Pensamiento del día: cuesta tan poco
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Si antes de dormirte rezas
una sencilla oración,
tu sueño la noche entera
será alabanza de Dios.
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No hace falta más. Basta rezar unos momentos antes de caer dormido para que las siete u ocho horas de sueño sean una alabanza a Dios, es decir, el cumplimiento de nuestra vocación más profunda. Estamos hechos para alabar a nuestro Creador y a menudo no cuesta nada hacerlo: unas palabras, una mirada al cielo, unos instantes que, de otro modo, volarían sin que nos diéramos cuenta, son suficientes para que esas horas de descanso adquieran un valor eterno como ofrenda agradable a Dios. Nuestro sueño, ofrecido al Padre por esa oración, se unirá a la cruz de Cristo y servirá para salvar al mundo, como todo lo que le ofrecemos.
Qué grandísima diferencia con irnos a dormir agobiados por las preocupaciones, pendientes de nuestras ambiciones o rencores o inconscientes de lo que de verdad importa, como si fuéramos animalitos. Rezando, convertimos el sueño en un anticipo del cielo, donde descansaremos en Dios y viviremos para su alabanza. Y si, como dice la famosa oración de los niños anglosajones, morimos antes de despertarnos, llegaremos al juicio contentos y bien preparados, en lugar de obligados y a regañadientes.
Qué facil es a veces servir a Dios y qué poco aprovechamos esas facilidades. Dice una oración de la liturgia de las horas: “Señor de poder y de misericordia, que has querido hacer digno y agradable por favor tuyo el servicio de tus fieles…". Es verdad. Dios es tan bueno que, de ordinario, hace que servirle sea agradable y fácil. Es cierto que tendremos dificultades, sufrimientos y sacrificios, porque nos hemos apartado del camino verdadero y tenemos que volver a él, pero el camino en sí es agradable, porque nuestro corazón está hecho para servir y amar a Dios, y eso es lo que desea más que ninguna otra cosa en el mundo.
36 comentarios
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Vivimos en un mundo que se muere. La civilización occidental cristiana, que durante dos milenios transformó por completo la historia de los hombres, se encuentra hoy en franca decadencia y, salvo milagro, se vislumbra ya su práctica desaparición. Ante un panorama tan desolador, este libro nos ofrece cuatrocientos epigramas, o frases cortas e incisivas en verso, que se dejan de tonterías y van directamente al grano.
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Now I lay me down to sleep,
I pray the Lord my soul to keep;
If I should die before I wake,
I pray the Lord my soul to take. Amen
Traducción libre:
En la noche, al acostarme,
pido a Dios que mi alma guarde
y, si muero antes del alba,
que Dios acoja mi alma.
Otra traducción libre:
Al acostarme en mi cama,
pido a Dios que mi alma guarde;
si muero sin despertarme,
reciba el Señor mi alma.
No nos desconciertan estas afirmaciones categóricas de hombres con autoridad sobrada para ello. Por el contrario, los tiempos posteriores han confirmado sus atisbos proféticos, revelados por los Mensajes de la Virgen en Fátima y otras manifestaciones extraordinarias, y por Jesús de la Divina Misericordia, así como en San Nicolás.
El acento de la Historia es puesto sobre su consumación que da paso a la Eternidad, que la penetra y sustituye. No se trata de una perspectiva histórico-racional, es escatológica, final de los últimos tiempos, algo que no conocemos aún, pero que supera todo lo conocido desde siempre.
Quizás no sea a la hora de dormir cuando enfrentemos las duras y trágicas circunstancias del derrumbe de un mundo agotado en su capacidad para sobrevivir.
Por otra parte, deslumbrantes y esperanzadas visiones de un cambio o transformación general, en los que estamos llamados a participar de modo activo, prolonguen nuestra vigilia
Nuestra oración final del día será tal: “Rezando, convertimos el sueño en un anticipo del cielo”. Porque cada despertar traerá, entonces, los esplendores del día que amanece sobre la Iglesia, la humanidad y el universo.
El orden de la razón y de la experiencia sensible es insuficiente para ejercer de modo pleno el gobierno de las cosas, entorpecido siempre por la acción del demonio.
Mas, la contemplación sobrenatural nos permite ver el mundo todo sumergido en el océano de Dios, cuya Sabiduría y Poder lo gobiernan tanto más plenamente, cuanto más renunciamos a hacerlo nosotros, deponiendo nuestros pensamientos y voluntad, anonadados a fin de que “Dios sea todo en todo” (I Cor 15, 28).
“Por la oración, decía E. Hello, Dios nos introduce en el misterio de su gobierno, y el instante en que así nos introduce en sus consejos es el instante en que precipitamos la faz contra el suelo; la oración es, a la vez, el grito de la angustia y el himno de la gloria” (l.c.)
¡Sí, que la gloria ilumine la noche de nuestro sueño, que sea la luz del nuevo día que amanezca!.
Rezarle a la Santísima Virgen me rejuvenece. Es un viaje atrás en el tiempo en el que se diluyen mis ironías, mis coñas, mis ferocidades más o menos educadas. Vuelvo a ser el niño que con mirada atónita contempla una belleza sobrenatural; que quisiera de todo corazón apretar esas manos que cuidaron al Niño-Dios; cruzar durante un momento mi mirada con la suya.
Y si por mis pecados me condeno, ese recuerdo haría de mi infierno, menos infierno.
"Tuve la Gracia de Dios, de poder inculcar a mis haddockinitas la devoción de las tres Ave Marías con su Pater, Gloria y oración a los custodios antes de acostarse. Lo hacen estando yo presente o ausente..."
¡Enhorabuena!
"Y si por mis pecados me condeno, ese recuerdo haría de mi infierno, menos infierno"
Bien dicho. Son las paradojas misteriosas de la fe, como el O felix culpa. O las razones del corazón que la razón no entiende, como dijo Pascal.
"Estamos hechos para alabar a nuestro Creador y a menudo no cuesta nada hacerlo: unas palabras, una mirada al cielo"
Sí, yo veo que a veces la soberbia me hace proyectarme como alguien que debería estar en un nivel espiritual avanzado, de tres horas de meditación, liturgia de las horas, contemplación mística con arrobamientos, y muchas veces no sólo que no hago ni 10 minutos de esa oración elevadísima que pretendía, sino que desprecio esas miradas al cielo tan sencillas, que por gracia y méritos de Cristo podrían ser tan agradables al Padre Celeste, y que si las apreciase más, podrían hasta conducirme a la tan necesitada y nunca suficientemente deseada conversión.
Tú lo has dicho todo con muchas menos palabras: "Qué facil es a veces servir a Dios y qué poco aprovechamos esas facilidades." Y cuánto contribuye a hacer difícil lo fácil y pesado lo ligero el tener una falsa imagen de sí mismo, que enturbia la luz divina y el conocimiento y amor de Su voluntad.
Haddock,
"Rezarle a la Santísima Virgen me rejuvenece. Es un viaje atrás en el tiempo"
Con frecuencia me deleito leyendo tus comentarios. Y con este das en el clavo de lo que significa para mí la devoción a Nuestra Señora. Un rejuvenecimiento. Es más, cuando Jesús dice "el que no se hace como niño no entrará en el Reino de los Cielos", a mí me parece que está usando la frase "hacerse como niño" como sinónimo de "hacerse devoto de mi Madre". Y la verdad que el rezo del Rosario sigue siendo la oración más bella que puede hacer el cristiano, y las tres Avemarías antes de dormir la mejor manera como un cristiano puede iniciar el sueño nocturno (yo suelo llegar hasta la mitad de la segunda, el resto no sé si lo termino en sueños en compañía de nuestro adorable Patriarca San José o si mi Ángel custodio la termina por mí).
Espero aprenderme esta simple oración. Creo que desde suelo inglés a Dios le gusta escuchar este idioma.
Normalmente es Completas y a dormir pero si no me duermo antes, la añadiré.
También veo videos o sigo algún curso como hice con el II Congreso de Cultura Mozárabe desde la Catedral de Córdoba por lo mucho que me gusta la Historia de la Iglesia.
Creo que cuando termine la Biblia voy a leer los "Himnos sobre el Paraíso" de San Efrén de Siria. En España solo se pueden encontrar en la Editorial Nuevo Inicio del Obispado de Granada, porque deben de tener especial dificultad de traducción por estar escritos en arameo siriaco pero a Haddock y a Bruno, que tienen alma de poeta, les encantaría.
Al que Dios le conceda una vida más larga después de la jubilación le concede también la oportunidad de rezar más y eso es un gran regalo. Últimamente no veo más que regalos del Áltisimo, debo estar chiflada porque no estamos en tiempos de eso, pero es lo que yo siento y me deshago en alabanzas.
Calibrad vosotros si no es hermoso esto:
"Allí exultarán los jóvenes
por el triunfo conseguido.
Verán en el Paraíso a José*,
que prefirió quedarse desnudo,
pero alejó lejos de sí la indecencia
que ardía en los insensatos:
él es el niño que ha vencido al áspid
en su guarida.
Sansón, en cambio, venció al león,
pero una víbora le venció a él.
Le hirió y se le cayeron enseguida
los cabellos de su consagración a Dios"
*Se refiere a José en Egipto y el episodio con la mujer de Putifar.
¡Oh!, Vos que sois, oíd, pues, oíd y atended benévolamente" (El Hombre).
El poder de la oración le ha sido confiado a María, oremos por medio de Ella.
La oración ha adquirido en nuestros tiempos caracteres góticos, diría, por la mole y elevación de sus columnas y cúpulas, es decir, por el porte y dramatismo de su contenido. Oramos en circunstancias aciagas para la Iglesia y para la humanidad.
Se pretende servir a dos señores, a Cristo y al príncipe de este mundo, el demonio. Por eso acallan a la Virgen, desde La Salette (1846), que denunció la corrupción del clero; Fátima, que anuncia el triunfo de su Corazón Inmaculado en el mundo; y sus actuales mensajes, que afirman de modo categórico que Ella conduce esta batalla final y en plena ejecución contra el demonio.
Así, silencian la Misión que Cristo ha confiado a Su Madre. Por eso son ineficaces sus trabajos; presentan un Cristo sin María, esto es, un falso Cristo y una falsa Iglesia.
Aceptar a la Virgen exige el rechazo total al espíritu del mundo, desear la caída de la moderna Babilonia.
O aceptamos la Conducción de María, conforme al designio de Cristo, o la rechazamos; “El que rechaza a Mi Madre, a Mí me rechaza” (Mens. de Jesús en San Nicolás, Argentina).
Anécdota:
Respecto de ORAR antes de dormirnos, aprendí, escuchando a una persona que hablaba respecto de sesiones de espiritismo entre unos médicos ( ciudad de Ocaña, Colombia) quienes no podían sacar el espíritu de una señora ( Inés Insignaris) medium a quien querían preguntarle cómo "curaba" mediante la iriología ( por el iris del ojo) observando la orina de las personas que se la enviaban con una aguja ... dentro! ( ¿...?)
Contaba, que los médicos no podían "sacarle el espíritu" a doña Inés pues ella se "protegía" mediante el rezo de 3 Credos + santiguántose en la frente, +en donde inicia el cabello y en + la coronilla, con la finalidad de "cerrarse" a toda influencia maligna.
Las gentes, en la costa colombiana creían lo mismo...
Ah, pues, agregué a las tres Avemarías aprendidas de niña... con mucho fervor, los 3 Credos antes de dormirme. ¡Sencillo y seguro! Más en estos tiempos... ¡"Líbranos del Malo"!
Qué falta me hace poder leer los Epigramas, Don Bruno! Gracias por toda su bondad!
"¡Por amor de Dios, Bruno! Haga el favor de traducir la oración infantil al español"
Je, je. Solo era una nota a pie de página, por si alguien no sabía a qué me refería, pero no hay problema en traducirla. He hecho un par de traducciones en verso, que son más fáciles de recordar, y las he puesto arriba, junto al texto en inglés.
Creí que te habíamos enviado ya el libro de epigramas. Ahora mismo te lo envío.
"El Castillo de la Mota
es un sitio evocador,
allí vive Doña Leonor
bordando en oro una cota
para el Conde Lucanor".
también podría ser "Bruno sin dispepsia ". La cuestión es que hay un buen montón de palabras que riman con iglesia y muchas relacionadas con la medicina. Si Bruno no tiene amnesia, ni es necesario aplicarle la anestesia es posible que tampoco padezca de dispepsia. Lo de la amnesia puede hacer referencia a que no se olvida de la Tradición, la Doctrina y el Dogma, de modo que encajaría de aquella manera, pero Bruno sin anestesia ¿a qué hace referencia? ¿A que para leer a Bruno no hace falta previamente anestesiarse o a que él no está bajo los efectos del éter?
Bruno aplica su bisturí, esa espada de doble filo, para hacer cortes incisivos sin anestesia en los corazones apelmazados de sus lectores.
Entiendo han llegado los tiempos en los que la moderna Babilonia perece. Da paso al Mundo nuevo que viene, alumbrado por la Aurora de María. Nueva Edad del Reino de Dios, signada por la manifestación creciente de su Gloria; Cristo la irradia sobre la Iglesia, la humanidad toda y el universo, por Medio de Su Madre.
Los cristianos estamos llamados a colaborar en tan portentosa edificación del nuevo Paraíso terrenal: “Les he dado el campo, les he dado las semillas; de aquí en adelante será tiempo de cosecha. No la descuiden porque Yo la veré y ustedes la verán” (Jesús, San Nicolás, 3-6-84).
La Creación es una unidad cósmica, abarca el Cielo y la tierra con los espacios siderales. Nuestra visión y conciencia deben abarcar el conjunto, para así trabajar conforme a las magnitudes del Reino.
Por eso, Pío XII, en su Mensaje de Navidad 1957 expuso con amplitud su pensamiento al respecto. S. J. P. II, lo hizo en “Cruzando el umbral de la Esperanza”; el P. Cipriano Vagaggini O.S.B., en su tratado “El sentido teológico de la Liturgia”, Cap. XIII, titula “La Liturgia y la ley de unitotalidad cósmica del Reino de Dios” (BAC ).
Estamos frente a un hecho inédito: “los nuevos tiempos de María”; “Lo que se está preparando es algo tan grande como nunca lo ha sido desde la creación del mundo…devolver a toda la humanidad redimida por su preciosísima Sangre, el estado de su nuevo Paraíso terrenal” (Mens. de la Virgen al P. Gobbi, 13-oct-1990). “Días gloriosos os esperan, en Mí os regocijáis, amados hijos míos” (Jesús, S. Nicolás, 17-11-1983); “Ha venido el Día ¿Y no lo ven? Ha venido la Misericordia ¿Y no la aceptan?” (Jesús, S. Nicolás, 2-11-2013).
Despertemos, nos unamos a los ángeles y bienaventurados en el trabajo común de edificar el Reino, en “la libertad de la gloria de los hijos de Dios” (Rom 8), que Cristo y Su Madre nos ofrecen.
Bajo el impulso del Espíritu Santo, el cristiano mira más allá de la tierra y de los siglos de la Historia, hasta penetrar en la vastedad inconmensurable de la Creación y de sus tiempos, en vista a la gloria futura.
"Estamos frente a un hecho inédito: “los nuevos tiempos de María”; “Lo que se está preparando es algo tan grande como nunca lo ha sido desde la creación del mundo…devolver a toda la humanidad redimida por su preciosísima Sangre, el estado de su nuevo Paraíso terrenal” (Mens. de la Virgen al P. Gobbi, 13-oct-1990)."
No sé nada del P. Gobbi, más allá de que le prohibieron presentar sus escritos como mensajes de la Virgen María, pero esas frases, a mi entender, son una barbaridad, en clara contradicción con la doctrina de la Iglesia.
Me acordé lo que siempre nos decía mi mamá: persígnsense y recen, no se acuesten como animalitos :)
El Libro en España se solicita a P. Adolfo Sola-Sert Julia
C/ Muntaner 318, 2º,2ª
08021 Barcelona
Tel 932001871
email [email protected] , [email protected]
En el libro constan el Centro Internacional del Movimiento Sacerdotal Mariano (Milán); veintidós Centros de Distribución del Libro en Español, y treinta y nueve Centros de Distribución del Libro en otras lenguas.
En el Libro consta el Imprimatur del Cardenal Bernardino Echeverría, Arzobispo Emérito de Guayaquil, dado el 29 de junio de 1995. Además de abundante información sobre los orígenes del Movimiento Sacerdotal Mariano, ilustrados con numerosas fotos de los cenáculos realizados por el P. E. Gobbi en la casi totalidad de los países de los cinco continentes, con la participación en las Misas concelebradas por parte de Arzobispos, Obispos y Sacerdotes. Mención aparte merecen las varias fotografías del P. Gobbi reunido con S.J. P. II.
En cuanto a las frases que a usted desconciertan, ignoro si la razón es el anuncio del nuevo Paraìso terrenal, de modo alguno contrario a la doctrina de la Iglesia.
La "restauración de la armonía primitiva", es decir, paradisíaca, lo afirmó Pío XII, no sólo como posible, sino como algo por lo cual los cristianos debíamos trabajar.
El restablecimiento del Paraíso terrenal es consecuencia NECESARIA de la Redención obrada por Cristo, quien asumió todas las cosas creadas, en Sí (Col 1, 17).
El “nuevo Paraìso terrenal” se inició cuando Cristo plantó su Reino como semilla de mostaza; poco visible al comienzo, se va manifestando de modo creciente mediante la acción de la Iglesia.
Mas, en estos últimos tiempos, sobre todo en los “nuevos tiempos de María”, ese crecimiento del Reino ha adelantado de modo sustancial por la Luz de la Gloria de Cristo que irradia la Aurora de María sobre la Iglesia, la humanidad y el universo..
Consecuencia de este crecimiento del Reino, es la situación desesperada en que se halla la moderna Babilonia, la ofensiva contra la Virgen lanzada por el demonio, que no quiere ni que se hable del triunfo del Corazón Inmaculado en el mundo (Fàtima), porque "ve que se termina su triste reinado" (Mens. de la Virgen en San Nicolás).
La esperanza en el “nuevo Paraíso terrenal” no implica una expectativa mundana, sino una progresiva transfiguración de nuestra actual condición humana, de la tierra y del cosmos. Es el cumplimiento de la esperanza profética de San Pablo: “la creación entera ansía la manifestación de los hijos de Dios…para participar en la libertad de la gloria de los hijos de Dios” (Rom 8, 19-20).
Este es el horizonte eminente al que debe orientarse nuestra oración. Poner término al mundo del “hombre viejo” que ya se derrumba delante nuestro, y abrir paso al Mundo Nuevo que viene de parte de Dios, traído por María con su Aurora.
Una y ora vez volvemos, como el hijo pródigo, a la Casa de nuestro Padre, golpeamos sus puertas, mientras Él ya se ha adelantado a recibirnos y abrazarnos, vistiéndonos de gala.
Entonces comprendemos que no sólo hemos dejado atrás las bellotas del chiquero, sino que somos convidados a la sala real, para compartir allí las cuestiones eminentes del Reino.
De paupérrimos miserables, andrajosos y despreciables, la oración nos convierte en partes del gobierno del Reino, más aún, en herederos y príncipes de él.
Tal cambio de nuestra condición se produce en el gran silencio del diálogo con Dios, cuando Cristo, exultante, nos presenta y recomienda al Amor misericordioso del Padre.
La oración es la fuerza de que disponemos los cristianos para edificar el Reino. Por ella nos son dados los recursos de la sabiduría y del amor, por los que participamos del acto creador divino. Por estos nos constituimos en responsables del gobierno de las cosas creadas, de la tierra y de los mundos siderales.
Debemos librar los dominios de Dios usurpados por el enemigo, para así, disponerlos convenientemente e integrarlos de modo efectivo en el Reino.
Para ello, contamos con el poder de Medianera de nuestra Madre, Reina del Cielo y de la tierra, que encomienda a sus ángeles las misiones de guía y sostén que necesitamos.
La conciencia cristiana debe ensanchar en dirección al macrocosmos y al microcosmos. Todo ha sido creado por participación en el Ser divino, de su Sabiduría y de su Amor. Así, debemos contemplar todo cuanto nos rodea, como obra de Dios, admirada y amada por Él. Como ministros solícitos debemos gobernarla y llevarla de perfección en perfección, a tributar el canto de gloria debido al Altísimo.
Esto implica nuestro deber de orar por la conversión de la ciencia moderna, racionalista, empirista, materialista, profana y atea. Mostrar el horizonte cristiano es afirmar que el universo físico-biológico se prolonga, por sus vínculos con el espíritu, hasta latitudes jamás exploradas.
Todo esto es materia de la oración, requerida para disipar las tinieblas del anti-cristo, y salvar lo que sea salvable del mundo en plena catástrofe. Oremos por que Dios mande a sus ángeles a separar el trigo de la cizaña.
El Reino de Dios, presente entre nosotros desde el momento en que Cristo lo plantó como una semilla de mostaza, se está manifestando por medio de la Aurora de María, Se constituye como la única y eminente instancia a la que la Iglesia y la humanidad deben atender.
Del Reino procede todo bien necesario para nuestros trabajos orientados a su edificación, desde ahora por la eternidad.
Su fuerza es tal, que la tierra y el universo son constituidos en “nuevo Paraíso terrenal”. Debemos acudir a la Aurora de María para descubrirlo, en medio de la extrema fealdad de nuestro mundo actual.
Se revela de modo creciente en la medida que Cristo se manifiesta por medio de la Aurora de Su Madre en la Iglesia, en la humanidad y en el universo. Es un misterio, no podemos adelantarnos por nosotros mismos a vislumbrarlo. Pero, así como presentimos la fuerza vital de la próxima primavera cuando estamos aún a fines del invierno, algo semejante ocurre con el Reino; así “la noche que ha caído sobre el mundo y que oprime los corazones, tiene señales claras de un alba que vendrá, a la que besará un sol nuevo y más esplendoroso” (Pío XII, Mens. de Pascua 1957).
Es nuestro deber reconocer el Reino por la Fe, alentarlo por la Esperanza y poseerlo por la Caridad, a fin de que resplandezca y se manifieste plenamente.
Mi madre me enseñaba a rezar desde pequeña antes de dormir. Su hermano fue un buen misionero que vivió 25 años en Perú.
Mis hijos aprendieron a rezar las oraciones todas las noches antes de dormir.
Teniamos colgado en la habitación un cuadrito con cuatro ilustraciones.... Que era como un cuento, y alli leian: "Angel de la Guarda, dulce compañia, no me desampares ni de noche ni de dia, no me dejes solo q me perderia."
Asi crecimos.
Rezar antes de apagar la luz, me da mucha paz al espíritu. Descanso con esa paz en mi interior, pido por mi, mi esposo, mis hijos.mis hermanos, el resto de la familia y por mis compañeras de trabajo. Y por la Paz en el mundo.
No soy teologa, solo una sencilla mujer, que cree pofundamente, y cuida de la iglesia de su pueblo, y que cada vez que viaja al salir del pueblo se santigua y reza un Ave Maria al pasar junto al pairon en el que hay un mosaico de la Virgen del Pilar, y en el alguien talló en la piedra: "Piensa que has de morir".
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