Los obispos no están obligados a presentar su dimisión a los 75 años
“Todo el mundo sabe que los obispos católicos tienen que presentar su dimisión cuando llegan a la edad de 75 años”, ha señalado El P. Hunwicke en su blog Enriquecimiento mutuo. “Todo el mundo lo sabe, pero no es cierto”.
El P. John Hunwicke fue durante décadas pastor anglicano y profesor de latín, griego, literatura y teología, además de investigador en el centro anglocatólico Pusey House, de Oxford. En 2011 entró en la Iglesia Católica como miembro de uno de los ordinariatos anglocatólicos creados por Benedicto XVI y fue ordenado sacerdote el año siguiente en el Oratorio de Oxford.
En un breve artículo titulado “¿Dimisión?”, el P. Hunwicke explica que el canon 401, en el que se regula la renuncia a su cargo de los obispos, no dice que deban presentar esa renuncia cuando llegan a la edad de 75 años, sino solamente que se les “ruega” (rogatur, en el original latino) que la presenten:
Canon 401 § 1. Al Obispo diocesano que haya cumplido setenta y cinco años de edad se le ruega que presente la renuncia de su oficio al Sumo Pontífice, el cual proveerá teniendo en cuenta todas las circunstancias.
En consecuencia, el P. Hunwicke sugiere que un obispo, “después de mucho rezar y consultar”, podría anunciar que “ha decidido no hacerlo aún”.
En el mismo sentido, el conocido canonista norteamericano Edward Peters ha indicado en varias ocasiones que la historia de la redacción del canon 401 resalta aún más la falta de obligatoriedad de la dimisión episcopal a los 75 años. En efecto, el borrador original de este canon decía que los obispos “deben” (debent, en el original latino) presentar su dimisión a dicha edad, pero esa redacción se modificó para cambiarla por el texto actual, en el que simplemente se les “ruega”.
Esto muestra “una inconfundible tendencia a reducir el nivel de obligación de los obispos diocesanos de presentar su dimisión al llegar a una cierta edad”. Asimismo, es una muestra de “cómo el respeto por la misión del obispo, instituida por Dios, se refleja en la legislación”, por lo que “uno esperaría que Roma no aceptase demasiado rápidamente las dimisiones episcopales presentadas puramente por razones de edad”.
En cambio, hay un grado mayor de insistencia en el párrafo 2 del mismo canon, en el que “se ruega encarecidamente” (enixe rogatur, en lugar de solo rogatur) “al Obispo diocesano que presente la renuncia de su oficio si por enfermedad u otra causa grave quedase disminuida su capacidad para desempeñarlo”. Si esta presentación de la dimisión no es obligatoria, sino que queda al juicio del propio obispo, mucho menos deberá considerarse obligatorio presentar esa dimisión cuando se alcanzan los 75 años, ya que, como se ha indicado, la redacción indica con claridad un grado de obligación menor aún.
El P. Hunwicke también indica la contradicción que existe en este tema cuando se supone que el obispo de una diócesis ya no es capaz de dirigirla al llegar a los 75 años, a la vez que el Obispo de Roma, que dirige la Iglesia entera, puede seguir en su puesto todo el tiempo que considere oportuno. “Uno pensaría que las cargas y responsabilidades del segundo son mayores que las del primero”, sugiere el sacerdote. Asimismo, señala que la costumbre actual de que todos los obispos presenten su dimisión en su 75º cumpleaños “fomenta que los periodistas especulen sobre la posible antipatía del Pontífice hacia un obispo, indicada por la velocidad a la que acepta su dimisión”.
A ese respecto, opina que “había algo muy adecuado” en la práctica tradicional de “esperar que un obispo, ‘casado’ con su Iglesia particular, siguiera desempeñando su misión hasta la muerte”, con la posibilidad de solicitar un obispo coadjutor si necesitaba ayuda. Curiosamente, en los últimos días el Papa Francisco también ha hecho referencia elogiosa a esa visión de un obispo ‘casado’ con su diócesis, aunque, en materia de jubilaciones episcopales, el Pontífice se ha distinguido por su gran velocidad en aceptar algunas dimisiones.
57 comentarios
En conclusión, ni jubilaciones "forzosas" ni tantas "segundas y terceras nupcias"...
Tan cierto es que no resulta obligatorio presentar la renuncia como que no ha habido ni uno que no lo haya hecho. Ni lo habrá. Y si alguno tuviera el valor de no hacerlo, tardarían medio minuto en jubilarlo.
Estas eran mis dudas, así que agradezco este artículo que me trae luz sobre el asunto.
En cualquier caso, opino que este canon se hizo en su momento para poder renovar rápidamente al episcopado y quitarse de encima lo más rápidamente a los «carcas» reacios al aggiornamiento.
Eso, ahora. Cuando se promulgó ese canon era justamente al revés, y probablemente muchos de esos heterodoxos, que eran jóvenes entonces, porque el grueso de los obispos era católico, no habrían llegado a nada... o habrían sido expulsados.
Por eso para la revolución era imprescindible quitárselos de encima lo antes posible, y la manera más fácil era convertirlos en «eméritos». Eso y las Conferencias Episcopales, que ya se ha visto lo que son: soviets.
Dice: «todo es conservadurismo o transiciones a algo preestablecido». ¿Qué tiene eso de malo, si precisamente una de las funciones más importantes de los obispos (incluyendo al Papa) es precisamente conservar lo que se les ha transmitido? Además, viendo cómo ha salido el experimento tras medio siglo...
Yo he llegado ya a una edad en que puedo calibrar perfectamente los estragos que la vejez puede hacer, pero resulta que la vejez, como casi todo en la vida, no se presenta de manera igualitaria en todas las personas., lo mismo que la juventud.
Se adjudica a los jóvenes todo aquello que tenga que ver con la plenitud; por ejemplo la valentía, pero hay mártires de 24 y de 80 años; la creatividad, pero hay obras de pintores muy mayores mejores que otras de jóvenes sin talento; el poder, pero tiene más poder Soros que un paleta de 30 años. Los clichés son lo que son, mas si lo enfrentas con particulares nunca se ajustan. A la pobre Rita Hayworth se le presentó el Alzheimer a una edad en la que muchos ni siquiera han llegado a ser obispos, por lo que, si nos atenemos a su edad y no a su enfermedad, no habría razón alguna para que alguien en su mismo caso llegara a purpurado aunque tuviera la misma enfermedad.
Enrique Jardiel Poncela dijo una frase famosa: "Solo hay dos edades: los jóvenes y los enfermos" de la que se deduce que un enfermo de 25 años no es joven y que una persona de 80 que no esté enfermo sí lo es.
Su Ave María, padre.
La Iglesia de Alemania en el año 2021 ha ingresado 6.000 millones de euros, mientras en España la Iglesia en el mismo año ha ingresado 300 millones. Un cura alemán ingresa 6.000 euros al mes, un cura español 1.000 euros brutos y que se pague la gasolina y ruedas al atender a varias parroquias. Hasta en Alemania se les paga a los catequistas. Abusos litúrgicos y bendiciones prohibidas en Alemania, y hasta 37 obispos contrarios a Roma, volcados al mundo y no a CRISTO. La excomunión latae sententiae ( puede ser una de excomunión, interdicto o suspensión ) es habitual en Alemania, y con abusos litúrgicos. ¡ Los textos de Benedicto XVI están prohibidos en los seminarios alemanes ¡.
En Alemania no se nombran a nuevos Obispos y a nuevos sacerdotes como sustitutos para sustituir la mala hierba; siguen las apostasías civiles, llegando medio millón de católicos que apostataron en 2022. Hay dineros curas díscolos contrarios a la Doctrina Católica, Tradición y la Palabra de DIOS. “ Hay fieles católicos en Alemania horrorizados ante estos comportamientos “.
Además, si el Papa puede seguir hasta que él decida, por qué no podría hacerlo un obispo?
Gracias a este artículo, ya me enterado.
Mil veces mejor un obispo de 75 años que un nuevo obispo teológico-liberatorio. El relevo generacional persé no vale para nada bueno, si el que va a relevar no vale.
Es como cuando se ensalza la juventud sin tener en cuenta que hay jóvenes que son drogadictos y borrachos
Estas ideas demuestran que los católicos están también llenos de las bobadas del mundo
Por otra parte hay que recordar que la norma de la jubilación a los 75 años, fue instituída por Paulo VI a sugerencia del masón Baggio, para ir reemplazando a los obispos más conservadores por una oleada de progres más jóvenes.
Pero sí están obligados (cosas que tiene el Código) a cumplir el Canon:
378 § 1. Para la idoneidad de los candidatos al Episcopado se requiere que el interesado sea:
1 insigne por la firmeza de su fe, buenas costumbres, piedad, celo por las almas, sabiduría, prudencia y virtudes humanas, y dotado de las demás cualidades que le hacen apto para ejercer el oficio de que se trata;
2 de buena fama;
3 de al menos treinta y cinco años;
4 ordenado de presbítero desde hace al menos cinco años;
5 doctor o al menos licenciado en sagrada Escritura, teología o derecho canónico, por un instituto de estudios superiores aprobado por la Sede Apostólica, o al menos verdaderamente experto en esas disciplinas.
La idoneidad, la idoneidad, dónde estás idoneidad...
Calculado milimétricamente.
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Y no hablemos de los obispos destituidos antes de tiempo, como Mons Daniel Fernández y Mons Pedro Martinez, básicamente por cometer el error de incomodar con su ortodoxia a otros obispos heterodoxos.
¡Feliz día de la Asunción de la Santísima Virgen!
No sé que ventajas se habrían obtenido si al cumplir los 75 años lo hubieran cambiado por otro más joven según criterio de Juan Mariner, pero entonces, a pesar de lo dramático de la situación, al Papa Pio XI o XII, no sé cual sería, con muy buen criterio no se le ocurrió pedirle que se retirara desperdiciando así toda la experiencia acumulada en tantísimos años.
He observado que los obispos gastan un buen porcentaje de su tiempo en viajes a reuniones de Consejos de la Conferencia Episcopal. Se debería de volver a lo que había antes, La Provincia Eclesiástica.
También urge formar tribunales para resolver disputas que hoy en día se mandan a Roma. Roma no suele responder hasta unos tres años más tarde. En realidad, no existe la justicia en la Iglesia, máxime cuando se trata de sacerdotes y la justicia que demora no es justicia.
Luego puede uno preguntarse sobre la sabiduría u oportunidad de la norma tal como está. Al respecto, un buen estudio del P. Alejandro W. Bunge nos da un contexto amplio y necesario. Lo que sigue es de él:
El Código de 1917 no presentaba muchos caminos para solucionar el problema de un Obispo que, por razones de edad o de salud, viera disminuir de tal modo sus fuerzas que se le dificultara gravemente la atención pastoral de la diócesis. Las determinaciones sólo contemplaban el caso de incapacidad del Obispo, que producía la situación de sede impedida, en la que se hacía cargo del gobierno de la diócesis el Vicario general o algún otro sacerdote que hubiera sido delegado para ello por el Obispo.
En los demás casos, cuando el Obispo veía disminuida gravemente sus fuerzas pero sin llegar a la incapacidad, se presentaban tres soluciones posibles. La primera consistía en la renuncia espontánea del Obispo. Sin duda era la mejor solución, y la más fácil, pero también la menos frecuente. También era posible para la Santa Sede nombrar un administrador apostólico sede plena, que se hiciera cargo del gobierno de la diócesis, dejándole al Obispo la titularidad de la jurisdicción, pero la prohibición de ejercerla. Finalmente, otra solución posible era el nombramiento de un Obispo coadjutor con derecho a sucesión. Pero estas dos últimas soluciones no se daban sin peligros de roces y divisiones que afectaran el gobierno de la diócesis. Además ocasionaban con frecuencia problemas de convivencia y entendimiento entre el Obispo y aquel que era puesto a su lado, ya fuera para suplantarlo o sucederlo en forma inmediata o futura.
En el Concilio Vaticano II algunos padres conciliares reclamaron que en esas situaciones debía exigirse al Obispo la renuncia, para que la Santa Sede pudiera proveer con libertad al gobierno de la diócesis afectada por la disminución de las fuerzas de su Pastor. Argumentaban que cuando el Obispo perdía su capacidad de gobernar la diócesis, en pocos años se podía destruir lo que a lo mejor había tardado muchos años en construir. Quienes ponían el acento en la unión esponsal del Obispo con la diócesis y en el deber de la diócesis de atender a su padre, el Obispo, en la enfermedad y en la vejez, se oponían a esta propuesta. Finalmente se tomó una decisión que intentó conciliar ambas posiciones, rogando encarecidamente a los Obispos diocesanos que, cuando se vieran menos aptos para el desempeño de su oficio por el peso de la edad o por otra causa grave, como puede ser la enfermedad, presentaran la renuncia a su cargo, ya sea espontáneamente o invitados por la autoridad competente, encargando a la misma autoridad proveer a su digna sustentación en caso de aceptarles la renuncia. Será el primer Motu proprio de Pablo VI para ejecutar algunas decisiones del Concilio el que ruegue encarecidamente a todos los Obispos diocesanos y a quienes se les equiparan a que presenten espontáneamente la renuncia no más allá de cumplidos los setenta y cinco años, para que la autoridad decida en cada caso, considerando atentamente las circunstancias (...)
Artículo completo aquí: https://mercaba.org/Codigo/BUNGE/IgparticularesU3.pdf
En dos ocasiones claras Francisco ha expresado sus deseos de que los obispos renuncien a los 75 años (¡claro, siempre y cuando no sean de su propia cuerda, caso Coccopalmerio, etc), y solamente se convierte en ley. Aclaro que no es mi opinión, yo concuerdo con la premisa expresada en esta entrada.
vatican.va/roman_curia/secretariat_state/parolin/2014/documents/rc_seg-st_20141103_rescriptum-ex-audientia_it.html
vatican.va/content/francesco/it/motu_proprio/documents/papa-francesco-motu-proprio-20180212_imparare-a-congedarsi.html
Honestamente a mi me importa un comino que los periodistas especulen sobre la posible antipatía del Pontífice hacia un obispo; pero por lo visto, al parecer, si hay quienes le dan mucha importancia a esas especulaciones.
La Iglesia Catolica, en su Doctrina aconseja a pensar bien de los demas, antes que pensar mal. y con mayor razon del Papa Francisco.
"La Iglesia Catolica, en su Doctrina aconseja a pensar bien de los demas, antes que pensar mal. y con mayor razon del Papa Francisco"
A mi entender:
a) Cuando uno tiene que inventarse una inexistente doctrina de la Iglesia para su argumentación, es mala señal.
b) Cuando uno acusa a los demás de pensar mal de otros, que es precisamente lo que está haciendo al acusarlos de ello, es mala señal.
c) Cuando uno no entiende la diferencia entre juzgar a otros y juzgar sus actos objetivos, que es fundamental, es mala señal.
d) Cuando uno no entiende que es muy grave dar escándalo, especialmente si se hace abusando de la autoridad dada por Dios, es mala señal.
e) Cuando uno ataca a las víctimas del abuso de poder a la vez que disculpa a quienes abusan de ese poder, es mala señal.
1) originales y muy interesantes: de 16 a 40.
2) interesantes: de 40 a 60
3) Mediocres: de 70 a 75
4) Incoherentes: a partir de 75.
¿Dónde te encuentras tú?
La vejez para algunos es la etapa más larga de su vida que, a su vez, tiene también etapas, de los 75 a los 100 hay 25 años.
Incluso hay algún que otro bloguero en Infocatólica que debería haberse retirado como los obispos.
La muerte, desde luego, es inexorable pero no pide condición alguna, de manera que no exige que estés gagá para venir a por ti, puede presentarse cuando tus meninges todavía funcionan o puede presentarse cuando han dejado de funcionar. Así que si te achicopalas, que diría un mexicano, cuando llegan los 75 años abrumado por tu edad puedes vivir 25 años reducido a la condición de persona de segunda categoría. La categoría intelectual y la capacidad de mando de una persona no se mide por la cronología, Juan Mariner, o todo joven sería Alejandro Magno o Mozart.
El otros tiempos había obispos de 36 años, como ya he dicho, que eran obispos hasta su muerte; ahora no hay obispos jóvenes ni viejos.
El otro cliché, el del adolescente que no sabe todavía lo que quiere y es alocado porque su edad hace que sea así, tampoco se cumple a rajatabla como demostró Carlo Acutis o San José Sánchez del Río, a los que tratar de jóvenes alocados no les cuadra. ¡Cuidado con los tópicos, Mariner, porque te puedes encontrar con la excepción de la regla que, además, nunca es única!
16" Por segunda vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?». Él le contesta: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero». Él le dice: «Pastorea mis ovejas». 17 Por tercera vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?». Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez: «¿Me quieres?» y le contestó: «Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero». Jesús le dice: «Apacienta mis ovejas. 18 En verdad, en verdad te digo: cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías; pero, cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras». 19 Esto dijo aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios. Dicho esto, añadió: «Sígueme».
Como se ve Nuestro Señor Jesucristo le pinta a Simón Pedro con claridad los efectos de la edad, pero no le dice que, llegado ese momento, dejara la Cátedra de Pedro a otro más joven, ni que por ser viejo escapara del martirio.
La Iglesia se ha detenido en la oscuridad y desaliento lanzados por el demonio de lo mundano. Incapaz de decir para qué existe, carece de objetivos, se ha encerrado en su capullo de crisálida. Y bueno, no tiene más ocupaciones que la del cotorreo.
Criticar, quejarse, envidiar, y “creérselas”, claro que se las cree y se las creen. ¡Pobres hombres! Contrarios a la sabiduría, a la autoridad de lo eminente, a los alientos que abren camino, permanecen amagando con “Iglesia en salida”, mientras giran sin encontrarla, sin siquiera advertir que se derrumban.
Porque “Ha venido el Día ¿Y no lo ven? Ha venido la Misericordia ¿Y no la aceptan?” (Jesús en S. Nicolás). ¡Cómo van a ver, si rechazan a la Madre y a Su Hijo!: “Quien rechaza a Mi Madre, a Mí me rechaza” (id).
Lo cual vale para el Papa, los Pastores, y gran parte de los fieles que no aceptan la Conducción de María. De nada valen las espadas de cartón, las peroratas de mentes hueras y corazones yertos.
Únanse a la Victoria de María que triunfa con Su Corazón Inmaculado en el mundo, ante una Iglesia transformada en pocilga. Únanse a Cristo que nos ofrece llevar Su Reino hasta los extremos del Universo.
Enfrenten la tarea de convertir a ocho mil millones de hermanos, para comenzar a ordenar la Tierra y luego avanzar con el Reino hacia los espacios siderales. Abandonen el sueño de sus caprichos infantiles, de niños díscolos, de batallas imaginarias.
Ha llegado el Día, y no lo ven; resplandece la Aurora de María, pero no atinan a ser iluminados y templados por ella. Debemos trabajar en su Causa: preparar el Camino a la Venida del Señor. “Todo un mundo que debe ser edificado desde los fundamentos…restablecer la armonía primitiva;,...en la noche que ha caído sobre el mundo y oprime los corazones, hay señales claras de un Alba que vendrá, a la que besará un Sol nuevo y más esplendoroso” (Pío XII).
PÁRROCO, c. 538,3 CDC: Al párroco, una vez cumplidos los 75 años de edad, se le ruega que presente la renuncia al Obispo diocesano, el cual, ponderando todas las circunstancias de la persona y del lugar, decidirá si debe aceptarla o diferirla
OBISPO, c. 401,1 CDC: Al Obispo diocesano que haya cumplido 75 años de edad se le ruega que presente la renuncia de su oficio al Sumo Pontífice, el cual proveerá
De hecho, por regla general, los obispos los retiran a los 75 años y a los cardenales a los 80 años, pero hay excepciones (81 años y 2 meses, el obispo de Saint-Denis-de-La Réunion). A los párrocos los mantienen casi vitaliciamente, hasta que no pueden, por falta de efectivos.
Con Bergoglio, es perjudicial presentar esta renuncia voluntaria, pues al hacerlo, Bergoglio cometió la iniquidad del caso Reig Pla, obispo de Alcalá de Henares, que sufrió la injusta renuncia a los 75 años y 2 meses, cuando podía perfectamente estar hoy en el episcopado activo. Lo que implica que los cánones de la renuncia de obispos y párrocos son caprichosos, tienen un amplísimo margen discrecional y arbitrario, y dependerá de si caes bien o no, política o personalmente, al papa u obispo.
Siguiendo las meditaciones de monseñor Aguer, la jubilación-retiro del obispo elimina su posición especial-sacramental del Orden que lo diferencia de un vulgar funcionario civil, máxime cuando ahora éste puede ver incentivada su jubilación tardía. La práctica del retiro forzado se usa a veces para resolver problemas políticos en Roma, como sucede con Bergoglio, que rechaza rígidamente por sistema a todo obispo que no le baile su música y letra, y el obispo es tratado como una pieza de intercambio deshumanizada y cruel en asuntos eclesiásticos.
Ni se entiende por qué no hay obispos más jóvenes, ni se entiende que no haya obispos más viejos, como si eso fuera la escala del funcionariado. ¿Alguien conoce a un obispo de 40 años?
A mí me parece que no, que se les ruega que lo hagan automáticamente al llegar a los 75 años y ya.
En todo caso, eso de rogarles encarecidamente la renuncia se podría aplicar a algunos Obispos actualmente, independientemente de la edad.
Saludos cordiales.
Este término se utiliza cuando alguien presenta su renuncia a un cargo o posición (episcopado) alegando razones personales o motivos personales legítimos, o ninguno, como se ha visto en bastantes dimisiones de obispos a edades increíbles de 50 ó 60 años, pero en realidad, la verdadera razón detrás de la renuncia es evitar la exposición de acciones ilegales, inmorales o controvertidas que podrían generar un escándalo público o repercusiones legales significativas.
En algunos casos, esta renuncia encubierta puede ser resultado de acuerdos entre la persona (u obispo) que renuncia y la entidad a la que pertenece (el Vaticano), en los cuales se acuerda que la renuncia se llevará a cabo a cambio de ciertas consideraciones, como inmunidad legal, protección de la reputación, acuerdos financieros u otros beneficios.
El caso del obispo Novell de Tortosa parece que fue para encubrir su abandono del episcopado para atender al casamiento con su peculiar esposa (extraño encubrimiento, pues tal evento no puede ser ocultado por mucho tiempo, máxime cuando residió en su misma diócesis)
Es importante destacar que esta práctica puede tener implicaciones éticas y legales importantes, ya que involucra la manipulación de la verdad y puede ocultar responsabilidades legales o morales.
Por lo tanto, hay tres renuncias:
- Por edad de 75 años (pero sólo es un ruego, no es obligatorio), pues se supone que la edad implica incapacidad por razón de edad (aunque en los países del Tercer Mundo, la esperanza de vida no llega a 75 años, lo que este límite de 75 años sólo se aplica, curiosamente, al Primer Mundo)
- Por enfermedad, no es obligatoria tampoco, aunque si la enfermedad es crónica, invalidante, incapacitante, degenerativa, entonces le deja en una situación objetiva de sede impedida absoluta permanente, lo que implica que el Vaticano puede removerlo de oficio, aunque el obispo no lo pidiera, porque por ejemplo, no puede presentar esta renuncia por estar sin conocimiento alguno (estado de coma, demencia, incapacidad absoluta..).
- Renuncia encubierta, y aquí cabe todo...
En definitiva, el P. Hunwicke tiene toda la razón, el modelo de jubilación-renuncia es una cuestión totalmente endeble jurídicamente, y una total contradicción: si un Papa con 86 puede gobernar como Bergoglio, por qué no lo puede hacer un obispo y un obispo-cardenal, ¿por qué uno sí y otros no? No tiene lógica alguna.
- por causa de pérdida de la libertad o capacidad
412 Se considera impedida la sede episcopal cuando por cautiverio, relegación (degradación del cargo), destierro o incapacidad, el Obispo diocesano se encuentra totalmente imposibilitado para ejercer su función pastoral en la diócesis, de suerte que ni aun por carta pueda comunicarse con sus diocesanos.
- por causa penal (suspensión, excomunión)
415 Si, por una pena eclesiástica, queda impedido el Obispo diocesano de ejercer su función, el Metropolitano o, en su defecto o tratándose de él mismo, el más antiguo de los sufragáneos según el orden de promoción, recurrirá inmediatamente a la Santa Sede, para que ésta provea.
Lo curioso fue que, después de haber aceptado porque no me quedaba otra, vino el director a pedirme que me quedara un curso más porque, en mi caso, les era difícil encontrar alguien que me sustituyera y necesitaban el plazo de un año. Naturalmente sonreí, como el Gato de Cheshire, y solo quedó mi sonrisa y su cabreo.
Es mucho más misericordioso o caritativo el que la presentación de la renuncia sea casi obligatoria (Sí no fuera "casi" sino obligatoria, no sería una renuncia. Serían cesados fulminantemente y ya está)
Esta fórmula permite al papa dejar en activo a los que por salud y afinidad pueden continuar su ministerio y eliminar a quienes por mala salud o por desviación de la doctrina papal, que a fin de cuentas es quien gobierna, deben ser prescindidos.
No hay que asustarse. Es una práctica que instauro JPII (Para conservar su línea de papado) y que ahora se vuelve en contra de los Juanpablistas.
Es la vida.
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