Para reírnos un rato
Hoy me apetece un poco de diversión, así que voy a hablar de algo entretenido. X. Pikaza ha recogido en su blog las 95 tesis que Matthew Fox clavó hace cuatro años en la puerta de la iglesia de Wittenberg. Aparentemente, imitando así a Lutero, quería volver “a nuestros orígenes, un retorno al espíritu y a las enseñanzas de Jesús y sus ancestros proféticos”. Según ha explicado posteriormente, lo que pide es la realización de una “nueva reforma” en el cristianismo.
Para quienes no le conozcan, explicaré que Matthew Fox es un ex-dominico (lo siento, Luis) que consiguió agotar la inmensa paciencia de la Iglesia a base de herejías (pocas) y tonterías (muchas) y terminó por ser expulsado de su cátedra primero y de la Orden de Predicadores después. En su búsqueda de algún grupo que acepte cualquier cosa, Fox terminó por hacerse episcopaliano.
Sólo traigo esto aquí para reírnos un rato. Como dice Castellani, hay cosas que, si te las tomas en serio, ya les estás dando una dignidad que no merecen. Como son muy largas, sólo les pongo unas cuantas de las 95 tesis. Mis comentarios van en rojo, aunque en realidad muchas de las frases se comentan solas.
No acepto ninguna responsabilidad si alguien se rompe la crisma contra la pantalla del ordenador de tanto reírse. La responsabilidad es toda del Sr. Fox.

Hoy serán recibidas en la Iglesia Católica las monjas de una congregación episcopaliana, junto con su capellán. Son diez hermanas de la Sociedad de Hermanas de los Pobres de Todos los Santos, que hoy recibirán la bienvenida del Arzobispo de Baltimore y el sacramento de la confirmación. Además, renovarán sus votos religiosos en la misma ceremonia.
Acabo de terminar un libro muy interesante, titulado The Glorious Battle, sobre los anglocatólicos que, a diferencia de Newman, permanecieron en el Anglicanismo. Una de las anécdotas que cuenta el libro me pareció tan divertida y, a la vez, tan interesante, que inmediatamente la marqué para hablar de ella en el blog. No son más que un par de frases, pero me parecieron espléndidas.
Una de las cosas que más me han gustado del viaje que he realizado este verano por los Países Bálticos ha sido la posibilidad de conocer a algunos católicos estonios. En Tallin, tuve la oportunidad de participar en una Eucaristía católica de rito oriental ucraniano. Fue algo estupendo.
La revista The Economist está haciendo una



