Aún queda tiempo
Generalmente, nos planteamos la Cuaresma como una carrera de obstáculos, un tiempo de dieta espiritual o un conjunto de buenos propósitos. Casi inevitablemente, cuando llega el final de esa Cuaresma y los propósitos cumplidos, los obstáculos saltados o los kilos espirituales perdidos son escasos o no existen, sentimos que hemos perdido el tiempo, que la Cuaresma ha pasado y no ha sido más que un desastre, porque seguimos siendo los mismos orgullosos, iracundos, perezosos y envidiosos de siempre.
Gracias a Dios, la Cuaresma no es eso. Los sacrificios, las limosnas y los rezos no son pruebas superadas ni propósitos que nos hacen mejores si los cumplimos. Se parecen, más bien, a los cinco panes y dos peces del muchacho que Jesús multiplicó para dar de comer a miles de personas. Esos panes y peces eran radicalmente insuficientes y habrían seguido siéndolo aunque el chico hubiera traído ocho, doce, veinte o solo un mendruguito. Pero Jesús quiso que el muchacho se los entregara porque lo amaba infinitamente y deseaba asociarlo al milagro que iba a realizar.
Lo mismo quiere hacer con nosotros en esta Cuaresma. El milagro de la conversión es de Dios, nosotros podemos hacer poco más que estar allí y ponernos en sus manos. Todos nuestros sacrificios, propósitos, ayunos y limosnas son como ir a una guerra atómica armados con un cortaúñas y una cacerola en la cabeza: radicalmente insuficientes. Pero Dios quiere que vayamos al combate, que nos presentemos a la lucha aunque seamos derrotados una y otra vez. Es más, a menudo quiere precisamente que seamos derrotados una y otra vez, porque eso es lo que necesitamos para aprender que el milagro de la conversión es suyo y no nuestro, que él es Dios y nosotros no.
Por eso nunca es tarde para que la Cuaresma sea lo que Dios quiere que sea. La palabra conversión viene de un verbo latino, vertere, que significa dar la vuelta. Y para dar la vuelta no hace falta más que un instante. Lo mismo nos dice la palabra en hebreo, que es sub, y significa volver. Para darnos la vuelta en el camino de la vida y volvernos hacia Dios basta un segundo. No se nos exige que caminemos por la distancia infinita que nos separa de Dios, pero sí que nos volvamos hacia él, para que pueda tomarnos en sus brazos.
Esto siempre se nos olvida. Como el perro que vuelve a su propio vómito, caemos una y otra vez en la absurda ilusión pelagiana de pensar que nosotros somos los que nos hacemos mejores y los que nos convertimos a nosotros mismos “poquito a poco”. Por fortuna, la Providencia divina se aseguró de que, entre los personajes de la Pasión, estuviera uno que, con su sola presencia, quiebra esa ilusión: el Buen Ladrón.
San Dimas, mi santo preferido, es el antipelagiano por excelencia. Su vida fue un desastre, no consiguió nada y, como él mismo dice, terminó donde tenía que terminar: en el patíbulo. Como nuestra Cuaresma, su vida había pasado y no había conseguido nada bueno. Y sin embargo, ese desastre no es un obstáculo para que Dios haga milagros en el instante en que se vuelve hacia Cristo. Bastó un segundo, una brevísima oración (quizá una de las más hermosas de la historia de la humanidad), para abrir ante él la puerta del cielo.
¡No es tarde! Volvámonos hacia Jesús, como San Dimas, y Dios hará milagros en nosotros.
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P.S. Para dar una oportunidad de mortificación a los que no hayan hecho ningún sacrificio durante la Cuaresma, ahí va un soneto recién compuesto:
La oración del primer santo
Mi vida fue un desastre, un gran error:
con pequeñas maldades comencé
y, endurecida el alma ante el dolor,
bandido y asesino terminé.
A mi Dios y a los hombres fui traidor,
sin patria, sin amigos y sin fe,
ardiendo por el fuego del rencor,
sin causas, ni razones, ni porqué.
Solo el cadalso vil cambió mi suerte
pues cerca de mi cruz, muriendo, vi
al Hijo derrotado del Dios fuerte
y al fin pude una vez clamar así,
tarde quizá, muy tarde, ante la muerte:
¡Señor Jesús, acuérdate de mí!
18 comentarios
"En el tiempo favorable te escuché. Y en el día de la salvación te ayudé". Mirad, ahora es el tiempo favorable, ahora es el día de la salvación.
Hoy es el día de la salvación. Mañana, no sabemos. Es hoy.
" Mi gracia te basta, que mi fuerza se muestra perfecta en la flaqueza ".
Bello soneto, Bruno.
Propongo un bello poema de Dulce María Loynaz (y el enlace en que ella misma lo recita), que estoy seguro que a Dimas le encantaría, pues amando al Señor, aun en el último momento, resucitó:
AMOR ES...
Amar la gracia delicada
del cisne azul y de la rosa rosa;
amar la luz del alba
y la de las estrellas que se abren
y la de las sonrisas que se alargan...
Amar la plenitud del árbol,
amar la música del agua
y la dulzura de la fruta
y la dulzura de las almas dulces...
Amar lo amable, no es amor:
Amor es ponerse de almohada
para el cansancio de cada día;
es ponerse de sol vivo
en el ansia de la semilla ciega
que perdió el rumbo de la luz,
aprisionada por su tierra,
vencida por su misma tierra...
Amor es desenredar marañas
de caminos en la tiniebla:
¡Amor es ser camino y ser escala!
Amor es este amar lo que nos duele,
lo que nos sangra bien adentro...
Es entrarse en la entraña de la noche
y adivinarle la estrella en germen...
¡La esperanza de la estrella!...
Amor es amar desde la raíz negra.
Amor es perdonar;
y lo que es más que perdonar,
es comprender...
Amor es apretarse a la cruz,
y clavarse a la cruz,
y morir y resucitar...
¡Amor es resucitar!
https://www.palabravirtual.com/index.php?ir=ver_voz1.php&wid=3382&t=Amor+es...&p=Dulce+Mar%EDa+Loynaz&o=Dulce+Mar%EDa+Loynaz
Creo Bruno que te olvidas que Dimas estaba junto y cómo Jesús estaba, clavado.
Y el otro qué, el antisistema maldiciendo su mala suerte nunca merecida. ¿Hubo tiempo para éste; o es que ya perdió el posible camino de vuelta?
Yo creo, más bien estoy convencido que el Mundo planeta Tierra y sus gentes, están avocados a su propia vertiginosa inercia de la desesperación, donde la solución es terminar cuanto antes mejor.
-Lo que tengas que hacer hazlo pronto- Dijo Jesús a Judas.
El soneto...sublime!
Feliz. Pascua de Resurrección, Bruno.
+
Feliz Pascua, Bruno. Que el Señor te siga iluminando para regalarnos tan maravillosos artículos.
Nos debemos negar en nuestro yo y en nuestro ser, como prámbulo para tomar eficientemente nuestra cruz; para luego, seguirlo con su Cruz al Gólgota… Para merecer su Muerte y merecer su Resurrección. Es un proceso, pero es el camino que hizo el Hijo de Dios para convertirse en Camino de salvación para todos.
En realidad, como consecuencia de negarnos a nosotros mismos, colaborando con nuestro mejor esfuerzo, es Él en nosotros y con nosotros, quien realiza la conversión y el camino de santidad. Camino que llevó, asumiéndonos a todos, a la máxima perfección en la Cruz. Demos gracias por su dación, inédita y extrema.
Profundas tus reflexiones y bello tu soneto. Vamos, que no te falta de nada.
Tú puedes hacerlo mejor.
A ver si alguna vez escribís un poema alegre, que estamos en Pascua
Si bien tampoco es alegre, por lo menos es bueno.
Atado a la columna, prisionero,
exánime de escarnios y maltrato,
te condenan sin juicio ni alegato
y partes como oveja al matadero.
Siembra el polvo la sangre del cordero
y prende en corazones de inmediato
que sienten en su espalda el tacto ingrato
que cargas sobre el hombro, del madero.
Martirio en Cruz que acaba en una losa,
oprobio de una turba caprichosa
que inerme contemplaba tu agonía.
Llorando está la Virgen Dolorosa,
obsequio de tu acción tan generosa
que fue por ser tu Madre, Madre Mía.
Love de Pega
"A ver si alguna vez escribís un poema alegre, que estamos en Pascua"
Quizás, solo quizás, se deba a que este post es del Miércoles Santo. El soneto alegre está en el del Domingo de Pascua.
"El soneto es muy mejorable y lo sabes, Bruno.
Tú puedes hacerlo mejor."
Cierto lo primero, discutible lo segundo.
"Aquí te dejó otro..."
Muy bonito, ciertamente, gracias. Que la Madre de Cristo y madre nuestra cuide de todos nosotros.
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