¿Dónde vas, Teresa?
Para celebrar esta festividad de Santa Teresa de Jesús, esa grandísima santa, abuso de la paciencia de los lectores y traigo al blog unos versos que escribí hace años, pensando en lo que la mística andariega y sensata quizá diría hoy, si Dios la mandara a recorrer de nuevo los caminos de nuestra España. No hace falta tener mucha imaginación, porque su propio nombre nos lo dice: de Jesús. Nuestros males vienen de haber olvidado al único Salvador del mundo.
Como verán, he intentado imitar la rima y el gracejo teresianos. Con poco éxito, claro, pero ¿quién podría estar a la altura de este tema?
¿Dónde vas, Teresa?
¿Dónde vas, Teresa?
¿Por qué tanta prisa?
¿Por qué, sofocada,
corres de esta guisa
y tu gran sonrisa
desapareció?
Porque el mundo olvida
a su Salvador.
Carmelos vacíos,
la Orden menguante,
prefieren las mozas
vivir el instante
y ya no hay quien cante
laudes al Señor,
porque el mundo olvida
a su Salvador.
No suenan palomas
en mi palomar
que al Cielo más alto
deseen volar.
¿Quién ha de arrullar
al Niño de Dios?
Porque el mundo olvida
a su Salvador.
Piensan que el dinero
te ha de hacer dichoso,
sin saber que el alma,
añora al Esposo,
y no hallan reposo
en su corazón,
porque el mundo olvida
a su Salvador.
Los pobres sollozan,
su pan son rechazos,
los cristianos, tibios,
se cruzan de brazos,
trabados por lazos
que el dinero ató,
porque el mundo olvida
a su Salvador.
El mundo está enfermo,
se muere, se muere,
y al único Médico
acudir no quiere.
Suene el Miserere,
pidamos perdón,
porque el mundo olvida
a su Salvador.
Hoy nadie recuerda
aquella letrilla:
que sólo Dios basta
al alma sencilla.
Sólo quien se humilla
podrá ver a Dios,
porque el mundo olvida
a su Salvador.
Dios no es orgulloso,
paga el mal con bienes,
su cariño crece
con nuestros desdenes.
Jesús, ¿cuándo vienes?
Muéstranos tu amor,
porque el mundo olvida
a su Salvador.
26 comentarios
Por si a alguien le interesase, el poema forma parte de mi libro de poesía Ima Cordis, que significa las profundidades del corazón.
Contiene poemas como "Oración del ateo", “Blasfemias”, “Creo porque hay ateos”, “Entre todas las flores”, “Malas poesías”, “Romance triste de amor a la Iglesia”, “Un enigma con patas”, “¿Qué pensabas, Señor?”, “El beso de Judas”, los tres poemas que compuse para que mis hijos rezaran en sus primeras comuniones respectivas, “Recién nacido”, “Romance de los monjes que marchaban al fin del mundo” y otros muchos poemas sobre viajes, de amor, acerca del sufrimiento o la vejez, un romance a Sancho Panza, un par de canciones de peregrinos... En fin, de todo un poco. Y, por supuesto, muchos versos sobre el más hermoso de los hijos de Adán, nuestra Señora y los misterios de la fe.
Páginas: 112
Editorial: Vita Brevis
Precio: 6,99 € en papel y 3,99 € en formato electrónico.
Para comprarlo: Editorial, Amazon.es, Amazon.com, Amazon.mx.
A tu hermana y a todas las Teresas. Gran y bonito nombre.
No conozco en detalle la situación de los conventos de las carmelitas, aunque la imagino.
Pero sí se que las Clarisas de Lerma evolucionadas a Iessu Communio han tenido que aumentar conventos por la cantidad de jóvenes postulantes con carrera universitaria terminada que les llegan.
También creo que las cartujas tienen bastantes jóvenes postulantes.
Así que parece que en la "dureza" de la regla no está el problema.
Compraré tu libro por internet. ¡Muchas gracias Bruno y Enhorabuena, de nuevo!
Gracias.
Las cartujas tienen pocas vocaciones, pero siempre ha sido una orden muy minoritaria, por su gran dureza y soledad. Lo asombroso es que, en estos tiempos tan blanditos, aún tengan algunas vocaciones.
Algo parecido podría decirse de las carmelitas, sobre todo las de la Madre Maravillas, que también llevan una vida muy dura y oculta, sin las atenuaciones de otros conventos de carmelitas (beneméritos, sin duda, pero algo relajados en ciertos casos).
Las hermanas de Iesu Communio y otras congregaciones modernas están más centradas en la fraternidad y resultan más comprensibles para la mentalidad actual, dentro del milagro que es la vida religiosa contemplativa en sí misma.
Muchos sacerdotes y religiosos, que deberían ser los que llevaran a jóvenes a los conventos, no entienden la vida contemplativa, que, en efecto, no tiene sentido en una religión secularizada y horizontal. Y sus parroquias y colegios tienden a producir jóvenes como ellos, sin apenas fe. Ese es el gran problema.
La mayoría de las vocaciones a la vida contemplativa hoy vienen de nuevos movimientos, grupos tradicionales, algunas parroquias saludables y familias numerosas, que se toman en serio la fe. Dios sigue llamando, pero hay mucha menos gente que tenga el oído ligeramente abierto.
Me ha hecho gracia eso de "tan sofocada". Sofoco el que pasó la santa cuando vino a fundar a mi ciudad, Sevilla, en pleno agosto. Entre el calor pegajoso, los tratantes de mercancías indianas, el comercio de esclavos negros, las prostitutas, y la hipocresía de las altas damas de la ciudad (nada nuevo bajo el sol), creyó que llegaba al mismo infierno.
Y ya que el padre Iraburu desactivó los comentarios en su artículo de ayer, también sobre esta santaza, aprovecho para decir que también me gustó mucho.
¡Santa Teresa de Jesús, ruega por nosotros!
Al final me quedé con la primera opción.
Como se me dé otra opurtunidad, no perdonaré.
"Sofoco el que pasó la santa cuando vino a fundar a mi ciudad, Sevilla, en pleno agosto"
Opino que, para empezar a leer a Santa Teresa, conviene empezar por el Libro de las Fundaciones, que es más sencillo que el de la Vida, y además es entretenidísimo.
(Creo que lo correcto sería "¿A dónde...)
"La mayor de las artes, me parece a mí"
Dichosas las épocas en que los españoles escribían y leían habitualmente versos. Ojalá vuelvan.
"(Creo que lo correcto sería "¿A dónde...)"
Tanto dónde como a dónde y adónde son correctos en ese tipo de frase, aunque en el lenguaje hablado sean más frecuentes los dos últimos.
Recuerde, por ejemplo, la vieja y conmovedora canción popular (que después dio lugar a una obra de teatro, una película, etc.):
¿Dónde vas, Alfonso XII,
dónde vas triste de ti?
Voy en busca de Mercedes
que ayer tarde no la vi.
¿Se puede adquirir en tienda, o encargarlo por tfno.?
Lo más fácil es enviar un correo a la editorial: info @ vitabrevis.es (sin los espacios).
Si la tarjeta de crédito da problemas, se puede pagar por transferencia bancaria o PayPal. O, cuando eso resulta lioso, se aceptan pagos por comunión de los santos (a saber, uno echa dinero en el cestillo de su parroquia o se lo da a un pobre, nosotros nos beneficiamos por la comunión de los santos y enviamos el libro en papel o en formato electrónico al comprador).
Lo del cestillo de la colecta también lo haré y lo ofreceré por tu bienhacer. Pero gracias a Dios puedo cumplir con lo de dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.
Lo del paypal como que no, yo soy de la vieja escuela.
¡Muchas gracias, Bruno!
Sin poner ningún pero al título, se me ocurre observar que la expresión IMA CORDIS en el latín clásico no sería aceptable por dos razones:
La primera, porque la procedencia o lugar de donde pide ablativo . Sería: Ex imo cordis. Pero, IMUS, IMA,IMUM tienen construcción concertada y entonces quedaría bordado diciendo: EX IMO CORDE.
De todos modos, tal como está también es aceptable, teniendo en cuenta lo que escribió Horacio: Pictoribus atque poëtis quidquid audendi semper fuit aequa potestas. Los pintores y poetas siempre tuvieron la igual potestad de atreverse a cualquier cosa.
Voy a adquirir la obra y nuevamente muchas gracias por su testimonio cristiano y sus sabias observaciones.
Muchas gracias.
Al principio no entendía a qué se refería con lo de la expresión latina, pero veo que es culpa mía, por haber añadido al lado una explicación en sentido amplio ("desde" lo profundo del corazón). En efecto, ima cordis, expresión que proviene de un himno latino de San Ambrosio (Deus creator omnium), significa simplemente "las profundidades del corazón" (ima en este caso es neutro y nominativo, en consonancia con la costumbre latina de hacer abstracto un adjetivo común poniéndolo en neutro plural, a la manera de nuestro "las cosas profundas"). El desde que yo añadí como explicación solo quería expresar con poca fortuna que hablaba en el libro desde esas profundidades del corazón a las que se refiere el título, pero ciertamente en el latín no hay desde.
Si se quisiera decir desde las profundidades del corazón podría ponerse, como usted tan bien ha indicado, ex imo corde o también ex imis cordis.
Gracias por señalarlo, lo corregiré arriba.
Muéstranos tu amor,
porque el mundo olvida
a su Salvador."
Habiendo leído los originales y muy graciosos teresinos versos de Bruno, me quedo con este último verso. Un muy grato hallazgo.. Porque había meditado hoy precisamente sobre la Parusía, y me decía, si hallaría lugar propicio para mi comentario.
Ha prevalecido la idea de la instantaneidad sorpresiva de la Parusía. También ha prevalecido -lo he vivido durante años- lo remoto inconcebible de tal Acontecimiento.
De pronto, sí, “porque como el relámpago sale del oriente y brilla hasta el occidente, así será la venida del Hijo del hombre” (Mat 24, 27), María nos dice que viene a preparar el camino de la Venida del Señor.
Lo había anunciado S. Luis de Montfort: Como vino Cristo la primera vez por María, así vendrá por medio de Ella, en su Segunda Venida (cf. Trat. de la Verd. Devoción).
Los laberintos de los milenios, materia inagotable de investigación histórica, conducen sin preverlo, no al “fin de la historia” (Fukuyama), sino al Fin de la Historia del “hombre viejo del pecado” y al camino que prepara la Parusía.
Mas, no simplifiquemos. Es más que una senda: “Lo que se está preparando es algo tan grande como no lo hubo nunca desde la creación del mundo” (Mens. de la Virgen al Mov. Sacerdotal. Mariano, P. E. Gobbi).
Esto nos permite otear en el horizonte de los “nuevos tiempos” las “transformaciones” que superan las ecuaciones de Lorentz, el átomo de Bohr, el principio de incertidumbre de Heisemberg, la teoría de la Relatividad de Einstein; porque saltan del mundo físico al mundo óntico de lo sacro inteligible, supra-sensible, llevándolo a su “transfiguración” desde su condición de entes por participación del Logos Creador a su inaudita condición de sobre-elevados por la Gloria de Cristo que asumió en Sí toda la Creación (cf. Ef 1, 9-10; Col 1, 17). “He aquí que hago todo nuevo” (Apoc 21, 5).
Esta es la sustancia del llamado “urgente” de María: “Quiero que todos trabajen en mi Causa” (Mens.de la Virgen dado en S. Nicolás). Porque tal conmoción cuasi infinita de los mundos, espera para ser llevada a cabo de nuestra colaboración como partícipes necesarios, por designio divino, del Señorío de Cristo.
Naturalmente, se trata de valernos de nuestro “hombre nuevo” que ha comenzado a “manifestarse” (Col 3, 4) mediante la Aurora de María. En tal magna empresa, el “hombre viejo del pecado” no cuenta. Debemos despojarnos de él poco a poco. Entonces, se abrirán los ojos de nuestra inteligencia y se incendiarán los ardores de nuestra voluntad.
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