El clericalismo sin límites
“Clericalismo ha habido siempre, y el de hoy no es invisible. Por ejemplo, cuando un Jerarca de la Iglesia se cree más infalible de lo que es, y aun más que el Padre Eterno, eso es alto-clericalismo; cuando un súbdito afecta creerlo, bajo-clericalismo. Hoy día es más castigado el que se atreve a decir que un Jerarca se equivocó, aunque eso sea patente, que el que dijera que la Santísima Trinidad tiene cuatro personas: Padre, Hijo, Espíritu Santo y el Obispo. A este último son capaces de condecorarlo los Canónigos Lateranenses, como a Constancio Vigil. Tal como anda hoy el mundo, por lo menos en este país, un mínimo de anticlericalismo es necesario para la salvación eterna“.
Leonardo Castellani, Castellani por Castellani
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Coda: Con la reforma del Concilio Vaticano II cambiaron muchas cosas, algunas muy bien cambiadas y otras no tanto. Se ha hablado y discutido mucho sobre esos cambios, pero a veces echo en falta que se hable más de lo que no cambió. En particular, el clericalismo, que sigue tan boyante como siempre, aunque sus adeptos hayan cambiado por completo de ideología.
Los clérigos clericalistas de ayer consideraban que los laicos debían limitarse a rezar, pagar y obedecer, según la antigua máxima inglesa (pray, pay and obey). Los clerigos clericalistas de hoy de abusan de su autoridad pretendiendo imponer la última payasada litúrgica que se les ocurre, una moral más cómoda y mundana y las heterodoxias de moda entre los pueblos germánicos.
Puestos a elegir, la verdad, prefiero a los clericalistas antiguos, porque al menos su clericalismo tenía el límite del derecho canónico y de la fe y la moral de la Iglesia, por no hablar de que aquellos clérigos estaban convencidos de que tendrían que dar cuentas de su comportamiento el día del Juicio. El clericalismo moderno, en cambio, no tiene límites, porque los clérigos que lo practican se ríen del derecho canónico, aguan la fe, pretenden cambiar la moral y, a todas luces, consideran que el Juicio Final no es más que un cuentecito medieval. Su tiranía, pues, es absoluta y a los seglares no nos queda más que clamar: Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.
68 comentarios
Me causa verdadera pena leer, aún hoy día, los lamentos del card. Ratzinger diciendo que el "falso" espíritu del Concilio difiere de la letra del Concilio. Que debemos volver a la letra. Nadie le ha hecho caso. Por lo menos nadie de manera influyente y en voz alta.
Poco ha cambiado en la Iglesia, en el sentido de cambio para mal. Hasta uno puede pensar que la jerarquía ha perdido el poder de gobernar. Pensar que no quiere hacer uso de ese poder me da vértigo. Pensar que no están viendo la deriva de la Iglesia, me parece inadmisible.
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Off topic
Sr. Bruno, si está en sus posibilidades ¿podría indicarme dónde recurrir para formarme una idea "católica" de la autoestima?
(Por supuesto, esto no es necesario publicar)
La idea de que el Catolicismo era tóxico para ciertos regímenes porque no podía aliarse con ciertos regímenes se está cambiando por la idea de un catolicismo pactante que ya no resulta enemigo de nadie.
En cierta forma es similar a los malos resultados que da en el ejército tomar decisiones asamblearias (los soviéticos lo intentaron pero se dejaron de tonterías ante la invasión nazi). Un soldado tiene que tener claro que el militar al mando quiere de verdad ganar la batalla, si le ven dudar no le obedecerán o tomará el mando un cabo con decisión y dotes de liderazgo. Los católicos estamos deseando obedecer, cueste lo que cueste, si vemos a nuestros obispos y doctores de la Iglesia dispuestos a ganar la batalla contra el mal.
"El católico clásico está dispuesto a obedecer siempre que vea signos de una autoridad fiel a los principios sagrados de la Iglesia. [...] Los católicos estamos deseando obedecer, cueste lo que cueste, si vemos a nuestros obispos y doctores de la Iglesia dispuestos a ganar la batalla contra el mal".
Eso es. Cuando los clérigos, en el mejor de los casos, ordenan lo que no tienen poder para ordenar y, en el peor, ordenan lo que es contrario a la fe y la Tradición de la Iglesia, pierden por completo su autoridad. Es como las viñetas esas en las que alguien sierra la rama en la que está sentado.
Multitud de obispos y sacerdotes defienden obstinadamente que, para que les sigan sus "soldados", lo que tienen que hacer es traicionarlos y pasarse al enemigo. Que no se den cuenta de que es imposible que esa estrategia funcione sólo se puede atribuir al brote de locura que sufrieron los clérigos en los años sesenta (con unas cuantas décadas o siglos más de incubación), del que muchos no se han recuperado.
Ante esos clérigos, solo cabe un sano anticlericalismo que les recuerde los estrictos límites de su autoridad.
Los obispos de la Iglesia clandestina estan bastante callados .
Cuando yo discutía de que .... " algunos clérigos antiguos ( y actuales ) querían a los laicos ignorantes, precisamente para que su autoridad prevaleciera " .... Me acusaban de alimentar la " leyenda negra "...
"¿Qué cambios del V-II están "muy bien", si se puede saber?"
Muchos. La insistencia en la vocación universal de la santidad y el interés por la vocación bautismal de los seglares. La revitalización del oficio de lecturas y su importancia como oración de toda la Iglesia, incluidos los laicos. El impulso dado al conocimiento de la Palabra de Dios entre los católicos con la Dei Verbum. El inicio del proceso que dio lugar a la promulgación de un nuevo Código de Derecho Canónico y un nuevo Catecismo, que eran muy necesarios. La realizacion de la "segunda parte" del Vaticano I, que se había quedado sin terminar con consecuencias bastante perniciosas, con el estudio del valor y la vocación de los obispos como sucesores de los Apóstoles y de las iglesias locales. El nuevo empuje hacia la unidad con los ortodoxos. La ampliación de las lecturas litúrgicas de la Palabra de Dios. Etcétera.
" siempre me he preguntado qué verdaderamente se autorizó con el CV II. Si el sacerdote tenía una verdadera libertad para la "creatividad", y de ser así, qué límites tenía o tiene"
El Concilio prohibió taxativamente la creatividad litúrgica de los sacerdotes: "Nadie, aunque sea sacerdote, añada, quite o cambie cosa alguna por iniciativa propia en la Liturgia" (Sacrosanctum Concilium 22).
Pero lo que se impuso en ese tema no fue el Concilio, sino el "espíritu del Concilio" y el caos.
*La revitalización del oficio de lecturas vino acompañado de su amputación, se lamenta que se hayan quitado lecturas de los santos padres al tiempo que pablo vi pedia que no dejen dichas lecturas. Las traducciones de los himnos difieren mucho de sus versiones latinas y las preces dan, en numerosas ocasiones, la certeza de que se hicieron en 20 minutos en un escritorio. Otra, fuera de las diosesis donde tradicionalmente se rezaban visperas o laudes antes de misa, dicha costumbre no se instauró en las iglesias al mismo nivel que otras modificaciones.
*El conocimiento de la Palabra de Dios es loable, y su difusión también, no es loable la dejadez de la practica exegética de los santos padres y los doctores medievales, algo comprobable viendo los textos de cualquier seminario y los sermones de cualquier párroco. Sin contar las numerosas versiones "oficiales" de la biblia que hay que advertir sobre sus comentarios o traducciones heterodoxas.
*La valorización de los obispos perdió en la practica contra las conferencias episcopales. Y las iglesias locales son cada vez mas disimiles entre si, por la deforma litúrgica y los problemas doctrinales (Alemania, Francia, Paraguay, Argentina, EEUU, por citarle países conocidos).
*Para la valorización de los cambios en la Liturgia de la Palabra recomiendo la lectura de Klaus Gamber y numerosos artículos de la pagina New Liturgical Movement sobre el tema. El problema no es la ampliación de lecturas sino la falta de continuidad, la destrucción del orden previo y la segmentación de pasajes sin justificación. Ademas del completo abandono de los fragmentos litúrgicos del propio de la misa, recitados y cantados.
Este comentario no pretende generar polémica estéril, sino ampliar los horizontes de la valoración, a posteriori, del mismo concilio. Misma que en muchas de sus desviaciones esta implícita en la letra, las actas, y la autoridad de los padres conciliares para llevarla a cabo.
Estando de acuerdo con muchas de las cosas que dices, creo que estás mezclando temas diferentes.
Una cosa es lo que dijo el Concilio sobre la Liturgia de las Horas, la Palabra de Dios, el papel de los Obispos, etc. y otra, relacionada pero en algunos casos muy diferente, cómo eso se llevó a la práctica (o, en ocasiones, directamente se omitió).
Nada de lo que dice la Dei Verbum, por ejemplo, se asemeja a la exegésis (yo más bien diría eiségesis) protestante e incrédula que se extendió luego en los seminarios y universidades católicas. De hecho, la Dei Verbum se opone frontalmente a esa exégesis; es uno de los casos más concretos de discordancia radical entre el Concilio y el "espíritu del Concilio".
Algo similar podríamos decir de la Liturgia de las Horas e incluso de la Reforma Litúrgica en General. Ya en este blog hemos hablado alguna vez de esos temas, incluso de forma muy concreta. Y lo mismo de los obispos: se resaltó muchísimo en los textos conciliares la importancia de cada obispo como sucesor de los Apóstoles, su colegialidad, etc., pero la práctica posterior de hecho redujo aún más su autoridad en favor de las Conferencias Episcopales y, por el pésimo resultado de estas, de nuevo en favor de la figura, ya no solo jerárquica sino también mediática, del Papa.
Creo que es evidente que los temas que he mencionado eran temas en los que convenía dar un gran impulso a la Iglesia. La vocación a la santidad de los seglares y su importancia fue providencial, por ejemplo, precisamente en un momento en que los clérigos y religiosos entraron en una crisis profundísima. La forma de rezar la liturgia de las horas entre los sacerdotes era un despropósito (era frecuente, por ejemplo, que se rezaran todas las horas de golpe por la mañana, por la preocupación que producía la posibilidad de que alguna ocupación no permitiera rezarlas antes de la medianoche) y a los seglares, como mucho, se les decía que rezaran el Oficio parvo de Nuestra Señora. La figura de los obispos había quedado reducida, en la práctica, a "vicarios" del Papa en sus diócesis.
En esos temas, creo que lo que pidió y dijo el Concilio fue, a grandes rasgos, bueno y muy conveniente. La práctica posterior fue, en algunos o muchos casos, un desastre, pero es que toda la Iglesia y la sociedad estaban en una crisis gravísima.
¿Quiere eso decir que el Concilio fuera perfecto y maravilloso hasta en la última de sus comas? Por supuesto que no. Nada en nuestra fe nos exige creer algo así y un somero estudio histórico del mismo enseguida revela un montón de miserias humanas (como por otra parte ha sucedido, en mayor o menor medida, en todos los Concilios). Por ejemplo, la cobardía o el cálculo que llevaron a no mencionar por su nombre uno de los grandes males de la época, el comunismo, fueron vergonzosos y, humanamente, contraproducentes. ¿Quiere decir que todas sus reformas fueran acertadas? Tampoco. Fueron reformas humanas,
con los inevitables defectos humanos. Igual que las de Pío XII, San Pío X o el propio San Pío V. ¿Quiere decir que todos sus textos dieron en el clavo? Tampoco. El tono pelagiano y de optimismo ingenuo de la Gaudium et Spes, Nostra Aetate y de algunos de los discursos de los Papas de la época, por ejemplo, producen, al leerlos hoy, un cierto rubor. Irónicamente, quizá el mayor defecto del Concilio, a mi juicio, fue de omisión, por no saber leer los "signos de los tiempos" y no proteger eficazmente a la Iglesia de los verdaderos enemigos que la iban a destrozar en las décadas siguientes.
Pero eso no quita reconocer la verdad: que a menudo los textos del Concilio fueron piadosos, acertados y de gran profundidad teológica... y a menudo precisamente en cuestiones en las que el posconcilio tomó un camino diametralmente opuesto. Ya hemos visto más arriba lo que decía el Concilio sobre la experimentación litúrgica y sabemos lo que decía del latín en la liturgia o sobre la reforma que había que hacer. La Dei Verbum, la Lumen Gentium y otros documentos decían exactamente lo opuesto de lo que me enseñaron a mí treinta años después algunos profesores horrendos cuando estudié corpus joánico, eclesiología, cristología, sacramentos o los evangelios sinópticos. Cuántas veces observé que los que más mencionaban el Concilio eran los más sorprendidos cuando leían lo que realmente decían sus textos.
En general, una valoración seria de acontecimientos históricos de gran envergadura lleva necesariamente a reconocer luces y sombras, por la propia naturaleza humana caída de los que intervinieron en ellos.
Saludos cordiales.
Clérigos los hay buenos, malos, regulares, mediopensionistas y del atleti, sin animo de ser exahaustivo.
El problema es pensar que porque un clérigo diga una cosa esa cosa es cierta.
Ustedes no son clericalistas. Ustedes no piensan que todo lo que diga un clérigo es verdad.
Ustedes piensan que todo lo que dice un clérigo de los suyos es verdad.
Yo (no hablo más que por mi) pienso sin embargo que nada de lo que dice un clérigo, sea el clérigo que sea y piensa como piense, tiene que ser verdad por el hecho de que sea un clérigo quien lo dice.
Pienso que lo que se escuche de un clérigo debe pensarse, discernirse y uno en conciencia establecer si lo toma como cierto o no.
Por ejemplo, las cosas que decía Castellani, especialmente antes de que se retractara para ser readmitido en la Iglesia generalmente no me merecen mucho crédito.
En relación con los clérigos prefiero la opinión de Eugene Drewermann.
Pero no le digo a nadie que lo lea siquiera.
Cada cual busque la verdad a su manera.
Saludos cordiales.
Efectivamente, nada como fomentar en las personas, cuanto antes mejor, la capacidad de buscar, comparar, ESCARMENTAR, y si encuentran algo mejor comprarlo. Pensar por sí mismo y su circunstancia, que nadie vive en tu pellejo, sino muy a gusto ellos en el suyo.
No entiendo eso de " insultar a la Iglesia y sus hijos . "..
Cuanto a lo que dice ...." No tenemos constancia en la historia de algo tan grotesco como que los clérigos quieran a los laicos ignorantes para que su autoridad prevalezca.:" .......De eso estamos hablando .
Entonces , digame lo que es el " clericalismo " de ayer y de hoy ....Lo dice el post , no yo .
"Es que el problema del clericalismo no son los clérigos [...] El problema es pensar que porque un clérigo diga una cosa esa cosa es cierta."
Como usted comprenderá, no se trata de cosas contrapuestas. Porque los clérigos también piensan. Y los que piensan que lo que dicen va a Misa aunque no tenga nada que ver con la Revelación, son clérigos clericalistas.
"Ustedes piensan que todo lo que dice un clérigo de los suyos es verdad"
Entiendo que le guste decir tonterías, por el puro gusto de escandalizar, pero para que sean efectivas tiene que ocultar un poco más que se trata de tonterías.
"En relación con los clérigos prefiero la opinión de Eugene Drewermann"
Sí, ya sabemos que le gusta mucho Drewermann, por el morbo, la guarrería, las respuestas fáciles y todo eso. Pero, francamente, no parece que sea una cosa de la que alardear.
Un saludo.
Mons. Zen es sumamente prudente para no comprometer la securidad de los fieles y clero clandestino .
Gracias a Dios que hay un montón de católicos que saben más de lo que pasa en China , que los propios interesados directo .
Aunque apreciamos su sabiduría oracular, quizá podría dar razones y argumentos para que el comentario aporte algo a la discusión. De otro modo, gratis asseritur, gratis negatur.
ya sabes que tengo muchos nombres, pero no soy legión. Soy bastante grande eso si y me sobran algunos kilos pero tanto como ser legión es exagerado.
En cuanto a las tonterías digo muchas, pero ya sabe usted que los bufones (y el verdadero Sr. Hackenbush es de los mejores) suelen decir la verdad.
[...]
Pedro,
es que probablemente en cuanto a lo que dijo sobre el Catecismo y la Veritatis, Eugene Drewermann lleve razón. No en vano están reinterpretándola y pronto habrá noticias. Ya era hora.
Guillermo PF
no se si di o no en el clavo. Lo que sí se es que llevo muchos años tratando en catequesis de ayudar a que los jóvenes (y las jóvenas) que Dios puso a mi vera sean capaces de pensar por si mismos y no den por cierto lo que les dice nadie (en especial que duden de lo que yo les digo, que hay que empezar por uno mismo), sino que Dios les ha hecho el inmenso regalo de ser inteligentes y no va a despreciar el resultado del uso de esa inteligencia. Un resultado que se llama discernimiento.
Como ya sabe, no puede usar este blog para criticar a otros blogueros de este portal. Sería una gran falta de cortesía por mi parte permitirlo. De ahí el párrafo censurado.
"En cuanto a las tonterías digo muchas, pero ya sabe usted que los bufones (y el verdadero Sr. Hackenbush es de los mejores) suelen decir la verdad"
Como tantas otras veces, hay una errata en su texto. Los bufones pueden (no suelen) decir la verdad, sin miedo de que el Rey les corte la cabeza pour encourager les autres. Pero el hecho de ser bufón no garantiza en absoluto decir la verdad. Y como la verdad no es una tontería, me temo que cuando uno acostumbra a decir tonterías se deduce ipso facto que acostumbra a no decir la verdad.
Un saludo.
Qué pesadillas me causó aquello! Era esperpentico!
"Qué pesadillas me causó aquello!"
No me extraña. Nunca he entendido el gusto por lo grotesco que tienen algunos.
"Por ejemplo, las cosas que decía Castellani, especialmente antes de que se retractara para ser readmitido en la Iglesia generalmente no me merecen mucho crédito."
Para que alguien pueda ser "readmitido en la Iglesia" debió previamente haber sido separado de ella, o sea excomulgado.
Castellani jamás fue excomulgado. Ergo, Castellani jamás fue "readmitido en la Iglesia".
Castellani fue expulsado de su orden religiosa, la Compañía de Jesús, la cual al cabo de unos años le ofreció volver a ella, ofrecimiento que él declinó.
Y seguro que su párroco, tan feliz.
Ay, ay, ay, que se acerca el día de vuestro juicio. No hay lugar en la tierra y el universo donde os podáis esconder.
Y hasta la fecha sin quejas de mi párroco ni mi obispo (y eso que he tenido alguno...)
Quien sabe, lo mismo he sido catequista de tus hijos, o tus nietos.
Pero puedes estar tranquilo, de mis grupos solo han salido chics acostumbrados a pensar y eso no es malo ¿No crees?
Aunque lo mismo los prefieres como los borricos de mi pueblo: con anteojeras para ver solo lo que tú les quieras enseñar.
Un abrazo y tranquilo, Dios no sería decente si permitiera que alguien como yo "enviara al infierno de cabeza" a tiernos e inexpertos jóvenes de 20 años.
Escarmienta, hermano/a.
Cuando algo es cierto, dudar es de memos (2+2=4), y en temas de fe, si se es católico, dudar de los dogmas ya sabe por donde va.
Enseñar a pensar es enseñar a usar el conocimiento del que se dispone para entender la realidad, llegar a certezas cuando se puede y, cuando no, ampliar el conocimiento, buscar a quien sabe más que nosotros para que nos ayude, o, incluso, dejar la duda como tal, que tampoco es malo cuando corresponde.
Hoy en día lo que se tiende es al onanismo mental, donde yo, con mi pensamiento, y sólo con él, soy capaz de llegar a interpretar la realidad TODA ella (no hace falta conocimiento, ni evidencias, ni inteligencia... la patata sin mata). TODO lo que dicen los demás es dudoso per se.
No minimice la permisividad de Dios para con los hombres, a usted, y a sus alumnos, les concedió por pura gracia, un corazón libre para amarle o negarle. Su respeto por esa libertad es tan grande que permitió que matáramos a su propio Hijo para nuestra redención. Ahora, recuerde lo que dijo de quien le entregó.
Su responsabilidad es suya, y no de Dios. Pero el juicio le pertenece a Él y no a usted.
Un saludo en la Fe
No creas que el pseudónimo está descuidado. Está elegido con mucho cuidado y no solo este. Todos los míos lo están.
Basta con indagar un poco para saberlo.
Quiero decir que no pretendo ocultar nada. sino que incluso con el nick, se aporta información.
El Sr. Bruno es muy inteligente y cultivado y estoy seguro que conoce el significado de todos ellos.
Aunque a Margarita Camus, hay otro bloguero de la web que la conoce mucho mejor.
Tristemente, D. Hugo/Margarita se dedica a los "pequeños actos de maldad oculta". Dios le perdone y le conceda el arrepentimiento y la paz.
Siguiendo tu ejemplo, efectivamente casi siempre 2+2 suelen ser 4. Excepto para vender, que intentamos que sean 5, y para comprar, que intentamos que sean 3, y a veces hasta se consigue. El dogma te dice que 4, pero la evidencia puede que no, cuando "tendría" que ser siempre sí.
Me queda el consuelo de que Dios no pasará por alto el mal que estás provocando. ¿A dónde crees que podrás huir de su justo juicio y su ira?
No es cuestión de valentía, es cuestión de que te pases por una gran cantidad de parroquias y de catequesis (si es que a cualquiera le dejasen entrar a inspeccionar esas cosas, pero es por decir) y salgas más deprimido de lo que entraste.
Tu identidad y tu parroquia tampoco hace falta que nos las reveles, cuadras bastante bien con algunos y algunas que todos conocemos en las nuestras.
En una que conozco, colindante con la mía, el párroco pidió por todas las familias "sea cual sea su modelo", y no faltó Doña Comosellame que tuvo los redaños de pasar a la sacristía a recriminarle al predicador que no hay más modelo de familia que la de Nazaret. Ahora que el interpelado no se cortó un pelo: efectivamente, por ese modelo también pedimos, en el que un cónyuge es padre adoptivo del hijo del otro.
A los sodomitas como usted que hacen exhibición de su pecado no les respeto. Me parecen de un género mucho peor que el de los sodomitas incrédulos o paganos que viven su vida entregados al vicio pero sin pretender que Dios aprueba sus desviaciones. Ellos viven en pecado. Usted no solo vive en ese pecado sino que añade el de la blasfemia. Su vida es un canto a la blasfemia. Porque pretender que Dios aprueba la degeneración es blasfemo. Y eso se lo digo a usted y a todo párroco, obispo o cardenal que se me ponga por delante.
"Javier, es la mejor catequesis que uno le da a sus hijos: la propia, y por si acaso. (Ah, bueno, que la tuya sí pero la que damos otros no, ok)"
Supongo que, siendo inteligente, se da cuenta de que este tipo de afirmaciones no son más que un pobre intento de engañarse a sí mismo. Sabe perfectamente que no tiene sentido decir que la "mejor catequesis" es la propia por el mero hecho de ser propia del padre. Mao, si no fuera porque sus hijos apenas le importaban un pimiento, habría "catequizado" a sus hijos sobre como masacrar a millones de chinos para conseguir sus metas o simplemente para hacer un experimentillo.
Para que una catequesis sea buena, primero tiene que ser conforme a la enseñanza de la Iglesia. Eso es lo fundamental. Si además la da un padre con el ejemplo de su vida, un sacerdote sabio o una monja santa, miel sobre hojuelas. Pero si el contenido de la catequesis no es católico, todo lo demás da igual.
Plantearlo de forma engañosa, sentimentaloide y victimista ("ah, bueno, que la tuya sí pero la que damos otros no") es indigno de un adulto con dos dedos de frente, como es usted. Y estoy seguro de que lo sabe.
Ánimo, hombre, deje de engañarse, que ese camino no lleva a ningún sitio.
El que ha mencionado antes que yo la catequesis paterna ha sido Javier, yo solamente le he dado la razón. Usted también le arregla a sus hijos en casa los conceptos de la calle que le parecen erróneos, supongo. Por lo tanto yo en mi casa (cada uno en la suya y Dios en la de todos) no "me engaño a mí mismo" de la misma manera que ni usted ni Javier tampoco pienso que lo hacen. Yo creo que, como mejor puedo y se me deja, les doy a mis hijos el ejemplo de mi vida como usted dice, incluyendo en él el no permitir que ningún profe, político, "cura sabio o monja santa" (que todos hemos conocido unos cuantos), ni a quien admiren por mejor amigo, les imponga por narices nada subjetivo y meramente opcional.
Y como en ocasiones anteriores, por mi parte mi recurso tampoco es, en modo alguno, el que a usted le suele convenir de un supuesto sentimentalismo, victimismo, o "chantaje emocional" como otra vez dijo. Yo doy mi punto de vista, que puede ser una protesta puesto que valoro en extremo la reciprocidad, sin hacerme la damisela ofendida, se lo aseguro por todos los cielos. Espero que por su parte no se trate de lo que en psicología se llama proyección.
Agradezco y correspondo, como siempre, a sus buenos deseos de ánimo, que doy por sinceros, pero por Dios, cualquier día va a terminar llamándome "campeón".
Mire, de mi conciencia equivocada o acertada, desengañada o echada a perder, "neque Ecclesia". No es a usted a quien me tengo que confiar ni mendigar su respeto. Y sin ser párroco ni obispo que se le ponga a ¡usted! por delante, le digo que simplemente no he alcanzado a valorar la privación afectiva (la castidad si lo prefiere) como una cualidad positiva ni universalmente beneficiosa, al mismo tiempo que tampoco su rechazo como algo siempre perverso y contrario a una fidelidad y a un equilibrio personal sano y en todos los casos. Si mis puntos de vista son blasfemias al lado de los de usted, eso ya usted tampoco se violente mucho, que conoce perfectamente cuál tiene que ser su ejemplar reacción cristiana.
Pero el problema se lo va usted a endiñar a sus hijos, si los está echando a esas calles con semejante armamento...
También me he encontrado a gente como usted. No piden ayuda para vivir en santidad sino para que alguien les justifique sus relaciones antinaturales. Cuando les muestro lo que Dios ha revelado sobre su condición, se enfadan mucho conmigo. Pero en realidad su enfado no es contra mí sino contra Dios mismo.
Usted ha elegido una supuesta paz afectiva en vez de la fidelidad a Dios desde su condición homosexual. Pero sé que no tiene paz. Sé que su conciencia todavía le acusa. El día que deje de avisarle, su destino eterno en el infierno será un hecho prácticamente inevitable.
¿Que cómo lo sé? Pues porque yo también quise obtener paz afectiva desde una condición pecaminosa y Dios no dejó de advertir a mi conciencia de las consecuencias. Así que ahórrese argumentos para seguir viviendo en pecado y blasfemando contra Dios haciéndole cómplice de su perversión. Me los conozco todos. Son basura comparados con la verdad de la Escritura y la Tradición.
Por todas esas fases anímicas, psicológicas, espirituales, que usted desagrega en personas concretas e independientes, yo también he tenido tiempo ya de pasar, y de hecho seguramente también estén pasando ellas, en una y otra dirección y a veces repetidamente. Yo de hecho terminé con una mujer casado y con hijos, “segurísimo” de que ya todo estaba “en su sitio”. ¡Yo fui con mi obispo en autobús, a las 5 de la mañana, a la manifestación contra el matrimonio igualitario! Y tuve la pegatina en el coche ni recuerdo la de años... ¿Cuándo me autoengañaba, antes, durante o ahora?
También he tenido tiempo de toparme con "ministerios laicales" y sacerdotales que estaban ahí con la misión recibida de ayudarme muy fraternal y altruistamente. Sé que se puede conseguir vivir castamente porque para Dios nada hay imposible. Sé que se puede pedir la ayuda del Señor mientras se consigue del todo. Y sé que hasta es posible terminar alterando tu tendencia o incluso llegando a anularla y hasta no tener ninguna. Pero le repito como le dije antes: no valoro la privación afectiva como una cualidad positiva ni universalmente beneficiosa. No puedo verle ningún provecho, ni para esta vida ni siquiera para el Dios que es Amor, según usted mismo esgrime echando mano de la Escritura.
Los propios sacerdotes secularizados que he conocido (unos cuantos de aquella oleada de los 70, hoy alguno hasta viudo, o dejando viuda e hijos) son testigos de lo absurdo y testarudo que resulta el obstinarse en privarse de amar y ser amado. Y hasta creo que la blasfemia debería ser el rechazar de Dios ese regalo del que la vida y la naturaleza nos dan oportunidad. ¿Para qué agarrarse a que para Dios no es imposible terminar SUGESTIONADO en uno u otro sentido, o incluso en ninguno? No es el Gran Poder de Dios el que se pone en duda. Es la pertinencia de malgastarlo.
"También me he encontrado a gente como usted. No piden ayuda para vivir en santidad sino para que alguien les justifique sus relaciones antinaturales".
Si algo queda clarísimo es que da usted por hechos presupuestos que en absoluto tienen por qué ocurrir luego como usted se los monta. ¿Usted ya sabe que esa gente -esos sodomitas como calificaba usted antes- son como yo, o yo como ellos? ¿Usted ya ha decretado que -todos- necesitamos una justificación a modo de palmadita en la espalda, porque como dicta más adelante "no tenemos paz"? ¿Tiene paz usted; la tiene con los demás o se siente provocado por ellos y sus andanzas reprobables? ¿Vivir "en santidad" solamente puede ser con arreglo a los parámetros que casualmente coinciden con los que usted vive? ¿La naturalidad o antinaturalidad de una vida afectiva ídem de lo mismo? ¿Qué cataloga usted como naturalidad y lo contrario, aparte del escueto engranaje genital?
"Cuando les muestro lo que Dios ha revelado sobre su condición, se enfadan mucho conmigo. Pero en realidad su enfado no es contra mí sino contra Dios mismo".
Es solo cuestión de tiempo que dejen de enfadarse contra el Dios que es Amor. Contra usted y su revelación puede que tarden más pero también.
Yo sinceramente le felicito si es usted el que por fin alcanzó la paz espiritual, su conciencia dejó de acusarle y consiguió eludir "su destino eterno en el infierno". Yo si algo pido al Señor es que nadie vuelva a utilizar contra mí su "ministerio" persuadiéndome de hipótesis y opciones que a duras penas puede recomendar y sostener, y cuyo único cimiento es la convicción inducida y la fe subjetiva. Y que no vuelva a terminar sugestionado a ciegas, o como mucho "por si acaso", privándome absurdamente de oportunidades en el fondo tan inocuas como realmente triviales. La religión no puede ser nunca un fin en sí misma. No se puede vivir “por si acaso”.
Agradezco de corazón su atención, Javier, y en modo alguno le estoy contestando para recriminarle su punto de vista en esta cuestión. Usted ha sacado sus conclusiones y yo he sacado las mías. Ninguno viene a ganarse al otro. Como mucho, usted pide al Señor por lo que usted entiende como mi conversión; yo si acaso pediría por lo que entiendo como su ablandamiento de corazón hacia hermanos suyos, que no quieren más que ser lo que son, hijos de Dios diferentes como diferentes son todos los hijos de Dios; que enamoran y son enamorados, ¡y eso sí que es una fuerza de la Naturaleza!
Y luego por otro lado, los dañinos, el ladrón, el corrupto y el infiel que paguen sus culpas, y yo el primero cuando lo sea.
Yo de hecho terminé con una mujer casado y con hijos, “segurísimo” de que ya todo estaba “en su sitio”. ¡Yo fui con mi obispo en autobús, a las 5 de la mañana, a la manifestación contra el matrimonio igualitario! Y tuve la pegatina en el coche ni recuerdo la de años... ¿Cuándo me autoengañaba, antes, durante o ahora?
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La condición de esclavos de Satanás no es igual de grave en quienes una vez estuvieron en la verdad y la rechazaron que en la de quienes nunca anduvieron en la luz.
Lo explica el apóstol San Pedro muy bien:
Pues si, después de haberse alejado de los abusos del mundo por el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, vuelven a implicarse en ellos hasta verse dominados, entonces su situación última es peor que la primera.
Pues habría sido mejor para ellos no haber conocido el camino de la justicia que, después de conocerlo, desviarse del mandamiento santo que les había sido transmitido.
Les pasa lo de ese refrán tan verdadero que dice: «El perro vuelve a su propio vómito» y «Cerda lavada se revuelca en el fango»
2ª Pedro 2,20-22
Pues eso, sigue revolcándote en tu vómito, majete.
No es "volver a la luz y a la verdad" el vivir engañado y engañando en un matrimonio nulo con apariencia de correcto. El que sí lo vea bien, pues para él. Yo no quiero esa "verdad". De hecho no es verdad.
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