La parábola del caos litúrgico
Todos los días vemos parábolas. El mundo está lleno de ellas y, si no las aprovechamos, es porque no queremos. Cuando nuestro Señor predicó, no solo nos dejó el medio centenar de parábolas que aparecen en los Evangelios, sino también nos enseñó a entender todo lo que vemos a nuestro alrededor como una parábola que Él mismo ha puesto ahí. No hay nada en este mundo que no nos hable de Dios si sabemos verlo como realmente es, incluso las circunstancias y sucesos que de algún modo parecen apuntar en dirección contraria.
Hace unos días, en una Misa de diario, me tocó ir en la fila para comulgar detrás de un señor de esos que consiguen crear el caos litúrgico. Había dos filas y el señor retrasaba tanto la nuestra que solo llegaban los de la otra a comulgar, el cura no sabía lo que pasaba y estiraba el cuello para averiguarlo, los de la otra fila dudaban si pasar a la nuestra y adelantar, algunos se chocaban con los que tenían delante y, en general, todo el mundo estaba distraído.
Como imaginarán los que me conozcan bien, lo primero que surgió de mi interior fue la impaciencia y la irritación. Ir ordenadamente a recibir al Comunión es bastante sencillo y, en la medida de lo posible, a uno le gusta que no le distraigan en el momento de comulgar. No es mucho pedir, ¿no? ¿No? ¿NO?
Mirando con desaprobación al señor causante del caos, me sentí avergonzado de mi impaciencia al descubrir que no iba más deprisa porque era tan anciano que solo podía avanzar a pasitos minúsculos, sin levantar apenas los pies del suelo. Bastó darme cuenta de eso para que se me abrieran los ojos de la fe y me pareciera estar viendo en carne y hueso la parábola de la viejecilla que echó los dos centimitos en el cepillo del templo, a pesar de que era todo lo que tenía para vivir. Aquel señor, que apenas tenía fuerzas y al que no podía quedarle mucho de vida, empleaba toda la energía que tenía en ir a Misa un día de diario. Solo podía dar minúsculos pasitos, pero esos pasitos los daba en dirección al Señor sacramentado. Sin ninguna obligación de hacerlo y, además, en una horrible iglesia moderna que quitaba toda la devoción. Es decir, única y exclusivamente por amor a Dios.
¿Qué más puedo decir? No lo conozco, pero ojalá Dios me dé una vejez como la suya. Muchos escritores espirituales han señalado que el hecho de envejecer es una ayuda que recibimos para ir desprendiéndonos de las cosas de este mundo y preparándonos así para la vida eterna. Esa ayuda, sin embargo, solo resulta beneficiosa cuando ese desprendimiento forzado de tantas cosas de la vida, como la salud, la fuerza física o la belleza, se acepta voluntariamente y se aprovecha para poner el corazón cada vez más en el cielo y en Dios.
¿De qué sirve la vejez si no es un tiempo que nos acerca más a Dios? De nada. Más aún, ¿de qué sirven la juventud, la madurez o la niñez y todas las etapas de la vida si no nos acercan más a Dios, si no sirven para darle gloria y si no son un peldaño que nos acerca al cielo? De nada, de nada y de nada.
El anciano de la fila de la comunión, en cambio, podía decir con el salmista: oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo; mi alma está sedienta de ti, como tierra reseca, agostada, sin agua… tu gracia vale más que la vida. Dichosos los que puedan decir lo mismo y bendito sea el caos litúrgico que puedan crear a su paso.
75 comentarios
Gloriosos pasos de este pobre ancianito que me recuerdan los pasos trabajosos y dolientes del Señor en pos de la Cruz.
El Señor nos conceda caridad para cuidar con paciencia de nuestros mayores y llegar a perseverar en el amor del Señor hasta el final.
Buen ejemplo el del anciano con sus pasitos pequeños hacia la sagrada eucaristía.
Paz y bien.
Uno a uno y con una sonrisa.
Eso también es una parábola, me parece.
Se equivocan y no lo saben, no es un problema motriz, pero mi lentitud les confunde. Si alguien es lento y le obligan a serlo mucho más es lo que pasa. Como la señorita de la pluma verde.
Algunos han ido muriendo. Pero hasta el último aliento han ido a misa, hasta que no han podido mas.
"Introibo ad Altare Dei, ad Deum qui laetificat juventutem mean"
Si no es para presentárselo como ofrenda agradable, no se explica por qué Dios ha querido que sea justo al final de nuestra vida cuando más sufrimiento (físico y moral) podemos llegar a experimentar.
"Por esta razón, alégrense, aun cuando ahora tengan que sufrir un poco por adversidades de todas clases, a fin de que su fe, sometida a la prueba, sea hallada digna de alabanza, gloria y honor, el día de la manifestación de Cristo. Porque la fe de ustedes es más preciosa que el oro, y el oro se acrisola por el fuego" (Pedro, 1, 7).
¡Ánimo!
Con el tiempo dejé de verlo... Así son los mayores... pasados el rubicon de los NN años, un día se les precipita una enfermedad y abandonan este mundo
Muy buena la referencia a la señorita de la pluma verde. Muy pocos se acuerdan de las estupendas comedias de Muñoz Seca, quitando quizá la inolvidable venganza de Don Mendo.
prisas, especialmente la última frase en el que cito a Bruno, y te hubieras ahorrado tantos consejos. .
No es más que mirar a la gente sin las gafas del prejuicio y se abre todo un abanico de misericordia.
Lo mismo que piden desde hace tiempo los gays, los divorciados vueltos a casar, y tantos otros "pecadores" que os impiden ir a vuestras devociones a vuestro gusto.
Yo también tengo mis prejuicios, Bruno; pero a diferencia vuestra los conozco y lucho contra ellos.
Bienvenidos sean a la comunión, pues, los ancianitos lentos, los gays, l@s divorciad@s, y cualquier otro Hijo o Hija de Dios.
No sea que nos acerquemos a ellos y solo sean ancianitos que apenas pueden dar 2 pasos.
(Lo cierto es que ,me lo has puesto a web)
La dignidad, algo que se ha perdido, jugaba malas pasadas.
Detrás de todas aquellas aventuras cotidianas había muchísima ternura, que es cosa que hoy no se encuentra.
Y no me compares a mi vecina, con 86 años, cuidando de un hijo enfermo física y psiquícamente, con un gay o un divorciado. Esa señora es una mártir o una heroína y ya está apuntada entre los que son mejores que yo, pero el gay o el divorciado no tienen por qué ser mejores.
Eso sí, el "consejo" -que no es mío, sino de la Beata Conchita Cabrera- me lo quedo y me lo aplico, confiando en que además le pueda servir a alguien que pase por aquí.
Bendiciones.
Las comedias de Muñoz Seca siempre tienen frases o conversaciones que se le quedan a uno grabadas. Muy a propósito para el blog vendría algunas veces esta de la pluma verde (citando de memoria):
-...como es una señora y uno tiene educación.
-¿Que usted tiene educación?
-Sí, señor, la tengo.
-Pues que le devuelvan el dinero.
Y graciosísima, aunque no venga ahora a cuento, aquella de "¡no te apazguates, niña, que es ingeniero!".
Que no se lean ya estas comedias tan ingeniosas y divertidas es una muestra de lo mala que es la educación y lo bajísimo que es el nivel de lectura de la gente, desgraciadamente.
Bienvenidos sean a la comunión quienes están en gracia de Dios, porque "los que son conducidos por el Espíritu de Dios son hijos de Dios" (Rom 8, 14), mientras que los que son conducidos por el espíritu del mundo, son hijos de Satanás. Y ¿por qué querrían los hijos de Satanás pasar a comulgar? Evidentemente, para reivindicar el pecado y subvertir la Iglesia de Jesucristo. ¿No es ese tu caso?
"Que cada uno se examine a sí mismo antes de comer este pan y beber esta copa; porque si come y bebe sin discernir el Cuerpo del Señor, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11, 28-29).
Ese, "Señor, dame cordura en la edad madura" es de un sentido común más que notable. Mi abuela decía: "Cuando yo no sea" cada vez que quería referirse a su muerte y soltaba jaculatorias continuamente: "Sálvanos, Señor, que perecemos", cada vez que tenía que subir las escaleras ayudada por mi madre y por mi, después de haberle dado un ictus, y la vecina que la veía:
- ¡Que bien acompañada va!
- Sí, con mis dos hijas.
A lo que yo le respondía:
-Abuela, que soy tu nieta.
-P´al caso lo mismo da.
Lo de web no esta mal. Vamos mejorando.
Sigues viviendo en tu mundo.
El primer problema que veo es que tu no crees en Dios. No se muy bien en que crees pero en Dios realmente no.
A partir de ahí, nada tiene sentido. Resulta incomprensible tu afan por que la Iglesia vulnere su moral.
Acusas de falta de misericordia de una manera sentimentaloide y sobre todo injusta.
La Iglesia tiene una moral muy clara. Los actos homosexuales son intrínsecamente malos. Algo además con plena coherencia doctrinal y lógica no ya con la cosmovisión católica sino simplemente con una cosmovisión iusnaturalista.
Si no crees en Dios. ¿Porque te afecta que alguien piense que los actos homosexuales no son lícitos? ¿De verdad que no captas el sinsentido de tus preocupaciones existenciales? Y digo existenciales porque son recurrentes, y salen por peteneras sea cual sea el tema del post.
Si tu eres gay, con un par, diviertete sin corromper a nadie si es que eso es posible, pero no mires atras porque no te va a servir de nada.
¿Porque necesitas convencerte de que no es malo?
Incluso las solteras pasaban de hija a tía y luego a tía-abuela sin solución de continuidad. Mis tías abuelas y mis tías eran lo mismo y tenían la misma función. Mis tías-abuelas, como mi madre se casó muy joven, tenían cuarenta y tantos años cuando yo nací porque eran más jóvenes que mi abuela. Mi abuela y sus hermanas iba siempre las tres juntas a todas partes, así que eran las tías por antonomasia. Eran familias extensas unidas por vínculos muy fuertes.
Eso de saber aprovechar los desprendimientos forzados para hacerlos voluntarios, descubrí que no es tan sencillo como me parecía, cuando vinieron algunos desprendimientos forzados en la cuarentena, que lamentablemente no supe aprovechar, en parte porque en el mediodía de mi vida estoy sucumbiendo bastante a los ataques del demonio de mediodía.
Es además una actitud sabia, prudente, esperanzada.
Seguramente también haya tomado tiempo el acto de la Comunión y el regreso al banco, todo un ejemplo, una enseñanza.
En tu parábola estimado Bruno vale destacar "el cura no sabía lo que pasaba y estiraba el cuello para averiguarlo", pero no solucionó la situación como tampoco lo hicieron los demás, posiblemente no lo advirtieron ni les interesó, claro no eran samaritanos...
El Señor te brindó esta "parábola" que te hizo bien y nos hace bien, muchas gracias por trasmitirla.
Soy perfectamente consciente por las personas de mi edad que me rodean que no todo el mundo puede hacer lo que yo hago y me sorprendo por ello. Lo veo como un milagro y así lo diría si la gente no me mirara como si estuviera loca porque, evidentemente, hay muchas otras personas en mi situación que no se interpelan por ello. Pero yo siempre me he preguntado más por el Bien que por el Mal, más por las personas como el ancianito de la parábola que por las ricas, poderosas o famosas; más por los héroes y los santos que por los villanos...Soy así desde niña. Mi vecina, esa de los 86 años (que por cierto está como una flor) me causa admiración, mi amigo que cuida a su esposa con Alzheimer me deja el alma arrobada, mi otra amiga que va deshaciendo los entuertos de su marido, que tiene una rara enfermedad, me pasma y no se lo puedo decir a nadie porque no me entienden pero si por mi fuera las alfombras púrpura de los reyes ingleses se las pondría a ellos.
Al Niño Jesús sólo lo reconocieron como Mesías de Israel dos ancianitos que se pasaban gran parte de su tiempo en el Templo "sirviendo a Dios con ayunos y oraciones", como dice bellamente San Lucas: Simeón y Ana.
Pues ya ves, qué valiosos eran a los ojos de Dios. Lo que nadie vio, se les reveló a ellos.
"algunos chocaban con los que tenían delante"
Personalmente mi parábola similar se da en la crianza. Creía tener paciencia, en casa me lo decían una y otra vez, hasta que fui madre. Ni en el matrimonio perdí tanto la paciencia, como en la maternidad, especialmente de mi hijo mayor. Que Dios me perdone y me guíe.
Nos llamamos viejos aquellos que somos realistas, pero, en puridad, un relativista no puede considerar a nadie como tal si no tiene su consentimiento. De manera que si una folclórica, por poner un ejemplo, piensa que puede cantar y bailar con 85 años ¿quiénes somos nosotros para decirle que se le ha pasado el arroz?.
Hay por lo visto una barrera que no es relativista, por lo menos hasta ahora: la incapacidad o dependencia, pero eso afecta, no según la edad, sino según la salud. Yo creo que el barbero de mi calle, que estuvo trabajando a fondo hasta el confinamiento, es un viejo muy bien conservado hace mucho tiempo porque tiene 86 años, pero si él dice no serlo pues no lo será. En ese caso el viejo y el enfermo son la misma cosa: si estás enfermo eres viejo, si no lo estás no.
Pero yo soy vieja porque tengo 78 años, lo que significa edad provecta, aunque no esté enferma porque me guío por criterios de siempre, no por los relativistas. Es evidente que Adolfo Suárez, que murió con 80 años, llevaba mucho tiempo con Alzheimer pero no era viejo por eso, era viejo porque tenía 80 años y, aunque hubiera estado lúcido como Benedicto XVI, habría sido viejo igualmente.
Tan tonto es no hacer caso de un viejo lúcido como considerar que porque está lúcido es joven.
Por lo tanto, las opiniones de un viejo son tan dignas de consideración como las de uno de mediana edad, a no ser, claro está, que haya una enfermedad psíquica de por medio. Pero eso le puede pasar a cualquiera y hay casos asombrosos, como el de Rita Hayworth, que murió con 66 años y llevaba muchos con Alzheimer. Es decir, no podemos decir que por tener esa enfermedad esa señora muriera vieja, murió bastante joven, pero enferma.
Juan 6,57-58
Este hombre es anciano, no tonto.
Pasito a pasito a por la vida eterna.
Una experiencia mal asimilada puede ser nefasta.
Del evangelio según san Juan (14, 21-26)
Me alegro mucho de que la ancianita te besara por construirle un ascensor gratis et amore. Y lo mismo digo de las enfermeras, trabajadores sociales, maestros y abogados de oficio. Yo fui maestra, pero cobraba todos los meses, por lo que, si mi trabajo tuvo algo de humano y si sirvió o no para mejorar a mis alumnos, tendrían que decirlo ellos, no yo, si me metes por haber sido maestra entre los benefactores de la humanidad tú sabrás lo que haces.
En realidad me costó lo mío, cuando fui jefa de portal, que los vecinos se rascaran el bolsillo para que una empresa como la tuya pusiera un elevador porque una de las vecinas no podía subir diez escalones, pero la puñetera empresa cobró, no como la tuya que trabaja gratis.
Eres un cínico.
TROVADOR BENET SUBIDER CONSTART CATALAN DE SERRALONGA
LA NIÑA BURGALESA Y EL CID
En otro tiempo salí
de Serralonga , mi suelo,
allende los Pirineos,
y entre vueltas y rodeos,
yendo hacia Burgos con duelo
una gran mesnada ví.
Y distante de ellos fui,
con paso lento y moroso,
tras la silenciosa hilera,
y el Cid, figura señera,
de aspecto muy portentoso,
entre todos iba allí.
Los pendones que llevaban
los conté casi sesenta;
y entre esas gentes venían
damas que mucho valían
con muy fina vestimenta,
que a infantes acompañaban.
Y con andares pausados
transpusieron los linderos
de esa principal Cibdad.
Y presos de gran piedad,
con gestos muy lastimeros
en sus rostros delineados,
los vecinos burgaleses,
por aquellos compungidos,
a sus ventanas salían
y con temor compartían
con acallados gemidos
pesares por sus reveses:
“¡Dios qué buen vasallo fuera,
si yo hubiera buen Señor!”
Mas no hay nadie que allí acuda
a dar al buen Cid ayuda
y a aliviarle en su dolor;
pues no es valiente cualquiera.
Y por más que a la Posada
el Cid presto se llegó
y dio fuerte con su pie,
nadie le dijo :”abriré!”.
Grande el silencio reinó
en Villa tan bien poblada.
Si sus vasallos leales
a grandes voces pedían,
que les abrieran las puertas,
las voces estaban muertas,
y las casas no sea abrían
para atender a sus males.
De pronto ,de una oquedad ,
una pequeña figura ,
frágil, de blondos cabellos ,
en sus ojos los destellos
de inocencia, sin pavura,
lo enfrenta con corta edad.
El Cid desde su corcel,
el afamado Babieca,
asombrado da sus ojos
en quien sin llanto o sonrojos,
lo mira seria, sin mueca,
segura de su papel.
Y a la niña así le expresa :
“¡De gente tan principal,
que en esta Cibdad se mueve,
sólo una infante se atreve
a darme el recado oral,
sin ser de temores presa!”.
Y con voz firme y gallarda,
cual dama de gran prestigio,
sabia con tan poco años,
se dirige sin engaños
a quien puesto en tal litigio
padece el ver que ella tarda.
“Mío Cid, Señor invicto,
sabed que anoche una esquela
que el Rey veloz despachó
en nuestro Burgos entró,
y la sangre se me hiela
al decir su veredicto.”
“El Rey Don Alfonso manda,
con dura saña y crudeza,
que no os demos, sus vasallos,
ni el pienso de los caballos,
ni el descanso de una pieza,
ni siquiera magra vianda.”
“¡Ya sabemos, Campeador,
qué bien ceñiste la espada!,
mas celando vuestros hechos,
ganó la envidia otros pechos,
y así tendió ruin celada
ante el Rey nuestro señor.”
“Terrible ordenó el destierro,
el Rey Alfonso al buen Cid,
y proclamó en sus decretos
quitar todos los respetos
a tan insigne adalid,
cual si fuera un vulgar perro.”
“Nada, nuestra voluntad,
-aunque sin dudas querría-,
cederá a vuestros pedidos,
y quien tal haga, perdidos
todos sus bienes vería,
y el alma con la heredad.”
“Tal es Señor Don Rodrigo,
el mandato que aquí pesa,
y que a todos firme liga,
que muerte da a quien te abriga;
y así de esta noble empresa
tendríais doble el castigo.”
“Podeis tomar por la fuerza
todo aquello que aquí ves.
Nadie impediros podría,
ni haceros frente osaría;
pues no hay hombre burgalés
que vuestros designios tuerza.”
“Mas es vuestra tierra , Cid.
Así que nos perteneces,
y sabeis cuanto dolor
es no poder el valor
pagaros cuanto mereces.
Pero ya es tiempo, ¡Partid!.”
La niña vuelta se dio
regresando hasta su hogar.
El Cid sigue sus pisadas
y entiende en las voces dadas,
que ya en Burgos no hay lugar;
y entonces ,sin más, partió.
Tengo la pierna quebrada,
y hay en el alma cenizas.
¿Voy tras las glorias huidizas
que al pasar dejarán nada?
Que Dios derrame abundantes bendiciones para vos y tu familia!
No existen los cristianos perfectos, hartos estamos de decir que somos pecadores, la Verdad del cristianismo no está en nosotros sino en Jesucristo. Si alguien que murió en la Cruz no te conmueve y andas buscando tres pies al gato jamás encontrarás el camino.
"Vuelve al Señor y deja de pecar, suplica ante su rostro y deja de ofenderlo (Eclo 17, 25).
Recuerdo , en tiempo pasado,
de este Blog del señor Bruno,
raudamente,
varias veces fui expulsado
por mi fablar importuno,
impertinente.
Y hasta tuve que sufrir
el ver mi ingreso bloqueado
y no poder:
mirar, respirar, sentir,
y ni siquiera un bocado
aquí leer.
Mas parece que al final
el Sinedrio se apiadó
de mi suerte,
y si no me porto mal
y algún verso escribo yo,
no me advierte.
Pero tengo que decir
en esta edad avanzada
de mi lucha,
que de tanto discutir
jamás convencí de nada
a quien escucha.
Con todo, Bruno, me admira
ver que decir se tolera
mansamente,
a quien chacota transpira
y la suelta cual si fuera
muy decente.
Anda emporcando este ruedo
un tal Hugo, y no cartujo,
santo, menos,
Bruno!, ¡Quítese ya el miedo!,
y sin el menor tapujo
ponga Frenos.
Es el post más corto o uno de los más cortos de tus post. Me he gustado muchísimo, ¿Por qué? Porque soy un anciano de 85 años con limitaciones físicas. En las misas que asisto me gusta recibir al Señor en la boca, por tal motivo procuro ser el último o uno de los últimos por causa de Covid 19, que si bien gracias a Dios se ha reducido notablemente, al recibir al Señor en la boca, deseo que nadie de los que me preceden en la recepción de Jesús Sacramentado, puedan sentirse incómodos por escrúpulos ante la posible impregnacion de los dedos del sacerdote con mi lengua. No obstante, mi profunda fe en el Señor, no creo que nadie se contagie por tal motivo, ni creo que exista pruebas de contagio, si bien por respeto a los demás comulgante, me gusta recibir al Señor el último o de los últimos. El Señor te bendiga y te guarde.
"¿De qué sirve la vejez si no es un tiempo que nos acerca más a Dios? De nada. Más aún, ¿de qué sirven la juventud, la madurez o la niñez y todas las etapas de la vida si no nos acercan más a Dios, si no sirven para darle gloria y si no son un peldaño que nos acerca al cielo? De nada, de nada y de nada."
Lo encierras todo!
Gracias, Don BRUNO.
***
Estaba un poco perdida; vivía en un Geriátricoque que parecía un Paraíso... por lo hermoso! Pero llegó el Enemigo... Hasta que ... al terminar una S. Misa que solicité ( fueron 3 en 14 meses de estadía...) la segunda, con motivo del cumpleaños de mi hijo, y eso le causó "disgusto" a una Enfermera y a una enfermita, creo que No son Católicas,.. La enfermita me lanzó un vaso de agua por la nuca... lavándome la ropa y el scooter en que me movilizaba... lo cual hizo que mi hijo me cambiara de sitio, pues "nadie" le respondió a la pregunta :¿Quién se responsabiliza de la seguridad de su Mamita? Si no hay Responsabilidad Civil?...
Mientras tanto, he seguido un Curso de Apologética Católica, dirigido en línea por Don Miguel Arráiz, y lo hice en un mes... pues me lo propuse .
Hoy, desde un nuevo Geriátrico en el corazón de la ciudad de Cúcuta, dirigido por el Dr. Reinaldo Morelli, llamado el Árbol de La Vida, estoy leyéndote nuevamente Don Bruno, y qué alegría hacerlo! Y el Tema, Los Ancianos... y las variadas opiniones...
Me quedo con las palabras que escogí: " ¿De qué sirve la vejez si no es un tiempo que nos acerca más a Dios? De nada..." de nada. Nuevamente, Felicitaciones por sus palabras, Don BRUNO "De Doble Filo".
Quiero decirles que esta tarde, al rezar el Santo Rosario les he tenido presente a los dos. Son ustedes dos valientes cristianos, modelo para todos nosotros, dulces, apacibles y temerosos de Dios. El que se queda el último para comulgar en la boca y la que tuvo que cambiarse de residencia y ha hecho un Curso de Apologética Católica.
En las letanías está contenido todo, así que repito tres veces la jaculatoria de aquello por lo que pido expresamente y hoy he repetido: "Auxilio de los cristianos" pensando en los dos. Que Dios les bendiga y nos conceda conocernos en la Patria Celestial. Laus Deo.
Quiero decirle que lo de anciana me cabe bien por mis 83 años largos... y qué difícil lo de apacible, modelo...(?) pero sí Temerosa de Dios. Acá en Colombia es difícil encontrar una santandereana apacible... hay demasiados chistes que nos sugieren todo lo contrario. Pero que se me note que ya llevo la tercera vez que recorro los volúmenes de La Sierva de Dios LUISA PICCARRETA, y voy en el N° 12 que habla de las excelencias de Vivir en La Voluntad de Dios. Haciendo mis "pinitos"... Gracias! Sigamos Orando en La Comunión de los santos... hasta el abrazo en nuestra verdadera patria celestial.
Y a mi me resulta particularmente grata porque de la acción de gracias a Dios ya había hablado.
Una de las carencias en la educación que recibí es, precisamente, el haber hecho hincapié en que el amor al prójimo es bilateral, cuando la mayoría de las veces es unilateral. No es que nos dijeran que los actos buenos tengan que tener recompensa en este mundo, pero, de alguna manera, se suponía que el beneficiado se daba cuenta de lo que habías hecho. Esta lectura del Evangelio nos dice claramente que no es así porque, si de 10 leprosos curados solo uno volvió a dar gracias a Jesucristo, eso supone un 90% de desagradecidos.
Y vemos que es así, nosotros solemos serlo sin darnos cuenta, pero cuando haces de benefactor sí que te das cuenta que el favorecido se toma las cosas a beneficio de inventario, con toda la naturalidad del mundo como si el otro hiciera el bien con la misma ligereza con la que se hace el mal. Pero así como hay una mal banal, el bien no lo es nunca porque el que lo hace sabe lo que está haciendo aunque no alardee de ello. A semejanza de Dios cuando en el Génesis dice que vio que el mundo era bueno, aquel que ayuda, se compadece, da consejos o practica la Caridad de una u otra manera, también sabe que es bueno.
El párroco de mi pueblo dijo una vez una cosa muy sabia, seguramente dictada por su propia experiencia: "Los pobres son pobres y hay que ayudarlos, pero eso no significa ni que sean buenos ni que aprecien el gesto".
No lo parece el “hombree viejo del pecado” que aparenta buena salud y gran resonancia humana. Cuenta con algunos miles de años, desde que se despeñó por el pecado original.
No obstante su vejez, se jacta: “No soy viuda ni conoceré luto”. Y sin embargo, en media hora será devastada” (Apoc.).
Su ciencia dominada por el i-rracionalismo-nihilista-ateo afirma contra toda evidencia que la Tierra es un planeta entre otros en el sistema solar y es un pedrusco perdido en los espacios siderales.
No comprenden que la vida aventaja a todos los mundos en perfección, sea vegetal, animal o humana. Que la Tierra es el resultado de inmensos procesos cósmicos de miles de millones de años orientados a su constitución excepcional por un principio o ley desconocida hasta ahora. Que la presencia del hombre inteligente-moral creador de la vida civilizada conoce y gobierna de más en más al mismo cosmos.
Pero los prejuicios tendenciosos que dominan al mundo moderno le impide reconocer la realidad.
Así, limitado por su condición el “hombre viejo del pecado” ha concluido su tiempo histórico, y va su extinción, por el aborto, la homosexualidad, la eutanasia, la droga, el terrorismo, o por la guerra nuclear. Su certificado de defunción no requiere firmas.
Se requiere sólo la cordura de reconocerlo, y la esperanza cristiana de esperar que el “hombre nuevo” que hemos recibido en el Bautismo, nacido en Cristo, se manifieste: “Cuando Cristo, vuestra vida se manifieste, entonces vosotros os manifestaréis en gloria con Él” (Col 3, 4).
Como acaba de decir el Cardenal Müller, el sínodo por la sinodalidad es un "hostile takeover" de la iglesia Católica.
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