El jesuita que “perdona” a Benedicto XVI
Un conocido jesuita heterodoxo norteamericano, el P. Thomas Reese, ha aprovechado que Benedicto XVI está gravemente enfermo para publicar un artículo en que el que “perdona” al Papa emérito por haber corregido sus barbaridades y heterodoxias. Como el artículo en realidad es un ataque a Benedicto XVI que debe ser respondido y además muestra con claridad varias de las dolencias que han aquejado a la Iglesia durante medio siglo, me ha parecido oportuno traducirlo casi en su totalidad y traerlo al blog.
Mis comentarios, como siempre, están en rojo.
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Conocí al cardenal Joseph Ratzinger en 1994, cuando estaba investigando para mi libro “Dentro del Vaticano: la política y la organización de la Iglesia Católica” [Ya esto nos da un indicio de cuál es la visión de la Iglesia del P. Reese: una visión política en el peor sentido de la palabra]. Me estaba preparando para irme de Roma y él fue una de las últimas y más importantes entrevistas para el libro. Debido a una enfermedad, tuvo que cancelar nuestra primera cita y luego amablemente la reprogramó para un horario en el que la mayoría de los funcionarios del Vaticano estaban durmiendo la siesta.
Al final de la entrevista, le pedí su bendición, algo que solo hice con otros dos funcionarios del Vaticano, porque sentí que estaba en presencia de un hombre santo. [Es triste que un sacerdote que pretende ser teólogo no sepa que la bendición que imparte cualquier sacerdote es de Dios y no propia, así que resulta ridículo afirmar que solo se pide a los que uno considera santos, pero agrada (y sorprende) que llame “hombre santo” a Benedicto XVI] Pero también sabía que estaba en presencia de un hombre que, como jefe de la Congregación para la Doctrina de la Fe, había causado un daño irreparable a la discusión teológica en la iglesia [Ah, ahora se entiende. Lo que quería decir es que el Papa Benedicto es un “santito”, un hombre piadosillo pero tontorrón e ignorante, porque, el pobre, no está a la altura de teólogos como el P. Reese y, con su falta de capacidad intelectual, ha hecho un daño irreparable a la Iglesia. En fin, para mirar con esa suficiencia a Benedicto XVI hay que tener no solo una idea exageradísima de la propia valía, sino también ignorancia monumental].
Decenas de teólogos habían sido investigados y silenciados por su Congregación durante el papado de Juan Pablo II. Se habían censurado artículos y libros. Profesores habían sido destituidos de sus trabajos. Otros incluso habían practicado la autocensura para evitar el acoso. Entre los afectados estaban teólogos de la liberación en América Latina, teólogos morales en los Estados Unidos y Europa, y cualquiera que escribiera sobre el sacerdocio. [Observemos que, con cierta astucia, se limita a criticar a Benedicto XVI y a Juan Pablo II por “censurar”, así, en general, pero omite decir lo que censuraban: la negación frontal y pertinaz de la fe católica por parte de catedráticos, profesores, sacerdotes y religiosos católicos. Es decir, censuraban lo que merecía ser censurado y ellos tenían la obligación de censurar. Como sabe cualquiera, censurar, que significa corregir y reprobar por malo algo, es parte esencial de la misión del magisterio de la Iglesia. Además, seamos sinceros, nadie (y menos el P. Reese) ignora que, si en algo han pecado en ese sentido los prelados de la Iglesia en el último medio siglo, ha sido por defecto y no por exceso. La tolerancia de lo intolerable, desgraciadamente, se ha convertido en la tónica general y por eso estamos como estamos. Que, en ese contexto, el P. Reese pretenda convencernos de lo horribles que son Juan Pablo II y Benedicto XVI porque corrigieron a una pequeñísima parte de los clérigos y profesores que niegan la fe de la Iglesia es risible]
Algunos de ellos eran mis amigos cercanos. Yo vivía con dos jesuitas que pasaron la mayor parte de su año sabático defendiéndose de los ataques de Roma [Dejemos a un lado lo llamativo que es que unos religiosos con voto de pobreza tengan “años sabáticos”, que ningún fontanero se puede permitir. Baste señalar que no hubo ningún tipo de “ataques” de Roma; a lo que se refiere es a correcciones realizadas por el Magisterio de la Iglesia en ejercicio de su misión propia. Quizá lo más característico y destructivo del progresismo actual sea la creencia de que cambiar el nombre de las cosas hace que cambie su realidad, es decir, la obsesión por sustituir la realidad por la ideología y la verdad por lo políticamente correcto. En ese sentido y al margen de la intención de los protagonistas, es una lucha por ir más allá de Cristo, que es la Verdad]. No eran figuras menores. Uno, Michael Buckley, había trabajado como jefe de personal del comité de doctrina de los obispos de EE. UU.; el otro, David Hollenbach, había ayudado a los obispos a escribir su carta pastoral sobre la economía [Se omite, por supuesto, que ambos habían señalado públicamente su apoyo a diversas posturas contrarias a la enseñanza de la Iglesia, como la ordenación de mujeres, los anticonceptivos, etc. Pero eso da igual, porque no eran “figuras menores” y eso es lo importante. Cualquier parecido entre todo esto y el catolicismo es pura coincidencia]. El problema de Ratzinger era que trataba a los teólogos como si fueran sus estudiantes de posgrado que necesitaban corrección y orientación. [Asombroso. Dejando al lado el aire suficiencia del propio P. Reese, parece que no entiende algo tan básico como que el Magisterio de la Iglesia está para enseñar, corregir y orientar. La propia palabra lo indica. Al margen de cualquier otro caso concreto, resulta obvio que el propio P. Reese estaba y sigue estando necesitadísimo de esas correcciones y orientaciones, porque ignora o rechaza doctrinas básicas de la Iglesia. Pero claro, cómo se atrevía el tal Ratzinger a corregirle a él. ¡A él!]
Como resultado, mi última pregunta al cardenal fue: “Dada la historia de esta congregación y de la iglesia en relación con ciertos teólogos, estoy pensando en algunos que fueron silenciados antes del Vaticano II y luego fueron reconocidos, ¿alguna vez le preocupa que usted puede ser … ?” Él se rio y respondió: “Bueno, todos los días hacemos un examen de conciencia sobre si estamos actuando bien o no. Pero finalmente, solo nuestro Señor puede juzgar”. En resumen, lo haces lo mejor que puedes. [Qué argumento tan ridículo el del P. Reese: como alguna vez puede que alguien haya sido corregido injustamente, todas las correcciones son injustas y, especialmente la mía propia. Francamente, el único que queda bien es el propio Benedicto XVI, capaz de reírse de sí mismo y de responder con humildad y paciencia a las preguntas más tontas]
Mis propias dificultades con Ratzinger comenzaron poco después de convertirme en editor de America Magazine, una revista de opinión publicada por los jesuitas estadounidenses. Cuando asumí el cargo de editor en junio de 1998, quería hacer de America una revista de discusión y debate sobre los temas importantes que enfrenta la iglesia. Sabía que había límites en lo que podíamos publicar. No habría editoriales a favor de los sacerdotes casados, las mujeres sacerdotes o el cambio de la enseñanza de la iglesia sobre el control de la natalidad. Pero pensé que podíamos tener discusión y debate en artículos que no necesariamente representaban los puntos de vista de la revista. [Llama la atención la monumental hipocresía de lo que se afirma en este párrafo, supongo que sin que su autor se dé cuenta de ello. America nunca, nunca, nunca publicaría un artículo a favor del racismo o de un gobierno nacionalsocialista en Estados Unidos, por ejemplo, porque considera esas cosas realmente malas. Pero sí publica artículos sobre contra la doctrina de la Iglesia en relación con los anticonceptivos, la ordenación de la mujer, etc., porque los responsables de la revista piensan que negar la fe es perfectamente admisible, no es realmente malo. Ese es el auténtico punto de vista de la revista (fielmente continuado por su director actual, el P. Jim Martin SJ): que la fe y la negación de la fe son igualmente admisibles en la Iglesia. Y ese punto de vista, a la larga, no conduce a otra cosa que a la destrucción completa y absoluta de la fe]
Ese verano el Vaticano emitió documentos sobre la autoridad de las conferencias episcopales y sobre el ecumenismo y el diálogo interreligioso. Pregunté por ahí para encontrar a los mejores canonistas y teólogos para escribir sobre estos documentos y publiqué sus artículos. No les dije qué decir. En su mayor parte, fueron respuestas corteses que comenzaron diciendo lo que les gustaba de los documentos seguido de dónde pensaban que fallaban los documentos. [Uno está tentado de sospechar que el P. Reese se está burlando de nosotros. Claro que no les decía a los articulistas qué era lo que tenían que decir, lo que hacía era elegir a los que sabía que iban a decir cosas contra la doctrina de la Iglesia (esos eran los “mejores”, por supuesto), porque a esos no hacía falta animarles a negar la doctrina, ya lo hacían solos. Y también, de vez en cuando, publicaba a algún articulista bueno como coartada y para que no se notara tanto que los que les gustaban eran los primeros (aunque resultaba evidente para cualquiera con ojos en la cara). Uno espera de los jesuitas que, incluso para hacer el mal, sean un poco más astutos, pero hay que ser muy ingenuo para pensar que esos truquitos pueriles engañan a alguien que no quiera engañarse] Durante mis siete años como editor, traté de conseguir escritores que representaran diferentes puntos de vista en la iglesia [De nuevo, emplea una restricción mental. Cuando dice “diferentes puntos de vista”, quiere decir “negaciones de la fe de la Iglesia, mezcladas con posturas católicas para disimular”. ¡Que no somos tontos! Lo cierto es que la negación de la fe católica nunca es un “diferente punto de vista en la Iglesia”, por la sencilla razón de que no está en la Iglesia, sino fuera de ella]. […]
Al cabo de un par de años, Ratzinger, a través del superior general de los jesuitas en Roma, empezó a señalar su descontento con la revista. Quedó claro que, desde el punto de vista de Roma, una revista católica de opinión solo debería expresar una opinión: la del Vaticano. Cada documento y palabra del Vaticano debe recibirse con entusiasmo acrítico. [Lo que le pedían al P. Reese no era eso, sino que su revista católica se ajustara a la fe de la Iglesia, pero supongo que algo así era demasiado duro para un jesuita que, aparte del voto de obediencia de todos los religiosos tiene un cuarto voto de obediencia especial al Papa. Tiendo a pensar que, si hubiera intentado estos jueguecitos del lenguaje en tiempos de San Ignacio, habría recibido patadas en el trasero de Washington a China, ida y vuelta]
Voces católicas conservadoras en los Estados Unidos también atacaban a la revista por no ser obediente al Papa. Curiosamente, muchas de estas mismas voces ahora están criticando al Papa Francisco en un tono que nunca hubiera tomado con nadie en el papado. [No puede evitarlo y sus palabras siempre traslucen la verdad, aunque procure esconderla. Para el P. Reese, lo importante es el “tono”. Si él critica la fe católica y al Papa que la defiende con un tonillo buenista y de “experto”, aunque esté cargado de suficiencia y destile veneno (y continúe haciéndolo años después en este artículo), entonces todo está bien. Si alguien critica lo contrario, que se deforme la fe católica, como todo católico tiene el derecho y el deber de hacer, eso es imperdonable y ese católico es un hipócrita. Porque lo que importa es el tono y ser progre y mundano, no la fe]
En un momento, el Vaticano quiso imponer un comité de obispos como censores de la revista. Afortunadamente, el cardenal Avery Dulles y otros salieron en nuestra defensa y la idea fue pospuesta. El último clavo en el ataúd fue una serie de artículos sobre el matrimonio homosexual, comenzando con uno de un profesor de filosofía de la Universidad Católica de América que se opuso firmemente. En respuesta a este artículo, recibimos un artículo no solicitado que apoyaba el matrimonio homosexual escrito por un profesor de teología del Boston College. Sabía que esto sería controvertido, así que permití que el primer autor respondiera a la respuesta y, por lo tanto, tuviera la última palabra. Eso no fue lo suficientemente bueno [Claro que no fue lo suficientemente “bueno”, porque no era bueno en absoluto. En la Congregación para la Doctrina de la Fe notaron inmediatamente el truco pueril de publicar a alguien que defiende la fe y a otro que la niega para conseguir lo que verdaderamente quería el P. Reese: normalizar la negación de la enseñanza de la iglesia y convertir la fe y su contrario en meras opiniones discutibles dentro de la Iglesia. Todo este artículo no es más que una pataleta del P. Reese porque esa estratagema tan transparente para descatolizar la Iglesia desde dentro no le funcionó. Desgraciadamente, en otras muchas ocasiones sí que ha funcionado y sigue funcionando].
Poco después, llegaron instrucciones de Ratzinger de que Reese tenía que irse. Por varias razones, el mensaje no me fue comunicado hasta después de que él fuera elegido Papa. No me sorprendió cuando lo escuché. Ya había llegado a la conclusión de que era hora de irme. De acuerdo con mi historia con Ratzinger, ahora que él era Papa, lo mejor para los jesuitas y la revista era que me retirara. Y aunque amaba el trabajo, estaba cansado después de siete años de mirar por encima del hombro. [Es espeluznante constatar la falta del más mínimo arrepentimiento después de años y años de trabajar con el objetivo de socavar la fe católica, utilizando para esa labor de derribo los medios que la propia Iglesia le había encomendado. Cuando explica que se pasaba la vida mirando “por encima del hombro” para intentar esquivar las ayudas que la Iglesia le daba para que volviera a la fe católica, se entiende lo trágico que es el abandono de la fe, que hace que a uno lo bueno le parezca malo y viceversa]
Cierto, estaba enojado y deprimido, pero pronto se hizo evidente que una vez que dejé de ser editor, a nadie en Roma le importaba lo que dijera o escribiera. Era libre. He disfrutado de mi carrera post-America como escritor para Religion News Service y National Catholic Reporter [Donde, inasequible al desaliento, ha seguido difundiendo barbaridades contra la enseñanza de la Iglesia y procurando convencer a sus lectores de que no hay ningún problema en votar a partidos y candidatos que promueven el asesinato de niños inocentes por millones. A la última revista que menciona, que es el Religión Digital norteamericano y en la que se niega la fe todos los días, el obispo tuvo que quitarle el título de “católica”, por, ¡eso es!, no ser católica]. Y la elección del Papa Francisco levantó mi depresión.
Me estoy haciendo viejo y ahora quiero perdonar a Benedicto. Quiero dejarlo ir. No creo que realmente crezcamos hasta que seamos capaces de perdonar a nuestros padres por sus fallos. [¡Qué magnificencia, qué altura de miras! ¡Qué ejemplo para los niños! El P. Reese no tiene que pedir perdón por nada, porque ya sabemos que ser progre significa no tener que pedir nunca perdón, pero a la vez perdona a Benedicto XVI por el terrible crimen de haber hecho lo que tenía el deber de hacer como cardenal y como Papa, le perdona por enseñar la verdadera fe, y hasta le perdona por atreverse a sugerir que quizá la Revelación de Dios en Cristo sea verdad y no haya que apartarse de ella. Verdaderamente, el P. Reese es más bueno que el mismo Jesucristo, porque perdona lo que, a todas luces, es imperdonable]
Benedicto no me ha pedido perdón. Dudo que recuerde quién soy. Probablemente todavía cree que lo que me hizo a mí [¡Lo que me hizo! ¡A mí! ¡Se atrevió a corregirme por la minucia de no creer la fe católica! ¡Cómo se atrevió!] y a numerosos teólogos fue lo correcto para la iglesia, pero aún quiero perdonarlo [¡Es imperdonable, pero yo le perdono! Bueno, no del todo, escribo todo un artículo de tres páginas para criticarle cuando está gravemente enfermo, pero sí, le perdono mucho. Aunque ya sabemos que Benedicto se cree que está por encima de los demás y no sabe nada de teología y tiene graves defectos y… ¿he dicho ya que osó corregirme a mí? ¡A mí!].
[…] En resumen, veo a Benedicto como un individuo santo pero imperfecto que hizo lo mejor que pudo. Para todos nosotros, eso es lo mejor que podemos decir, así que debemos perdonar como nos gustaría ser perdonados. Al final, como dijo, “finalmente, solo nuestro Señor puede juzgar” [Es cierto, gracias a Dios, que el juicio definitivo siempre corresponde al cielo. Pero conviene señalar que ese juicio no es arbitrario y que nuestro Señor ya ha señalado los criterios de ese juicio, que están en la fe católica, esa misma que el P. Reese se ha esforzado toda su vida por deformar. Quizá, Dios lo quiera, algún tipo de ignorancia invencible subjetiva le haya impedido darse cuenta de ello, pero, como sabe Benedicto XVI y sabe cualquiera que sabe algo de catolicismo, objetivamente la conducta del P. Reese ha sido gravísimamente pecaminosa y escandalosa para el pueblo fiel, cuya fe ha tratado de pervertir. Quizá no le guste el tono de esta afirmación tan clara, pero probablemente le guste menos aún el tono de aquella otra: a quien escandalice a uno solo de estos pequeños que creen en mí…]
148 comentarios
Por favor, conviene moderar el lenguaje para que no tenga que moderarlo yo. Los insultos y el juicio de intenciones sobre el P. Reese no son apropiados.
“El Señor todo lo puede”
Este señor, Reese, que Dios le perdone, toma la Iglesia como un parlamento político en el que tiene cabida el comunismo de la teología de la liberación, el protestantismo abortista y todas las herejías imaginables, ofensas, ultrajes, sacrilegios y desprecios al Sacratísimo Corazón de Jesús y al Inmaculado Corazón de María.
Este señor, ¿qué pensará que es el Cielo, un foro de opiniones parlamentario en el que se puede hasta negar la Palabra de Dios y ningunearla con total "libertad"?
Alardean de compasión, humanidad y ternura y le escriben un artículo vergonzoso a un Papa agonizante.
Lamento decirlo, pero el dicho le cae también al Papa Francisco.
Su prédica de la misericordia ha terminado en que el neologismo "misericordiar" venga a significar tratar con desprecio, arrogancia y falta de consideración cómo le sucedió a Mons. Aguer y tantos otros.
Curioso, curioso que alguien necesite hacer pública profesión de perdón sobre alguien que se está muriendo. Ni si quiera después de muerto, sino en el momento en el que se está muriendo.
Por otra parte, habría que leer los editoriales para saber si no solamente no apoyaban herejías, sino si defendían la doctrina verdadera. Aunque, por supuesto que la inclusión de artículos heterodoxos es siempre un escándalo y todo el mundo sabe de que va el juego. Algunos lo llaman mover la portería, otros hablan de la ventana de Overton, ir normalizando lo escandaloso poco a poco, vamos.
Por el contrario pasó por el sumo pontificado, y finalmente renunció, sin ejercer firmemente la suprema autoridad contra el modernismo.
Dios lo ampare, consuele y acoja en su agonía.
Por otro lado, como Reese, habia muchos teólogos, normalmente los que salian en la TV, que querian ser ¿ originales ? exponian sus teorias como si fueran la última maravilla de la Iglesia.
En el fondo son personas que se buscan a si mismas y que tratan de licuar la doctrina de la Iglesia para que sea más asequible. Inventan recetas religiosas fáciles que les haga quedar a ellos bien, como buenas personas, comprensivas, descubridores del auténtico espiritu de la fe.
En una palabra son timadores.
La tendencia a vivir una religión facil es universal, la diferencia es que elixiris mágicos para vivir el evangelio como Dios manda, no existen, y no deben inventarse. La renuncia a uno mismo es esa parte que Dios quiere que le entreguemos con amor y dolor, como lo hizo El muriendo en la cruz.
Creo que a Ratzinger le perdona, porque le ve como a un sabio reducido a la inoperancia... ya no es alguién que le pueda parar, ya no es más que un viejecito moribundo, y asi queda como un hombre muy magnánimo regalandole su perdón.
Es curioso, Jesucristo murio desfigurado, como alguién que no es nada, ahogandose. JPII que tenia una maravillosa y potente voz, murio sin poder casi hablar, ahogandose y con un aspecto terrible. Benedicto XVI el que sabe tanto, morirá en silencio, empequeñecido.
Estos son los que llevan destruyendo la fe durante décadas: probablemente porque ellos no tienen fe.
"Desde los emperadores romanos hasta hoy. La mentira y la subjetividad que implica la política es justo lo opuesto a la Caridad cristiana que debemos por amor a Dios"
Siempre que se tome "política" en el peor sentido de la palabra, de partidismo o politiquería. En cambio, la política en sentido propio es una actividad noble y la principal de las ciencias prácticas según Santo Tomás, ya que persigue el bien común.
Y a veces se les une la mezquindad.
Enrrollau, que es usted un enrrollau.
Antes de que el mundo se vaya a hacer puñetas,y si hay tiempo,(cosa que lo dudo) Ratzinger será nombrado Doctor de la Iglesia, ceremonia en la que usted será nombrado tangencialmente por todo lo que aportó y sufrió por él.
Me recuerda usted a ese cura de pueblo que en sus homilías decía:
"Como dijo Jesucristo, y en esto tenía razón..."
El daño lo están haciendo los herejes. Pero la barca se mantiene a flote, gracias a Dios que emplea instrumentos como BXVI. Solo tengo palabras de agradecimiento. Ni al final de su vida le dejan en paz. Al principio en el Paraíso el Maligno se mostraba como una serpiente. Al final en el Apocalipsis como un dragón. Lo leí hace poco. Totalmente.
Se empeñan en mostrar dos iglesias, cuando solo hay una. O se está o no se está. Suscribo sus palabras D.Bruno. La Iglesia ha pecado más por defecto que por exceso. Estaba previsto por quien maneja la historia y lo sabe todo. Que nos siga guiando, ahora en la persecución purificante.
"Estaba previsto por quien maneja la historia y lo sabe todo. Que nos siga guiando, ahora en la persecución purificante"
Amén. Dios sabe lo que hace.
Qué pena de jesuitas. Mientras leía me venía a la cabeza la cita evangélica con que termina el último comentario. No hay temor de Dios. Pero no van a estragar nuestra fe: nunca.
¿Se han dormido ?. Será cosa del Cambio Climático...
¿En serio un concilio puede contener falsedades?
Venga, y ahora me llaman trol.
Feliz año.
"¿En serio un concilio puede contener falsedades?"
La pregunta no tiene nada que ver con el tema y parece mentira que lleve tanto tiempo apareciendo por este tipo de blogs y no sepa la respuesta. Sí, un concilio puede contener errores... excepto en su definición de dogmas infalibles. Por eso estos últimos son eso mismo, dogmas infalibles. El resto, por definición, no es infalible. Debemos de haberle explicado estas cosas docenas de veces.
Quizá no lo sepa o no lo quiera saber porque no se preocupa por las distinciones, ni las matizaciones, ni la verdad, sino que se empeña en comportarse como un troll. En lugar de interesarse en los temas, lo único que hace es provocar, molestar y meter cizaña con unos y con otros. ¿Por qué? No lo sé. Por un lado, tiene usted la capacidad de pensar sobre los temas y, por otro, comportarse así ni le beneficia a usted ni a nadie más, pero continúa erre que erre.
En fin, usted sabrá. Lo único que consigue es asegurarse de no encontrar la verdad y de que los demás lleguemos a la conclusión de que no merece la pena discutir con usted.
Que tenga un nuevo año lleno de bendiciones.
Yo, en particular, por lo que más amo a dicho Papa, es justamente porque, sin importarle las críticas y respetos humanos, defendió con ahínco el Depósito de la Fe, cosa que todavía estamos esperando del Papa actual que, por el contrario, ha dejado que los lobos pisoteen, sin misericordia, el "pasto" de la Verdad con el que nos debemos alimentar las ovejas de Cristo.
Otra cosa es meter la política en los temas propiamente teológicos y de fe, que no tiene nada que ver con lo anterior, y sí tiene mucho que ver con la forma de pensar propia de estas sociedades secularizadas, o sea, masonizadas.
El progresismo es una gran calamidad espiritual y entraña una terrible ceguera para las cosas de la fe. Al final sólo se puede recordar aquello del "mysterium iniquitatis".
Saludos cordiales.
Incomprensible , desastrosa la postura y convicciones de ciertos Jesuitas…que daño hacen a la a la Iglesia , recemos para que llegue pronto el momento de acallarlos.
"mejor rezamos por el padre Resse"
Buena idea, para que el Señor le ilumine.
Creo que conviene romper una lanza por la orden jesuita, que tiene doscientos santos y beatos (más de ciento cincuenta de ellos mártires) y que ha hecho inmensas aportaciones a la Iglesia, la menor de las cuales no es haber evangelizado incontables lugares a lo largo de los siglos.
Otra cosa es las barbaridades que puedan hacer los jesuitas actuales y los errores de jesuitas del pasado, que son cosas de las que no está exenta ninguna orden (si nos pusiéramos a hablar de barbaridades de religiosos actuales, ninguna de las grandes órdenes saldría bien parada y también en la historia podemos encontrar de todo).
Esta orden está corrupta, infiltrada hasta la médula! Según cuenta Ricardo de la Cierva, Juan Pablo II ya estuvo a punto de escindirla en 2, los "buenos" y los díscolos... Craso error no haberlo hecho... tenía que haberlos echado... Pio X fue el que mejor lo hizo, cerró todos los seminarios en Italia ante la infiltración masónica!!!
Necesitamos quitar la basura ya de la Iglesia... ¡no nos chupamos el dedo! que dan un cantazo horrible... no tienen ni vergüenza... y Bergoglio saludando a Kischner, Fidel, Morales y a todo comunista que pase por ahí...
¡ay jesuítas! ¡quién os ha visto y quién os ve!
"Mis propias dificultades con Ratzinger comenzaron poco después de convertirme en editor de America Magazine". Por desgracia, ahora no tendría ese tipo de dificultades, pues su actual director, pese a ser llamado "apóstol LGTBIQ+", es apoyado desde el mismo Vaticano.
En resumen, el exeditor de esa revista, que ahora dirige el ínclito James Martin, se apresura a clavar "el último clavo en el ataúd" de "un individuo santo pero imperfecto...", que no le "ha pedido perdón"; pero al que, sin embargo, quiere "dejarlo ir", como si lo tuviera bien agarrado.
Ante tanto descaro, cada vez me creo más eso de que Benedicto XVI es el último papa antes de que se desencadene el fin de los tiempos, que no el fin el mundo.
La distinción entre el fin de los tiempos y el fin del mundo parece que nos lleva a un tiempo sin mundo, o a un mundo sin tiempo, ambas hipótesis de difícil intelección.
Saludos cordiales.
No me imagino lo que puede ser esto para el anciano Cardenal Zen, que siente un cariño especial por él. La preciosa oración por la Iglesia de China que rezo todas las noches, en combinación con el alba en China, está compuesta por Benedicto XVI.
Contrariamente a esta desagradable noticia parece que allí donde fue el ex Papa Benedicto suscitó muchísimo cariño por esa doble impresión que producía de sabiduría y humildad.
Dándole vueltas a la cabeza llevo dos días y, de repente, me he dado cuenta que su nombre es Joseph, así que tomo al San José del nacimiento y le rezo por él.
También recuerdo su libro sobre la Semana Santa en la que dijo que el día que nació, 16 de abril de 1927, fue Sábado Santo (cosa que he comprobado en un calendario perpetuo), nació en un día de silencio y ahora también se va en silencio.
No me lo puedo quitar de la cabeza ni un momento ¡qué sabio y entrañable me parece!
Es como si hubiera dado dado marcha atrás a las agujas del reloj en dirección contraria a la liturgia naciendo en Semana Santa y, probablemente, muriendo en Navidad. En este mundo de paso estamos, no puedes retener ni al que más quieres. Hágase tu Voluntad, así en la Tierra como en el Cielo.
Los buenos teólogos, como Ratzinger, tienen mucho conocimiento, mayor sabiduría e intensa fe.
Los malos teólogos, como Reese, deberían meditar sobre ese precioso versículo de San Pablo: "Si alguno cree que sabe algo, aún no sabe como es debido. En cambio, el que ama a Dios, Dios lo reconoce" (1 Cor. 8,2)
Teniendo en cuenta que para recibirlo hay que hacer un juramento y parece que los críticos, solo parece, no fueron muy conscientes, si fueran incapaces de someterse a la autoridad y de callarse llegado el caso, ¿no habría que revisar si en realidad estos hermanos díscolos son efectivamenre sacerdotes, y religiosos?
Toda una bajeza que pinta a la persona el atacar así a un agonizante. Y no digo más en atención al pedido de Bruno.
Y, todo sea dicho, la Iglesia es y ha sido muy culpable de su existencia (en el ámbito eclesiástico me refiero) porque por pecar de dura y que no se diga, el amor fraterno etc les ha dejado siempre permanecer dentro con puesto y nómina, y ellos como la carcoma han seguido royendo una y otra vez. Lo que se tenía es que haber sido claro,, declararlos "fuera de la Iglesia" y que se vayan a ganar el jornal "al mundo" que tanto admiran a ver cómo les trataba.
Pdta: a mi encanta lo comprensivo que es su argentinidad. Que se lo digan a Frank Pavonne.
No he dicho que Benedicto XVI sea el último papa, sino el último antes de que se desencadene el convulso fin de los tiempos, que no es lo mismo. Aunque tenía algunas reservas sobre las apariciones de Garabandal, en las que se habló de eso, podría ser cierto que tras la muerte de Juan XXIII sólo quedaban tres papas para ello, en realidad cuatro, pero que la Virgen no contaba a uno de ellos (¿Juan Pablo I?); y que lo que dijo de un ciego americano, ya fallecido, no es que viviría hasta el día del gran milagro, sino que vería ese día con ojos nuevos. Me resulta significativo también que san Pío de Pietralchina diera credibilidad a las apariciones de Garabandal.
Y no todo serían malas noticias, según la estigmatizada y vidente francesa, Marie Julie Jahenny, todavía habría un periodo de florecimiento de la Iglesia, antes de la llegada del Anticristo, bajo el pontificado de un papa muy firme, apoyado por un gran monarca providencial.
Sí me río de alguna de las tesis que me he enterado que se empieza a sostener.... como la de una elección de nuevo Papa por parte de laicos. Pero bueno, estaremos atentos.
Pero bueno, estamos a la vista de un grave desorden de resentimiento agravado por empecinamiento, al agravio personal se suman graves disparates doctrinales.
Reese ha sostenido la doctrina del mal menor como regla general, en los hechos permitir un pecado para evitar otro.
Ese error común prescinde y omite entender que el pecado es un acto voluntario contra Dios que tiene, claro, perdón, pero jamás autorización previa de realización por Dios.
Un acto malo pecaminoso, es malo en si mismo, no puede convertirse en bueno y si es malo no debe hacerse.
Canon 987 Para recibir el saludable remedio del sacramento de la penitencia, el fiel ha de estar de tal manera dispuesto, que rechazando los pecados cometidos y teniendo propósito de enmienda se convierta a Dios.
Si se permite hacer concretamente un acto malo con la excusa de evitar otro que se considera peor, cómo se garantiza el resultado que se debería dar en el futuro, quien tiene ese poder de predecir el orden en el que se van a cometer los pecados, hay alguna lista de opciones, multiple choice o sistema con garantía, cuánto dura esa garantía...
Que Benedicto XVI parta tranquilo a la Casa del Padre cuando Dios lo quiera, con o sin el pasaporte de Reese....Y OLE
Carezco tiempo y de capacidad suficientes para abordar la empresa de buscar explicaciones a este fenómeno. Me pregunto si, en el contexto actual de modernismo y progresismo triunfante, la razón de que haya más jesuitas heterodoxos que dominicos, franciscanos o agustinos es meramente estadística. Y me pregunto si las causas son más profundas, quizá un antiescolasticismo que a la Compañía de Jesús le viene de fábrica, un mayor apego a la 'actio' sobre la 'contemplatio' y un cierto menosprecio por la liturgia y por la idea de que ésta, especialmente, la Santa Misa, es fuente y cumbre de toda la vida de la Iglesia (SC 10).
De todos los jesuitas mencionados, solo uno es ligeramente antiguo, Tyrrell, que en realidad fue un personaje menor del modernismo (el verdadero promotor fue Loisy, un sacerdote diocesano) y, que, y ahí está la verdadera diferencia, fue expulsado de la Compañía. Los demás son todos de los sesenta para acá, una época en la que, desgraciadamente, los heterodoxos de todas las órdenes son numerosísimos, incluso al más alto nivel.
Ciertamente, hay muchos más jesuitas que dominicos o agustinos, pero a mi entender la percepción tiene más que ver con la visibilidad y la influencia de los jesuitas, que son mucho mayores que las de otras órdenes. Como ejemplo, tienen dos centenares de universidades e infinidad de colegios, orientados generalmente, además, a la parte más pudiente e influyente de la sociedad.
Con esto no quiero minimizar el gran daño que están haciendo a la Iglesia tantos jesuitas, pero sí a) señalar que, por desgracia, no es ni mucho menos un problema particular de los jesuitas y b) recordar a tantos y tantos jesuitas buenos y ortodoxos que han dado la vida por la Iglesia (y que, en muchos casos, son los que más han sufrido al presenciar la deriva de los demás).
"el conocimiento llena de orgullo, mientras que el amor edifica. Si alguien se imagina que conoce algo, no ha llegado todavía a conocer como es debido" (1 Cor 8, 1-2).
"¿Has visto a un hombre que se tiene por sabio? Se puede esperar más de un necio que de él" (Prov 26, 12).
La razón principal de la expulsión de los Jesuitas de España y Portugal fue por oponerse a las intromisiones inadmisibles de dos Reyes que se llamaban católicos en los asuntos de la Iglesia.
El perjuicio que supuso para América fue incalculable y de consecuencias que llegan hasta nuestros días, no sólo por el efecto en las misiones del Paraguay sino en las universidades más importantes.
El ambiente contrario a la Compañía de Jesús ha sido muy perjudicial para la Iglesia católica y no solo son responsablez quienez han utilizado calumnias, tambuen quienes han faltado a la verdad y la prudencia.
Mañana,tras el numerito de señoritas siliconadas y señoritos patéticos, a partir de las 00:00 del día siguiente se dispararán los excesos y los pecados nocturnos. Yo me guío por el calendario eclesiástico y no por el civil, como tampoco me guío por el calendario del dragón o de la rata chinos.
Después de las campanadas, entramos en la SOLEMNIDAD DE SANTA MARÍA MADRE DE DIOS que ignoran hasta ciertos "católicos".
Qué mejor día para ofrecerle nuetra sobriedad, e ir desgranando durante la jornada sus cuatro rosarios.
Parece qu,e su conocimiento de historia de España del siglo XVIII es semejante al que ha mostrado en otros post sobre la teología herética de Lutero. En el caso de España lo determinante fue las intromisiones de los jesuitas en asuntos de estado bajo Fernando VI y la corrupción económica de sus establecimientos en las Indias. Casi un siglo antes el Beato Palafox (cuya beatificación retrasó todo lo que pudo la sj, y finalmente Benedito XVI lo beatificó) puso de relieve su corrupción en Méjico una documentación que se conserva y que difícilmente se puede poner en duda. Cuando Menéndez Pelayo presentó en la Historia de los Heterodoxos la historia dorada de la Compañía, el P. Miguélez, Agustino, le contestó muy educadamente con un volumen de 500 pp "Jansenismo y regalismo en España". Los mismos jesuitas fueron los primeros en recurrir al regalismo cuando controlaron el confesionario regio bajo Fernando VI. Y lo del "perjuicio incalculable" en todo caso se debería a que había copado, con frecuencia con bastantes malas artes, puesto y lugares que correspondían a otros. La historia es siempre bastante compleja. Muchos obispos y órdenes religiosas lo vieron con buenos ojos, igual que su disolución.
Ahora, aún con sus tentaciones o posibles malas tendencias, de tenerlas, yo venero a la vieja Compañía de Jesús. ¡Qué labor tan inmensa! ¡Qué profundidad espiritual, qué titánica labor misionera, qué nivel de formación!, incluso ¡Menudo nivel organizativo! Eran una auténtica maquinaria suiza en cuanto a nivel organizativo, ningún país o administración llegaban tan lejos y con resultados tan eficientes. Claro que esto solo se puede conseguir con un nivel de entrega, de abandono personal, como solo una orden religiosa es capaz de conseguir.
Creo que es bueno recordar siempre que Teilhard de Chardin, en realidad no era jesuita, ni católico ni si quiera cristiano. Estaba en la Iglesia porque le resultaba cómodo. Sin mas. Si lo fue algún día, dejó de serlo. Lo explicaba Philip Trower en su libro, traducido por Daniel Iglesias, La Iglesia y la contra-fe.
"“Si yo perdiera sucesivamente mi fe en Cristo, mi fe en un Dios personal y mi fe en el espíritu", escribió en 1934 en China, “me parece que yo debería continuar teniendo fe en el mundo (su valor, su infalibilidad y su bondad). Esto es… decididamente lo primero y lo único en lo que yo creo” (p. 129, citando El cristianismo y la Evolución, p. 99)".
Y ¡Ojo! que cuando se refería a Dios y Cristo ni si quiera estaba hablando en términos cristianos.
“Veo en el Mundo un producto misterioso de consumación y plenitud para el Ser Absoluto Mismo". Dios “de alguna manera ’se transforma a sí mismo’ al incorporarnos” (WS, p. 104).
Imprescindible leer el capítulo al completo para desenmascarar a un personaje oscuro que ni era un verdadero teólogo, ni un verdadero científico, sino un charlatán que encandilaba a la gente a través de la sofística de su verbo, y en quien no faltaba burrada alguna que fuese posible pronunciar. Incluyendo el racismo:
" Sus opiniones sobre la raza eran del mismo sello. No todos los hombres están igualmente “hominizados", es decir, son igualmente humanos. Los chinos, por ejemplo, eran “primitivos detenidos… cuya sustancia antropológica es inferior a la nuestra". Si el “estrato humano” resultara no ser homogéneo, “sería necesario encontrar para los chinos, como para los negros, su función especial, que no podría (por imposibilidad biológica) ser la de los blancos” (TP, III).
nfocatolica.com/blog/razones.php/2205101217-philip-trower-la-iglesia-cato-13
"Pienso que los ejercicios ignacianos que tanto práctican los jesuitas o no los hacen bien o son inútiles para la espiritualidad"
Bueno, digo yo que a San Francisco Javier, por ejemplo, no le sentaron nada mal, ¿no? Habrá que buscar a alguien que los sepa dar.
"tarifa económicamente alta"
En mi opinión, que muchos no comparten pero yo sí, el problema de las órdenes y congregaciones religiosas empieza siempre por el abandono de la pobreza. Después se resiente la obediencia y, finalmente, surgen los escándalos relacionados con la castidad. Quizá algún día podríamos escribir un artículo para hablar del tema.
¿Será el Padre Reese así [...] cuando rinda cuentas al Señor?
Los jesuitas tienen en su haber grandes méritos por su capacidad e inteligencia,pero ensoberbecidos de sí mismos están muy lejos de la Iglesia y son hoy un lastre para ella.Supongo que muchos no participarán de esta situación, pero ahora su imagen la que está en los medios, es la de unos criptoherejes
¡Ah, felicidades por el nuevo villancico familiar! Me confirma vd en la idea de que la poesía castellana necesita renovarse profundizando en los temas y formas heredados de nuestra tradición. Leer cualquiera de sus composiciones es como entrar en un oasis. Muchas gracias. Feliz Navidad y feliz año nuevo. Un abrazo
El libro se puede encontrar en línea:
P. Manuel F. Miguélez,(O.S.A.) "Jansenismo y regalismo en España" (1895)
bibliotecadigital.jcyl.es/es/catalogo_imagenes/grupo.cmd?path=10116916
books.google.es/books?id=0UxYAAAAcAAJ&pg=PA21&hl=es&source=gbs_toc_r&cad=4#v=onepage&q&f=false
Por otra parte y cumpliéndose la vieja supersticion romana, parece que los juicios demasiado apresurados proferidos por bocas irresponsables y el sotolarvado deseo de que fallezca nuestro buen Ratzinger le alarga la vida.
Sin duda que es así. Mucha gente debe preguntarse por qué antes las órdenes religiosas seguían una disciplina tan estricta. Se dice que los sacerdotes y religiosos son hombres como cualquier otro, y así es en lo que a la naturaleza respecta. Pero en lo sobrenatural es diferente. Es inimaginable el esfuerzo que hace Satanás para perder a los consagrados. En algunos lugares se lee que basta con que un sacerdote omita su meditación diaria para empezar a pervertirse. O que basta con que un consagrado deje de buscar la perfección para perder la gracia santificante, ya que la aspiración a la perfección es un precepto para ellos. El estado del sacerdocio y de la vida religiosa son un asunto extremadamente serio.
"haber dejado adentro de la Iglesia a pájaros como este Reese y los obispos que lo prohijaron"
Coincido. Cuando los médicos, por una compasión mal entendida, dejan que crezca la infección o el cáncer en el organismo, el enfermo se convierte en moribundo.
Aunque también es verdad que en los pontificados anteriores se escondían más y trataban de disimular las herejías más gordas. Ahora consideran que ya no tienen que esconderse.
"sotolarvado deseo de que fallezca nuestro buen Ratzinger le alarga la vida"
Pues entonces puede que llegue a los 120, porque yo diría que los rencores enquistados entre teologuillos, teologuchos y teolotorpes son legión.
"Es evidente que Resse no entendió nada"
O que lo entiende muy bien, pero no le gusta, porque su "fe" es otra distinta que la nuestra.
Claro, después de los años 50 eso ya no se notó, porque el abandono del tomismo fue generalizado.
En cuanto a la expulsión, no se puede desconocer la tremenda presión que los protestantes, los jansenistas y los masones ejercieron sobre Clemente XIV. Los jesuitas eran la punta de lanza de la pastoral de la Iglesia en aquellos tiempos.
Como dice Santo Tomás, siguiendo a Aristóteles: un error pequeño en los comienzos es grande al final. Los errores filosóficos y metafísicos no tienen porqué producir inmediatamente sus malos resultados, más bien al contrario, y son compatibles, por mucho tiempo, con una gran santidad y eficacia evangelizadora.
Saludos cordiales.
Es el fin de año :)
Saludos cordiales.
Recordar que el teólogo Billuart, dominico y gran tomista del siglo XVIII, enseña que aún habiendo irregularidades jurídicas en la elección de un Papa, todo eso queda subsanado por la aceptación posterior de ese Papa por la Iglesia, la cual es infalible también en este punto.
Saludos cordiales.
"Ahora entiendo por qué ningún jesuita había sido elegido Papa hasta hace unos años! Qué triste que la Compañía fundada por San Ignacio haya caído tan bajo!"
Si San Ignacio estableció para él y sus hijos la obediencia absoluta al Soberano Pontífice, ¿a quién obedece un Pontífice que es jesuita?, suponemos que a Cristo, pero sabemos que Cristo estableció a San Pedro como mediación concreta suya en el gobierno de la Iglesia. El jesuita, llamado a la obediencia, queda sin brújula. Opino que, por vocación, un jesuita no debe aceptar ser Cardenal o Papa.
"Recordar que el teólogo Billuart, dominico y gran tomista del siglo XVIII, enseña que aún habiendo irregularidades jurídicas en la elección de un Papa, todo eso queda subsanado por la aceptación posterior de ese Papa por la Iglesia, la cual es infalible también en este punto".
Hermano, con todo respeto y aprecio, ¿es eso dogma de fe o mera opinión teológica? Los malvados pueden engañar a los fieles, pero nunca a Dios.
Pues ahora lo que importa es si a Ratzinger lo perdona Dios, sin importar si lo perdonan o no el resto de la Humanidad.
Aunque seguro que sí porque Dios perdona a todos.
Hay que reconocer que en las últimas decadas se confundió lamentablemente la obediencia a la fe y doctrina católica con obediencia al Papa. Tuvo que llegar Francisco para recordarnos que esas obediencias no son lo mismo. Ese acontecimiento providencial nos vino a enseñar que los Papas pueden cometer errores graves, y defender la fe no implica justificar esos errores. Lo grave de esa confusión entre obediencia a la fe y obediencia al Papa se ha visto especialmente bajo este pontificado, no solo por ejemplo con las defensas absurdas de Amoris Laetitia, sino también en el ámbito litúrgico, por ejemplo muchos de esos conservadores al ver que a este Papa no le gusta la misa antigua, inmediatamente ven como herejes a quienes defienden la misa antigua, y no les causa ningún problema que el Papa inmediatamente anterior defendía la misa antigua. Ese conservadurismo eclesial es un papismo peor que el fideismo protestante.
...Dios perdona a todos los que se arrepienten en esta vida.
De lo contrario, van al infierno eterno.
Tú te lo inventas, como siempre.
Incluso a ti llegará a perdonarte ¿Cómo no va a perdonar a Ratzinged? Es mucho más fácil.
Bueno, del R. P. Billuart O.P. a un malvado espero que sea clara la distancia que lógicamente hay que suponer.
Que además esa doctrina no se la inventó él, obviamente.
Y tiene su justificación lógica, porque de lo contrario en cada elección de Papa saldría alguien a decir que hubo irregularidades jurídicas y entonces la vida eclesial sería entretenidísima si no fuera en esa hipótesis imposible.
Saludos cordiales.
A poco que lo piense, verá enseguida que no se puede perdonar al que no quiere ser perdonado. El perdón se puede ofrecer, pero si el interesado no quiere aceptarlo, pues no quiere. La falta de arrepentimiento conlleva ese rechazo del perdón.
Por otra parte, esa visión que tiene usted de Dios, aparte de no tener nada que ver con la realidad, es, en realidad, horrible, porque equivale a que Dios nos trate como animalitos, que no tienen responsabilidad ninguna y a los que no hay que tomarse en serio. Igual que nadie piensa que un león sea malo por matar a un cordero. Son sus instintos y es completamente esclavo de ellos. Pero los hombres no somos así, estamos hechos a imagen del mismo Dios y tenemos libertad para obrar, sin ser esclavos de nuestros instintos. Por eso Dios nos toma en serio. Por eso su Hijo murió en la cruz por nuestros pecados, porque son malos de verdad.
Sus disparatadas teorías pueden parecerle muy misericordiosas, pero en realidad son lo contrario y parten de la base de que el ser humano es menos que humano y Dios tiene que tratarle como a un mero animal sin libertad, conciencia ni responsabilidad, en lugar de como a un hijo.
Además, en tiempos más recientes, la Congregación para la Doctrina de la Fe, en una Nota ilustrativa, afirmó que "entre las verdades relacionadas con la revelación por necesidad histórica, que deben ser tenidas en modo definitivo, pero que no pueden ser declaradas como divinamente reveladas, se pueden indicar, por ejemplo, la legitimidad de la elección del Sumo Pontífice o de la celebración de un concilio ecuménico; la canonización de los santos[...]"
No se trata de una nota vinculante, pero sí interesante.
No tengo interés en desmentir tu acusación de que no tengo conocimiento de historia, es tu apreciación y supongo que no será animadversión. La respeto.
Sí quiero decirte que el Gobernador Ceballos, después de una concienzuda investigación, alabó la integridad del P. Cardiel y de la Compañía de Jesús en la administración de las Reducciones.
Y que la riqueza y bienestar de los nativos lo demuestran los datos del inventario que se hizo en el momento de la expulsión. Sólo un dato, las cabezas de bovino fueron 769.869 y entre caballos mulas y burros 139.634. Lo que desmiente la mala,administración de que hablas.
Los jesuitas no se inmiscuyeron en la política, si se opusieron al execúator que Carlos III decretó su aplicación el 18-1-1762 y obligaba a someter al rey las bulas y normas que llegasen de Roma. Y también se oponian a las regalías, como hoy en día nos oponemos al control de la Iglesia por los Estados.
Con la expulsion, América perdió 2.158 jesuitas de diferentes nacionalidades muy bien prepados, y las misiones, reducciones, muy pronto desaparecieron.
Con los últimos jesuitas salió el P. Cardiel el 10-8-1768 apresado en el pueblo de Concepcion.
En la biblioteca Nacional hay un documento que dice que de los 449 Jesuitas que salueron de Paraguay 17 murieron en la travesía y 15 al desembarcar.
La inmensa labor de los Jesuitas, de la Iglesia, en América y en el mundo, no puede olvidarse por las opiniones de uno de sus miembros, que como mínimo deben considerarse altamente inoportunas.
"Bueno, del R. P. Billuart O.P. a un malvado espero que sea clara la distancia que lógicamente hay que suponer".
Hermano: Cuando hablo de los 'malvados' no me refiero al teólogo dominico Billuart o a los que honestamente intentan 'encontrarle los 3 pies al gato', sino a los conspiradores (tales como la masonería infiltrada en la curia vaticana, así como, de manera específica, a la secta de 'Saint Gallen') que maquinan contra la voluntad de Dios para Su Iglesia.
Pareciera que la Providencia del Espírtu Santo ,que dirige la Iglesia, no supiera dirigir y proveer a las Jerarquías de la Iglesia, y que por eso hicieran falta los comentaristas segundones de ambos lados para dirigirla y salvarla.
"Y tiene su justificación lógica, porque de lo contrario en cada elección de Papa saldría alguien a decir que hubo irregularidades jurídicas y entonces la vida eclesial sería entretenidísima si no fuera en esa hipótesis imposible".
Concuerdo en que no puede la Iglesia caer en ese juego, sin embargo, en caso de quedar patente un abuso grave contra el debido proceso para algo tan trascendente como lo es la elección de un pontífice (caso de la conspiración de 'Saint Gallen', de la cual incluso hubo confesiones de parte) no se puede evadir el actuar en justicia y verdad para corregir las consecuencias de ese abuso, como aconteció en tiempos en que se manifestaban con pretensiones de legitimidad los llamados 'antipapas' en distintos periodos de la historia de la Iglesia.
"Pareciera que la Providencia del Espírtu Santo ,que dirige la Iglesia, no supiera dirigir y proveer a las Jerarquías de la Iglesia, y que por eso hicieran falta los comentaristas segundones de ambos lados para dirigirla y salvarla".
Hermano: Un fiel sin discernimiento no es ni fiel ni digno de confianza: pues ¿de qué otra modo vamos a cumplir la voluntad del Señor de escuchar su voz y rechazar la de los falsos pastores y profetas que se nos presentan como auténticos? Tal vez tú, si hubieras vivido en tiempos del Señor le hubieras puesto igual oído atento a Judas Iscariote, pues 'siendo sacerdote y apóstol de Cristo sin duda debe decir la verdad ya que Cristo y el Espíritu Santo lo designaron'.
Debemos aplicar siempre un prudente discernimiento, ya que el mismo Señor nos advierte: "Yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño. Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos. Por tanto, velad, acordándoos que por tres años, de noche y de día, no he cesado de amonestar con lágrimas a cada uno". (Hechos 20,29-31)
"...Aunque seguro que sí porque Dios perdona a todos".
Sí, Dios perdona a todos, los que se arrepienten de corazón, le piden perdón por medio de la confesión sacramental y que se convierten de su mala vida. Tu afirmación simplista no corresponde a la Fe Católica. Dios no perdona al malvado y soberbio que cree merecerse los dones de Dios sólo por su linda cara.
Perdón, fue San Pablo quien lo dijo en esa ocasión, aunque Nuestro Señor Jesucristo también nos lo advirtió en varias ocasiones.
Saludos cordiales.
Me parece, que si se acusa o se advierte, que la masonería se ha infiltrado en el curia Vaticana (31-12, 7,20 PM) también debería pensarse que puede haberse infiltrado entre aquellos que critican a la curia o al Papa Francisco.
Por supuesto que la masonería está infiltrada, al menos lo pretende, en todos los estamentos de la sociedad y es ingenuo pensar que solo esta infiltrada entre aquellos a los que queremos descalificar.
En esto, como en todo, la humildad y la prudencia son buenas consejeras.
"Por supuesto que la masonería está infiltrada, al menos lo pretende, en todos los estamentos de la sociedad y es ingenuo pensar que solo esta infiltrada entre aquellos a los que queremos descalificar".
No recuerdo haber afirmado 'ingenuamente' que la masonería sólo está infiltrada entre aquellos que según tú yo quiero 'descalificar'. ¿Me ayudas a encontrar dónde lo afirmé? Si no, parafraseándote, 'la humildad y la prudencia' y especialmente el silencio son buenos consejeros.
Seguramente a Ud. Dios lo nombró censor de Papas y Obispos, quizás un nuevo profeta.
Pero yo seguiré a los Papas y Obispos, y no a los supuestos sesudos como Ud.
Buen año.
"Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con disfraces de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los abrojos?. Así, todo árbol bueno da frutos buenos, pero el árbol malo da frutos malos. Un árbol bueno no puede producir frutos malos, ni un árbol malo producir frutos buenos".
Mateo, 7 15-18
¿Qué indicios pueden ser tomados en cuenta para reconocer a alguien infiltrado en la Iglesia? El desviarse de la doctrina. Por supuesto, Fraeleví, usted sabe de sobra esto y a lo que se dedica es a hacer jueguecitos de palabras.
Lo mas gracioso es que hay un troll que comenta en este portal, que ahora se llama Tamayo y que antes había adoptado otros nombres y que ha contado historias lacrimógenas sobre un proceso de acercamiento personal a Cristo que había iniciado, etc., y que sí se dedica abiertamente a malmeter por todos los flancos contra los papas, la doctrina y la Iglesia y usted le ha animado a seguir comentando porque es bueno tener sus puntos de vista y no se que y no se cuanto.
Farías, usted calumnia ¿no se da cuenta?. Y además incurre en errores como este: "Pareciera que la Providencia del Espírtu Santo ,que dirige la Iglesia, no supiera dirigir y proveer a las Jerarquías de la Iglesia", que ya le han explicado doscientas veces ¿por qué esa contumacia? Es realmente increíble.
Gracias a Dios aún existen lugares como Infocatólica donde se defiende, ama y cuida la doctrina.
Es de agradecer que recuerdes la advertencia evangélica de guardarnos de los falsos profetas.
Estoy de acuerdo que no es fácil distinguir a los profetas falsos.
Bien dices que que los falsos profetas se distinguen por su desviación doctrinal.
Pero el distintivo del cristiano es el amor.
Y el amor se manifestar en los actos y en las palabras.
Los falsos profetas también se les distingue cuando rompen o tratan de romper, la unidad.
Debemos de ser uno para que el mundo crea; nada más y nada menos que "para que el mundo crea"
También debemos cuidarnos de no trabajar, sin querer, para los falsos profetas.
Las herejías y los cismas, tambien los latentes, es la razón principal de que el mundo no crea.
Feliz año nuevo, Cos.
También a todos. Hagamos lo posible para trabajar de manera cristiana para que su agenda 2030 no se cumpla.
Ya se lo he advertido anteriormente. Tiene usted la desafortunada costumbre de insultar repetidamente a los demás comentaristas so capa de buenismo y un lenguaje aparentemente piadoso. No lo haga en este blog o borraré sus comentarios.
En cuanto a su argumento, me temo que es absurdo. El distintivo del cristiano es el amor, pero no se ha inventado aún un amorómetro, así que no pretenda juzgar el grado de amor de los demás. Eso se lo deja usted a Dios, al menos en este blog.
Dice usted que "los falsos profetas también se les distingue cuando rompen o tratan de romper, la unidad", pero con ese criterio habría condenado a todos los verdaderos profetas y a un inmenso número de santos, porque, como debería usted saber, la unidad de la Iglesia solo es verdadera unidad si es unidad en la fe (no solo en la caridad), así que, cuando alguien (sea quien sea) hace o dice algo contrario a la fe, la forma de mantener esa unidad es denunciarlo y, si el rechazo de la fe continúa, apartarse de esa persona que rechaza o deforma la fe. Como han hecho infinidad de santos y profetas.
Pretender apelar a la unidad de la Iglesia para defender la destrucción de esa misma unidad en la fe es una abominación y quizá la principal causa de los problemas actuales de la Iglesia.
No sé donde he calumniado.
Eso de las doscientas veces no lo entiendo. Seré malo en matemáticas.
No recuerdo que me hayan explicado . Quizás tenga manca las manos de la mente, como leí en algún lado.
Seguiré tras de mis Pastores.
Saludos.
"Seguramente a Ud. Dios lo nombró censor de Papas y Obispos, quizás un nuevo profeta"
Dios nos ha nombrado a todos profetas (y sacerdotes y reyes) por el bautismo y, a veces y cuando corresponde, eso incluye actuar como censores de Papas y Obispos. Lo dice la Escritura múltiples veces: examinadlo todo y quedaos con lo bueno (luego hay que examinar lo que hace y dice un prelado y, si no es bueno, rechazarlo), si nosotros o un ángel del cielo os predicara un evangelio diferente del que habéis recibido, sea anatema (luego si un prelado se aparta de la fe, hay que considerarlo anatema), etc. Y lo dice Santo Tomás, “en el caso de que amenazare un peligro para la fe, los superiores deberían ser reprendidos incluso públicamente por sus súbditos”. Y así han actuado los santos cuando ha sido necesario.
Por supuesto, todos deseamos que no sea necesario, pero cuando lo es, lo es.
"Pero yo seguiré a los Papas y Obispos, y no a los supuestos sesudos como Ud."
Claro... excepto cuando seguir algo que dice un obispo o un papa es contrario a la fe, porque entonces estaría siguiendo a ese obispo o a ese papa y rechazando a los demás, lo que no tendría sentido. Y excepto cuando seguir algo que dice un papa o un obispo es contrario a la conciencia, porque nadie en la tierra o en el cielo tiene potestad para mandar algo que es malo. O cuando dicen algo contra la razón, porque nadie en la tierra o en el cielo puede mandar algo sin sentido (como creer una cosa y la contraria). O cuando mandan algo injusto, porque, como enseñaba Santo Tomás, las leyes injustas no obligan y, en realidad, no son verdaderas leyes. O cuando mandan algo que excede su competencia, porque su autoridad les ha sido dada dentro de esa competencia (y no, por dar un ejemplo absurdo, para mandar que todos los católicos sean del Real Madrid).
Para que uno sea católico, todo eso tiene que estar sobreentendido en el benemérito deseo de seguir a los papas y obispos. Si no lo está, ese seguimiento no es un seguimiento católico, sino otra cosa.
Por supuesto, uno puede considerar que, en un momento concreto, Dios no le llama a discernir algo que dice un prelado, por lo que sea (por ejemplo, por falta de conocimientos en la materia). Estupendo. Pero eso es intransferible y no debe pretender convertirlo en norma universal para los demás.
Por supuesto también, uno puede considerar que lo que ha dicho un Papa o un prelado en una ocasión determinada es irreprochable y debe ser aceptado por los demás católicos. Estupendo, ojalá sea así y debería ser lo normal. Pero eso, que es una cuestión objetiva, se debe discutir objetivamente y con argumentos, no con una apelación a seguir ciegamente a los Papas y obispos, que, como hemos visto, no es lo propio de un católico (porque a quien seguimos es a Cristo, a los prelados solo cuando no se apartan de lo que han recibido de Él).
Por cierto, especialmente bueno el poema que puso en el artículo anterior. Lo vi y pensé que debía felicitarle, pero en ese momento no tuve tiempo y después me olvidé.
No creo que haya habido en mis comentarios ningún insulto.
Dar una opinión diferente a la de otros o incluso a la tuya, no debe considerarse un insulto.
Tratar de ser delicado y amable cuando se disienten o no ser brusco en el disentir, no debe tomarse como un insulto, mejor pensar que es educación.
Pensar de forma diferente no es ofender y nadie debe sentirse ofendido, entre otras cosas porque no somos infalibles, sólo lo es el Papa cuando habla excatedra y los decretos conciliares debidamente publicados.
Y mucho menos debe considerarse ofensa dar la razón a otro comentario sobre que a los falsos profetas se les distingue por faltar a la doctrina y completarlo diciendo que también por faltar a la caridad porque el distintivo del cristiano es el amor.
Puedes borrarme, estás en su derecho y ademas lo respeto. Y puedes estar seguro que no trataré de escribir con otro nombre y otro correo. Si vuelvo a intentarlo será con el mismo nombre.
Pero no digas que ofendo, cuando no lo hago, porque pudiera ocurrir que alguno lo creyera sin ser cierto.
Con toda sinceridad deseo para ti y para tu familia paz y felicidad en el nuevo año.
De acuerdo, es mejor que no escriba aquí, porque ha conseguido usted engañarse a sí mismo maquillando sus insultos con un lenguaje beatillo y pasivo-agresivo, de modo que ya ni siquiera es consciente de que insulta constantemente a los demás en sus comentarios. Yo no lo voy a tolerar (y a usted le vendría bien darse cuenta de ello, pero eso ya es asunto suyo).
Feliz Navidad y Buen Año.
En cierto modo entiendo lo que dice, pero no me atrevo a ser censor de Obispos , y de Papas, menos..
Nací antes del Concilio Vaticano II, y cuando este comenzó ya tenía 16 años. A Nadie se le ocurría ,entonces, contradecir a un sacerdote, menos a un Obispo e inimaginable a un Papa. Y mi familia y amigos eran del nacionalismo católico argentino. Ya hoy en día, sólo me atrevo decirme católico, sin ningún aditamento, pues ese adjetivo me basta y sobra.
Cuando escucho algo que disuena en mis adentros lo pongo entre paréntesis y corchetes, suspendido, y veo que dice la Jerarquía. Mientras tanto leo, rezo y vivo.
Ya estoy viejito , y no cargaré a mis faltas la de levantar mi voz denigrando o pretendiendo enseñar a mis Pastores. El Espíritu Santo sabrá qué hacer, El es el que alimenta y cuida de la Iglesia.
Personalmente leo tanto a San Pedro, Leo Magno ( sermones inmensos de Navidad y Epifanía), San Gregorio Magno, Leon XIII, Pio X, Juan XXIII, Paulo VI, Juan Pablo II, Benedicto y Francisco, y a cuanto Papa aparezca. Y de cada uno asimilo lo que me permiten mis manos intelectuales.
Un saludo Cristiano y que Dios nos bendiga.
Farías, el de Leopoldo Marechal, no el Abate de Montecristo.
RIMANDO LA NAVIDAD
Árbol hermano, apenas yo sabía
que adentro, en tus entrañas escondido,
un secreto guardado me tenía
de la verdad lejano y en olvido.
Dios en ti señaló, con signo eterno,
las promesas de amor y de victoria,
la derrota del ángel y su infierno,
frustrando del maligno toda euforia.
Y quien San Juan llamó Verdad y Luz,
por nosotros se dio en muerte de Cruz.
Siendo rico , en las pajas de un pesebre,
quiso pobre nacer. Su primer sueño
no fue en cuna labrada por orfebre
ni en palacio magnífico y de ensueño;
y así, por no ser menos, en su muerte,
muy lejos del aplauso y los laureles,
entre ladrones quiso ver su suerte,
bebiendo la amargura de las hieles.
¡Qué locuras de Amor el cielo apura
por rescatar su infiel e innoble hechura!
"En cierto modo entiendo lo que dice, pero no me atrevo a ser censor de Obispos , y de Papas, menos.. Cuando escucho algo que disuena en mis adentros lo pongo entre paréntesis y corchetes..."
Bendito sea Dios. En materias prudenciales, cada uno que haga lo que considere que deba hacer.
"Nací antes del Concilio Vaticano II, y cuando este comenzó ya tenía 16 años. A Nadie se le ocurría ,entonces, contradecir a un sacerdote, menos a un Obispo e inimaginable a un Papa"
En esa época, si el sacerdote o el obispo necesitaba que le contradijeran, generalmente lo hacía la autoridad competente. Pero ni ha sucedido siempre eso en la historia ni desgraciadamente sucede así ahora. Es como si uno dijera "en Cuba yo nunca necesité ponerme bufanda". Claro, pero ahora está en Alaska y conviene que se ponga bufanda, guantes, gorro y abrigo forrado de piel. Las circunstancias cambian.
"Ya estoy viejito , y no cargaré a mis faltas la de levantar mi voz denigrando o pretendiendo enseñar a mis Pastores"
Denigrar es algo que nunca debe hacerse, pero denunciar las conductas inaceptables y las afirmaciones contrarias a la enseñanza de la Iglesia no es denigrar, sino defender a los sencillos y los débiles. Y por eso, en ocasiones es un deber.
Aparte de que los pastores tienen mucho que aprender, como todo el mundo. El orden sacerdotal no conlleva la ciencia infusa y menos sobre todos los temas bajo el sol.
"El Espíritu Santo sabrá qué hacer, El es el que alimenta y cuida de la Iglesia"
Completamente de acuerdo. A veces, el Espíritu Santo suscita con su gracia una voz que denuncia la perversión que hacen algunos de la fe de la Iglesia. Y esa voz no tiene que ser necesariamente de un pastor (especialmente en la fiesta que hoy celebramos no debería quedarnos ninguna duda de ello). Hay que tener cuidado no sea que estemos contristando al Espíritu Santo con nuestro silencio (o con nuestras palabras, por supuesto, que todo es posible).
"Personalmente leo... Y de cada uno asimilo..."
Estupendo.
Muy buena la poesía, especialmente la segunda estrofa. La primera empieza muy bien, pero, si me permite la ligera crítica, el pareado final queda un poco raro, no hila bien con lo anterior. Quizá podría modificarse un poco.
Eso me recuerda que hace mucho que celebramos los últimos juegos florales de Espada de Doble Filo. Ya va siendo hora de convocar otros.
Siempre estaré más del lado de un gigante de la fe como Benedicto, que a fin de cuentas defendía lo que únicamente podía defender, que con un bienqueda que hoy te dice "quién soy yo para juzgar" y mañana que "ante la duda, mejor no entren en los seminarios".
¿Puede usted comentar con algo de nervio?
Yo le imagino en una mecedora con la mirada extraviada, bolitas de naftalina en los sobacos y acariciando un gato disecado.
¡Que no! ¡Que los rollitos delicuescentes ya no tienen cabida al comentar la actual situación de la Iglesia!
Ya le he explicado que no puede seguir comentando en este blog. Le ruego que deje de intentarlo.
Si mi abuelo hubiese visto tanto ganorebako en el poder con la txapela tolosarra los corre a gorrazos.
Benedicto XVI fue, precisamente, un modelo de eso. Se conoce que en Baviera también lo decían y, en general, los niños acababan agradeciéndolo como se ve en el Testamento de Benedicto XVI, y en el mío si fuera de interés.
“Conocí por primera vez al cardenal Ratzinger en 1971. Era Cuaresma. Un joven profesor de derecho canónico, dos sacerdotes estudiantes de teología, que por aquel entonces no habían cumplido los 30 años, y un joven editor estaban sentados alrededor de una mesa, invitados por el profesor Ratzinger, en un típico restaurante a orillas del Danubio, en Ratisbona.
Con su trato delicado, Ratzinger nos explicaba la carta: una larga secuencia de suculentos platos bávaros… Parecía conocerlo bien, sin lugar a dudas era un habitual del restaurante. Nosotros, superado el primer embarazo, como buenos latinos y, además, jóvenes, nos lanzamos a hacer comparaciones entre menús bávaros y lombardos. Alguno de nosotros había pasado suficiente tiempo en Alemania como para permitirse disertar sobre los tipos y las marcas de cervezas. Recuerdo bien que pregunté a nuestro anfitrión qué nos aconsejaba: pacientemente empezó a ilustrarnos de nuevo sobre cada plato de la lista, animándonos a probar más de uno para que nos hiciésemos una idea de la cocina bávara. Desde hacía un rato el camarero esperaba respetuoso junto a la mesa. No sin desorden y aumentando progresivamente el tono de nuestra conversación hasta el punto de hacer que algún comensal se volviese a mirarnos, terminamos, bajo los ojos benévolos y la sonrisa de nuestro anfitrión, por escoger una amplia y exagerada variedad de platos. Ratzinger devolvió la carta diciendo al camarero algo así como: “para mí, lo de siempre". El camarero nos sirvió antes a todos nosotros, con meticulosidad alemana, y al final llevó al conocido teólogo un sándwich y una especie de limonada.
Nuestra sorpresa rayaba en la vergüenza. Con una sonrisa, amplia y benévola, el cardenal nos liberó diciendo: “Vosotros estáis de viaje… Si yo como demasiado, ¿cómo voy a poder estudiar después?".
Es este el rasgo por el que Nuestro Señor nos dijo que nos reconocerían como discípulos suyos. Es esta la auténtica señal de un cristiano.
Es nuestra marca de la casa".
Si no lo leo no lo creo.
Esto es lo que imposibilita para entenderlo.
Me encantaría que Dios nos otorgara un Papa que limpiara a fondo a la Compañía. El daño que hace, muchas veces es irremediable.
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