¿De cura a papa?
El otro día, comentando la novela Yo fui secretario de León XIV, un lector preguntaba si se había dado alguna vez el caso de que un simple párroco o sacerdote fuera elegido papa, como el protagonista de la novela. No es extraño que se lo preguntase e incluso podría haberse preguntado si un mero obispo podría ser elegido papa, porque lo cierto es que ha pasado medio milenio desde la última vez que se eligió papa a alguien que no fuera cardenal.
En la historia de la Iglesia hay prácticamente de todo, como corresponde a una institución con unos dos mil años de vida y que ha tenido a miles de millones de personas por hijos. Los sacerdotes que han pasado directamente a ser papas, sin embargo, no son un caso extraordinario, sino en cierto modo lo normal. De hecho, esa era la práctica habitual en los primeros siglos, en los que el papa era elegido de entre el clero de Roma.
Se consideraba que lo propio era que un obispo fuera elegido de entre el clero de su diócesis y el obispo de Roma no era una excepción, así que la mayoría de los primeros papas anteriormente habían sido sacerdotes o diáconos romanos. Hay que tener en cuenta que, en los primeros siglos de la Iglesia, había una gran resistencia a que los obispos cambiasen de sede, porque se consideraba que era como si estuvieran casados con su Iglesia local, de modo que, para nombrar a un obispo o papa, lo normal no era recurrir a alguien que ya era obispo de otra diócesis, como suele hacerse ahora. San Dámaso, por ejemplo, era archidiácono en Roma antes de ser papa en el siglo IV, al igual que San León Magno en el siglo V. Aunque esta costumbre fue cambiando, duró muchos siglos y el Papa León X, en el siglo XVI, era diácono cuando fue elegido.
Los cardenales, en origen, eran precisamente los principales clérigos (sacerdotes y diáconos) de Roma. A ellos se les añadieron, siglos después, los obispos de las diócesis suburbicarias, es decir de los suburbios de Roma. Aunque ahora ya no es así y hay cardenales del mundo entero, la Iglesia ha mantenido tradicionalmente esa vinculación. En ese sentido, los modernos cardenales representan, de alguna forma, al clero romano y, por eso, cada uno de ellos recibe un título o una diaconía de Roma y sus alrededores, es decir, el encargo de una de las parroquias (o diaconías) tradicionales de la ciudad o una catedral de sus alrededores, para “solucionar” el problema de que sean de otras diócesis y convertirlos, en cierto sentido, en clero de Roma.
Así, en el consistorio en que el papa nombra a los nuevos cardenales, dice a cada uno:
Ad honorem Dei omnipotentis et sanctorum Apostolorum Petri et Pauli, tibi committimus Titulum (vel Diaconiam) N. In nomine Patris, et Filii et Spiritus Sancti. Amen.
Es decir :
En honor de Dios todopoderoso y de los santos apóstoles Pedro y Pablo, te encomendamos el título (o diaconía) de N. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Si bien la norma es que todos sean consagrados obispos, según el título que reciban los cardenales se denominan “cardenales obispos”, si se les encarga simbólicamente una catedral suburbicaria, “cardenales presbíteros”, si se les encarga una parroquia romana, y “cardenales diáconos”, si se les encarga un titulus de carácter diaconal. El cardenal Osoro, por ejemplo, es cardenal presbítero de Santa María del Trastévere y el cardenal Omella es cardenal presbítero de la Santa Cruz de Jerusalén, una parroquia del barrio romano del Esquilino (en el que, por cierto, transcurre uno de los capítulos de la novela). Como ejemplo de cardenales diáconos tenemos en España al cardenal Luis Ladaria y al cardenal Julián Herranz.
Resumiendo, aunque desde hace siglos no sea lo habitual, es tradicional que un sacerdote o un diácono puedan ser elegidos para ser papas y, en principio, no habría nada de extraño en ello. De hecho, serían papas desde su elección, aunque todavía no fueran obispos, pero solo recibirían la plena y suprema autoridad sobre la Iglesia desde el momento de su consagración episcopal como obispos de Roma (que se produciría inmediatamente, claro).
Más aún, es posible que un laico sea elegido papa y ya ha sucedido varias veces. Por ejemplo, Benedicto VIII y Juan XIX, en el siglo XI. Era una época bastante mala, los llamados “siglos de hierro” del pontificado, y su nombramiento fue más bien producto de presiones políticas que otra cosa, pero lo cierto es que es posible. Por rizar el rizo, algunos estudiosos piensan que sería posible que un casado fuera elegido papa, por analogía con lo que sucedía con los obispos en la antigüedad: si un casado era elegido obispo, dejaba de vivir como tal y se comprometía a una continencia perpetua. Y algunos llegan a sugerir que quizá también un no bautizado podría ser elegido, como fue elegido San Ambrosio obispo de Milán cuando aún era catecúmeno, aunque tendría que bautizarse después, por supuesto.
Conclusión: por muy imaginativa que pueda ser una novela, nunca le llegará a la suela de los zapatos a la historia de la Iglesia.
49 comentarios
Vistos los libros de alrededor, con la excepción de Narnia, no parece que sea una categoría muy recomendable, pero menos da una piedra.
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480 páginas
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"La realidad supera a la ficción". Y hay instituciones tan antiguas que tienen todo previsto, "hasta tienen previsto y te pueden enseñar cómo salvarse y entrar en el Reino"....
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Canon 332 § 1: El Romano Pontífice obtiene la potestad plena y suprema en la Iglesia mediante la elección legítima por él aceptada juntamente con la consagración episcopal.
Por lo tanto, el elegido para el pontificado supremo que ya ostenta el carácter episcopal, obtiene esa potestad desde el momento mismo de su aceptación.
Pero si el elegido carece del carácter episcopal, ha de ser ordenado Obispo inmediatamente.
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Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis S. JUAN PABLO II EL 22 FEBRERO 1996.
33. El derecho de elegir al Romano Pontífice corresponde únicamente a los Cardenales de la Santa Iglesia Romana, con excepción de aquellos que, antes del día de la muerte del Sumo Pontífice o del día en el cual la Sede Apostólica quede vacante, hayan cumplido 80 años de edad. El número máximo de Cardenales electores no debe superar los ciento veinte. Queda absolutamente excluido el derecho de elección activa por parte de cualquier otra dignidad eclesiástica o la intervención del poder civil de cualquier orden o grado.
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"Uy, pa'mí que alguien se está postulando pa' Príncipe de la Iglesia, primus inter pares"!, y no miro a nadie. ...tras ese Sínodo de la Sinodalidad (qué difícil es pronunciarlo y escribirlo), es posible que podamos elegir a ese alguien. ¡Cuente con mi voto!."
Estoy a favor: ¡El P. Iraburu papa!
Conozco sacerdotes "rasos" y sus vidas distan mucho de estas cosas clericales. Ojalá el próximo Papá fuese así.
PD. Mi voto también para Iraburu o alguien como él, que sabe conjugar la firmeza y la ternura magistralmente, como a otros nos gustaría en nuestro pequeño rincón.
el Papa Francisco prepara una revolución en forma de nombramientos, nuevos pastores que con su báculo guíen a la grey en armonía con la naturaleza.
Para sorpresa de muchos, D. Jorge González Guadalix suena como futuro cardenal y aspirante a Papa, porque por edad puede y está en buena forma física y espiritual. Francisco, muy asiduo a blogs para conocer chismes y posibles contubernios indiestristas, dio con el blog de D. Jorge González Guadalix y es su hombre: un sacerdote neorural y con olor a oveja, alguien que ha hecho de la iglesia en salida su forma de vida. De verdad y no sólo con palabras. Porque el Espíritu mece la cuna de los cambios en la Iglesia.
De hecho, la visita de las autoridades vaticanas a través de un hombre cercano al Cadenal Osoro, D. José Cobo, obispo auxiliar, no fue sino para ver la disposición de D. Jorge para convertirse, como buen párroco rural, en la avanzadilla sinodal y ecológica que quiere Francisco para su Iglesia. Futuro Cardenal y aspirante a Papa.
Píio II, por cierto, ha sido el único Papa en escribir sus memorias sin callarse nada. Sus memorias, sin embargo, escritas hace siglos, siguen sin ser editadas en versión completa.
https://mislibrosconnotas.blogspot.com/2016/09/pio-ii-unico-papa-que-escribio-sus.html
Eso sí: Haddock I pasaría a la historia de la Iglesia por sus curiosas (y deseadas por muchos) iniciativas.
Parafraseo a Léon Bloy en sus pasos para le regeneración espiritual de Francia. Los envarados sin sentido del humor es mejor que no sigan leyendo este comentario:
A) Eucaristía dominical obligatoria tras la pertinente confesión, bajo pena de muerte.
B) No dar un duro a nuestros politicastros, cuyos ingresos se dirigirán a la elevación de una gigantesca cruz de oro de 24 kilates.
C) Convertir el congreso de los diputados en un urinario público sin reforma alguna.
D) Como ya tenemos a Cristo Rey y a su Madre como Reina de los cielos y tierra, enviar a los tristes sucedáneos que tenemos a trabajar como repartidores de tele-pizza.
E) Rezarle a la Virgen diariamente el Santo Rosario bajo pena de muerte.
Creo que son unas medidas moderadas, consensuadas y muy ecuánimes.
Si a alguien les pareciere desmesuradas, pena de muerte.
Si un cura tiene que saltar de cura a cardenal o de cura a papa directo que así sea
"Creo que son unas medidas moderadas, consensuadas y muy ecuánimes. Si a alguien les pareciere desmesuradas, pena de muerte".
Hermano: de muy buena gana secundo tu prudente iniciativa. Lo ideal es que fuera todo su cumplimiento enteramente voluntario y por amor a Dios. Pero si a Franco no le perdonaron que edificara la Iglesia y monasterio de Valle de los Caídos con mano de obra de los presos comunistas, este pueblo de 'dura cerviz' dudo que se someta (y menos en estos apostásicos tiempos) a tan virtuosas 'ordenanzas'.
Yo también estoy a favor. Sería, sin la menor duda, un notición: la mejor noticia en muchos, muchos años de pésimas noticias, incluidas también las buenas y muy buenas.
Sería para él una cruz, que llevaría adelante con la gracia de Dios: esa gracia de la que él siempre habla, y con razón: porque sin ella nada podemos hacer que valga la pena.
En fin: un saludo cordial para el el P. Iraburu.
Rezo por él.
¡Gloria a Dios!
"Yo propongo como candidato al trono de San Pedro a Mons. Erik Varden"
No sería mal candidato, ciertamente.
"¿Un casado puede ser elegido Papa? Claro, Pedro lo era"
Bueno, no sabemos si era viudo.
"Bruno, ahora que he terminado la novela, sólo quiero darte gracias por haberla escrito. Es una maravilla, me ha conmovido hasta lo más profundo"
Cuánto me alegro de que te haya gustado.
"¡Gloria a Dios!"
Eso, eso. Non nobis, Domine, non nobis, sed nomini tuo da gloriam.
"Fue el último papa que recibió la consagración episcopal tras su elección"
Buen dato. Además era monje y fue elegido papa porque España vetó al otro candidato.
"Tengo entendido que también hubo monjes elegidos para el papado"
Sí, unos cuantos. Quizá el más famoso sea Celestino V, a quien no le gustó mucho lo de ser papa y se volvió al monasterio (o eso quiso hacer, pero el papa siguiente lo encerró en el castillo de Fumone, por si las moscas).
"Enganchada a la novela, Bruno. Estoy en el final. Ayer noche, esta madrugada para ser exactos, tuve que tirar el libro lejos para dejar de leer".
Je, je. Luego lo paga uno por la mañana, cuando casi no puede abrir los ojos.
"No sé por qué pero cuando pienso en el frailecillo veo a Haddock"
Tiene cierta semejanza y, de hecho, Haddock fue uno de los que leyeron el borrador de la novela, como experto en alguno de los temas que toca.
Si me haces la caridad de dejar una reseña en Amazon, lo agradeceré.
"el caso curioso de San Fabián, un granjero que allá por el año 236 asistía como mero curioso a los actos de sucesión del papa Antero. Una paloma se posó sobre su cabeza y la multitud, interpretando el hecho como un signo del cielo, hizo que fuera ordenado"
No se sabe si es solo una leyenda. Pero no me extrañaría que hubiera sido así. De hecho, se parece un poco a lo imaginado en la novela. Al final, para ser papa, lo más importante es ser fiel a lo recibido y dejar hacer a Dios.
"Le felicito por que su libro esté bien posicionado, Bruno. Pero hay que ser cauto todavía"
No hace falta ninguna cautela. Llevo escritos una docena de libros y ya sé que ninguno va a dar dinero nunca. Bendito sea Dios.
Tienes razón, no sabemos cuándo murió la esposa de Pedro.
Simplemente mi comentario es que no es relevante teológicamente si, eventualmente, pudiera elegirse un Papa casado, bien pudiera ser que se elija como Papa a un sacerdote que se ordenó casado en la Iglesia católica de oriente, que permite la ordenación de casados.
Quizás esté equivocado, pero entiendo que hay muchas y muy buenas razones humanas para ordenar solo solteros, pero hasta donde se, ninguna teológica. Lo que aplica también para la elección de un Papa.
Un abrazo.
"pero entiendo que hay muchas y muy buenas razones humanas para ordenar solo solteros, pero hasta donde se, ninguna teológica"
Hasta donde puedo ver, eso es incorrecto. Tengo hace mucho pendiente un post sobre ese tema. A ver si me da tiempo uno de estos días.
Te agradeceré me aclares el punto, ojalá no tardes mucho.
Un abrazo
(Cita de el libro "De multis stulticis" impreso en Maguncia en 1572 y escrito por Ignatius Staffhauserbadenschakenmehrwein y López de la Colina)
Monseñor Casalotodo, ante la deriva de los comentarios, cree que desde el inicio "de cura a papa" a la situación actual, "la suegra del papa, el suegro del papa, los cuñados y nueras del papa", hay una enorme diferencia y si bien reconoce que todo tiene que ver con todo, en este caso, no advierte la vinculación. Inquiere si se le puede preguntar al Secretario del Papa...
Afectuosamente.
Si el fraile tiene el sentido del humor de Haddock, merece la pena leerlo.
Lo pondré en mi lista si consigo vencer ciertas reticencias cuyo origen no viene al caso.
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