Fuego del cielo
“En el Antiguo Testamento se habla varias veces del «fuego del cielo», que quemaba los sacrificios presentados por los hombres. Por analogía se puede decir que el Espíritu Santo es el «fuego del cielo» que actúa en lo más profundo del misterio de la Cruz. Proviniendo del Padre, ofrece al Padre el sacrificio del Hijo, introduciéndolo en la divina realidad de la comunión trinitaria. Si el pecado ha engendrado el sufrimiento, ahora el dolor de Dios en Cristo crucificado recibe su plena expresión humana por medio del Espíritu Santo. Se da así un paradójico misterio de amor: en Cristo sufre Dios rechazado por la propia criatura: «No creen en mí»; pero, a la vez, desde lo más hondo de este sufrimiento —e indirectamente desde lo hondo del mismo pecado «de no haber creído»— el Espíritu saca una nueva dimensión del don hecho al hombre y a la creación desde el principio. En lo más hondo del misterio de la Cruz actúa el amor, que lleva de nuevo al hombre a participar de la vida, que está en Dios mismo.
El Espíritu Santo, como amor y don, desciende, en cierto modo, al centro mismo del sacrificio que se ofrece en la Cruz. Refiriéndonos a la tradición bíblica podemos decir: él consuma este sacrificio con el fuego del amor, que une al Hijo con el Padre en la comunión trinitaria. Y dado que el sacrificio de la Cruz es un acto propio de Cristo, también en este sacrificio él « recibe » el Espíritu Santo. Lo recibe de tal manera que después —él solo con Dios Padre— puede « darlo » a los apóstoles, a la Iglesia y a la humanidad”.
Dominum et vivificantem, Juan Pablo II, 1986
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Hoy, viernes antes de Pentecostés, me ha parecido oportuno traer al blog estos párrafos profundísimos de la encíclica de Juan Pablo II, sobre el Espíritu Santo. Creo que pueden ayudarnos a entender un aspecto que no solemos tener en cuenta de la acción del Espíritu Santo en nuestra vida.
El Espíritu Santo, prefigurado en el Antiguo Testamento en el fuego que bajaba del cielo para consumir las ofrendas, es el que convierte la cruz horrible en Cruz gloriosa, tornando el sufrimiento en sacrificio, el sinsentido en designio de Dios, la maldición en bendición y la muerte en resurrección y causa de salvación para todos los hombres. A menudo, en la Pasión solo “vemos” a Cristo, pero conviene que nos demos cuenta de la acción discreta del Espíritu santo en ese gran misterio, para consumar y transfigurar el sacrificio de nuestro Señor.
Una vez que descubramos su intervención en la Pasión del Hijo de Dios, podremos descubrir, desear y pedir esa misma acción del Espíritu Santo en nosotros. Cuando lo hagamos, nos maravillaremos de la capacidad que tiene el Paráclito de actuar precisamente en el centro de todo aquello que nos destruye, de lo que no nos deja ser felices, lo que nos mata y nos hace sufrir. Es Espíritu de Vida porque, donde no hay más que muerte, pone la vida eterna.
Si el Espíritu Santo está presente, transformará nuestros sufrimientos en sacrificio agradable a Dios, unido al eterno Sacrificio de Cristo para nuestra salvación y la salvación del mundo. Convertirá nuestros complejos y defectos, las incomprensiones y los rechazos que sufrimos, la oscuridad que no nos deja ver y las angustias que nos atenazan en historia de salvación que conduce a la vida eterna, en ofrenda de amor, en fuente de santidad y en cruz gloriosa del Señor resucitado. Él es el único que puede cambiar nuestra culpa, perdonada y borrada, en “feliz culpa” que ocasione mayores gracias y milagros aún de Dios en nuestra vida.
Ven, Espíritu Santo, y haz milagros en mi cruz.
23 comentarios
El Espíritu Santo pertenece a esas profundidades de la Fe, pero no hay nada que comentar, debe de ser que no conecta con las cuestiones de actualidad.
"Ven, Espíritu Santo, y haz milagros en mi vida".
¡Feliz Pentecostés y Pascua Granada a los humildes de corazón!
¿Por qué no es conocido, adorado y glorificado siendo la Tercera Persona de la Trinidad Santísima?
Mañana es su día, es el día de Pentecostés.
Facil pedirle todo, incluso el milagro de no soltar la cruz, especialmente cuando sabemos como convirtió a unos hombres cobardes en unos supermanes que salieron a predicar el evangelio por todo el mundo, dificil saber algo más que es el Amor entre el Padre y el Hijo, y que nos instruirá como una suave brisa, sin que nos demos cuenta, y solo cuando estamos en paz.
" Cuando venga El, el Espiritu de la Verdad os guiará hacia la verdad completa"
Gracias Espiritu Santo por todo, y porque sé que " intercedes por nosotros con gemidos inefables".
Dios te bendiga.
Quiero pensar que tu comentario es bien intencionado.
El fuego que cayó sobre esas ciudades fue una lección para que aprendiéramos que el pecado nos destruye, dejamos de vivir por el amor de Dios para desaparecer en la nada más horrible.
El Espíritu Santo es un solo Dios con el Padre y el Hijo. Se puede decir para tratar de entendernos que es como el agua que limpia y da vida, como luz que ilumina, como fuego de amor que arde en nosotros etc etc... Dios se acerca y se nos revela según, para que podamos experimentar su amor, cercanía, verdad, ayuda... Es un misterio, solo por la fe y dones que recibimos vamos creciendo espiritualmente hasta reunirnos con El en la eternidad.
3. Para recordar que la Cruz de Cristo es Misericordia y Justicia infinita.
4. Para recordar que en el Sacrificio de la Eucaristía quien comulga en pecado recibirá Fuego de Ira.
5. Para recordar que el Fuego de Amor nos exige y no es solamente don. Pues, tenemos que esforzarnos en cumplir la Voluntad de Dios.
6. Para recordar que como hombre viejo tenemos que morir en la Cruz con Cristo y ser complemento de Su Sagrado Corazón.
7. Para recordar que el don del Espíritu Santo por la Cruz es la Nueva Creación y el único regalo del Bautismo.
¡Ven Espíritu Santo!, para que el Fuego de Tu Amor levante al que está caído por sus pecados; ¡Ven Espíritu Santo!, para que el Esplendor de Tu Verdad abra los ojos al ciego; ¡Ven Espíritu Santo!, para que el Amor entre el Padre y el Hijo habite en nosotros.
2. ¡Feliz vigilia de Pentecostés!
3. No perdamos en ningún momento la esperanza del milagro del don de Vida en el Espíritu Santo ante el mayor sufrimiento que podamos tener en nuestra Cruz con Cristo, pues en la Cruz incluso el Hijo encarnado de Dios es rechazado por el Padre por nuestros pecados. Pero, es el Espíritu Santo el que permanece en todo momento para darnos la Vida, para vencer a la Muerte y santificarnos con el Agua y la Sangre, con el Bautismo y la Eucaristía, por el Perdón del Padre a lo que nos ha ganado el Hijo en la Confesión y Penitencia mediante la obediencia y la oblación agradable al Padre y Dios nuestro, en Su honor y gloria, para hacernos hijos de Dios, hijos en el Hijo. ¡Alegrémonos pues, inmensamente, en el Espíritu del Señor que Todo nos lo ha entregado!
¡Ven, Espíritu Santo, y haz milagros en mi vida!
¡Ven, Espíritu Santo, y haz milagros en mi cruz!
Repasando mi vida... 82 largos años... puedo ver la luz del Espíritu que guía toda vida humana y cristiana:
. Recuerdo la Preparación que me fue dada para mi Primera Comunión, donde La Gracia era el modo de la habitación del Espíritu Santo en las almas.
.Recuerdo las enseñanzas en colegio católico, donde cada día se nos hablaba unos cinco minutos... tal vez, sobre las virtudes cristianas, y se propiciaban las Visitas al Santísimo Sacramento.
. Recuerdo los Retiros Espirituales, llevados a cabo por los Capellanes de los Colegios, la enseñanza sobre Los Sacramentos.
. Recuerdo, recibí Instrucción Religiosa en una congregación educadora, y me enseñaron a orar por quienes eran y serían mis discípulos durante el tiempo del magisterio.
. Aprendí a ser catequista, toda mi vida... pues no en vanos se recibe mucho del Espíritu Santo quien santifica nuestra vida.
. Al tomar la vida de familia, lo tuve muy en cuenta, y lo enseñé a mi esposo y a mis hijos.
. La Fe, la Esperanza y La Caridad, fueron y son líneas claras en mi vida, para ayudarme a sortear tiempos de dolor y confusión.
.Y, ahora, poder vivenciar con esperanza gozosa, los tiempos que esperamos vivir. Los tiempos que nos corresponden, llamado también Tiempo del Espíritu Santo.
. Refugiarme en el Santo Espíritu y en su Amada Esposa, La Santísima Virgen... Madre de La Iglesia, en momentos que esperamos vivir en su compañía y en la de San José, Custodio Santo del Niño Dios.
Los tiempos son duros... más acá en Colombia, donde advertimos la fuerza con que el Enemigo trata de abrirse paso con las guerras entre vecinos...
.Aprendí, a "enceguecer" al Demonio, por medio del rezo diario y completo del Santo Rosario, en familia, y enseñándolo toda vez que encuentro la posibilidad.
.El Santo Espíritu, viene en ayuda con sus dones, y enciende hoy como ayer, todos los corazones que lo llamen... ¡Ven Espíritu Santo...!
Recuerdo una enseñanza recibida y no se si era de su espiritualidad, pero que hoy me llama bastante la atención:
Es la llamada "Venganza del Espíritu Santo":
El Espíritu es AMOR, Todo Amor, luego su acción va siempre en esa línea... la de Transformar todo en Amor. Y el ejemplo clásico, es la Obra hecha en el enemigo ensañado de los primeros cristianos, Saulo, convertido en San Pablo.
Ahora que necesitamos tanto de la Obra del Espíritu Santo, de la Transformación de los "espíritus" ... para que enceguezca al Demonio y todos nosotros, pecadores, nos convierta Al Espíritu Santo! Al Amor! Creo que es la hora del Espíritu Santo! Una señal que me hizo caer en cuenta es la petición que pide Nuestra Madre, de añadir al rezo del Avemaría, " Difunde en nosotros el efecto de tu Llama del Amor "
Lo de "descender fuego del cielo" podría ser la principal misión sacerdotal en la Consagración. Incluso es un potestad de la bestia de la tierra en Apocalipsis 13.13: Realiza grandes prodigios, incluso hace descender fuego del cielo a la tierra a la vista de los hombres. (No creo que el Espíritu Santo se preste a ello)
Olvida, o ignora, que el Espíritu Santo es el Esposo inseparable de María. Y, no advierte que debe dirigirse a María a fin de alcanzar las gracias que el Espíritu Santo le concederá por medio de Ella. Sólo así superará sus dificultades actuales y las próximas que el enemigo le presentará en estos tiempos escatológicos.
Pero, con obstinación se silencia a la Virgen, se la disminuye, se niegan o cuestionan sus intervenciones extraordinarias actuales, se la omite en las reflexiones, se la rechaza. Así se hace el juego al demonio que teme la derrota ante la batalla que María dirige contra él.
San Luis de Montfort ha expuesto ampliamente sobre esta cuestión.
Y, Cristo lo dice expresamente: “Quién rechaza a Mi Madre, a Mí me rechaza” (San Nicolás). Podemos añadir: Quien rechaza a Cristo, rechaza al Espíritu Santo.
Puesto a ser audaz y paradójico, quiero casar a las dos fuerzas: Digo que el fuego del Espíritu sacia nuestra sed tanto tiempo sufrida; que nos refresca en nuestro caminar por el desierto cotidiano; que nos limpia con fuego tibio (toma ya disparates) de las adherencias que arrastramos por el camino.
Veni Creator Spiiritus.
manda tu luz desde el cielo,
Padre amoroso del pobre;
don en tus dones espléndido;
luz que penetra las almas;
fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.
Entra hasta el fondo del alma,
divina luz y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre
si Tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado
cuando no envías tu aliento.
Riega la tierra en sequía,
sana el corazón enfermo,
lava las manchas, infunde
calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito,
guía al que tuerce el sendero.
Reparte tus Siete Dones
según la fe de tus siervos.
Por tu bondad y tu gracia
dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno.
Amén.
Pero cuidado con lo que pedís porque el Señor nos da aquello que le pedimos pero “mejorado” de manera que cumpla bien, repare nuestra necesidad de conversión y eficacia espiritual a todos los niveles. Por eso cuando pedimos tenemos que pedir que nos ayude a entender lo que recibimos, para colaborar en aceptarlo de manera que dé fruto.
Entre paréntesis quiero comentar que cuando hablamos de Dios a los demás seamos conscientes que decir la venganza de Dios, castigo de Dios etc. Frases así pueden equivocar a los que no tienen mucha brega o experiencia vivida. Dios no se venga de nosotros es AMOR total y todo lo hace a favor nuestro, somos nosotros quienes provocamos sus enseñanzas disciplinarias para nuestro bien siempre, para que nos fiemos de El en todo y a su manera, que es la buena, no la nuestra de ir libertinos.
Así, la Virgen nos dice en San Nicolás: "Desde aquí renacerá la fe por Jesús y María. Desde aquí invito al mundo a buscar la fuente vivificadora...Quiero ayudarles a descubrir a Cristo, a amar a Cristo y decirles que Cristo prevalece sobre todo. Amén. Amén." (26-1-86); "Mi corazón grita desde esta tu Argentina, mi corazón rociará a los pueblos, lluvias de bendiciones" (1-11-86); "Desde tu patria, el Señor está haciendo nacer en el cristiano, un nuevo cristiano. Desde tu patria, estoy posando mis manos sobre todos mis hijos. Sí, hija, desde aquí todos los pueblos me conocerán..." (26-11-86); "Orad agradeciendo al Señor, el haber enviado a Su Madre, a velar por todos los hijos, aquí en la tierra...el sexto aniversario de Mis vistas en este Bendito Suelo Argentino. Os pido: Dad paso a la gracia del Señor" (10-9-89).
Por esto, una equivocada modestia, no me impide reflexionar sobre la Misión, expresada en numerosos mensajes, que la Virgen lleva adelante desde aquí.
Dios es Dueño de disponer de las naciones como mejor convenga a su plan de Salvación. Los Mensajes dados por Jesús y Su Madre en San Nicolás, indican que algo providencial se está llevando a cabo desde nuestra patria.
Jesús: “Soy el sembrador, recoged la cosecha, será grande” (Primer Mensaje de Jesús, 15-11-83); “Días gloriosos os esperan, en Mí os regocijáis amados hijos míos, decid éstas mis palabras” (17-11-83); también;: “Les he dado el campo; les he dado las semillas. De hoy en más será tiempo de cosecha. No la descuiden, porque Yo la veré, y ustedes la verán”.
San Juan Pablo II, en su visita a la Argentina dijo: “Argentina, ponte de pie, porque la gloria del Señor alborea sobre ti”.
En esta Solemnidad de Pentecostés, oro al Espíritu Santo, envíe sus dones a la Iglesia, a nuestra patria, y al mundo entero.
La Oración del Cardenal Verdier es conocida como la Oración Matutina:
Oh Espíritu Santo,
Amor del Padre, y del Hijo,
inspirame siempre
lo que debo pensar,
lo que debo decir,
cómo debo decirlo,
lo que debo callar,
cómo debo actuar,
lo que debo hacer,
para gloria de Dios,
bien de las almas
y mi propia santificación.
Entra hasta el fondo del alma,
divina luz y enriquecenos
Mira el vacío del hombre,
si tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado,
cuando no envías tu aliento.
Espíritu Santo,
Dame agudeza para entender,
capacidad para retener,
método y facultad para aprender,
sutileza para interpretar,
gracia y eficacia para hablar.
Dame acierto al empezar,
dirección al progresar,
y perfección al acabar.
Amén
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