Liturgia de gente bien educada
Curiosamente, la frase de Benedicto XVI que me pareció más importante del famoso Motu Proprio Summorum Pontificum no formaba parte del mismo. Estaba incluida en la Carta que el Papa dirigió a los obispos como acompañamiento del Motu Proprio: “las dos formas del uso del Rito romano pueden enriquecerse mutuamente“.
Pocas palabras, pero importantísimas. Así es como ha funcionado siempre la liturgia en la Iglesia, con un desarrollo homogéneo mediante un enriquecimiento progresivo. Los defensores de la forma extraordinaria del rito romano señalan, con toda la razón del mundo, que algo tan importante como una reforma litúrgica no puede ser obra de una comisión. Es necesario que la forma ordinaria del rito se enriquezca en contacto con la Tradición viva de la Iglesia. Así pasará de ser el resultado de los esfuerzos de una comisión a constituir una expresión de la fe y la oración de la Iglesia. No olvidemos que, para la forma que tiene la Iglesia de medir el tiempo, el novus ordo está aún en pañales, en tiempo de rodaje. Y también la forma extraordinaria podrá enriquecerse, que no hay nada perfecto en este mundo.

Winston me envía este testimonio, recientísimo, de una velada contra el aborto, celebrada ante una clínica abortista.
Como en los últimos días hemos hablado de arte cristiano, me ha parecido buena idea hablar brevemente de la catedral de Palma de Mallorca, un impresionante 
Como el otro día hablé, con tristeza, de la descristianización de Francia, hoy me alegro de poder decir algo bueno de nuestros vecinos del norte. Y, además, también con respecto a la evangelización, aunque sólo sea un pequeño detalle. Una de cal y otra de arena no es una máxima evangélica, pero servirá, en este caso, para no dejar un regusto amargo al tema de Francia.
Estos días estoy de viaje por Francia, visitando a mi hermano. Es un país precioso. Para alguien acostumbrado al espartano paisaje castellano, resulta especialmente agradable contemplar su tierra fértil y sus bosques espesos y frondosos. A mi juicio, sin embargo, lo más interesante de Francia es su Historia, plasmada en la piedra de catedrales, castillos e iglesias o en las modestas casas de sus paysans. La herencia católica de la “hija primogénita de la Iglesia” llena el país y habría que ser ciego para no toparse con ella.
    
            




            
            
            
            
            
            


