Arte de bien morir
Recuerdo que, en cierta ocasión hace unos años, durante la homilía de la Misa, el sacerdote se dirigió a una señora a la que iban a operar al día siguiente del corazón y le dijo: mañana te operan y es muy posible que te mueras, así que tienes que estar preparada. Aquello me impresionó vivamente, porque nunca había oído a un sacerdote hablar con esa claridad y naturalidad de la muerte. Aquella señora podía perfectamente morirse y lo sensato, lo razonable y lo cristiano era animarla a que estuviera lista para ello.
Cualquiera que haya leído algunos libros religiosos antiguos se habrá dado cuenta de que los católicos de otras épocas hablaban a menudo de la muerte, reflexionaban sobre ella y, sobre todo, se preparaban para ella, conscientes de lo importante que era tener una muerte cristiana. Hoy, en cambio, es un tema que apenas nunca se trata en homilías, catequesis, libros de espiritualidad y devocionarios. Y, si se menciona, suele de forma eufemística, dando por supuesto que todos vamos a ir al cielo, que si nos morimos será dentro de muchos años y que no hay que pensar demasiado en el asunto.
Si bien es comprensible que el mundo poscristiano y desesperanzado no quiera hablar de la muerte, resulta descorazonador que suceda lo mismo entre los católicos. ¿A qué se debe este silencio de los católicos sobre la muerte? Se podrían mencionar muchas causas, pero voy a dejar que responda a la pregunta San Roberto Belarmino, con la clarividencia que le caracteriza:
“Me preguntaba por qué son tan pocos los que se esfuerzan en aprender el arte de bien morir, que debería ser conocidísimo por todos. No se me ocurría mejor respuesta que la que da el sabio en el Eclesiastés: «El número de los necios es infinito» . En efecto, ¿qué necedad mayor puede concebirse que descuidar el arte del que dependen los bienes más elevados y eternos, mientras se aprenden con gran esfuerzo otras artes diversas y casi innumerables […] para conservar o aumentar los bienes perecederos?”
Creo que no hay duda de que este gran santo y doctor de la Iglesia tenía toda la razón: si no nos preocupamos por prepararnos para morir bien y santamente es porque somos unos necios, porque no entendemos lo que nos conviene de verdad. Nos entrenamos durante semanas o meses o años para un examen, una oposición, una entrevista de trabajo o una competición y, en cambio, si acaso pensamos un instante en la muerte, es para desear que nos encuentre dormidos y no nos enteremos de nada. Aparentemente, morir en gracia y como Dios quiere, arrepentidos de nuestros pecados, es la menor de las preocupaciones de la gran mayoría de los católicos.
En este sentido, me ha alegrado que Vita Brevis acabe de publicar el Arte de bien morir, de San Roberto Belarmino. Es un librito corto y sencillo que el cardenal Belarmino escribió al final de su vida, pensando en compartir con los demás lo que él mismo hacía con miras a prepararse para la muerte. El punto de partida es muy sencillo: como vivamos, así moriremos. No podemos esperar al último momento para pensar en la muerte, porque la preparación para bien morir es la vida misma. Si no vivimos caminando hacia el cielo, lo cierto es que sin darnos cuenta estamos caminando hacia otro lugar bastante diferente.
Siguiendo ese hilo conductor, San Roberto responde a multitud de preguntas sobre la muerte cristiana, mientras aprovecha para ir dándonos una catequesis sobre los aspectos más diversos de la fe, muchos de ellos casi olvidados hoy. ¿Qué enseña el Evangelio sobre la muerte? ¿Cómo vivir para que la muerte no nos sorprenda como un ladrón, sino que estemos listos para ella y podamos acogerla con gozo y confianza en Dios? ¿De qué manera pueden prepararnos los distintos sacramentos para tener, con la gracia de Dios, una muerte santa? ¿Y cómo es, en concreto una muerte santa y cristiana? ¿Cuáles son las diferencias con una mala muerte? ¿Qué hay que hacer para meditar provechosamente sobre la muerte? ¿Cuáles son las tentaciones más frecuentes cuando se acerca la muerte y cómo hay que responder a ellas?
Son, quizá, preguntas incómodas para nuestra falta de fe y nuestra tibieza, pero quizá debamos hacérnoslas. En ello nos va, literalmente, la vida eterna. Y, si nos vamos a hacer estas preguntas, ¿qué mejor forma de hacerlo que de la mano de un santo y un doctor de la Iglesia? A fin de cuentas, como dice el propio San Roberto, “la inconcebible grandeza de esta felicidad en la gloria y la enorme alegría del corazón que inundan a quienes han aprendido el arte de bien vivir y de morir felizmente, esto solo pueden explicarlo quienes han experimentado este enorme don de Dios”.
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61 comentarios
"No sería mal consejo que los circunstantes le ayudaran con beneficios exteriores, como son atar fuertemente con unas vendas , los muslos y dende a poco abajar las ataduras a las pantorrillas y fregarle las piernas con sal y vinagre, y ponerle a las narices ruda y mostaza molida. Echarle a cucharadas por la boca euforbio trociscado;e por no dejar remedio alguno trabarán un lechón de la oreja para que gruña a los oídos del flemático soñoliento"
Qué hubiera escrito sobre la eutanasia.
Por contra, en la mayoria de funerales ateos, donde se supone que al fallecido le espera la no existencia definitiva y mas absoluta, suelo ver mayor aceptacion de la muerte y con muchisimo menos trauma. Igual sera por que el ateo suele ser consciente de que igual que no existia antes de ser concebido, tras la muerte dejara de existir y ya esta.
El don de las lágrimas es un don del Espíritu Santo, que yo no tengo, y el no verme llorar no implica nada con respecto a mi madre que lloraba más. Hasta Jesucristo se conmovió por la muerte de Lázaro.
Existe el refrán español "el muerto al hoyo y el vivo al bollo", puede que los ateos se vayan al bollo con más facilidad.
Será muy difícil creer en Dios, pero los seres humanos tendemos a la trascendencia y también es difícil pensar que nuestro destino es finito.
No veo donde he dicho yo que las lagrimas (que en ultimo punto es algo puramente fisiologico) den la medida del dolor, pero bueno, supongo que a falta de mas argumentos se vale usted de cualquier cosa.
"cuando un ateo consigue una relación de afecto muy estrecha con una persona le duele muchísimo que se muera por la sencilla razón de que se ha ido por el desagüe."
No, lo que duele es la ausencia, no el destino final del difunto. Eso de que tendemos a la trascendencia y de que nos resulta dificil pensar en un destino finito, es otra de sus personalizaciones que usted generaliza por el articulo 33.
¿Si las lágrimas son fisiológicas en base a qué sabes si unos tienen más trauma que otros? ¿Has hecho un estudio comparativo que sea solvente en alguna revista de Sociología? Porque si no es una pura opinión sin valor alguno.
Por otro lado: los salesianos hacían todos los meses el ejercicio de preparación para la muerte, con pláticas, confesiones y una ambientación tenebrosa. Me lo contó un sacerdote que iba -de niño- todos los meses al ejercicio de niños.
Según don Bosco, no solamente hay que poner en orden nuestra alma cada mes, sino también nuestras cosas materiales y nuestros papeles; para no dejarle un lío a los que nos sobrevivan.
Es más: Hugo Wast recomendaba dejar fundadas muchas Misas mientras vivimos, para que otros recen por nosotros después de nuestra muerte.
Y él instituía muchas Misas sin pompa, para que se le aplicaran más sufragios que si hubiera pagado menos Misas más caras.
Voy cerrando: nuestra oración por los difuntos hace eficaz su intercesión por nosotros, como enseña el Catecismo, porque cuando lleguen al Cielo podrán recompensarnos muy generosamente. Por eso es buen "negocio" rezar mucho por las almas del Purgatorio. RIP.
Sumado a las guerras y las hambrunas y otras enfermedades, raro era que en una familia no hubiesen varios difuntos jóvenes.
Hasta bien entrado el s.XX incluso en los países occidentales la esperanza de vida no pasaba de 40 años.
Ahora, con el desarrollo del estado del bienestar y los avances en medicina como las vacunas (¡horror!), cuando todos aspiramos a llegar al menos a los ochenta, es lógico que la gente piense poco en la muerte.
Pero vamos que ya en tiempos más antiguos el bueno de san Agustín decía aquello de: "Señor, dame castidad y continencia pero no ahora."
Lo de disfrutar todo lo que se pueda y a última hora buscarse un cura para entrar en el Cielo, también es muy católico.
Parece, Franco, que es usted el que conoce a las personas sin siquiera verlas, solo por determinadas estadisticas.
En este caso, yo voy de lo general a lo particular (deduccion), mientras que Africa hace justo lo contrario, de lo particular va a lo general (induccion).
Lo de que la depresion es mayor entre los ateos, es pura demagogia. En lo de los suicidios supongo que incluye la eutanasia, asi que ahi puede que sea cierto que un ateo prefiere una muerte digna a una vida que no vale la pena vivir. Pero claro, es que para el ateo la vida no es sagrada ni un regalo divino ni tiene nada de especial la nuestra comparada con la cualquier otro ser vivo, a la Naturaleza, al Universo, le importan un bledo unas y otras.
Ni deducción ni inducción, aunque ambas cosas sean válidas: pruebas.
Ciertamente la muerte nace con una, por eso Bernal Díaz del Castillo decía de cada uno de sus compañeros que murieron de muerte natural: "murió de su muerte", pero así como un joven raramente preverá una muerte cercana, un viejo tiene que preverla. Supongo que hay una preparación para ello que te haga asumirla confiando en la Misericordia de Dios, pero eso es algo como la preparación de un soldado para la batalla, que también ayuda, pero no hace héroes de todos ellos.
Hay que rezar y rezar mucho para que, cuando llegue la hora, el tránsito sea en paz con la ayuda de Dios. Yo suelo confirmarme en la Esperanza y en la Misericordia y espero dar la talla cuando llegue el momento. Que Dios me libre de la segunda muerte.
Pues hay que ser muy sabio para vencer al temor natural que provoca la muerte propia o ajena.
Y hay que ser muy nevio para ignorarla o permanecer indiferente ante la muerte propia o ajena.
La muerte, incluso cuando el muerto es un santo, tiene un mal: la separación antinatural de cuerpo y alma.
Por eso no está mal llorar la muerte de un santo, pues aunque sin duda el premio supera al precio, el precio ha sido caro.
Un resultado que se repite siempre, ¿es una generalización injusta, o por el contrario, indica algo más?
Sería complicado que al universo le importara algo, teniendo en cuenta que carece de una naturaleza capaz de ello. No es un dato sorprendente.
Después de la IGM, y es algo que se cita tanto en libros como en reportajes, el espiritismo creció mucho, sobre todo en Inglaterra, porque para los anglicanos, y protestantes en general, las almas de los seres queridos son inaccesibles. En los países católicos el espiritismo también se extendió, pero en mucho menor grado, porque los católicos decimos misas y rezamos por los muertos ya que la Comunión de los Santos permite la intercesión. Yo rezo siempre por aquel que me lo pide siempre que me dé el nombre del difunto. El nombre va unido a la sustancia, es sustantivo, y por él nos llamará Dios.
Aún así, si en la época de San Roberto Bilarmino ya pocos se preparaban para una buena muerte, y en esa época se predicaba frecuentemente sobre la condenación, está claro que por sí solo ese factor no puede explicar esa carencia en la vida cristiana. Creo que se trataría de un factor añadido que empeora aún más la situación, más que una causa única del problema.
Mostrarían mucha más dignidad que la que vergonzosamente exhiben en sus comentarios-
Los japoneses, en cambio, creen que hacerse el harakiri es algo honorable en caso de que te cojan prisionero o pierdas una batalla. Para ellos es valor lo que para el azteca fue cobardía.
En la revuelta de los daimios y samurais cristianos leí con atención lo que habían hecho ya que perdieron, como samurais el harakiri era una muestra de honor, como cristianos no les estaba permitido. No encontré ninguno que se suicidara, murieron luchando o cayeron prisioneros. Eso significa un claro cambio de parámetro.
Así que cuando el nihilismo avanza es natural que avance el suicidio porque el nihilismo es otro parámetro cultural.
En este articulo no se habla de ciencia y yo tampoco lo hago. Cuando hablo de temas como el que nos ocupa, no lo hago en nombre ni como portavoz de nadie salvo de mi mismo.
Como no tengo ni dones ni revelaciones divivinas, solo puedo hablar de lo que he conocido en mi experiencia directa, amigos, familiares...o indirecta, libros, articulos, entrevistas...de ahi extraigo deduzco cosas que ni pretenden demostrar nada ni necesitan ser probadas ya que se trata de lo que concluyo a partir de mi experiencia y nada mas.
De ahi que mi primer comentario fuera sobre lo que he observado, y me ha intrigado, cuando he asistido a funerales creyentes y ateos, no era ninguna demostracion.
"Si la depresión mayor en los ateos es pura demagogia, el que los creyentes estén más afectados por la pérdida de sus seres queridos es exactamente lo mismo. ¿No te das cuenta? "
Pues no, ni me doy cuenta, ni veo que se me demuestre que no es asi.
Pero en el caso de que lo fuera, la solucion seria muy facil, con volverse creyentes los ateos dejarian de tener depresiones, suicidarse, etc...salvo que usted crea que ser ateo es algo genetico o una maldicion divina a la que el individuo no se puede oponer si Dios no lo quiere, es decir, que habria personas pre-condenadas a ser ateas, de un modo u otro y la "cura" para sus males pasa por que se vuelvan creyentes ¿no?
Tantos años y esfuerzos dedicados a tratar de comprender la depresion y otras problemas psicologicos y la solucion estaba ahi mismo: volverse creyente.
Por cierto, ya que ha leido y conoce la historia del Japon, sabra que el termino "harakiri" se considera una expresion vulgar, y que en su lugar se utiliza "seppuku".
He leído ambos y en el último la tortura de los amigos, entre otras cosas, consiste en sus razonamientos a favor de la eutanasia que el enfermo tiene que resistir para bien morir.
Tú manía procientífica te hace desenvolverte muy mal cuando el asunto no es científico por las mismas premisas que pones y que luego desmontas cuando te da la gana. Alguien para el que no tiene valor más que la ciencia empírica tiene problemas para hablar de lo que la ciencia no puede porque tiene que manejarse con proposiciones no científicas que se ha pasado atacando continuamente.
Yo no conozco la Historia del Japón, conozco la historia de los católicos japoneses y, me da igual cómo se llame porque en España eso siempre se ha llamado Harakiri, como Beijing se llama Pekín. Puedes llamar al Bushido así o Código de Honor de los samurais. y en los dos casos es correcto.
¿Ya estamos otra vez sentando catedra?
Eso es como si le digo que se creyente es un ataque de simpleza intelectual.
La que llama soberbios a los demas:
"me da igual cómo se llame porque en España eso siempre se ha llamado Harakiri,"
usted con tal de sostenella y no enmendalla...
“El día del Señor vendrá como ladrón en la noche; cuando dijeren paz y seguridad entonces repentinamente vendrá la destrucción” Pablo 1 Tesalonicenses 5, 2 y 3
dies Domini sicut fur in nocte ita veniet cum enim dixerint pax et securitas tunc repentinus eis superveniet interitus
Suena lejano en la habitual rutina,
y se anudan mañanas a mañanas,
tardes a tardes, días a semanas,
y los años, sin ver que se avecina.
Mas de pronto, presente como el ave
del poema de Poe llama al postigo ,
y un viento helado lleva allí consigo,
y ya nada será pausado y suave.
“¿Quien eres tú que ahora me importunas,
a quien jamás llame ni pedí audiencia?”.
Queda el ave ,ominosa en su presencia,
quieta y sin pronunciar voces ningunas.
Sin embargo, y a pesar de la muerte que tuvo, siempre he sentido que su alma está cerca de Dios porque era un hombre bueno, un buen marido, un buen padre de familia y un buen cristiano y su recuerdo perdura allí dónde murió como el de una persona honrada. Los designios de Dios no los podemos saber, pero con respecto a él siempre he estado relativamente tranquila aunque su muerte fuera súbita. Están las vírgenes necias y las prudentes y él creo que entraba en la categoría de prudente porque razones de peso tenía para haberse engreído y desviado, pero las pruebas indican lo contrario.
Con todo respeto, Charo, eso es como si yo le dijera lo contrario y vale exactamente lo mismo que valdria para usted si lo hiciera.
Para alguien que no cree en Dios tener siempre la razón es fundamental.
Me ha parecido que la experiencia de su blog indica la conveniencia de seguir una línea de apertura y confianza entre quienes colaboran con esta hermosa y valiosa página web.
Esto permitiría y alentaría aportes que responden al espíritu católico, pero que a veces se apartan del asunto tratado por el blog, o por el artículo, enriqueciendo de este modo el contenido y por ende el interés de los lectores.
Aún en una conferencia se admiten preguntas o afirmaciones de parte de los presentes, no vinculadas de modo directo al asunto de la misma.
Es propio de nuestro conocimiento racional discursivo cierta dispersión en vista a completarlo. Casi siempre existe un meollo que vincula el diálogo entre partes afines. Es imposible que alguien exponga su pensamiento a oyentes pasivos que sólo escuchen como niños de escuela las enseñanzas del maestro.
Quien no tenga vocación por el diálogo, que no abra un blog, más bien publique sus artículos en la prensa escrita, o escriba un libro. Resulta chocante y poco respetuoso pretender que los comentaristas sean meros oyentes autómatas a los que se puede corregir desde un pupitre.
El buen dialogar es un acto de caridad y de racionalidad que ayuda al “Arte de bien morir”.
"dando además por sentado que he dicho alguna vez que supiera japonés."
Digame, ¿donde he dado por sentado eso?
Recordemos lo que escribi:
"Por cierto, ya que ha leido y conoce la historia del Japon, sabra que el termino "harakiri" se considera una expresion vulgar, y que en su lugar se utiliza "seppuku"."
¿Ve usted lo tergiversadora que es en sus intervenciones?
Ni siquiera es cierto que yo haya querido corregir a la RAE, que por otra parte tampoco son infalibles en sus decisiones ni estas son un dogma immutable (vease la reciente noticia sobre la tilde en "solo").
Le dije a usted lo que le dije por que aqui y en otras ocasiones a citado la historia de Japon, y me parecio raro que alguien que hace gala de ese conocimiento, utilice la version "vulgar" en vez de la "formal'.
Pero como se queda muy pronto sin argumentos en cuanto sale de su zona de confort, los ejemplos de la vida de santos, martires y beatos, o lo que dice la Biblia o alguno de sus Papas o doctores, es decir, todo aquello que para usted son verdades absolutas e incuestionables sobre las que no caben dudas o peticion de explicaciones, pues aqui seguimos con el tema, como si no hubiera dicho nada mas o fuera lo unico sobre lo que responder.
Que pena.
"Pero vamos que ya en tiempos más antiguos el bueno de san Agustín decía aquello de: "Señor, dame castidad y continencia pero no ahora."
Pásame la cita, porque en las "Obras Completas de San Agustín" no la encuentro por ningún lado. ¿Quizá proceda de alguna obra apócrifa o simplemente se te traspapeló de alguna farsa picaresca del siglo XVIII? ¿Será porque es exactamente lo contrario de lo que él vivió y predicó después de su conversión? ¿O quizá crees que puedes tomarnos el pelo?
Todo el que se enoje con su hermano, será llevado también ante el tribunal; el que insulte a su hermano, será llevado ante el tribunal supremo, y el que lo desprecie, será llevado al fuego del lugar de castigo.
Su consejo para que medite sobre lo que se ha expuesto y "aprenda algo", presupone que en los demas comentarios, pero no en los mios, hay algo que no se y deberia aprender.
¿Entiende usted que esa es una peticion de principio que yo tambien puedo utilizar en sentido contrario al que usted utiliza, verdad?
¿O quiere usted decirme que debo seguir lo que dice la mayoria, por que ahi esta la razon y la verdad?
Quedesa tranquila por mi que en cuanto alguien aporte argumentos que me hagan cuestionar seriamente lo que pienso, meditare, y mucho, sobre ello. Pero tampoco es algo que elija yo, la pelota esta en su tejado, que es el predicar y difundir sus creencias, evangelizar...
Si hasta hoy no he dado con esos argumentos sera que tengo mala suerte...o que no los hay.
"Mas yo, joven miserable, sumamente miserable, había llegado a pedirte en los comienzos de mi adolescencia la castidad, diciéndote: 'Dame la castidad y la continencia, pero no ahora'..."
San Agustín, CONFESIONES, Libro VIII cap.7.
Debe usted repasar mejor las obras completas de san Agustín.
Actualmente se tiene vergüenza de tocar esos temas .
Como si la vida terrenal fuera a durar para siempre.
Señor, danos la gracia de morir confesados .🙏
IMPORTANTÍSIMO, me parece y ya iba en la mitad cuando el Lunes Santo, tuve un percance al caerme en el baño puesto que la silla de la ducha dobló las paticas y me trató de dar vértigo, con la consecuencia de un Latigazo Cervical con toda la violencia del dolor... Apenas estoy acercándome a Internet, con el uso del cuello ortopédico por un tiempo más. Ya estoy dándole gracias a Dios pues creí no volvería a leer. Pero ya estoy mejor y reinicié mis lecturas junto con mis oraciones y devociones. ¡Gracias por este hermoso libro, El Arte de Bien morir!
Por contra, en la mayoria de funerales ateos, donde se supone que al fallecido le espera la no existencia definitiva y mas absoluta, suelo ver mayor aceptacion de la muerte y con muchisimo menos trauma. Igual sera por que el ateo suele ser consciente de que igual que no existia antes de ser concebido, tras la muerte dejara de existir y ya esta.”
Alan, Cuando uno vive pensando que su vida no tiene ningún fin más que el de ser pasto de gusanos, o consumir no sé qué cantidad de CO2 el día de su cremación y cometer entonces el último “pecado ecológico” de su vida, el día en que se muere cualquier allegado no tiene ningún sentido estar triste, tener temor , ni siquiera estar alegre. Cuando uno vive sin fé, le da igual que se muera el de al lado hoy que mañana, lo único que persigue es no sufrir, y vivir hoy como si el mañana no existiese. Digamos que uno vive en la cultura de la muerte, puesto que si no existe Dios lo único que sabemos cierto es que vamos a morir, y cada día que pasa uno muere más. Cuando alguien cree en Jesucristo, cree también en su Palabra. Y lo único que le preocupa es su salvación eterna. Cuando alguien cercano se muere, los sentimientos que afloran son de tristeza pues se recuerdan todas ls cosas bellas y también dolorosas que se han pasado juntos . También el dolor de que la persona que has amado en esta vida deja de ser objeto de tu amor, de tu atención, de tu cariño. Es un noble sentimiento humano. El mundo ateo no quiere sentir dolor ni tristeza ni aburrimiento ni nada que no sea placentero.
Yo me asombro ante el que “tiene fe” en que no existe Dios, pues toda la creación habla del Creador. Y no se ha demostrado nunca que todo exista por una simple casualidad.
Es más lógico creer en Dios que creer en que no existe Dios, ambas creencias requieren de un acto de fe. Pero la fe cristiana es la fe en Aquel que ha resucitado, que nos muestra el camino. Si es cierto lo que dijo, entonces la muerte eterna no es nada deseable. Hacer un acto de fe en Jesucristo, puede llevarte luego por el ejercicio de la razón a descubrirle y conocerle.
Y es más fácil creer en Dios Creador, que se ha encarnado en su segunda persona: el Hijo,precisamente para que creamos, que creer en una casualidad improbada.
Yo creo que no tienes nada que perder si abandonas tu creencia de que Dios no existe.
Los cristianos sabemos que ya existíamos en la mente de nuestro Creador, antes de nacer, que nos ama con locura y que quiere que vivamos eternamente a su lado. Pero el Santo de los Santos, detesta el pecado y la inmundicia y por eso se inmola por nosotros para el perdón de nuestros pecados. Despreciarle, sería un riesgo demasiado grande, y bastante estúpido si lo piensas bien.
Por tanto, supongo que la muerte es también una experiencia individual.
Así que cada una escoja y adelante.
Inteligente y culto es.
Esto que contesta: *Quédese tranquila por mi que en cuanto alguien aporte argumentos que me hagan cuestionar seriamente lo que pienso, meditare, y mucho, sobre ello. Pero tampoco es algo que elija yo, la pelota esta en su tejado, que es el predicar y difundir sus creencias, evangelizar...
Si hasta hoy no he dado con esos argumentos sera que tengo mala suerte...o que no los hay.*
La fe es un don de Dios.
No lo reciben quienes se encierran a recibirlo, porque se parapetan en si mismos, en su inteligencia y experiencia, en sus conocimientos, capacidad de pensamiento, etc.
Como es inteligente, culto, y tiene tantas cualidades, atrévase a pedir esa Fe que no tiene ni entiende, porque *la clave es pedid y se os dará*
Para pedir y saber pedir hay que ser humilde, usted sabe cómo se hace, se pide con sinceridad, confianza y se espera recibirlo confiando en el dador.
Pídalo con sinceridad e insista en ello y espere…
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