presente ante de lo sagrado.
Yo suelo pensar, al revés de lo que asegura el mundo, que la devoción popular siempre fue expresión de la dimensión religiosa de la gente, de su anhelo último de Dios. No que la gente vivía mediatizada y por fin lograron liberarse con la llegada de la modernidad, sino lo contrario.
- si, sigo creyendo pero lo que no me gustan son los curas.
- O sigo creyendo, pero no en todo lo que se dice.
Apostatar es abandonar o renegar de la fe. Muchos "apóstatas" eran católicos de cultura y tradición, no le hacían asco a lo "religioso", pero tampoco tenían una convicción firme y formada, otros no sabían muy bien lo que creían, otros, por seguir la corriente social y familiar, otros porque era lo que se llevaba y no estaba mal.........otros..... y podíamos seguir hablando de múltiples variantes, mucha gente no hizo una experiencia personalizada y con cierta profundidad de la realidad de Dios. No es que sean apóstatas conscientes, es que realmente no han descubierto la fe de verdad. (p.ej. caso de los confirmandos que después de recibir el sacramento desaparecen del mapa eclesial).
Cuidado también con utilizar con mucha ligereza la palabra "católico", que si empezamos a hacer cribas, no se si hay tantos.
¿ Se te olvida que España considerado como uno de los paises más catolicos del mundo, tuvo una guerra civil, en la cual uno de los bandos persiguió a la Iglesia con especial crueldad ?
¿ Que pasa, que en la guerra murieron todos los rojos ? supongo que no afirmarás que los rojos tenian Fe, aunque fueran malos cristianos.
¿ Se convirtieron todos los rojos que quedaron con Franco ?
Italia también ha tenido muchos rojos y ateos durante su historia, y también es uno de los paises considerados más católicos o al menos lo ha sido, al igual que España. Los dos han tenido muchas expresiones de religiosidad popular.
La revolución sexual no llevo a la apostasía a los rojos, si arrastró a algunos católicos, pero que gracias a Dios muchos de ellos volvieron al buen camino, y en eso tiene mucha parte la evangelización de Juan Pablo II que se atrajo a la gente joven con su poderosa Fe.
Parece evidente que confunde usted una ironía muy amable, con caridad impostada.
Bendiciones
"El futuro es de los jòvenes, pero los jóvenes en el futuro van a ser viejos"
Es la eterna maldición de los progres: cuando consiguen vencer a su enemigo, descubren con horror que se han convertido en él.
"¿Qué Iglesia? ¿La Iglesia de Laodicea?".Pero mira lo que son las cosas, San Agustín (dudo que sepas quien fue San Agustín, tómate el trabajo de googlearlo) la llamó "la Prostítuta Santa". Lo primero es debido a nosotros, imperfectos y pecadores, que oscurecemos su Santidad, lo segundo, el ser Santa, lo debe a su Esposo (Cristo Jesús) y al Espíritu Santo, que la anima desde Pentecostés.
La Iglesia es una. Y santa.
Estás como los escribas y fariseos, que después de ver como Cristo había devuelto la vista a un ciego, ellos seguían cegados. Si la Iglesia es Santa, siempre santa y por ende siempre en gracia, entonces ¿cómo es que Cristo dice que vomitará de su boca a la Iglesia de Laodicea (las siete Iglesias del Apocalipsis representan siete estadios en el tiempo de la única Iglesia; y la Iglesia de Laodicea es la del último tiempo, la de la gran apostasía)? Explica eso, ¿porqué el Señor ha de vomitar a una iglesia que se haya en la gracia de Dios? ¿Por qué siente asco de la misma si está en santidad? (Estamos hablando lógicamente de la Iglesia militante, peregrina, no de la Iglesia triunfante ni purgante que están en el cielo).
El que cuestiona una canonización formal, en rigor: ¿por qué acepta las otras innumerables canonizaciones?Realmente no sé porque te respondo porque me doy cuenta de que no estás instruido en la fe católica. Y veo que tampoco te tomaste el trabajo antes de responder de leer el artículo de Ma. Virginia. Si las canonizaciones fueran infalibles (y me refiero a las posteriores a 1983), entonces nunca monseñor Angelelli (así como otros) hubieran sido canonizados. JPII modificó en ese año (Divinus Perfectionis Magister) el proceso de canonización, ya no se requieren el número de milagros que antes se debían verificar (se redujo a la mitad) para declarar a alguien beato o santo (porque no te fijas con cuantos milagros "canonizaron" a Pablo VI). Y tampoco existe más la figura del "abogado del diablo". Hay una gran diferencia entre las canonizaciones operadas antes de 1983 y las siguientes. Pero evidentemente eso tú no lo sabías; por eso es que yo hago diferencias entre canonizaciones y canonizaciones (porque lo sé) y por eso (porque tú no lo sabías) te da lo mismo y aceptas mansamente (si un ciego se deja guiar por otro ciego, ambos caerán en el hoyo) tomar por beato a un cura guerrillero que incitaba a la violencia armada, que a un Pío IX. Y sí, tengo mi propio santoral. A diferencia de ti, para mi monseñor Angelelli no es beato ni modelo a seguir. Allá tú si quieres seguir sus pasos, es tu alma.
Yo, por mi parte, soy hijo de la Iglesia.No te lo disputo, claro que eres hijo de la Iglesia, de la Iglesia de Laodicea (y no es ofensa puesto que para ti, es lo mismo ser hijo de la Iglesia de Filadelfia que de Laodicea). Fin de este intercambio por mi parte.
"... por eso, cuando estos enemigos de dentro dicen o hacen, no hay que adjudicárselo a la Iglesia, sino a sus enemigos infiltrados dentro".
"Acatar todo lo que dice la Iglesia porque sí, aún cuando va en contra de la tradición, la revelación y el magisterio, cuando sabemos que está llena de enemigos aprovechándose de su autoridad, es un suicidio. Hay que decir la verdad aunque moleste a la jerarquía".
Hermano: inadvertidamente incurres en lo mismo que denuncias. Afirmas que "Acatar todo lo que dice la Iglesia porque sí..." y luego lo asocias específicamente a la "jerarquía".
Los que usando o abusando de la autoridad, magisterio o funciones eclesiales recibidas, sea por infiltración, corrupción, rebelión, traición o simple maldad, difunden lo contrario a la Fe y la Moral católica, simplemente no están siendo Iglesia, sino anti-Iglesia y cómplices de Satanás. En mala hora y de manera errónea se les llama y considera ser la 'Iglesia', ser la jerarquía de la Iglesia o formar parte de la Iglesia. Si alguno o algunos bautizados o clérigos no corresponden a la naturaleza, esencia y misión de la Iglesia, son simples impostores y engañadores.
También es cierto que quien tiene el bastón de mando en la Iglesia desde hace tiempo son los infiltrados, son sus deseos los que se convierten en actos, como por ejemplo, dar la comunión a Nancy Pelosi, la asesina de niños, en vez de excomulgarla.
La Iglesia somos todos los bautizados, la jerarquía es la que gobierna la Iglesia. Los actos que emanan de esa jerarquía (de la parte no católica) no son atribuíbles a toda la Iglesia.
El tema de la Infalibilidad de las canonizaciones es un asunto discutible aún. El padre Ravasi ha escrito al respecto aquí mismo en InfoCatólica, y dicho escrito puede verse en comentarios, alabado por el propio padre Iraburu. El debate sobre el tema es largo, por ello mi intención no es enfrascarme en uno, ya que no dispongo de tiempo. Ciertamente hay buenos argumentos a favor de una postura o de otra. Yo solo dejo claro que la actitud más pía, como dice Santo Tomás, es que la Iglesia no falla cuando canoniza; pero también es cierto que la canonización de una persona en particular no pertenece al depósito de la fe, y en ese sentido tampoco es objeto de la Infalibilidad. Por demás, me parece que al menos es para levantar las cejas, y en esto coincido con Bruno, el hecho de que casi todos los papas posconciliares hayan sido canonizados, cuando pasaron siglos sin que se canonizara a otro Papa, y eso que fueron papás algunos, de mucha valía.
Nada de esto se encuentra en la literalidad de los textos del concilio. Sin embargo, sí se percibe en éstos un tono optimista y positivo sobre el mundo y sobre las posibilidades del encuentro y del diálogo de la Iglesia con el mundo contemporáneo. Creo probable la tesis, señalada por muchos, de que el denominado espíritu del concilio se nutre más bien de declaraciones, discursos y pronunciamientos solemnes del momento en torno al concilio y la oportunidad de su convocatoria. Pienso, por ejemplo, en el discurso de apertura del concilio, pronunciado por San Juan XXIII, donde se afirma que los hombres de hoy son capaces por sí solos de advertir los errores del presente, donde se dice que hay que disentir de los profetas de calamidades porque hablan como si estuviéramos en los últimos tiempos (¿acaso no es así?), o donde se afirma que la Iglesia no deberá en lo sucesivo usar la medicina de la severidad, sino la de la misericordia, como si la corrección severa, añado yo, no pudiera ser un ejercicio de misericordia. Este discurso es solo un ejemplo, pero hay más. Por ejemplo, se atribuye al propio Roncalli la frase de que el concilio venía para abrir la ventanas de la Iglesia y dejar entrar aire fresco. Y me pregunto si la afirmación de que la Iglesia no debe condenar tiene algo que ver con que los textos del concilio no mencionen nunca la condenación eterna. Y me pregunto si la idea de que los hombres pueden advertir por sí solos los errores del presente tiene algo que ver con el hecho de que, desde entonces, las herejías campen a sus anchas. Y me pregunto si la entrada de aire fresco procedente del exterior tiene algo que ver con que el cacareado aggiornamento, castellanizado como actualización o puesta al día, haya sido interpretado como asimilación de toda o casi toda forma de pensamiento proveniente del mundo.
Reconozco que no soy muy entusiasta del último concilio. Pero creo que es un concilio ortodoxo. Hay en sus textos imprecisiones, ambigüedades y alguna bomba de relojería pensada para que, en un futuro, pudiera ser activada por una lectura heterodoxa del texto. No podemos obviar, como reflejan todas las historias del concilio escritas de uno y otro signo, que en la redacción de los documentos del concilio hubo intensas negociaciones entre diversos grupos de Padres conciliares. Y no creo improbable que en un futuro, cuando amaine la tempestad del presente, algunos textos conciliares pudieran ser objeto de correcciones. Pero creo que no hay en ellos ninguna herejía. Una herejía son palabras mayores.
Saludos, y feliz y santa celebración del misterio de la Santísima Virgen en su Inmaculada Concepción.
P.D.: aggiornamento, ¡qué expresión tan poco afortunada!
Al menos trate de no hacer juicios temerarios, sobre todo si se precia de ser cristiano.
Ahora bien, sin entrar en la cuestión de cuántos tomos, o al menos obras, ha leído de san Agustín, esa expresión no es de él, sino de san Ambrosio: "casta meretrix". En todo caso, habría comenzar por escribirla bien en castellano: "prostituta" no lleva tilde en la "i" (y no es el único error de sus líneas). Al parecer ha copiado un mal comentario de aquí: www.eltestigofiel.org/index.php?idu=fr_65156.
Cuestionar la unidad y la santidad de la Iglesia no es conforme a la fe católica, tal como la profesamos en el Credo: "...et unam, sanctam, catholicam et apostolicam Ecclesiam...".
Que la Iglesia purgante está en el cielo no es correcto. En fin, quizá debería repasar el Catecismo... (Y la gramática también, de paso).
Por empezar, nuevamente, debería escribir correctamente.
Luego, en ese largo párrafo, no responde. Lo único que se acerca a una respuesta es "...por eso es que yo hago diferencias entre canonizaciones y canonizaciones". Pero nunca dice expresamente por qué (así: separado, y con tilde en la "e") acepta las otras canonizaciones. Al fin, Ud. sigue su propio criterio... Y por eso reconoce que tiene su propio santoral. Ahora bien, eso no es propio de un hijo de la Iglesia.
Luego termina hablando de "mi monseñor Angelelli". Curioso..., pues "mi", antepuesto a un nombre propio, aporta valor afectivo o enfático, como dice la RAE.
Definitivamente, debe repasar las normas ortográficas: esto es básico. Luego podría seguir con el Catecismo (y también con san Agustín, ya que lo refirió, aunque mal, pues la expresión no es suya). Luego podríamos continuar.
Gracias por el texto.
Lo que está claro es que la Nota de marras tiene cierto valor doctrinal. Así, en mis comentarios juzgué conforme a dicha Nota.
Asimismo, santo Tomás (a quien bien cita) y su escuela están en cierto sentido por la infalibilidad (por ejemplo, Billuart expone aquí el tema: academia.edu/48938153/Si_la_Iglesia_es_infalible_en_la_canonizaci%C3%B3n_de_los_santos_Charles_R_Billuart_O_P_).
Claro que una canonización no está contenida en el depositum fidei: no es algo revelado. Pero eso no impide que pueda ser infalible, toda vez que la infalibilidad magisterial no se limita a lo proposición de lo revelado, conforme expone la Nota referida.
Eso que refiere del P. Javier Olivera, según recuerdo, no hace mucho al caso, porque esa supuesta santa (santa Filomena) entiendo que nunca fue formalmente canonizada. En todo caso, basta considerar las expresiones de una canonización para darse cuenta de que se trata de algo no poco definitivo...: "Ad honorem Sanctae et Individuae Trinitatis, ad exaltationem fidei catholicae et vitae christianae incrementum, auctoritate Domini nostri Iesu Christi, beatorum Apostolorum Petri et Pauli ac Nostra, matura deliberatione praehabita et divina ope saepius implorata, ac de plurimorum Fratrum Nostrorum consilio, Beatos N. et N, Sanctos esse decernimus et definimus, ac Sanctorum Catalogo adscribimus, statuentes eum in universa Ecclesia inter Sanctos pia devotione recoli debere. In nomine Patris et Filii et Spiritus Sancti".
Aquí está el texto de santo Tomás, por si alguien quiere verlo: academia.edu/108617073/_Puede_alg%C3%BAn_santo_canonizado_por_la_Iglesia_estar_en_el_infierno_Es_la_Iglesia_infalible_al_canonizar_La_respuesta_de_santo_Tom%C3%A1s_de_Aquino.
Aunque pueda parecer lo contrario, el mensaje que el Rey de reyes transmite a cada una de esas Iglesias es un mensaje individual, pero en "formato anónimo". Es, me parece, 1) una forma preciosa que tiene el Señor para permitirnos a los cristianos "compulsarnos" o "chequearnos" en aquello que tenemos de bueno y que agrada al Señor (para perseverar en ello) y aquello que directamente nos reprocha y que debemos estar prestos a cambiar (de ahí que se hable continuamente de conversión), si queremos que -cuando Él regrese- nos encuentre en el grupo de las vírgenes prudentes (y no necias) para esas nupcias a las que, de una forma tan bonita, se refiere Haddock en otro post.
Es, salvando mucho las distancias, pero sólo para que se entienda, como uno de esos test absurdos que había en la revistas de adolescentes (y no tan adolescentes), que te permitían clasificarte dentro de un determinado grupo. Claro que el test del Apocalipsis no es ninguna broma.....
Por lo demás, poco importa que sea magisterio infalible o no: el mismo Jesús le dio a Pedro (y a sus sucesores) el PODER expreso de atar en el Cielo lo que él decidiera atar en y desde la tierra. Y si un Papa, el que sea, ha atado eternamente en el Cielo a un delincuente, a un terrorista a un sinverguenza, etc.
nadie puede dudar de que atado estará.
Dios siempre cumple sus promesas (y siempre es siempre).
Sobre la fórmula misma que se utiliza, señala Monseñor Giuseppe Sciacca (secretario adjunto de la signatura apostólica, al menos cuando fue interrogado acerca de la cuestión) que diversos teòlogos han sugerido que se cambie su formulación, ya que puede llevar a creer que se trata de un acto infalible cuando en realidad no es así.
Por acotar, para mí el hecho de que Ratzinger haya dejado claro que es un tema que admite discusión, es motivo suficiente para sostener exactamente eso, que es debatible la cuestión.
"As a matter of fact, its whole text was composed by the Congregation, also, at the successive stages of its preparation, it was submitted to the assembly of the Cardinals, and at the end it was approved by them. It obtained also the approval of the Holy Father. Such approvals not withstanding, all agreed that the text should not be given a binding force; rather, it should be offered as a help for understanding. It was not, therefore, published as a proper document of the Congregation itself. To show, however, that {the Commentary} is not the private work of the Prefect and the Secretary of the Congregation but an authorized aid for the understanding of the texts, a specific {extraordinary} manner for its publication was chosen. This {initiative} could be criticized and in this case Fr. Orsy could have said rightly that this manner {of publication} was entirely new. But why not, indeed? At any rate, Fr. Orsy’s conclusion is correct, namely, the listing of some doctrinal propositions as examples does not grant them any more weight than what they had before. The intention was only to list examples {propositions} whose rank {degree of binding authority}has been determined either by the documents of the magisterium or by the consensus of the auctores probati. So far, no-one need feel an authoritarian imposition or restriction by these texts" (https://www.churchauthority.org/resources2/ratzing1.asp).
En realidad no parece correcto decir que "en realidad no es así", en cuanto tal afirmación excluiría la infalibilidad de dicho acto, la cual infalibilidad es no sólo posible, sino incluso defendida por graves autores.
Pues no sólo puede tratarse de un acto infalible, sino que, a tenor de esa Nota, se ejemplifica la infalibilidad precisamente con las canonizaciones. Y si bien dicha Nota, según las palabras del Card. Ratzinger referidas, no pretende ser vinculante en la ejemplificación, al menos expresa su parecer en algo que hubiera podido muy bien omitir, recogiendo al respecto, como dice, o bien documentos del Magisterio, o bien el consenso de los autores probados.
Ciertamente antes esta opinión era más temeraria, debido a la rigurosidad del proceso de canonización sobre todo, pero actualmente, debido al relajamiento del mismo y a la canonización en masa a la que asistimos, creo que ya no es tan temerario sostener la postura no infalibilista en este tema. De hecho, la reflexión teològica funciona muchas veces así, nos damos cuenta de un hecho que está ocurriendo, vamos a los fundamentos, y precisamos aún más la doctrina al respecto.
Digo que “en realidad no es así " justo por eso. Son varios en la actualidad, comenzando por el gran Daniel Ols, que sostienen la no Infalibilidad de las canonizaciones, y esto nunca ha sido motivo de la más mínima advertencia por parte de Roma, precisamente porque es una opinión que se puede sostener.
Pasa que ahí está el problema. Porque al decir "en realidad no es así" se está suponiendo e implícitamente definiendo que tal acto en realidad no es infalible: lo cual ya es jugarse por la tesis que no sólo la Iglesia no propone, sino por la contraria a la que propone (si bien como no vinculante, conforme a la aclaración del Card. Ratzinger). Por más varios que sean los que hablen en favor de la no infalibilidad (lo cual no parece que impida cuestionar, prácticamente, la santidad de la mayoría de los santos...), eso no hace que "en realidad" no sea infalible la canonización en cuanto tal.
Ahí hay otro problema. Porque muchos santos antiguos entiendo que no han tenido "proceso" alguno "de canonización", como se entiende actualmente. Así que eso de la "rigurosidad" puede a lo menos cuestionarse. Y tenemos, en efecto, lo de la supuesta "santa" Filomena, que nunca fue formalmente canonizada. De allí que no parece que haga al caso traer su caso, como entiendo que hace el P. Javier, para cuestionar la infalibilidad. Y así parece que el mismo P. Javier, a quien cita como autoridad, no es una autoridad en este tema.
A todas estas aclaro algo. Mi postura es simplemente que es una cuestión abierta, no estoy definido al respecto por ninguna de las dos posturas, aunque si me tuviese que inclinar por alguna, al menos en principio lo haría por la no infalibilista, teniendo claro que la otra postura es absolutamente respetable, siendo por demás, la más tradicional.
Cuando me referí al post del padre Ravasi, no lo hice por el tema de Filomena (caso discutible), sino por los principios teológicos ahí expuestos; principios que al parecer, comparte también el padre Iraburu, pues no se entiende si no, sus alabanzas al post del padre Ravasi.
Sobre la rigurosidad del proceso, pues es cierto, en los primeros siglos no existió ese riguroso proceso, como tampoco existió una liturgia tan cuidada y tan precisa como la que luego se tuvo, como tampoco existía una doctrina tan desarrollada como la que luego se fue definiendo; y todo ello es normal, ya que en la Iglesia es normal el desarrollo homogéneo, fundamentalmente de la doctrina, pero esto también es analogable a la disciplina. Por ello es un tanto anómalo, extraño al menos, que luego de que se haya logrado un proceso tan riguroso, de repente se relaje la disciplina en asunto tan importante. Y ojo, claro está que en últimas no es que la Iglesia dependa del proceso para que el acto de canonización sea confiable, pues claro está que no, sin embargo, es innegable que conviene que se hagan todos los esfuerzos humanos al respecto, ya que como bien sabemos, la gracia no destruye la naturaleza, sino que la supone, y lo que recibimos lo recibimos al modo del recipiente. De hecho, por más que la fuerza de un dogma no depende esencialmente de los esfuerzos de los teòlogos, siempre la Iglesia ha hecho el respectivo esfuerzo teológico antes de declarar un dogma.
Por todo ello es que me parece que no debemos pensar que porque antes no existió tal proceso, ahora no se le puede criticar al cambio disciplinar que al respecto se ha hecho.
Por último, Santo Tomás y San Agustín han hablado acerca de en qué condiciones se debería cambiar la disciplina de la Iglesia (no tengo las citas a mano, perdón), y una de las cosas que señalan es que, debería ser evidente el beneficio que se seguiría de dicho cambio disciplinar, y esto, porque incluso en los cambios buenos, ocurre inevitablemente cierta confusión (no sé si esta es la palabra exacta, pero espero se entienda la idea) en los fieles, ya que se afecta a sus costumbres. Creo que es evidente que quitar, por mencionar solo un ejemplo, al abogado del diablo, etc, quitan rigurosidad al proceso, creo que la relajación a la hora de tener en cuenta que cuando la Iglesia tradicionalmente canonizaba a alguien lo hacía no solo para afirmar que esa persona estaba en el cielo (porque de eso hay muchos que no están canonizados), sino primariamente para proponerlo de ejemplo de vida cristiana para la Iglesia Universal, por haber practicado en grado sumo las virtudes heróicas; termina haciendo menos bien.
Pues no parece. Dar un ejemplo concreto, por más que se aclare que tal ejemplificación no es vinculante, no equivale a no dar tal ejemplo concreto (que sería el "no hacer nada" en este caso). Bien podría el documento haberse abstenido de dar el ejemplo, pero no lo hizo. De modo que, si bien no se puede decir que tal ejemplificación sea vinculante (conforme a la aclaración del Card. Ratzinger), tampoco puede decirse que la Iglesia "no ha hecho nada" al respecto. En efecto: dio una ejemplificación, por más que no sea vinculante. Y no es la única ejemplificación del documento ni a ella en particular se refiere el Card. Ratzinger expresamente en su aclaración (pues no hace mención de ninguna en particular).
Volviendo a lo que creo que trata de responderme, cuando se dice que la canonización, si bien parece infalible por la solemnidad de su expresión, "en realidad no es así", entonces se está suponiendo que en realidad no es infalible: y eso es ya pronunciarse sobre la cuestión. Distinto sería que se dijera: "parece infalible, pero en realidad no está definido infaliblemente que sea así (infalible)".
Lo que pretendí decir es que no es coherente fundar el rechazo (o el cuestionamiento) de algunas canonizaciones en el abandono de la supuesta rigurosidad del proceso, cuando se acepta sin cuestionamientos la canonización de muchos santos cuyo proceso no ha gozado de tal rigurosidad que se dice se ha actualmente abandonado.
Ahora bien, no termino de entender la aplicación que propone al caso, como si implicara cierta confusión en los fieles, la mayoría de los cuales no creo que estén muy al tanto de cómo se desarrollaban antes ni de cómo se desarrollan actualmente los procesos de canonización. Además de que ellos no tenían una costumbre adquirida al respecto. La "costumbre" adquirida que daría fuerza al cumplimiento de la ley, en el ejemplo que pone, se aplicaría al solo llamado "abogado del diablo", que era el que ejecutaba su papel y al solo que, al quitarlo del proceso, la nueva reglamentación ha contrariado en cuanto a la costumbre adquirida.
Pienso que aquí ha tocado la médula del asunto. Si se trata de un acto magisterial definitivo de la Iglesia, entonces la mayor rigurosidad o no del proceso no cambia en nada el asentimiento que ha de darse a la proclamación de una persona como santa. Así, lo mismo habría que decir respecto de la mayor o menor investigación teológica que se haga previamente a la definición de un determinado dogma: "Roma locuta, causa finita". Pero si no está claro que la canonización sea definitiva (o directamente se dice que no lo es), entonces parece que sí cuenta el mayor o menor rigor del proceso.
Por mi parte, con santo Tomás y su escuela, siempre sometido a lo que determine la Iglesia, estoy por que "pie credendum est, quod nec etiam in his iudicium Ecclesiae errare possit".
Cuando dije “en realidad no es así" no quise aprobar la opinión contraria, aunque admito que puede entenderse así, tal como lo señalas. Lo que quise decir, y que de hecho, me parece que dejé claro, es que no es necesariamente así. Debí haberlo escrito así.
Sobre su segundo mensaje, me parece que ya todo está dicho, o sea, acerca de la rigurosidad del proceso y acerca de basarse en el mismo para cuestionar algunas canonizaciones. De manera que lo dejo ahí si le parece bien, ya que ambas partes hemos expuesto y dejado claro lo que pensamos. Así no seguimos ad Infinitum je.
Gracias por citar a Santo Tomás directamente. La explicación que da a continuación me parece al menos en principio, muy razonable. Seguiré pensándola.
Ya llegando a lo que usted y yo entendemos como el asunto medular, primero le comento que mi latín es nulo, y tendré que traducir su última frase jaja.
Por arribar a conclusiones, me parece muy bien que tenga usted esa postura, que por demás, quizás sea la más prudente. Lo que he querido dejar claro desde el principio, es que quien sostenga la contraria, no es necesariamente mal católico, ni vaya necesariamente contra la fe de la Iglesia. En lo esencial, unidad; en lo dudoso, libertad; en todo, caridad.
En cuanto al texto de santo Tomás, en el enlace que copié está humildemente traducido.
Cordial saludo.
In Domino.
En efecto, traduce: "es “una creencia piadosa (la de declarar santos) que la Iglesia no puede errar en esta cuestión”".
Por empezar, no se entiende lo que pone entre paréntesis. La "creencia piadosa", en todo caso, se refiere a que la Iglesia no puede errar; no es una creencia piadosa la de declarar santos: declarar santos compete al Sumo Pontífice.
Pero incluso santo Tomás no dice que se trate de una "creencia piadosa". Lo que dice, que no es lo mismo, es que "piadosamente se debe creer que tampoco en estas cosas el juicio de la Iglesia puede errar" ("pie credendum est, quod nec etiam in his iudicium Ecclesiae errare possit").
"Respecto de las canonizaciones y la infalibilidad, lo que se plantea es –entre otras cosas– la certeza o no de de si las disciplinas históricas pueden entrar dentro del ámbito de las definiciones de Fe y de moral y, por ende, de la prerrogativa pontificia de la infalibilidad [...]. ...cuando se declara que una persona “poseyó las virtudes heroicas” o “murió a causa del martirio”, ¿No estamos, más bien en del campo de los hechos pretéritos y no tanto del de la moral y la Fe? Y por ende ¿puede acaso pontificarse sobre un hecho pasado, aun cuando el mismo carácter de “ciencia” le es negado muchas veces a dicha disciplina? Pues he aquí la discusión entonces".
Pues entonces se excluiría que, como dice la Nota de la CDF, "hay verdades que están necesariamente relacionadas con la revelación mediante una relación histórica; mientras que otras verdades evidencian una conexión lógica, la cual expresa una etapa en la maduración del conocimiento de la misma revelación, que la Iglesia está llamada a recorrer. El hecho de que estas doctrinas no sean propuestas como formalmente reveladas, en cuanto añaden al dato de fe elementos no revelados o no reconocidos todavía expresamente como tales, en nada afecta a su carácter definitivo, el cual debe sostenerse como necesario al menos por su vinculación intrínseca con la verdad revelada".
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