Aprendamos de la mujer
Cuando un pasaje de la Escritura nos choca o no conseguimos entenderlo, el problema siempre está en nosotros, digan lo que digan algunos modernos “exegetas” que miran por encima del hombro a la propia Palabra de Dios y pretenden corregirla. El problema que nos impide comprender bien un pasaje bíblico puede ser de muchos tipos, pero la mayoría de las veces se reduce a dos carencias básicas muy comunes entre los católicos. En primer lugar, no conocer bien la Tradición de la Iglesia (incluido lo más esencial, que es la fe católica y, dentro de ella, las partes que están menos de moda), una ignorancia que lleva necesariamente a malinterpretar la Biblia, que forma parte de esa gran Tradición. En segundo lugar, no estar suficientemente familiarizados con el resto de la Escritura, porque los distintos libros y pasajes bíblicos, al proceder del mismo Autor, se explican unos a otros.
En ese sentido, me ha parecido que conviene detenernos un poco en el pasaje de la mujer sirofenicia del que hablábamos el otro día. No solo es una parte del Evangelio habitualmente malentendida por los heterodoxos habituales, sino que ese malentendido muestra con gran claridad las dos grandes carencias que mencionaba en el párrafo anterior, así que puede servirnos para entenderlas mejor.
Lo primero que conviene observar es precisamente lo que más incomodidad produce a esos “exegetas” mundanizados, hasta el punto de que suelen omitirlo de forma más o menos consciente. Aunque muchos se refieren de forma más o menos vaga a que Jesús curó a la hija de la mujer, lo cierto es que no se trata de un mero milagro de curación, sino de expulsión de demonios. El texto evangélico lo dice con total claridad: la mujer acude a Cristo porque su hija está “malamente atormentada por un demonio”.
Esto de que aparezca el diablo ya es anatema para la ideología moderna, que por principio intenta eliminar cualquier aspecto sobrenatural de los Evangelios, pero si lo omitimos no se entiende nada del texto. En efecto, no es casual que se trate de una mujer y una muchacha paganas y que lo que buscan sea la liberación de la acción demoniaca. Como siempre ha enseñado la Iglesia, aunque hoy sea una doctrina incómoda y a menudo silenciada, el mundo está en poder del demonio y los paganos se encuentran a su merced, porque no tienen el arma de la gracia de Cristo para combatirlo.
En ese sentido, el bautismo, ya sea de un niño o de un adulto, siempre conlleva exorcismos, es decir, expulsión de los demonios: “aparta de ellos todo espíritu maligno”, “líbralos […] de la esclavitud del enemigo; arranca de ellos el espíritu de la mentira”, “líbralos del espíritu pérfido”, “domina al espíritu maligno”, “libra por el Espíritu de la verdad a todos los tiranizados bajo el yugo del padre de la mentira”, “te rogamos que libres a estos elegidos de la potestad del espíritu maligno, que arrastra a la muerte”, “arráncalo del poder de las tinieblas”, “dígnate refrenar la adversa potestad del enemigo”, “desátalos de la esclavitud del pecado y del pesado yugo de Satanás”, “libra ahora con tu poder a estos elegidos de los dañinos engaños de Satanás”, “liberados del poder del príncipe de las tinieblas” y un largo etcétera. A eso se suma que, según el ritual de iniciación cristiana de adultos, en zonas donde “florecen los cultos paganos”, se puede introducir este exorcismo específico, en el que el sacerdote sopla sobre el que va a ser bautizado, diciendo: “Rechaza, Señor, con el soplo de tu boca a los malignos espíritus: Mándales que se aparten, porque se acerca tu Reino”. También forma parte de los ritos bautismales la renuncia solemne del catecúmeno (o de sus padres y padrinos) a Satanás, a todas sus obras y seducciones. Si bien la tradición litúrgica es clarísima en este punto, lo cierto es que se ha dejado de predicar sobre él y uno de los resultados es que ya no entendemos la Escritura en general y el pasaje de la mujer sirofenicia en general.
No da igual ser pagano que estar bautizado. Paganos y cristianos no son lo mismo, pero con distintas tradiciones culturales y formas igualmente válidas de acercarse a Dios o algo así, como pretenden tantos hoy en día (incluso dentro de la Iglesia, hablando más de fraternidad universal que de caridad cristiana; más de que todos somos hijos de Dios en el sentido amplio de criaturas que de la auténtica filiación divina que recibimos por el bautismo; más de diálogo que de evangelización, etc.). La diferencia entre ambos es, literalmente, infinita: la diferencia entre estar salvados y no estarlo, entre ser hijos de Dios y meras criaturas, entre la gracia y el mero esfuerzo humano, entre haber resucitado con Cristo y ser esclavos de la muerte y el pecado, y entre el cielo y el infierno.
La mujer que se acerca a Cristo sufre por ser pagana, porque, al no tener la fe católica y la gracia del bautismo, se encuentra indefensa ante los demonios que están destruyendo su familia, así que el Señor utiliza una pedagogía con ella (y también con los discípulos) para suscitar en su corazón la fe plena, la única que puede salvarla de la servidumbre del diablo en que está atrapada junto con su hija. Resulta curioso que esa pedagogía es ni más ni menos que decirle la verdad a la mujer y eso es precisamente lo que no soporta la mentalidad moderna, cuyo máximo pecado consiste en ofender a alguien diciéndole la verdad que necesita escuchar. En una época buenista y blandita, en la que no se puede hablar de cosas como adulterio, infierno o pecado mortal no sea que alguien, en algún lugar, vaya a ofenderse, la verdad en boca del Señor a muchos les resulta escandalosa, dura e insoportable.
¿Qué verdades son las que Cristo le dice a la mujer y a los discípulos? La primera, que Dios tiene un plan decidido por su divina Voluntad al que tienen que adaptarse los seres humanos y no a la inversa. Dios tiene una historia de salvación para el hombre, que pasa por el pueblo de Israel. El mismo Cristo ha sido enviado a para cumplir las promesas hechas desde antiguo a los profetas y la salvación de la Nueva Alianza vendrá a través de la Antigua. Eso, para un pagano, es escandaloso y también lo es para el paganismo moderno que se está infiltrando en la Iglesia y considera que el concepto mismo de “pueblo elegido” es antidemocrático, elitista y contrario a los derechos del hombre. Multitud de supuestos teólogos pretenden, contra la fe católica y la lógica más elemental, que hay múltiples caminos para salvarse y que Jesucristo y la Iglesia solo son uno de ellos. No obstante, Dios sabe lo que hace y se ríe de las exigencias modernas: la Iglesia surgirá, como el Nuevo Israel, del costado abierto de Cristo en la cruz para evangelizar a todos los hombres. Así, los que antes estaban lejos ahora están cerca, porque Dios ha hecho de los dos pueblos uno solo.
La mujer y su hija, por lo tanto, no pueden acudir a Cristo a que las libere del demonio mientras permanecen en el paganismo. Nuestro Señor no es un curandero a sueldo que te hace un milagro y ya está, para que puedas volverte a tu casa a seguir con tu vida como antes. La salvación no es eso, sino la creación de una naturaleza nueva en el ser humano, a imagen del mismo Hijo de Dios y fundamentada en permanecer unidos a Él por la fe y la gracia, en la Iglesia. De ahí la pedagogía de Cristo, que va suscitando la fe, porque, sin ella, el milagro no tiene sentido, ya que la mujer y su hija seguirían a merced de los demonios.
La segunda gran verdad, que constituye el fundamento de la primera y que Jesús enseña durante el diálogo siguiente, es tan importante que todos nosotros necesitamos escucharla una y otra vez, porque, aunque la conocemos, no terminamos de creérnosla: ninguno de nosotros merece la salvación de Dios. La salvación es una gracia. Cuando el Señor habla a la mujer de que “no está bien echar a los perros el pan de los hijos”, los exegetas modernos sin fe se retuercen de indignación y reprochan al Señor su dureza y su insensibilidad, porque la mujer “se merece” que la ayuden y, como todo el mundo sabe, “todos somos hijos de Dios”. Lo cierto, sin embargo, como debería saber cualquier niño de primera comunión, es que la mujer no se merece la salvación porque ninguno de nosotros la merece. Si el Señor nos salva es por pura gracia, como un regalo que no hemos hecho nada para merecer. El Hijo por naturaleza es solamente Jesucristo; nosotros no somos hijos, sino criaturas caídas que han ofendido a Dios rechazando su voluntad y su amor una y otra vez: “pecador me concibió mi madre". En ese sentido, hemos caído mucho más abajo que los perros (que, a fin de cuentas, son animales que dan gloria a Dios con su ser) y somos completamente indignos de sentarnos a la mesa del Señor. Lo que Cristo le dice a la mujer (y nos recuerda a nosotros cada vez que se lee la lectura) no es una exageración ni una afirmación insensible u ofensiva, sino la pura verdad: no se merece sentarse a la mesa con el Hijo de Dios. Igual que nosotros tampoco lo merecemos.
Maravillosamente, esto que tan difícil parece de entender para los pseudoexegetas modernos, la sencilla mujer lo entiende perfectamente y lo que hace, en vez de ensoberbecerse orgullosamente, es humillarse y reconocer que es verdad: “Tienes razón, Señor”. Sabe que no se merece nada y se encomienda completamente a la misericordia de Cristo, como “los perros que comen las migajas que caen de la mesa de los amos”. Se pone por entero en manos de Dios, como debemos hacer cada uno de nosotros, sin exigencias, sin derechos, con las manos vacías para que Él nos la llene si quiere. Para que su hija y ella puedan liberarse del dominio de los demonios, se hace sierva de Cristo. La pedagogía de Jesús la ha llevado justo a donde tenía que llegar.
El resultado es mucho más de lo que se podía imaginar. Jesús dice: “grande es tu fe”. A nadie en todo el Evangelio le dice eso más que a ella. Generalmente, cuando hace un milagro para alguien, le dice “tu fe te ha salvado”, pero en su caso no solo habla de la fe, sino de una gran fe, fruto de la pedagogía de la verdad que ha usado con ella y que tanto escandaliza a los modernos (*).
Acostumbrados como estamos a leer las lecturas bíblicas aisladamente, no nos damos cuenta de casi nada de lo que está sucediendo. Apenas vislumbramos la superficie, porque para entender adecuadamente este encuentro con la mujer sirofenicia hay que verlo como un cumplimiento de multitud de otros pasajes evangélicos y parábolas de Jesús. Ella fue la que se había sentado con humildad en el último lugar (en el ultimísimo, en el suelo a los pies de la mesa, como un perrito) y el Dueño de la casa le dijo que pasase a sentarse en el lugar de honor. Fue de las primeras de los “muchos de oriente y occidente que vendrán y se sentarán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob”. Fue de las ovejas “que no son de este rebaño”, pero el Pastor acudió a buscarla, dejando por un momento a las demás, para llevarla en brazos a casa. En Nazaret, Jesús no hizo muchos milagros “porque no tenían fe”, así que el Señor mandó que les quitaran el talento y se lo dieran a esta mujer, que tenía una gran fe.
Se puede incluso decir que su fe fue un reflejo de la fe de María, que también reconoció su pequeñez y pudo decir “Dios ha mirado la humillación de su esclava”. En las bodas de Caná, María adelantó el primer milagro de Jesús con su “haced lo que Él os diga”, mientras que esta mujer cananea adelantó la recepción de los paganos en la fe con su “Señor, tienes razón”. La Virgen se hizo esclava del Señor y concibió al mismo Hijo de Dios hecho carne en su seno; la mujer sirofenicia admitió que no era digna de ser considerada hija de Dios y obtuvo el don de recibirlo en su alma por la fe. A los discípulos, Jesús les explicó que “si tuvierais fe como un grano de mostaza [que es la más pequeña de las semillas], diríais a este monte ‘muévete de aquí a allá’ y el monte lo haría”. A esta mujer que provenía del paganismo, en cambio, le dijo al final “grande es tu fe” y, en efecto, por esa gran fe se movió algo mucho mayor que una montaña: el comienzo de la misión a los gentiles, que se produciría tras la muerte y resurrección de Cristo, pero se anticipó ya para ella.
Como enseñaba San Agustín, el Señor mantuvo un diálogo con la mujer sirofenicia con el fin de suscitar en ella un mayor deseo de recibir la fe de Israel y de la Iglesia, sacándola del paganismo, de modo que su fe llegó a superar a la de muchos de que los que habían nacido ya en el pueblo de Dios. Por eso Jesús elogió a la mujer por encima de ellos, además de liberarla y liberar a su hija del sometimiento al poder de los demonios en que se encontraban. Todo porque oyó una verdad incómoda en labios de Jesús y la aceptó con humildad y sin reservas, sin colocarse por encima de Dios, sino a su servicio, sabiendo que no merecía el gran regalo que recibió. Que el Espíritu Santo nos conceda a nosotros hacer siempre lo mismo, para tener su misma recompensa.
60 comentarios
Saludos cordiales.
Tenía clarísimo que la explicación de Spadaro era blasfema e inadmisible pero este pasaje me resultaba difícil.
Muy esclarecedor así que muchísimas gracias.
¿Será tan difícil para todo un sacerdote jesuita y teólogo profesional experimentado entender esto que un niño entiende con facilidad? ¿O será necesario, en una mente retorcida, buscar siempre la explicación más aberrante y declararla entonces 'verdadera'? Sospecho que tal vez no es tanto dificultad para entender, sino pecado contra el Espíritu Santo.
En resumen, Spadaro blasfema por sus demenciales prejuicios teológicos y no debiera poder enseñar, ni hacer declaraciones, ni predicar, ni oficiar como sacerdote católico. Lo inexplicable es que haga estas declaraciones como Juan por su casa y no veo en las instancias correspondientes de la Santa Sede el mínimo interés de corregirlo (hoy que hemos leído la 1a Lectura sobre la corrección al prójimo y el Evangelio acerca de la corrección fraterna en la Iglesia).
Muchas gracias por la aclaración
A mi la parábola que me resulta difícil es la del administrador infiel. Otra también difícil de entender es la de los talentos... Si llega a perder el talento, no sé lo que hubieses hecho el dueño con el sirviente.
Es posible que siendo pagana, la cananea hubiese acudido a sus dioses para que solucionaran su problema y, cuando oyó que Jesús andaba por allí, quiso probar suerte. La conversión de la cananea pudo haber sido fulminante si percibió en Jesús la Divinidad y las palabras que Jesús le dirigió, vista su contestación, las entendió perfectamente porque eran ciertas. No se trataba tanto de que su hija quedara curada, que también, sino que ella abriera sus ojos a la Verdad y para abrir los ojos a la Verdad de Jesucristo a veces nos hacen falta unos cuantos zamarreos.
¿Realmente conocemos la diferencia de Dios al hombre?
He discutido sobre el salario de los obreros contratados con personas cuyo sentido de la justicia colide con el hecho de que se pague lo mismo al que trabaja diez horas que al que trabaja una. La justicia no se vio conculcada porque el amo les pagó según habían sido contratados, el que pagara lo mismo a los últimos no es injusticia, pero nuestro sentido de la justicia humana proviene del Humanismo, no del Cristocentrismo y por lo tanto justicia es "dar a cada cual lo suyo" en cuyo caso una hora equivale a la décima parte de diez. ¿En que lugar me coloca a mi eso si me comparo con San Francisco de Asís? Es evidente que no puedo compararme, sin embargo espero las migajas que se arrojan a los perros.
Muy buen artículo, lo felicito. Solo me queda una pregunta, ¿a usted le consta que en el texto se haga alguna mención al hecho de que la hija de la mujer sea especialmente vulnerable a los demonios por ser pagana? No se lo pregunto con ánimo de criticar, sino porque honestamente no conozco bien ese pasaje del Evangelio y muchas veces las traducciones al español son muy malas (no hay más que ver que en muchos casos se dice que la hija simplemente estaba enferma). El motivo de mi pregunta es si los judíos tenían algún tipo de protección contra los demonios análoga al bautismo, porque también hay casos en el Evangelio de judíos poseídos (tratándose de judíos que obviamente no conocían a Jesús).
Por otra parte, ¿recomienda usted alguna Biblia bien traducida al español? Como le comentaba antes, a veces tengo algo de desconfianza a la hora de leer literalmente textos que han sido traducidos con mucha arbitrariedad. Muchas gracias de antemano. Un saludo
Dios, Cristo, todo lo hace por nuestro bien, aunque no lo entendamos a primera vista como no podía ser de otra manera.
Si Dios es la suprema Caridad y la suprema Belleza, en este pasaje al principio extraño por esa aparente dureza, lo tiene que subyacer, aunque no lo captemos a primera vista o incluso a la segunda, es un esfuerzo de Cristo por transmitirnos alguna enseñanza importante. Si no somos capaces de buscarla es muy sencillo, Doctores tiene la Iglesia, la de siempre, no la de Bergoglio que ahora parece que en cuanto mas zote y mas inepto mas corrupto mas alto vas a ascender en la jerarquía.
En el fondo siempre que encontremos algo aparentemente extraño hay que pensar que esta ahí por algo y tratandose de Dios algo bueno siempre. Casi siempre alertarnos para alejarnos del pecado y acercarnos a la Verdad, osea a El.
Se comienza, simultáneamente, con el Génesis, los Libros Sapienciales y el Nuevo Testamento y se lee cada día un capítulo de cada uno. Llegará un momento en que algunas partes de los Evangelios estén iluminadas por otras partes del AT previamente leídas y te das cuenta a qué se refiere Jesucristo cuando dice algunas cosas en su confrontación con los fariseos.
Eso hace que palabras que en el AT aparecen con cierta frecuencia, como justo o Justicia, aparezcan también en algunos Evangelios.
Para nosotros las Palabras del Padre en el Bautismo de Jesús, en las que dice que "debe cumplirse toda Justicia" no tendrían sentido si no se sabe qué significaba eso para un judío.
Dios también hace esto con nosotros, muchas veces.
Todo el Pueblo de Israel, o casi todo, fue afectado por ello desde que salió de Egipto porque no hacían más que quejarse. Dios les sacó de Egipto con pruebas enormes de su poder y a la primera de cambio comenzaban a murmurar, sin plantearse, por lo visto, que no los había sacado de allí para dejarles morir en el desierto.
La Fidelidad de Dios, enfrentada a la infidelidad del pueblo, es una constante y hasta en los Salmos se recuerda a Dios que no puede faltar a sus promesas.
Lo de la "dura cerviz" es algo que se repite y se repite. Espero que la cananea no fuera de ese tipo y, además de tener fe en Jesucristo, sintiera que eso la ligaba a su Persona por siempre (conversión).
Con respecto al leproso curado que se dio media vuelta, y que, además, creo que era samaritano, lo importante es que la maravilla de haber encontrado a Jesucristo superó incluso la propia curación. Los otros nueve, a pesar del milagro, obviaron el agradecimiento y salieron pitando dando idea de ser bastante pragmáticos.
"Es normal que muchos pasajes bíblicos nos choquen, en definitiva es Dios comunicando su realidad inefable e inconmensurable"
Eso es. Pensar que uno puede conocer o entender exhaustivamente todo lo que la Palabra de Dios nos quiere decir sería un ejercicio de hybris de proporciones bíblicas (pun intended). Sus caminos son más altos que los nuestros y no caben en nuestra limitada cabecita. Dicho eso, muchas veces el problema con un pasaje en concreto es solucionable por medios tan sencillos como leer el catecismo y aprender lo que enseña la Iglesia sobre el tema.
"En mi experiencia, si se aceptan humildemente como inspirados y no se arguye con ellos, se los deja ¨reposar¨ en la memoria, son los más ricos y más profundos y un día, ante una situación concreta se (y te) iluminan completamente"
¡Buen consejo! Cuando Dios quiera, nos explicará las Escrituras y nos arderá el corazón, como les sucedió a los discípulos de Emaús.
·Desde el Renacimiento, cuando apareció el Humanismo, nos acostumbramos a ver las cosas según nosotros las concebimos y no desde el punto de vista de Dios (Cristocentrismo)·
Sin duda. Astuta observación. Lo que necesitamos, como Luis ha dicho muchas veces, es un teocentrismo absoluto, que reordene nuestra visión del mundo desviada.
Por eso, no es que le trate "duro" a la cananea por ser pagana, sino que claramente es una prueba de Fe y de humildad lo que hace que le trate asi.
Jesus nos conoce a todos y sabe como sacar lo mejor de cada uno. La cananea sale triunfante de esta prueba y con sobresaliente, porque ni siquiera llega a comprobar la curación de su hija. Ella Cree, es inteligente porque sabe responderle a Jesus de una forma que sabe le va a desarmar, con humildad y confianza.
"¿Será tan difícil para todo un sacerdote jesuita y teólogo profesional experimentado entender esto que un niño entiende con facilidad?"
Si no os hacéis como niños, no entraréis en el Reino de los Cielos. Pero el niño sabe que no sabe casi nada y esa humildad básica no resulta sencilla para un adulto.
También Santa Teresa nos dice: "La paciencia todo lo alcanza" ¿Y qué es la paciencia sino un esperar en el tiempo?
Al hilo de la lectura se me ocurren las siguientes reflexiones:
- ¿Tendrá el Espíritu Santo capacidad de "grabadora" suficiente como para haber inspirado la textualidad de la Sagrada Escritura?
- ¿Tendrá el Espíritu Santo derecho a que se le reconozca Su capacidad de "Libre Examen" sobre las Escrituras que inspira?, o acaso ¿a "libre examen" (con minúsculas) sólo tienen derecho Satanás ("libreexaminista" de las palabras de Eva citando a Dios: "Si comemos del fruto de este árbol, pereceremos"), o los Sanedritas que con el depósito de las Sagradas Escrituras, declararon al Esperado por ellos como Blasfemo y Reo de muerte, o fray Martín Lutero y sus seguidores?
- Este reproche de la Pontificia Comisión Bíblica a los pastores expresa mi recelo: “… quien conoce todo el texto (de la Sagrada Escritura aclaro yo) podrá incluso recelar de una reducción del patrimonio sagrado o acusar a los pastores de ocultar de forma indebida los aspectos difíciles de la Biblia.” (PONTIFICIA COMISIÓN BÍBLICA. LA INSPIRACIÓN Y LA VERDAD DE LA SAGRADA ESCRITURA. III-149. 22-febrero-2014) Disponible en la web vatican.va.
Resalto: Hay pastores que ocultan "de forma indebida" aspectos de la Biblia, con lo cual, recelo que reducen "el patrimonio sagrado" que me es debido por bautizado.
"Si no os hacéis como niños, no entraréis en el Reino de los Cielos. Pero el niño sabe que no sabe casi nada y esa humildad básica no resulta sencilla para un adulto".
¡Palabras sabias, claro y profundo apunte, hermano!
"...o acaso ¿a "libre examen" (con minúsculas) sólo tienen derecho Satanás ("libreexaminista" de las palabras de Eva citando a Dios: "Si comemos del fruto de este árbol, pereceremos"), o los Sanedritas que con el depósito de las Sagradas Escrituras, declararon al Esperado por ellos como Blasfemo y Reo de muerte, o fray Martín Lutero y sus seguidores?".
Ciertamente, advierto en tu ironía que los Spadaro y otros muchos en la historia y en la actualidad (tal vez como nunca) en el seno mismo de la Iglesia, se arrogan también y sin pudor el 'derecho' a esa clase de 'libre examen' propio de estafadores y enemigos de la Verdad de Dios.
"Por lo demás en los Evangelios hay una "promoción", por decirlo así, de la pesadez o insistencia".
Es como la 'pesadez' de la chica que sabe (o intuye por el consejo de su madre) lo que vale y le hace 'difícil' la conquista al aspirante a noviezuelo.
El Señor no da 'así como así' de manera 'facilona' Sus Dones, desea que nuestro corazón se abra por completo en sinceridad y llanto ante su Amor.
"...No digo los paganos, los mismos cristianos deberíamos sentirnos los más afortunados del mundo porque el Señor nos permita comer las migajas que caen de su mesa".
Por ello la mujer perseveró, ella sabía que las 'migajas' del Hijo de Dios son tesoros. Más vale ser sirviente en la casa del Señor y sin embargo Él nos invita a infinitamente mucho más: a ser hijos suyos.
De manera que el AT cuando dice depravación, prostitución o palabras que parecen dirigidas a pecados sexuales incluye también la idolatría.
Salomón tenía muy buenas relaciones con el Rey de Biblos, el cual le suministró mucho material para la construcción del Templo, incluida la famosa madera procedente de los cedros del Líbano, y esa apertura hizo que en el intercambio de regalos fueran también mujeres.
El que siga la lista de los reyes de Israel y de Judá se encontrará siempre con "los Altos". La mayoría de los reyes no destruyeron los Altos, algunos sí encontrando gracia ante los ojos del Señor, y aquello acabó con Israel en Asiria y con Judá en Babilonia. Solo el resto fiel volvió de Babilonia donde se produjo la gran purificación. Es la época de los profetas.
Los Altos es el nombre que aparece en la Nácar-Colunga, no sé cómo lo llamarán otras biblias, pero, evidentemente, se refiere a aquellos lugares alejados (probablemente situados en lomas) en los que había imágenes de Baal o Astarté.
Y en este momento muchas conciencias se están revolviendo también porque con la boca defienden lo que en su corazón saben que es malo.
(A mí siempre me ha divertido pensar que Jesús, perfecto hombre, se fue de turismo con sus amigos los discípulos a aquellas ciudades indudablemente más interesantes que las de Israel. Admito que es una interpretación demasiado frívola, pero es que a mí me encanta viajar).
Pero con solo ir a revisar su paralelo en san Marcos, se constata que no solamente quedó sana sino también exorcizada ("Ella regresó a su casa y encontró a la niña acostada en la cama y liberada del demonio": Mc. 7,30).
Y algo parecido sucedió el domingo pasado con la lectura de Ezequiel: la introducción, a cargo de una laica, decía que "en un lenguaje duro, propio de otras épocas" nos estaba por hablar el mismo Dios.
Lo que escribió Bruno el otro día: si Dios es duro, yo también quiero ser duro.
Y fuera de chiste: si no les gusta la lectura, ¿para qué la leen? O mejor dicho: si no están de acuerdo con la Palabra de Dios, ¿por qué no se fundan otra religión?
Es verdad que la Iglesia está ocupada; y que no se van porque en otro lado nadie les haría caso y pasarían hambre.
Pero qué bueno sería que llegara un san Jerónimo de Papa y limpiara todo...
Parece existir concordancia en que España, los judíos fueron más una religión que una etnia, por tanto pudiera tratarse más de conversos que de israelitas étnicos, producto de relaciones comerciales, como las que se dieron con los fenicios.
Pero solo en el siglo IV, con los visigodos, se tiene constancia cierta de la existencia de judíos en España.
"Bautizados y no bautizados tenemos exactamente la misma Dignidad ante Dios nuestro Creador"
Sin ánimo de ofender, eso es una herejía o, como poco y con una gran dosis de ignorancia, una solemne tontería. En ambos casos conviene no decirlas.
Los bautizados somos hijos adoptivos de Dios por la gracia, que es divinizadora, porque nos introduce en el misma vida divina de la Trinidad. Somos hijos en el Hijo.
Los no bautizados son criaturas de Dios.
Entre esas dos cosas, la distancia es infinita. Como debería saber cualquier católico.
"Residían en Jerusalén judíos varones piadosos, de cuantas naciones hay bajo el cielo: partos, medos elamitas, los que habitan Mesopotamia, Judea, Capadocia, el Ponto y Asia, Frigia y Panfilia, Egipto y las partes de Libia que están contra Cirene". Como se ve se citan fundamentalmente el Norte de África, en particular Alejandría y Cirene (ciudad griega en la actual Libia) que estaban llenas de judíos, así como Mesopotamia y el Noroeste de Asia Menor. Había también judíos en la isla de Creta. Pero no se citan procedencias de lo que hoy se llama Europa. La diáspora judía del momento no contemplaba el Imperio Romano propiamente dicho, es decir los judíos no hablaban latín, se movían en lugares donde este idioma no era el de la población local. El latín, que triunfó en Occidente enseguida, no tuvo el mismo éxito en Oriente ni siquiera en los países ocupados por los romanos.
Los funcionarios y soldados romanos de guarniciones en Siria o Judea se veían obligados a hablar griego koyné si querían ser entendidos por las poblaciones locales, ya que el otro idioma franco, el arameo, era más difícil para ellos, pero nunca consiguieron imponer el latín.
Numancia resistió tres años y derrotó a dos generales romanos, tuvo que venir Escipión el Africano (154 a.C), el gran triunfador contra Cartago, para acabar con ellos y los mismos romanos utilizaban el término "resistencia numantina" con gran admiración. Pero una vez terminada la campaña en la península no había ninguna gran civilización propia que pudiera oponerse a la romana, como si las había en Oriente, y el latín y la cultura romana se difundieron con gran rapidez.
Oriente, en cambio, suministró a los romanos una civilización distinta procedente de Persia y de Grecia que era más potente que la misma romana en cuanto a religión, literatura, escritura...
Cierto, en el "saco" de la ironía, meto a Spadaro y todo un etcétera de antiguos y modernos sinodales alemanes y no alemanes, que hacen "teología de despacho" y no "teología de rodillas", que es por donde entra la Teología de verdad.
Despachan teologías (o exégesis, o pastoraleos etc.) desde la posición intelectual que han asumido de los "lumbreras" llamados filósofos, que han ido decantando desde el Renacimiento las consecuencias del luterano "libre examen".
Siguió esa senda Descartes que en vez de "examinar" la realidad, se quedó en "examinarse a sí mismo" y llegó a la conclusión de que "examino, luego existo", y se quedó tan prendado de sí al escribir "cogito, ergo sum", que no quiso examinar más.
Ese libre examen que premiaba y halagaba la propia elucubración, fue decantando consecuencias en Kant, Hegel, etc. y desde el "pienso, luego existo", fue perfilándose el "existe lo que pienso", que resulta de lo más halagador a la "soberbia de la vida" de que habla San Juan.
Está claro que el "libre examen" sólo se puede ejercer con garantías en la Iglesia Católica, con una premisa y dos "guías" que marquen el camino:
- La premisa: Examinar el propio "libre examen" en el marco de una sana y mejor, santa, vida sacramental: en oración ante el Santísimo, p.e.
- Una "guía": El Depósito de la Fe, asentado en Tradición, por la que han discurrido desde los Padres Apostólicos, toda una serie de Santos y Sabios maestros en "libre examen" sensato.
- La segunda "guía": La humildad para someter el propio "libre examen" a la Legítima Autoridad de la Iglesia, y rectificar si es preciso.
1) La Antigua Alianza se estableció con un pueblo determinado a través de Moisés y quedó vinculada al Arca y a la Torá. Salomón construyó el primer Templo para que el Sancta Santorum guardara el Arca de la Alianza y la casta sacerdotal se encargó de custodiarla.
Los profetas, por cuya boca habló el Espíritu Santo, como dice el Credo Niceno, anunciaron la llegada de un Mesías.
2) Dios envió a su Hijo Encarnado en cumplimiento de esa Promesa y lo envió según las profecías, pero nadie en Israel esperaba tal cosa por lo que les resultó blasfemo a muchos. La Nueva Alianza que estableció Jesús de Nazareth fue con su Persona, continuamente habla de la Fe en Él y de que le siguieran porque era "El Camino, la Verdad y la Vida" y ese seguimiento ya no estaba acotado a nadie. De manera que tanto la siriofenicia como el centurión, cuyas palabra repetimos antes de comulgar: "Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa, pero una sola palabra tuya bastará para sanarme", se adscribieron a su Persona y entraron así en la Nueva Alianza.
Hubo israelitas que también lo hicieron, aparecen unos cuantos en los Evangelios, y, por lo tanto, ellos también forman parte de esa Nueva Alianza.
Jesús comenzó con aquellos a los que Dios había hablado como Pueblo Elegido, pero no cerró el camino a nadie porque no hacía falta formar parte de la Antigua Alianza para entrar en la Nueva.
Está más claro que el agua.
Pero ese orgullo no se da en los paganos que aceptan las migajas que se le echen como un regalo inmerecido.
"La importancia de esta ciudad, Cirene para los Estudios Bíblicos es que durante el periodo del segundo Templo, Cirene fue uno de los más importantes centros en la Diáspora Judía. Los habitantes judíos de Cirene, estuvieron plenamente comprometidos en negocios a nivel mundial, conectados muy estrechamente con Jerusalén y otras comunidades judías a través del mediterráneo. Es muy probable que los judíos de Cirene fuesen el instrumento de comercio de la famosa hierba “Silphium” por todo el Mediterráneo. La planta que según se rumoreaba valía su peso en plata.
Los judíos que vivían en Cirene mantenían un fuerte sentido de identidad. Enviaban ofrendas al Templo de Jerusalén (Josefo, Antigüedades XVI. 6,5). Nunca olvidaron sus intereses nacionales y lucharon codo con codo con sus hermanos en la Guerra Judía contra Roma (Cassius Dio, LXVIII.32; Josefo, Guerras Judías VI. 2, VII. 11). Incluso los radicales Zelotes, llamados “Sicarios” tomaron parte en este Pentápolis Libia (Josefo, Guerras Judías VII, 11). Un hombre llamado Jasón de Cirene describió muchos eventos históricos en el segundo libro de Maccabeos (2 Mac. 2:23). Parece ser que la comunidad judía de Cirene fue considerable y ciertamente significante en el grupo de la Diáspora.
El Nuevo Testamento nos dice que algunos judíos de Cirene seguidores de Jesús fueron los responsables de la conversión de los primeros gentiles en Antioquía".
Al mismo tiempo llegaron los cristianos, pero los cristianos no vinieron buscando colonias sino que venían a evangelizar ya que los mártires españoles, como las Santas Justa y Rufina, las Santas Eulalia de Mérida y Barcelona, etc...fueron hispanorromanas, es decir no habían venido de fuera. Entonces ¿de dónde vinieron los evangelizadores?
El único rastro posible está en Cataluña, dónde parece que los evangelizadores vinieron de las provincias romanas de África. En Cataluña, y no en el resto de España, Santa Perpetua de Cartago tiene ermitas e incluso algunos pueblos que llevan su nombre y es de todos sabido que el culto a Santa Perpetua y Felicidad era mayoritario entre los cristianos de Cartago. También encontré el único mártir que no nació en la península, San Cucufato, Sant Cugat, nacido en Escilio, provincia de Cartago, y martirizado en Cataluña. Así que no sabemos ni quiénes fueron ni de dónde vinieron exactamente los primeros cristianos a evangelizar en España, pero no antes del S. II.
Muy clarificador el artículo.
Muchas gracias
Educación ¿sobre ?, si ni siquiera se conoce el evangelio !!!
En fin esperemos que sea sobre el arte pictorico o la historia de la música o cualquier otra cosa donde no tenga que hablar de Jesus.
"Y algo parecido sucedió el domingo pasado con la lectura de Ezequiel: la introducción, a cargo de una laica, decía que "en un lenguaje duro, propio de otras épocas" nos estaba por hablar el mismo Dios..."
Hermano: muy de acuerdo contigo, son las 'moniciones' (así se les llama) que están prescritas en las guías de liturgia que publican para uso sacerdotal o de equipos de liturgia ciertas editoriales. Algunas fieles a la Fe de la Iglesia, otras con una carga exegética modernista muy marcada (en mi experiencia).
(Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia)
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