Sobre dar dinero a los pobres
“Hay algunos que dicen: ‘¡Pero mira cómo lo desperdicia!’
¡Que haga lo que quiera con el dinero! Los pobres serán juzgados por el uso que dan a las limosnas que reciben. Tú serás juzgado por las limosnas que pudiste dar y no diste".
San Juan María Vianney, Cura de Ars.
101 comentarios
Gracias por su comentario.
"No creo, con todo, que se deba dar cuando hay sospechas de que el que uso del dinero va a ser para la explotación o la autodestrucción"
Hasta donde puedo ver, eso hay que matizarlo. Si no basta con la frase de un "bendito sacerdote del siglo XVIII" (no veo muy bien qué tiene que ver que sea del siglo XVIII), probemos una del siglo I: "Al que te pide, dale y no le vuelvas la espalda a quien te pide prestado". Nuestro Señor lo dijo muy claro. Al que te pide, dale. Sin ninguna otra condición.
Sin embargo (y ahí es donde entra lo que usted señala), si sospechamos que dar una cosa a un pobre va a hacerle daño, lo que tenemos que hacer es darle igualmente, pero darle otra cosa. Siempre dar, pero si no tenemos o, por alguna razón, no debemos dar dinero, lo que hay que hacer es dar lo que tengamos o lo que sea conveniente, para cumplir el mandato de Cristo.
Por ejemplo, es evidente que a un alcohólico no debemos invitarle a una cerveza, aunque nos lo pida. Pero si nos pide esa cerveza, debemos darle lo que podamos: amistad, conversación, comprensión, ayuda, un café o, en caso de que no podamos darle nada más, como mínimo oración.
Cuando no llevo dinero encima, hago un esfuerzo para rezar siempre individualmente por todo pobre que me pida, porque se lo debo. E intento hacerlo en ese mismo momento, para que no se me olvide. Y si se puede, también es aconsejable detenerse, saludar, preguntar qué tal está... A menudo, en nuestro rico occidente, los pobres están más hambrientos de la atención sincera de otros seres humanos que de comida.
En resumen: siempre dar. Cuando convenga, dinero. Pero siempre dar, como Cristo nos enseña. Ya cuidará Él de que no nos falte para dar y nos lo pagará sobreabundantemente: porque tuve hambre y me diste de comer.
Saludos.
Dios los recompense abundantemente!
"Pongo lo del siglo XVIII, Bruno, porque la pobreza y la mendicidad actuales tienen perfiles que para San Juan María las harían irreconocibles. Como las brutales drogas modernas, las mafias internacionales o la irreligiosidad generalizada (pocos pobres comprenderían o valorarían hoy eso de que un Ser Supremo les juzgue por el uso que den a las limosnas...)"
En el siglo XVIII tenían el vino y otros licores, que para todo lo que hemos dicho resultan equivalentes. Siempre ha habido mafias que explotan la mendicidad, basta leer el Lazarillo de Tormes, a Dickens o a Victor Hugo. No sé si eran internacionales, pero no creo que eso sea especialmente relevante. Y la irreligiosidad tampoco parece importante para el tema que hemos tratado, porque la frase de San Juan María no habla de que los pobres teman o no teman a Dios, sino de que ya los juzgará Dios a ellos, cosa que les va a suceder igual a los pobres de hoy que a los de hace mil años.
Sin duda hay diferencias, que para otras cosas serán importantes, pero a los efectos del tema que estamos tratando, no creo que nos diferenciemos mucho de los oyentes de San Juan María.
Con esto no quiero quitar valor a su comentario. Lo digo, simplemente, porque nuestra época tiene tendencia a pensar que es muy diferente de las anteriores, pero opino que es una tendencia bastante injustificada que debemos combatir.
María: estoy (estamos ya, seguro, muchos) en ello.
"Alguna vez consta que la limosna va a emplearse en un fin perverso. En ese caso, está claro que no debe darse. No hay matices: no se debe dar"
No hay que dar la limosna. Pero, a mi juicio, permanece el mandato de Cristo: al que te pide, dale. Lo único que sucede es que, en ese caso, hay que dar otra cosa: atención, ayuda, comida, cobijo o, como mínimo, oración. Esa última siempre es posible.
"(Lewis, a una señora que le objetó que diera dinero a un borracho) ¿Qué le hace pensar que yo habría de gastarlo en algo mejor?"
El otro día me ocurrió una anécdota ilustrativa. Estaba sentado con unos amigos en una heladería; llegó un hombre de mediana edad y aseado a pedir limosna porque estaba en la calle. Le indicamos un albergue para transeúntes que estaba muy cerca; él hizo como que tomaba nota, pero al rato seguía deambulando por la heladería; no fue al albergue.
"La limosna no es solución para nada; es pan para hoy y hambre para mañana, nunca mejor dicho. Dar limosna es poner un parche que no soluciona el problema de fondo. Es preciso abordar los problemas en su raíz."
Hombre, no parece que pensara lo mismo San Juan María Vianney, que precisamente responde en su frase a tu primer comentario.
Ni tampoco Nuestro Señor: "Vended lo que poseéis, y dad limosna; haceos bolsas que no se envejezcan, tesoro en los cielos que no se agote, donde ladrón no llega, ni polilla destruye". "Cuando des limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha, para que tu limosna sea en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará". "Ganad amigos por medio de las riquezas injustas, para que cuando éstas falten, os reciban en las moradas eternas".
Por supuesto, en el Antiguo Testamento hay cientos de menciones de la limosna. Solo un ejemplo, en boca de Tobías: "No apartes el rostro de ningún pobre y Dios no lo apartará de ti. Si abundaras en bienes, haz de ellos limosna, y si éstos fueren escasos, según esa escasez no temas hacerlo... Todo cuanto te sobre dalo en limosna y no se te vayan los ojos tras lo que dieres".
Eso debería indicarnos que hay algo que no es correcto en esa idea.
Por su puesto, sí creo en la limosna para las misiones, para los cristianos perseguidos, para el sostenimiento de las parroquias y los conventos...
a) En general, es cierto que en los países desarrollados (y en muchos en vías de desarrollo) los mendigos tienen sus necesidades básicas resueltas, por vías públicas (sanidad y educación) y privadas (comedores de caridad, roperos parroquiales, etc).
b) Se constata que muchos mendigos usan mal el dinero que se les da.
c) Se constata también que otros, aunque no usen mal el dinero, hacen de la mendicidad un género de vida.
Se debe recordar que existe una obligación moral de contribur al bien común. Quien hace de la mendicidad un género de vida, falta a esa obligación, y además se aprovecha de la sociedad. Pienso que darles dinero es colaborar con el mal.
Por todo lo anterior, pienso que lo mejor es no dar dinero a nadie (al menos donde se den esas circunstancias, que suele ser en las ciudades grandes y medianas de muchos países). Pienso que en todo caso, se debe dar en especie: ropa, alimento, etc., y nunca dinero. Y mejor a una organización de la que nos fiemos, como suelen ser las parroquias.
Yo nunca doy dinero a nadie: mi ciudad cumple con los requisitos anteriores. Les remito a comedores de caridad o cáritas parroquial.
Eso sí, siempre se les debe dar calor humano, tratarles con dignidad. Me repatea ver que en los semáforos o en la calle, alguien pide y el interoelado ni siquiera le mira. Yo les miro, si puedo les hablo y me intereso. No siempre es posible porque el pedigüeño no es eso lo que quiere, pero siempre lo intento.
No siempre es posible, porque muchos tienen un problema psíquico (esto lo he comentado con un psiquiatra amigo, que es de la misma opinión) y lo que necesita es tratamiento, pero no quiere. Darles dinero es ahondar su problema.
Entiendo vuestras preocupaciones y en parte las comparto, pero creo que conviene tener en cuenta algunas cosas:
- "Dar limosna es poner un parche que no soluciona el problema de fondo. Es preciso abordar los problemas en su raíz". Creo que conviene recordar siempre que no estamos hablando de problemas en abstracto, sino de personas. Es bueno y conveniente que, sobre todo los gobernantes, se ocupen de solucionar problemas sociales, pero para nosotros lo primero son las personas individuales. Se trata de hijos de Dios y cada uno de ellos vale más que el universo entero y cuanto hay en él.
- Es cierto que hay mucha prosperidad en Occidente y también diversas ayudas para las personas en necesidad. Sin embargo, como cada persona es un mundo, hay muchísimas razones por las que a veces hay mendigos que no pueden beneficiarse de esas ayudas: problemas psicológicos como señala Enrique, alcoholismo, drogadicción, graves carencias intelectuales, el deseo de preservar cosas que les importan más (en ocasiones, por ejemplo, la compañía de un perro que no es aceptado en un albergue), miedos (bastante justificados) a otros indigentes y otros mil más. Es cierto que, por ejemplo, una persona con problemas psicológicos necesita tratamiento, pero no es menos cierto que, mientras no lo recibe, puede que necesite algo para comer ese día o un abrigo para protegerse del frío.
- Incluso en los casos en los que las necesidades más básicas están cubiertas, hay que recordar que la limosna no termina ahí. La caridad cristiana considera al otro un hermano y, no nos engañemos, si nuestro hermano de sangre comiera y durmiera en albergues, inmediatamente abriríamos la cartera para ayudarle más. Si nos contentamos con que un pobre no se va a morir de hambre o de frío, eso quiere decir que no se trata de verdadera caridad, sino más bien filantropía (que no tiene nada de malo, pero tampoco es lo propio de los cristianos).
- La alegación de que "usan mal el dinero que se les da" es respondida muy bien por San Juan María (y en eso no hay absolutamente ninguna diferencia con su época): por el hecho de dar una limosna a alguien, no tenemos derecho a dirigir su vida. También nosotros usamos mal el dinero que tenemos muchas veces, desperdiciándolo en lujos y vanidades, como genialmente señala la frase de Lewis citada por el Whiskerer. Lo que nos corresponde a nosotros es cumplir el mandato de Cristo. Que ellos aprovechen mejor o peor el dinero, es cosa suya.
- "Se debe recordar que existe una obligación moral de contribur al bien común. Quien hace de la mendicidad un género de vida, falta a esa obligación, y además se aprovecha de la sociedad". De nuevo, creo que está o debería estar claro que no estamos llamados a dar limosna porque los pobres se lo merezcan y porque sean buenos. Estamos llamados a hacer como Cristo, que, cuando éramos todavía pecadores, murió por nosotros.
- Completamente de acuerdo con lo que dice Enrique: "Eso sí, siempre se les debe dar calor humano, tratarles con dignidad. Me repatea ver que en los semáforos o en la calle, alguien pide y el interpelado ni siquiera le mira. Yo les miro, si puedo les hablo y me intereso". A menudo, esa limosna es muchísimo más valiosa que la económica. Y he conocido a indigentes que la apreciaban muchísimo más.
- Esto otro que dice Enrique también es importante: "No siempre es posible porque el pedigüeño no es eso lo que quiere, pero siempre lo intento". La caridad no es algo idílico, higiénico y que te hace sentir bien, como la filantropía, porque los pobres no son esas personas ideales que soñaba con gran ingenuidad la Teología de la Liberación. En muchos casos (al igual que los ricos) son sinvergüenzas, mentirosos y aprovechados. En muchos casos (más frecuentemente que los ricos) están sucios y no saben ahorrar o gestionar el dinero. Eso implica que, a menudo, la caridad con ellos no resulta satisfactoria para uno mismo y se aprovechan de ti. No pasa nada. De nuevo, lo propio del cristiano es la caridad, que pone la otra mejilla y al que le quita el manto le da también la túnica. Y Dios, que ve en lo escondido, lo recompensará.
Saludos a ambos y gracias por los comentarios.
Sin duda, pero eso no contesta en nada a lo que he dicho. Hasta donde puedo ver, estás dando por supuesto lo que tendrías que demostrar: que las cosas que yo he dicho son imprudentes. Pero no has mostrado que sea así. Especialmente si tenemos en cuenta que básicamente, lo que he hecho ha sido recordar lo que mandó el Señor y señalar que eso es lo que debemos hacer los cristianos.
Magnífica la anécdota.
Y magnífica la Catena Argéntea en general, que recomiendo a todo el mundo (es gratis).
Como señalé antes, si un hermano mío de sangre tuviera simplemente las necesidades básicas cubiertas por comer y dormir en un albergue para indigentes, ¿no le ayudaría para que pudiera tener cosas que no fueran solamente esas necesidades? Si tuviera pan y mortadela para comer todos los días, ¿no le invitaría a comer un filete? ¿No le llevaría a dormir a mi casa? ¿No le ayudaría a pagar el teléfono?
No quiero decir que necesariamente estemos obligados a comprar un filete a un pobre ni a llevarlo a dormir a casa, porque en cada caso habrá que ver lo que conviene, pero lo pongo como ejemplo de que nuestra caridad es muy pobre si se limita a contentarse con que las necesidades básicas de alguien estén cubiertas, para que sobreviva. Un ser humano es mucho más que esas necesidades básicas. Y creo que es bueno que nos imaginemos lo que haríamos con alguien a quien sin duda queremos de verdad para entender cómo se comporta la caridad auténtica.
Hoy en nuestros tiempos, y lugar, no se muere de hambre o de frío se muere de desesperación; faltos de horizonte final;
La necesidad responsable no existe; se la crea el hombre siempre descontento con lo que tiene y puede conseguir
Falto de fe: Tanto más amo esta absurda vida producto de mi pecado original tanto más menosprecio el don de mi salvación.
Hay que decirlo y muy alto: La Iglesia peca de falta de caridad por no enseñar al hombre al bien, en paz de Dios, morir; mientras mira hacia otro lado por eso decir del bien vivir.
Yo envidio a esos que, en santa conciencia, se marchan sabiendo que van a otra dimensión mejor.
Si yo tengo la convicción moral de que una persona pide para drogas y alcohol, y, a pesar de eso, le doy dinero, no le estoy haciendo ningún bien, sino todo lo contrario. Eso no es verdadera Caridad. Sería, como dice Lector, un tranquilizar mi conciencia a costa de la autodestrucción del que me pide. No puedo creer que Dios quiera que yo colabore a la perdición de otra persona, aunque sea bajo la apariencia de una falsa Caridad.
Aquí si que hay miga que discernir. No tanto como aquello pero, para los tiempos que corren, algo así, parecido a :
¿De qué le sirve al hombre ganar todo el mundo si pierde su alma?... que es el bien morir.
Bruno: quizás sería interesante entamar un blog sobre los hijos de la ciencia y su manipulación genética en inseminación artificial, entre otras. Dicho sea por discernir si son hijos del mundo y sus diabólicos intereses; o son hijos de Dios que yo no lo creo. Esto sí que causaría revuelo, más que el LA
"Oiga, el de arriba, tampoco es para insultar al prójimo"
No se preocupe, que está en buena compañía. Los comentarios del amigo Ptolomeo son siempre para insultar a InfoCatólica y a sus blogueros, al card. Burke y cualquiera que huela a católico.
En este caso, no es más que una repetición del mismo bulo de siempre: que los católicos ortodoxos no se preocupan de los pobres. Es un dogma progresista, sin importar que no tenga nada que ver con la realidad.
En fin, los trolls también son hijos de Dios.
"Si yo tengo la convicción moral de que una persona pide para drogas y alcohol, y, a pesar de eso, le doy dinero, no le estoy haciendo ningún bien, sino todo lo contrario. Eso no es verdadera Caridad. Sería, como dice Lector..."
Bueno, yo mismo lo he dicho nosecuántas veces en esta misma conversación, así que no tengo nada que objetar.
"Lo que acabo de decir vale también cuando tengo la convicción de que el mi limosna terminará en la recaudación de una mafia de explotación de mendigos o bien servirá para que una persona todavía en edad de trabajar se acostumbre a vivir de la mendicidad. Sería muy injusto que yo contribuyera a mantener estas situaciones pecaminosas por cumplir yo un precepto."
Esto ya está mucho menos claro. No se puede colaborar directamente con el mal, pero cuando la conexión es más remota, la cosa cambia por completo. Por eso, esa afirmación no se puede mantener como un juicio universal. En esos casos, procede un juicio prudencial según las circunstancias particulares de cada caso. ¿Qué es mejor en este caso concreto, ayudar a esta persona concreta o colaborar remotamente con el mal de la perpetuación de mafias, etc.? No hay una respuesta universal, porque no estamos hablando de ningún comportamiento intrínsecamente malo. Especialmente en lo referente a la persona en edad de trabajar, etc., que es un juicio basado en tantos imponderables que resulta poco útil como guía moral y el peligro de usarlo como justificación de los propios actos es grande (eso es precisamente lo que señala San Juan María Vianney).
No quiero decir, por supuesto, que tú caigas en ese peligro. Pero es un peligro que existe y conviene ser precavidos.
En cualquier caso, esas cosas son casos particulares y es diferente de lo que decías al principio: "Hoy en día en España nadie tiene necesidad de pedir para comer ... En consecuencia, la gran mayoría de los que piden piden para vicio o por el vicio de pedir. Yo no les doy dinero". "La limosna no es solución para nada; es pan para hoy y hambre para mañana, nunca mejor dicho. Dar limosna es poner un parche que no soluciona el problema de fondo. Es preciso abordar los problemas en su raíz". No sé si es que no te expresaste muy bien o que has cambiado lo que dices.
Saludos.
"A veces, Bruno, parece que planteas la caridad y la limosna como un cumplimiento. Otro precepto más sustentado en la biblia y en escritos piadosos con el que yo quedo justificado, y lo que sea luego del pobre y su circunstancia es responsabilidad exclusivamente suya. Pues si nos ponemos así, tampoco es justo multiplicar los preceptos a golpe de versículos y citas de santos, porque un precepto es algo muy serio y la propia Iglesia los reduce a los mandamientos de la ley Dios y a los de la Santa Madre Iglesia. Y en estos no se especifican tales extremos de detalle, sino que al ordenar amar al prójimo como a uno mismo incluyen la sensatez, la perspectiva del otro y la búsqueda racional del destino más justo y benéfico para nuestras acciones de amor a los demás."
Ahí hay muchas cosas mezcladas, así que para poder responder hay que separarlas y analizarlas una a una.
"A veces, Bruno, parece que planteas la caridad y la limosna como un cumplimiento"
Vamos a ver. Cumplir no es una palabra fea. Dice el Señor: "El que acepta mis mandamientos y los cumple, es el que me ama de verdad; y el que me ama será amado por mi Padre, y también yo lo amaré". Cumplir, con ayuda de la gracia, lo que manda Dios es algo bueno y necesario para amar a Cristo. No es apropiado utilizarlo como si fuera algo malo.
"Otro precepto más sustentado en la biblia y en escritos piadosos con el que yo quedo justificado, y lo que sea luego del pobre y su circunstancia es responsabilidad exclusivamente suya"
Me temo que esto no tiene nada que ver con lo que he dicho. Ni siquiera un poquito. Lo de "¡Que haga lo que quiera con el dinero!" no lo he dicho yo, lo dijo San Juan María Vianney y sería muy difícil encontrar a alguien con más amor a los pobres que él. Eso indica que nadie está diciendo que haya que despreocuparse de los pobres, sino exactamente lo contrario: que no hay que refugiarse en una supuesta superioridad moral nuestra para no ayudarles y que esas preocupaciones a menudo son justificaciones quen nos buscamos precisamente para despreocuparnos de los pobres con la conciencia tranquila (por supuesto, de nuevo, no digo que sea su caso. Estamos hablando en general).
Si lo que yo he dicho tuviera el objetivo de "quedar justificado" en ese sentido, no lo plantearía como una obligación de caridad que nos supera necesariamente y que sólo Dios puede cumplir en nosotros por la gracia. Es decir, una "tarea" más allá de las propias fuerzas y, por lo tanto, que nunca permite sentirse justificado, sino únicamente refugiarse en Dios y reconocer que todo lo tiene que hacer Él.
"Tampoco es justo multiplicar los preceptos a golpe de versículos y citas de santos, porque un precepto es algo muy serio y la propia Iglesia los reduce a los mandamientos de la ley Dios y a los de la Santa Madre Iglesia"
Yo creo que es algo más simple. Mandato es lo que Dios manda. Y Jesús es Dios. Luego lo que manda Jesús es un mandato de Dios. Al que te pide, dale es algo que nos mandó Jesús, luego...
Si bastara con los diez mandamientos y los de la Santa Madre Iglesia, Jesucristo podría haberse ahorrado los Evangelios, el Nuevo Testamento y toda su predicación. En realidad, los 10 mandamientos son un resumen resumidísimo de lo que Dios nos manda, que después hay que explicitar. ¿Es que Dios no manda, por ejemplo, que no seamos envidiosos o perezosos, aunque no sea algo que esté explícito en los 10 mandamientos? ¿Es que no nos está prohibido por derecho divino usar anticonceptivos artificiales a pesar de que no hay un mandamiento que lo diga concretamente?
Lo mismo sucede con los dos mandamientos que da Jesús: amarás a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo. Es un resumen, que incluye muchísimas cosas, como no adulterar, no robar, no mentir, obedecer a las autoridades legítimas, no defraudar a Hacienda y un larguísimo etcétera. En este tema, creo que está claro que la limosna está comprendida en el mandamiento de amar al prójimo como a uno mismo, pero eso no hizo que Jesús se abstuviera de hablarnos en concreto sobre el tema.
"Y en estos no se especifican tales extremos de detalle"
¿Qué extremos de detalle? Lo único que he hecho es recordar las palabras de Cristo: al que te pide, dale. Si le parece que es muy detallado, tendrá que reprochárselo a Él, no a mí.
Otra cosa, por supuesto, es la discusión moral sobre casos concretos de aplicación de esas palabras, que puede y debe ser todo lo detallada que haga falta. Por eso existen libros de moral y de teología.
"incluyen la sensatez, la perspectiva del otro y la búsqueda racional del destino más justo y benéfico para nuestras acciones de amor a los demás"
Cierto, como ya he dicho muchas veces en esta conversación.
Pero si lo que quiere decir es que lo que he señalado más arriba se ve refutado por eso, quizá es que no nos estamos entendiendo o que está presuponiendo lo que tiene que demostrar: que lo que he dicho es insensato, no se pone en el lugar del otro y no es una búsqueda racional del destino más justo y benéfico para nuestras acciones. Hasta donde puedo ver, eso no se ha mostrado en ningún momento, es más, a mi entender, lo que he dicho una y otra vez es lo contrario: que hay que ponerse en el lugar del otro (no sobre él, decidiendo su vida), que hay que hacer lo que nos pidió Cristo (y nadie es más sensato que Él) y que nuestra razón, apoyada en la gracia de Dios que la supera, nos lleva a intentar amar a los pobres como el mismo Cristo nos amó.
En resumen, yo he puesto el ejemplo de un hermano de sangre para entenderlo y Cristo pone el ejemplo de uno mismo. ¿De verdad podemos decir que tendríamos la misma perspectiva sobre la limosna si nosotros mismos o una hermana nuestra, por un problema X, estuviéramos mendigando por las calles? Me cuesta muchísimo creerlo, al menos en mi caso. La caridad siempre, siempre nos supera. Cuando la tenemos muy dominada y racionalizada, es fácil que la hayamos desvirtuado y convertido en algo puramente humano.
Saludos.
"¿De qué le sirve al hombre ganar todo el mundo si pierde su alma?... que es el bien morir"
Nada hay más precioso que una muerte santa. Por eso se la pedimos todos los días a Dios en el rezo de Completas: El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una muerte santa.
"quizás sería interesante entamar un blog sobre los hijos de la ciencia y su manipulación genética en inseminación artificial, entre otras. Dicho sea por discernir si son hijos del mundo y sus diabólicos intereses; o son hijos de Dios que yo no lo creo. Esto sí que causaría revuelo, más que el LA"
Si solo fuéramos cuerpo, podría decirse que somos lo que han hecho de nosotros nuestros padres o los científicos en los casos de clonación, inseminación artificial, etc. Pero lo cierto es que todo ser humano tiene un alma infundida directamente por Dios, que es la que permite que seamos hechos hijos de Dios por el bautismo.
Saludos.
"Si bastara con los diez mandamientos y los de la Santa Madre Iglesia, Jesucristo podría haberse ahorrado los Evangelios, el Nuevo Testamento y toda su predicación". (Bruno)
Esa escuetísima sistematización de las vías para salvarse la hizo la propia Iglesia DESPUÉS de la predicación de Jesucristo y de su posterior plasmación en la Escritura. Y sus razones tendría, porque estuvo siglos y siglos inculcándola de memoria a sus catecúmenos de los cinco continentes hasta hace bien poco, en que empezó a darle casi todo igual. Suerte que tú y yo conocemos también la letra pequeña, porque te aseguro que somos una gota en mitad del oceano de las criaturas de Dios. Un cura joven de mi parroquia decía que consideraba un gran éxito lograr sólo hacer entender a sus confirmandos que "Dios premia a los buenos y castiga a los malos"...
"Y sus razones tendría, porque estuvo siglos y siglos inculcándola de memoria a sus catecúmenos de los cinco continentes hasta hace bien poco, en que empezó a darle casi todo igual"
Espero no haberme expresado mal y haber dado a entender que desprecio los diez mandamientos y los mandamientos de la Iglesia o que no me parecen un estupendo resumen de la moral católica. ¡El de los diez mandamientos hasta es Palabra de Dios! No hay nada mejor hecho que eso. Lo único que quería señalar es que los diez mandamientos son un resumen de la inagotable riqueza del Evangelio, el Nuevo Testamento, la Tradición y la moral de la Iglesia y que el usar los primeros no significa que podamos prescindir de los segundos.
Completamente de acuerdo en que abandonar la catequesis tradicional de la Iglesia fue una decisión suicida, cuyos terribles efectos son evidentes.
"Suerte que tú y yo conocemos también la letra pequeña, porque te aseguro que somos una gota en mitad del oceano de las criaturas de Dios"
Esa frase me ha hecho reír mucho.
"Un cura joven de mi parroquia decía que consideraba un gran éxito lograr sólo hacer entender a sus confirmandos que "Dios premia a los buenos y castiga a los malos"
Ciertamente, vivir en una sociedad postcristiana no ayuda, pero lo cierto es que la Iglesia ha vivido en sociedades paganas antes y no parece haber tenido tantos problemas en enseñar el Evangelio a sus hijos. Simplificando un poco, quizá sea que lo estamos haciendo mal ahora y puede que tenga relación con abandonar la catequesis tradicional, como decíamos antes.
Saludos.
Si mi hermano vive en situación de calle, lo que debo hacer es no darle nada. Me refiero a una persona que podría salir adelante trabajando, aunque sea empujando carritos en el hipermercado o yendo a la vendimia; no me refiero a un familiar que pasa por una situación mala, y que está dispuesto a luchar con todo lo que haga falta por superar su situación, sino a una verdadera situación de calle: lo que normalmente vemos todos los días en nuestros recorridos urbanos.
Puede parecer duro, pero es el consejo que recibí de un especialista al que preguntamos por una situación concreta que surgió en mi familia. Su consejo fue tajante: no darle nada, salvo la ayuda médica para salir del problema, porque lo que interesa es que toque fondo. Facilitarle la vida lo único que consigue es agravar el problema. Incluso añadió algo que nosotros no nos planteamos: ni siquiera pagar la fianza para salir de la cárcel si va a ella. El consejo es de un médico buen cristiano con recto criterio.
Por eso me interesa tanto este tema, porque tengo un problema familar de este tipo, y me he involucrado tanto, que he ido a un especialista a preguntar cómo debemos actuar, desde el punto de vista médico y moral. De paso pido oraciones por mi familiar.
Por eso yo no doy nunca nada a nadie por la calle, porque -la inmensa mayoría de las veces- es gente con un problema que no quiere reconocer, y darle algo agrava un problema. Repito que vivo en una ciudad grande con buenos servicios sociales. Mis limosnas van a instituciones confiables. Si viviera en Ars en el s. XIX, le facilitaría lo necesario para subsistir, en especie no en dinero, y nada más, buscando la solución al problema de fondo.
Por cierto, que por seguir este criterio muchas veces me he llevado insultos de mendigos y otras situaciones desagradables. Lo ofrezco a Dios como un sacrificio, pero no cambio mi criterio porque les perjudica.
Y por cierto otra vez, me parece una comodidad dar dinero a mendigos para "quitártelos de enmedio". Por solucionar un problema mío (la molestia que me supone este mendigo) perjudico a una persona. La verdadera caridad es actuar de la mejor manera para esa persona aunque eso me acarree algún insulto.
Como se ve, el Cura de Ars es un santazo, pero esa frase es para otras circunstancias sociales y en otra época.
"Contra el vicio de pedir, la virtud de no dar". Sabiduría popular que yo también pongo en práctica por la sencilla razón de que lo que tengo me lo he buscado yo sin robárselo ni pedírselo a nadie y me hace falta a mí. Aunque me sobre. Como a todos vosotros, ¿o no? ¡Todos dais de lo que os sobra! Así que a otras dentaduras con esas huesuras.
"muy bien pero que si a ti te convence y a mí no, pues santas pascuas por muy verdadera que sea. Para ti tu verdad y adiós muy buenas"
Afortunadamente, la verdad es la verdad convenza a quien convenza.
"Sabiduría popular que yo también pongo en práctica por la sencilla razón de que lo que tengo me lo he buscado yo sin robárselo ni pedírselo a nadie y me hace falta a mí. Aunque me sobre. Como a todos vosotros, ¿o no? ¡Todos dais de lo que os sobra! Así que a otras dentaduras con esas huesuras"
Usted sabrá lo que hace y por qué se siente aludido. Aquí nadie le ha mencionado ni creo que nadie tenga el menor interés en juzgar su comportamiento.
En cualquier caso, puedo garantizarle que más de uno y más de dos de los lectores de este blog han dado a Dios todo lo que tenían para vivir.
Como tantas veces le he dicho, ¡ánimo!, la gracia de Dios hace milagros.
Saludos.
"Porque la formación es costosa y el entendimiento se tuerce y porque les hablaron como niños hasta que tuvieron veinte años y a esa edad ya es tarde"
De acuerdo. Aunque temo que lo de los veinte años es demasiado optimista. El lenguaje infantil (en el mal sentido de la palabra) continúa ahora hasta la tumba.
Recuerdo una ocasión, en una misa del Camino Neocatecumenal, en la que el sacerdote le dijo durante la homilía a una señora mayor presente: "Bueno, Fulanita, mañana te van a operar y a lo mejor te mueres, así que...". Me acuerdo de haber pensado que esa escena era inimaginable en la gran mayoría de las parroquias, en las que no se habla nunca de la muerte como algo real que les va a pasar a los presentes y para lo que hay que estar preparado.
Y quien dice la muerte, dice casi cualquier otra cosa real.
Gracias como tantas veces por su invocación a la divina gracia, yo también hace ya tiempo que empecé a aprender a tomármela en serio y a no conjeturar remilgos con ella.
Si solo fuéramos cuerpo, podría decirse que somos lo que han hecho de nosotros nuestros padres o los científicos en los casos de clonación, inseminación artificial, etc. Pero lo cierto es que todo ser humano tiene un alma infundida directamente por Dios, que es la que permite que seamos hechos hijos de Dios por el bautismo.
______________
No me van las escapadas por la tangente.
Si ya de por sí el cuerpo humano, estigmatizado, por el Pecado Original puede llegar a crear semejantes monstruos.
¿Qué no será este segundo Pecado Original de la inseminación artificial?
"Lo malo, Bruno, es cuando es a usted al que no le convence la verdad, ¿eh? Entonces rompemos la baraja, o pinchamos el balón, claro"
No sé qué quiere decir con eso. La verdad es la verdad, me convenza a mí o no.
"yo también hace ya tiempo que empecé a aprender a tomármela en serio"
Que así sea. Ningún pecado es demasiado grande para la gracia de Dios.
Siento mucho el problema de su familia. Rezaré, por supuesto.
En cuanto al tema que tratamos, me parece muy bien que hayan llegado a esa conclusión, que seguro que es la más apropiada en ese caso en concreto, pero creo que conviene entender que se trata precisamente de eso, de un caso concreto. No tiene sentido elevarlo a norma universal.
Puede ser que en algún caso concreto no haya que ayudar económicamente a alguien que lo necesita, pero no parece cierto que eso sea la norma universal.
"Por eso me interesa tanto este tema, porque tengo un problema familiar de este tipo, y me he involucrado tanto, que he ido a un especialista a preguntar cómo debemos actuar, desde el punto de vista médico y moral"
Es que temo que precisamente eso puede dificultar un poco esta discusión, porque cuando uno está defendiendo su actuación, si se dice algo en otro sentido, es fácil que se sienta atacado. Por eso conviene hablar en general, para evitar la carga emocional.
En cualquier caso, tampoco sirve de norma general el mero hecho de que un médico cristiano le haya dado ese consejo. Saber de medicina no otorga sabiduría moral ni teológica y, además, el argumento de autoridad es el más débil de todos.
"Por eso yo no doy nunca nada a nadie por la calle, porque -la inmensa mayoría de las veces- es gente con un problema que no quiere reconocer, y darle algo agrava un problema"
Esta afirmación general no es correcta por dos razones: la primera, porque es una generalización injusta. Cualquiera que haya hablado con gente pobre sabe que hay infinidad de casos diferentes y que esa generalización es errónea. Los casos son variadísimos y no es cierto que dar dinero a alguien agrave siempre sus problemas (igual que tampoco es cierto lo contrario). Hay muchos problemas que no se pueden solucionar nunca, hay otros que por las circunstancias no se pueden solucionar ahora y hay otros cuya "solución" sería más problemática que el propio problema, de manera que esas personas lo que necesitan en ese momento es una simple ayuda material.
La segunda, porque, como señala Lewis, es una actitud terriblemente arrogante, aunque sea de forma inconsciente. Presupone que nosotros, los que tenemos dinero, somos sabios, benéficos y educados y, por eso, podemos decirle al pobre lo que le conviene en su vida y lo que tiene que hacer, como si fuera un niño y nosotros tuviéramos el secreto para solucionarle la vida... En cierto modo, es pretender hacer el papel de Dios, cuando la realidad es que somos un desastre como los demás. Ante eso, la frase del cura de Ars es totalmente actual.
"Si viviera en Ars en el s. XIX, le facilitaría lo necesario para subsistir, en especie no en dinero, y nada más, buscando la solución al problema de fondo. ... Como se ve, el Cura de Ars es un santazo, pero esa frase es para otras circunstancias sociales y en otra época"
Bueno, no se ve, porque me temo que nadie lo ha mostrado en absoluto. En la época del Cura de Ars, los que no daban limosna decían exactamente lo mismo: que trabaje, es un vago, es un borracho, que vaya al Hôtel-Dieu y allí le ayudarán, que le ayude su familia y un larguísimo etcétera. Cuando uno estudia las épocas antiguas lo llamativo no son las diferencias, sino lo mucho que se parecen a la actual. Y en esto, me temo, no hay diferencia sustancial.
Es una postura comprensible y aparentemente razonable, de ahí su fuerza, pero me temo que no es correcta, porque se apoya en fundamentos que no son cristianos. Por eso San Juan María se rebela contra ella.
A esto se añaden los múltiples argumentos que he ido dando en los comentarios anteriores y que, parea no cansar a los lectores, no voy a repetir.
Repito que nada hay más lejos de mi intención que atacar su forma de actuar, ni tampoco intento decir que su actuación con ese familiar esté equivocada. Solo es un esfuerzo para tratar el tema en general y basándonos en las enseñanzas de Cristo, que es lo que puede interesar a todos los lectores.
Saludos.
Entre el que impotente mora en la Tierra y el que todo lo puede mora en el Cielo: Estamos, ya casia punto, preparando el modo y manera de cómo librarnos de la oscuridad y la muerte que causa el Pecado Original. Esto sí que es caridad principal.
Por otra parte, mantengo también que la limosna no es la verdadera solución a la pobreza. El pobre necesita sobre todo de un trabajo con el que ganarse dignamente el sustento. La solución a la pobreza es que se creen las condiciones socioeconómicas adecuadas para que a nadie le falte el trabajo.
Esto, hoy por hoy, es una verdad palmaria. Me vienen ahora mismo tres casos a la mente:
--El indigente desconocido que murió por una piedra desprendida fortuitamente de la catedral de mi ciudad. Su familia con muchos posibles de Bilbao surgió de pronto a exigir responsabilidades.
--La mujer sin techo quemada en un cajero automático por dos jóvenes descerebrados. Resultó ser persona de posición, mentalmente destrozada por una crisis matrimonial.
--El caso de "Periko", cuñado del exfranciscano José Arregi, contado por el propio Arregi en "Religión Digital".
He leído que si un alcohólico pide una limosna que, supuestamente, va a emplear para comprar alcohol se le debe dar otra cosa. ¿Que sabe el que comenta de esa manera si para esa persona un trago de alcohol puede resultar más necesario que un bocadillo de jamón ?. Me parece mezquino que se mida un impulso de caridad que sale del alma y se pondere la circunstancia en que va a ser empleada. Es más, generalmente esas limosnas que se dan a pie de calle son por lo general ridículas y aún así se estudian y consideran con un sin fin de comentarios. CARIDAD es la palabra.
a) Lamento que descienda al terreno personal. Conté mi caso personal no para justificar mi actuación, sino para justificar mi interés. En toda mi intervención he dado argumentos objetivos. Ruego que no prejuzgue mi respuesta por el hecho de que haya un interes personal, de la misma manera que yo no prejuzgo la suya por el hecho, como observo, de que usted también tiene el interes personal en defender su propia actuación, lo cual, supongo, le hace sentirse atacado.
b) Si el argumento de autoridad es el más débil de todo, supongo que usted en coherencia abandonará el argumento de autoridad de San Juan Bautista María Vianney. Perdone que se lo diga, pero este post comenzó por una cita acrítica de este santo, sin más matices. Por lo tanto, si no le gustan los argumentos de autoridad, no los use usted.
c) La afirmación general que hice, es en el contexto de una sociedad media o avanzada de hoy en día, cuando las necesidades básicas están bien cubiertas. Por otro lado, de las circunstancias es legítimo sacar conclusiones con consecuencias morales y eso no es injusto: es lo que hacemos todos si vamos por una calle oscura y vemos que viene una persona con cierto aspecto. Todos evitamos cruzarnos con él, incluso cambiamos de ruta, y eso no es injusto. El Señor dijo que seamos hermanos, no que seamos ingenuos.
d) La alusión a que respuestas como la mía presupone arrogancia, evidentemente, la rechazo. Y además se la critico. ¿Cómo puede decir que es injusto hacer una generalización, y en el párrafo siguiente, atribuir a la arrogancia una respuesta mía? ¿Es que no se da cuenta de que la injusticia la comete usted, en el párrafo siguente? Le exijo una vez más que no haga alusiones personales. Yo también podría atribuir a arrogancia su respuesta, usando la misma cita de Lewis. Y también le daría el beneficio de la ignorancia.
e) Las circunstancias sociales de Ars en el s. XIX son muy distintas de las actuales. En esa época, en una sociedad eminentemente rural, la pobreza solía venir por la viudedad (especalmente las viudas jóvenes o viudas mayores sin hijos eran objeto de la mayor compasión). También por lesiones. En el s. XIX no existían sistemas de seguros sociales. Una persona que quedaba lesionada o era minusválida, como un ciego, no tenía otra salida que la mendicidad.
Especialmente eso era grave después de una guerra. No existían pensiones para veteranos. Muchos de los pobres que llamaban a la puerta de la casa del cura de Ars serían lesionados de las guerras napoleónicas. Nuestra literatura del siglo de oro está llena de mendigos que son heridos que proceden de las guerras de Flandes.
En esto se parece más a la sociedad del s. I que a la nuestra. Le recuerdo los avisos de San Pablo contra las falsas viudas. Y también otra frase: "quien no trabaje, que no coma". Por cierto, a ver qué hace con este argumento de autoridad, espero que no lo desprecie como el del médico que me aconsejó.
Hoy día las viudas y los lesionados y minusválidos tienen pensiones de suficiente calidad, aunque son mejorables, y además es posible que un minusválido trabaje, pero en la época del Cura de Ars nada de eso existía.
Para concluir, le recuerdo que la mayoría de los mendigos que usted se encuentra por la calle, tienen familia, que les quieren y se preocupan de ellos. Algunos de ellos han arruinado a sus padres benevolentes.
Por cierto, el post se ha convertido en un quid vobis videtur.
Tal vez las limosmas que reciba sean para comprar comida, pero, tal vez a ella le haga más ilusión, un día comer menos o peor y comprarse ese pobre collarcito. Solo Dios ve los corazones y puede que a ella le quiere dar una alegría haciendo que acceda esa baratija y nosotros juzgamos que ha malbaratado nuestra limosna al hacer esa compra aparentemente superflua. No olvidemos que todas las personas, para ser felices, además de comida, necesitamos belleza.
Desde luego, el que ama y da, no se equivoca.
Cuando leo vidas de santos, incluso de niños pequeños, me llama la atención que , de muchos, se dice una y otra vez que eran muy limosneros.Alguna relación habrá entre limosma y santidad
«Cuánta gente se justifica por dar, porque no da la limosna diciendo: ‘Pero, ¿cómo será esto? Éste a quien yo daré, irá a comprar vino para emborracharse. ¡Pero si él se embriaga, es porque no tiene otro camino! Y tú, ¿qué cosa haces a escondidas, cuando nadie ve? Y tú, ¿eres juez de aquel pobre hombre que te pide una moneda para un vaso de vino?».
Siento la tardanza en contestar. He estado muy ocupado hoy.
"a) Lamento que descienda al terreno personal. Conté mi caso personal no para justificar mi actuación, sino para justificar mi interés. En toda mi intervención he dado argumentos objetivos".
Bueno, quien ha descendido ha sido usted. Yo precisamente he pedido no hacerlo por la carga emocional que eso implica. Y creo que es evidente que, en efecto, se ha molestado, como predecía que iba a suceder.
Habitualmente, contar casos personales es bueno y de agradecer, porque supone un grado de confianza que nos honra a mí y a los demás lectores (y en ese sentido, se lo agradezco mucho), pero hay discusiones, como esta, en las que en cuanto las cuestiones se hacen personales resulta muy difícil discutir. Es la experiencia de muchos años de blog la que habla.
"Ruego que no prejuzgue mi respuesta por el hecho de que haya un interes personal, de la misma manera que yo no prejuzgo la suya por el hecho, como observo, de que usted también tiene el interes personal en defender su propia actuación, lo cual, supongo, le hace sentirse atacado"
No es mi intención prejuzgar en nada su respuesta por su interés en el tema (si así fuera, lo que habría hecho sería decirle que no participara en la discusión). En cambio, he respondido a ella con argumentos racionales. No he mencionado lo de la emotividad como argumento contra su postura, sino porque es mi deber como bloguero y moderador del blog señalar que en algunos temas lo que conviene es generalizar, para que la discusión se pueda dar sin problemas. Es decir, es un criterio formal, no material.
Yo, la verdad, no tengo ningún interés en defender mi actuación, porque no es un tema que me toque de cerca y si lo traigo al blog es precisamente para discutir sobre él, pero eso es irrelevante. Es mi misión como bloguero moderar el blog como mejor sepa.
"b) Si el argumento de autoridad es el más débil de todo, supongo que usted en coherencia abandonará el argumento de autoridad de San Juan Bautista María Vianney. Perdone que se lo diga, pero este post comenzó por una cita acrítica de este santo, sin más matices. Por lo tanto, si no le gustan los argumentos de autoridad, no los use usted".
Que el argumento de autoridad sea el más débil de todos no implica que no sea un argumento. Lo es (su propio nombre lo indica), pero resulta más débil que los argumentos racionales. A cada argumento hay que darle su valor. Y por supuesto, en cosas de cristianismo es más valioso el argumento de autoridad de un santo canonizado que el de alguien que no lo es. Y es incomparablemente más valioso el argumento de autoridad de alguien con nombre y apellidos que el de una persona anónima para los que participamos en esta discusión. En ese sentido, la alusión que había hecho a un experto tenía un valor tendente a cero (para la discusión, por supuesto, no para usted que lo conoce y puede valorar personalmente su grado de autoridad).
Si se fija, el post inicial no es una discusión. Es una afirmación, por su propia naturaleza. La discusión se da en los comentarios. Y en ellos lo que he hecho ha sido dar argumentos racionales, acompañados de la autoridad de San Juan María Vianney, pero no basados en ella. Entre otras cosas, porque no hace falta para nada basarlos en ella.
Quizá la única excepción a esto es el argumento de Autoridad, con mayúscula. Es decir, el de la Autoridad de Cristo. De hecho, toda mi argumentación es una simple reflexión sobre cómo poner en práctica lo que manda Cristo: al que te pide, dale.
"c) La afirmación general que hice, es en el contexto de una sociedad media o avanzada de hoy en día, cuando las necesidades básicas están bien cubiertas. Por otro lado, de las circunstancias es legítimo sacar conclusiones con consecuencias morales y eso no es injusto: es lo que hacemos todos si vamos por una calle oscura y vemos que viene una persona con cierto aspecto. Todos evitamos cruzarnos con él, incluso cambiamos de ruta, y eso no es injusto. El Señor dijo que seamos hermanos, no que seamos ingenuos"
Ciertamente de las circunstancias puede ser legítimo sacar conclusiones con consecuencias morales, pero para que sea legítimo hay que hacerlo bien. No postular unas circunstancias que no coinciden con la realidad a partir de un caso personal y de consideraciones hipotéticas, elevarlas a norma general y sacar de ello conclusiones universales.
Yo diría que esa afirmación general de que no hay que ayudar nunca económicamente a los pobres porque realmente no lo necesitan y siempre es malo hacerlo no tiene nada que ver con la realidad. Es una generalización hecha a partir de un caso particular y consideraciones abstractas. La realidad que cualquiera puede experimentar hablando con pobres es que hay muchísimos casos completamente diferentes. Las afirmaciones universales son algo muy serio y un solo ejemplo contrario las desmiente. Yo puedo citarle muchos y supongo que también podría hacerlo cualquiera que haya hablado con unos cuantos indigentes.
Si hubiera dicho, simplemente, que hay casos en los que es mejor no dar dinero, todos habríamos estado de acuerdo. Seguro que el de su familiar es de esos. Pero es esas afirmaciones universales ("darles dinero es colaborar con el mal", "lo mejor es no dar dinero a nadie", "darles dinero es ahondar su problema") resultan indefendibles.
"d) La alusión a que respuestas como la mía presupone arrogancia, evidentemente, la rechazo. Y además se la critico. ¿Cómo puede decir que es injusto hacer una generalización, y en el párrafo siguiente, atribuir a la arrogancia una respuesta mía? ¿Es que no se da cuenta de que la injusticia la comete usted, en el párrafo siguente? Le exijo una vez más que no haga alusiones personales. Yo también podría atribuir a arrogancia su respuesta, usando la misma cita de Lewis. Y también le daría el beneficio de la ignorancia".
Es que no es una generalización, porque no se refiere a las intenciones de los que defiendan esa postura, sino a la postura en sí. Para ser una generalización, tiene que referirse a una generalidad de individuos, pero, una vez más, no se hace eso, sino que se analiza y se califica la afirmación concretísima en sí misma. Eso es lo contrario de una generalización. Por lo tanto, puede ser un análisis correcto o incorrecto, pero no justo o injusto en el sentido estricto de la palabra.
Me parece bastante ajustado a la realidad decir que pretender decirle a los demás cómo tienen que vivir, solo porque uno tiene dinero y ellos no, es arrogante. Es decir, por definición se coloca por encima de los demás como juez. Lo mismo afirmar que los mendigos son malvados por el hecho de serlo y que por eso darles dinero es colaborar con el mal.
Yo no sé si es usted personalmente arrogante o no. Es más, supongo cortésmente y como hermano en Cristo que no lo es. Pero en cualquier caso nadie está discutiendo eso. Si he dado la impresión de que le acusaba a usted, lo siento mucho y le ruego que me disculpe.
En cualquier caso, como le digo, no es un análisis de usted, sino de la afirmación. Por eso digo expresamente que quien defiende la afirmación puede hacerlo sin darse cuenta ni ser culpable de la arrogancia que, sin embargo, es la base de la propia afirmación. Como ya he dicho infinidad de veces, no le estamos discutiendo a usted ni a mí, sino un tema general, que es lo que puede interesarnos a todos.
Difícilmente podría atribuirse arrogancia con la cita de Lewis a lo que yo he dicho, cuando lo que he hecho ha sido precisamente repetir lo que dijo Lewis. De todas formas, si usted considera que mi argumento peca de arrogancia, no se prive y muéstrelo. Si veo que tiene razón, se lo agradeceré y lo modificaré.
Por otra parte, me atrevo a señalarle (como tema puramente formal de nuevo) que no es apropiado "exigir" a un bloguero cuando es un invitado en su blog. Estoy encantado de acogerle en él, de escucharle y de discutir con usted. Es más, le agradezco mucho que pase por aquí. Pero pretender exigirme cosas no me parece del todo adecuado.
"e) Las circunstancias sociales de Ars en el s. XIX son muy distintas de las actuales. En esa época, en una sociedad eminentemente rural, la pobreza solía venir por la viudedad (especialmente las viudas jóvenes o viudas mayores sin hijos eran objeto de la mayor compasión). También por lesiones. En el s. XIX no existían sistemas de seguros sociales. Una persona que quedaba lesionada o era minusválida, como un ciego, no tenía otra salida que la mendicidad"
Je, je. Cada vez que alguien ha dicho eso de que todo era muy distinto, he mostrado que no era así. Pero aparentemente no hay respuesta hasta que alguien vuelve a repetir lo mismo.
En época del Cura de Ars, como ya he señalado más arriba, la pobreza venía de innumerables causas. Igual que hoy. Había pobres enfermos y pobres sanos, pobres con problemas de adicción o psiquiátricos y pobres que no los tenían, pobres por problemas familiares o pobres sin familia o marido, pobres veteranos y pobres que nunca habían ido a la guerra, pobres vagos y pobres que, por mil razones, no podían trabajar, pobres sinvergüenzas y pobres honrados. Nuestra literatura, sin duda, está llena de los pobres que usted menciona, pero difícilmente podrá haber escapado a su atención que también está llena de los otros.
"En esto se parece más a la sociedad del s. I que a la nuestra. Le recuerdo los avisos de San Pablo contra las falsas viudas. Y también otra frase: "quien no trabaje, que no coma". Por cierto, a ver qué hace con este argumento de autoridad, espero que no lo desprecie como el del médico que me aconsejó".
Esas frases se refieren a los que viven en una comunidad en la que se comparten estrictamente los bienes. Por ejemplo, un religioso (o una viuda consagrada) que no trabaja pero pretende vivir de la comunidad religiosa, que es algo que niega la esencia misma de esa comunidad.
"Hoy día las viudas y los lesionados y minusválidos tienen pensiones de suficiente calidad, aunque son mejorables, y además es posible que un minusválido trabaje, pero en la época del Cura de Ars nada de eso existía"
Mas de uno he conocido que, después de pagar con eso el alquiler, no tiene nada con qué vivir. En cualquier caso, en tiempos del Cura de Ars existían, como han existido siempre, muchas ayudas para los necesitados, aunque no fueran tan estructuradas. El montepío militar español es de 1760, de antes que naciera el Cura de Ars. También había pensiones y oficios para inválidos de guerra otorgadas directamente por los Reyes. Muchos inválidos trabajaban como podían. Había multitud de obras pías para ayudar a pobres y necesitados. El enorme patrimonio de la Iglesia se dedicaba en buena parte a ello. Los pueblos tenían muchas tierras comunales para el uso de los más pobres. Las familias eran incomparablemente más amplias y sólidas que las de la sociedad actual y constituían la principal red de seguridad, que en muchas sociedades occidentales casi ha desaparecido (aunque, gracias a Dios, en eso España no lleva la delantera en el mal, como en otras cosas).
Cada época tiene sus ayudas y, tanto en aquella como en esta, nunca son suficientes, porque multitud de personas, por una serie de razones muy variadas, no acceden a ellas porque no quieren o porque no pueden. Las diferencias son meramente de grado y en ningún caso pueden justificar una diferencia sustancial.
"Para concluir, le recuerdo que la mayoría de los mendigos que usted se encuentra por la calle, tienen familia, que les quieren y se preocupan de ellos. Algunos de ellos han arruinado a sus padres benevolentes"
Exactamente igual que en la época del cura de Ars.
Resumo, porque me enrollo como una persiana: lo único que intento decirle es que no es cierto que todos los mendigos sean malvados, ni que darles dinero sea siempre ahondar su problema, ni que darles dinero sea necesariamente colaborar con el mal, ni que sea nuestra misión exigirles cómo tienen que vivir. Y sé que esas afirmaciones son falsas porque conozco multitud de casos en los que no se cumplen. Luego como afirmaciones universales son erróneas. Y a eso se añade tanto el ejemplo de los santos como el mandato del mismo Cristo: Al que te pide, dale.
Si usted defiende que en este caso o aquel es cierto que es mejor no dar dinero, estaré completamente de acuerdo con usted, pero no puedo darle la razón cuando usted dice "siempre", porque conozco muchos casos que no lo cumplen.
Saludos y perdone otra vez si le he ofendido.
"Por cierto, el post se ha convertido en un quid vobis videtur"
Sí. Está claro que es mejor escribir algo breve e incisivo que algo largo. Pero qué le vamos a hacer, soy un pesado.
"Bueno, entonces, ¿qué hacemos, Bruno? Porque somos muchos los que vivimos en ciudades con muchos mendigos a las puertas de las iglesias y de los supermercados. Te pido que nos hagas un esquema, un resumen, un croquis, algo"
Yo no pretendo tener la solución. Mi recomendación es mirar a Cristo y recordar lo que él nos dijo: Al que te pide, dale.
¿Y si es alguien malo? ¿Y si no se lo merece? ¿Y si me está engañando? ¿Y si no tengo dinero?
Da igual. Cristo no puso condiciones en lo que nos pidió que hiciéramos. Simplemente, al que te pide, dale.
Así serás hijo de tu Padre, que hace salir el sol sobre justos e injustos. Y así te parecerás a Cristo, que siendo nosotros todavía pecadores, murió por nosotros.
Así, en la persona de los pobres, le pagarás al Señor una mínima parte de las incontables limosnas que te ha dado a ti, que incluyen absolutamente todo lo que posees, tanto material como espiritual. ¿Qué tienes que no hayas recibido?
¿Y cuánto tengo que dar?
Al que te pide, dale. Cristo no puso límites. Da, da y vuelve a dar. Da sin cansarte, igual que el Padre no se cansa de perdonarte. Hasta setenta veces siete.
Mira a la viuda del Evangelio, que dio de lo que necesitaba para vivir, y sabrás cuánto tienes que dar. Como a pesar de llevar el nombre de cristianos tenemos el corazón de piedra, Dios ha tenido que enviar a un heterodoxo como Guillermo PF a hablarnos de esa viuda para que su recuerdo nos avergüence y nos llame a conversión.
¿Y qué tengo que dar?
Lo que Dios te ha dado. Unas veces, muchas, será dinero y podrás bendecir al pobre, porque por su medio Dios te dará la gracia de librarte del ídolo que esclaviza tu corazón y que destruye tu vida. Otras veces será tu abrigo al que tiene frío. O una sonrisa y un saludo de cariño sincero. O tu bicicleta al que la estaba robando. O tu tiempo al pesado al que nadie quiere escuchar y que te va a contar por enésima vez la misma historia. O quizá tengas la gran suerte de volver a casa con hambre y cansado porque has dado hasta lo que tenías para comer y para tomar un autobús de vuelta.
Dar hasta que duela. Si no duele nunca, es que solo estás dando de lo que te sobra. Dios te regala el maravilloso banquete de la vida eterna y tú no les das a sus hijos más que las migajas que caen al suelo, como el rico Epulón. En cambio, Cristo se dejó quitar absolutamente todo por nosotros, hasta la vida, para darnos lo que nos faltaba. Siendo rico se hizo pobre, para enriquecernos con su pobreza.
Siempre dar. Como mínimo, si no tienes otra cosa que dar o por lo que sea no puedes dar lo que tienes, reza individualmente por cada hermano pobre con el que te encuentres, pero que nunca se vaya un pobre con las manos vacías después de encontrarse contigo, no sea que el Día del Juicio ese pobre se levante y clame contra ti porque le diste la espalda, no sea que el mismo Jesucristo diga entonces: porque tuve hambre y no me diste de comer.
No te mereces a los pobres. ¿Cuántas veces has soñado con ver a Cristo sobre una barca en Galilea o en el templo de Jerusalén, como los Apóstoles? Cristo ha querido salir en ese pobre a tu encuentro, para cumplir tu deseo, y tú vuelves la mirada hacia otro lado para no verlo. Si entendieras quién está ante ti, tendrías que hacer un tremendo esfuerzo para no tirarte a sus pies polvorientos, besarlos y empaparlos con tus lágrimas.
¿Puede que te engañen y se aprovechen de ti? Ojalá, a cambio de lo que des, recibas abundantes engaños, desprecios y sufrimientos, porque así tu Padre, que ve lo escondido, te recompensará más de lo que nunca podrías imaginar.
¿Y eso no es imposible?
Sí.
No puedes hacerlo.
Tus fuerzas no bastan.
Pero Dios puede hacerlo en ti.
Dios quiere hacerlo en ti.
Así sea.
"No olvidemos que todas las personas, para ser felices, además de comida, necesitamos belleza"
Una frase para enmarcar, mucho mejor que todo lo que yo he dicho.
"antes debemos mirarnos y hacernos una introspección para saber que nos falta a nosotros"
Sí. Tendemos a mirar a los pobres por encima del hombro y a pensar que la limosna consiste en que nosotros les arreglamos la vida, cuando la limosna es un don de Dios para el que la da y para el que la recibe, porque ante Él todos somos igual de pobres y necesitados.
Debemos desear para todos los seres humanos esa misma situación digna que tienen los ciegos españoles.
Permanecer horas y horas tumbado en el suelo pidiendo dinero para que un mafioso te lo quite es esclavitud, es triste, es humillante, no lo desearíamos para un hermano o un hijo. Seguro que nos moveríamos para sacarlos de ahí.
Los gitanos rumanos son la inmensa mayoría de los mendigos que piden en España. No hay gitanos españoles, ni magrebíes, ni subsaharianos. Bendito sea Dios porque, si necesitan ayuda, solucionan sus problemas de indigencia acudiendo a Cáritas, a Banco de Alimentos, a los servicios sociales del Ayuntamiento, que son los cauces de ayuda normales en el siglo XXI y en Europa. No caen en las redes de una mafia ni se hacen voluntariamente mendigos profesionales.
Lo mismo que la gente no debería dar dinero a quien sabe lo empleará en droga, no debería dar dinero para contribuir a esta situación tan degradante para estas víctimas. Hay mezclado negocio y enfermedad física, mental y moral. ¿Por qué doy yo? Porque sé que con algo de ese dinero que doy malcomerá hoy pero me duele verlo esclavo y en el fondo del pozo.
Deben actuar las autoridades.
"La viuda del Evangelio echaba en el cepillo del Templo"
Bueno, ninguno de nosotros echa dinero en el cepillo del Templo de Jerusalén. Para aplicar el Evangelio hay que utilizar la analogía, obviamente. De todas formas, si se fija, he puesto a la viuda como ejemplo de cuánto hay que dar, no de dónde. Parece una objeción sin mucho sentido.
En cuanto a lo demás, claro que el inmigrante ese comete una gran injusticia con la anciana. Pero es que, como ya he señalado varias veces, la limosna no se da porque el receptor se la merezca, ni porque vaya a responder con agradecimiento, ni porque sea honrado y no te vaya a engañar. Si ese fuera el criterio a seguir, Cristo no nos hubiera salvado, porque ninguno de nosotros se lo merecía, todos hemos sido unos desagradecidos en comparación con lo que ha hecho con nosotros y todos le hemos traicionado mil veces, como puede atestiguar nuestro confesor. Si hubieran seguido esa "prudencia" meramente humana, ni Cristo habría muerto en la cruz, ni los mártires habrían dado la vida por la fe, ni San Francisco Javier habría ido al fin del mundo a predicar, ni ningún santo lo habría sido, sino que se habrían contentado con ser cristianos del montón, bien a gusto sentaditos en su sofá. No puede ser verdadera prudencia la que tilda a Cristo y a los santos de imprudentes.
Además, el criterio vuelve a ser lo mismo otra vez: son malos y no hay que ayudarles. Aparte de ser una generalización injusta y falsa, si Cristo nos tratase así a nosotros, no nos íbamos a salvar ni uno. Seamos, más bien, hijos de nuestro Padre celestial, que hace salir el sol sobre malos y buenos.
La limosna no es un asunto de justicia natural, sino de caridad sobrenatural: se da para obedecer a Cristo, imitar el amor que Él nos ha tenido, amarlo en los pobres y liberarnos del dominio del dios dinero que, a poco que le dejemos, nos esclaviza. Si además se aprovechan de nosotros y tenemos que sufrir por dar limosna, regocijémonos, porque nuestra recompensa será grande en el cielo. Pero si nuestra justicia no es mayor que la de escribas y fariseos, no entraremos en el Reino de los Cielos.
Como católicos no podemos dejar de recordar el ejemplo y la enseñanza de Cristo para, si Dios quiere, convertirnos y que el mundo se convierta. Y si el mundo no lo quiere entender, peor para el mundo.
Gracias por tu comentario.
Dices: "En el Israel del siglo I había ciegos que pedían limosna. Lo mismo sucede todavía en muchos países, pero en España ya no. Todos nos alegramos de que en España los ciegos trabajen y tengan una vida digna. Nadie desea que vuelvan a la calle para que practiquemos la caridad. Debemos desear para todos los seres humanos esa misma situación digna que tienen los ciegos españoles".
Pues sí. Como tú dices, eso nadie lo niega y todos nos alegramos de ello. No es un tema que se haya discutido en este post. Hasta donde puedo ver, no afecta en nada a la cuestión discutida.
"Permanecer horas y horas tumbado en el suelo pidiendo dinero para que un mafioso te lo quite es esclavitud, es triste, es humillante"
Sí. Y también es triste y humillante vivir en la calle porque eres un alcohólico o un drogadicto, o dormir al raso porque te has peleado con tu familia y no eres capaz de reconciliarte con ellos, o vagabundear porque te supera la vida y no puedes soportar las obligaciones de un tener un trabajo regular, o ser incapaz de relacionarte con nadie porque tienes un problema psiquiátrico, o pedir limosna porque es lo único que has conocido y te parece normal, o pedir vergonzantemente porque tienes una casa pero no dinero para pagar la comida o porque te vence el alquiler y por tercer mes consecutivo no puedes hacer frente al pago o infinitos casos más, todos los cuales se dan en la realidad en España.
"no lo desearíamos para un hermano o un hijo. Seguro que nos moveríamos para sacarlos de ahí"
Pues eso es lo que he recomendado que hagamos. Que les ayudemos como podamos.
"Los gitanos rumanos son la inmensa mayoría de los mendigos que piden en España. No hay gitanos españoles, ni magrebíes, ni subsaharianos"
No entiendo esta frase. Hasta donde puedo ver, es evidentemente falsa. En España hay mendigos de todas las procedencias. Quizá sea una experiencia particular de tu barrio en concreto, pero yo he conocido a incontables mendigos que no eran gitanos rumanos. En cualquier caso, su procedencia es irrelevante.
"Bendito sea Dios porque, si necesitan ayuda, solucionan sus problemas de indigencia acudiendo a Cáritas, a Banco de Alimentos, a los servicios sociales del Ayuntamiento, que son los cauces de ayuda normales en el siglo XXI y en Europa"
A mi entender, estas frases muestran que no conoces el mundo de los que piden. La mayoría de los problemas de la gente son muy complicados y no los solucionan ni Cáritas, ni el banco de alimentos ni los servicios sociales del Ayuntamiento, que harán una labor benemérita, pero no solucionan la vida a nadie. Por algo dijo Cristo que a los pobres los tendremos siempre con nosotros.
"No caen en las redes de una mafia ni se hacen voluntariamente mendigos profesionales"
Nadie cae voluntariamente en las redes de una mafia, por definición. En cualquier caso, como he dicho muchas veces, la limosna no se da al que se la "merece". Si Cristo actuase así con nosotros, íbamos a terminar en una eternidad bien calentita. Con la medida que juzguéis seréis juzgados.
"Lo mismo que la gente no debería dar dinero a quien sabe lo empleará en droga, no debería dar dinero para contribuir a esta situación tan degradante para estas víctimas. Hay mezclado negocio y enfermedad física, mental y moral"
Petitio principii. Das por supuesto lo que en realidad debes demostrar.
Ya hemos dicho muchas cosas sobre esto y hemos citado sobre el tema a San Juan María, a C. S. Lewis y al Papa, pero mirémoslo de otra manera y démonos cuenta de que se podría acusar a Dios de exactamente lo mismo: 'No debería contribuir al pecado perdonando. Con eso de perdonar siempre, lo que hace Dios es fomentar que la gente siga pecando, porque saben que Dios les va a perdonar. Así no soluciona el problema de fondo. Les malacostumbra. Si fuera más duro con ellos, seguro que no se atrevían a seguir pecando. Y además no se lo merecen porque pecan libremente. En realidad está colaborando con el mal y con la situación tan degradante en la que viven los pecadores. Lo que hay que hacer es cambiar las estructuras...'
Por algo el mandamiento nuevo de Cristo es amaos unos a otros como yo os he amado. Estamos llamados a hacer lo que él hizo y sigue haciendo con nosotros.
"Deben actuar las autoridades"
Claro que deben actuar las autoridades, porque es su deber. Pero eso no quita nada a nuestro propio deber como cristianos de ayudar al que lo necesita. Repitamos una vez más lo que Cristo nos ha pedido que hagamos: Al que te pide, dale. Dale dinero, dale cariño, dale respeto, dale oración, dale lo que puedas darle, pero siempre dale.
Saludos.
Bruno: no se trata de eso, sino de analizar objetivamente si con la limosna contribuimos a hacer un bien o a hacer un mal. Y, por supuesto, dentro de hacer el mal se incluye el perjudicarnos a nosotros mismos, como le sucedió a esa señora de Jerez. Ya se sabe que la Caridad empieza por uno mismo.
Tampoco conozco el mundo de las rumanas que se prostituyen o roban por las calles y en las tiendas. La policía no me informa, pero puedo conocer datos que leo en la prensa. Y sobre el mundo de los que piden en España, sé :
Que, según datos de 2014, 50.000 rumanos de etnia gitana malviven en España de la mendicidad
El 90% de los rumanos que mendigan están controlados por las mafias
Son condiciones de esclavitud, casi todos son extorsionados', dice un experto
No hay forma de controlarlos. No se sabe cuántos hay ni cuánto dinero mueven.
La mafia rumana, que está perfectamente estructurada, se ha hecho con el control del 95 % de la mendicidad en Palma. Los hombres suelen pedir en los semáforos y las mujeres en las puertas de los supermercados.
"no se trata de eso"
Hombre, se han dicho cosas así un montón de veces en estos comentarios. Como el tal Mohammed va a reaccionar de forma desagradecida ante la ayuda, estaba claro que no había que ayudarle. "Se constata que muchos mendigos usan mal el dinero que se les da". "Se constata también que otros, aunque no usen mal el dinero, hacen de la mendicidad un género de vida". "Se aprovecha de la sociedad. Pienso que darles dinero es colaborar con el mal". "irreligiosidad generalizada (pocos pobres comprenderían o valorarían hoy eso de que un Ser Supremo les juzgue por el uso que den a las limosnas...)". "Una vez le dí una barra de pan a una que pedía a la puerta de la iglesia, al salir, me encontré con dicha barra de pan. En el mismo sitio le dí a uno que pide, un platano, lo rechazó -no te gusta, si, me encantan, pero los de canarias, plátanos de importación que comemos". "La gran mayoría de los que piden piden para vicio o por el vicio de pedir. Yo no les doy dinero". "Una anécdota ilustrativa. Estaba sentado con unos amigos en una heladería; llegó un hombre de mediana edad y aseado a pedir limosna porque estaba en la calle. Le indicamos un albergue para transeúntes que estaba muy cerca; él hizo como que tomaba nota, pero al rato seguía deambulando por la heladería; no fue al albergue".
Esta actitud es muy comprensible, pero no es la de Cristo. Al que te quita la túnica, dale también el manto. Al que te obliga a andar una milla, acompáñale dos.
"Y, por supuesto, dentro de hacer el mal se incluye el perjudicarnos a nosotros mismos, como le sucedió a esa señora de Jerez. Ya se sabe que la Caridad empieza por uno mismo"
Piensa un poco sobre ello y verás que, con esa actitud, ni Cristo habría muerto por nosotros en la cruz ni habría un solo santo canonizado, porque todos ellos se perjudicaron a sí mismos para servir a Dios y por amor a los hombres, buenos y malos.
"analizar objetivamente si con la limosna contribuimos a hacer un bien o a hacer un mal"
Espero no ofender a nadie con esto, pero resulta evidente que los que se han mostrado partidarios de no dar limosna no han analizado ninguno objetivamente la realidad. Esas afirmaciones de que todos los mendigos son gitanos rumanos o que todos trabajan para mafias o que todos piden por vicio o para vicio, que Caritas soluciona los problemas de la gente, etc. no tienen nada que ver con la realidad. Nada. Es muy llamativo. Además, se descubre enseguida en cuanto se habla con pobres de verdad. Por supuesto que hay casos así, pero hay infinidad de casos diferentes, tan variados como son las personas.
Al igual que la importancia que se ha dado en los comentarios a si los mendigos eran sinceros, honrados, agradecidos, etc. como hemos visto antes, esta voluntad de asegurar dogmáticamente que la realidad es completamente diferente de lo que, es una muestra de que todos (incluido yo) tendemos a protegernos con justificaciones, porque dar molesta, dar duele, dar fastidia enormemente. Dar es morir un poco. Instintivamente, por nuestra naturaleza caída, queremos una recompensa por dar y la primera recompensa es recibir agradecimiento, ver que el receptor aprovecha lo dado y no lo desperdicia, saber que no nos engañan, etc. Como digo, es una actitud muy razonable, pero no es la de Cristo: Al que te pide, dale.
Sin duda, como he dicho muchas veces, hay casos concretos en los que no hay que dar dinero, por mil razones. Pero también hay muchos otros en los que sí. Y en cualquier caso, siempre hay que dar. Si no se puede dar dinero, hay que dar respeto, amistad, compañía, cariño, alimentos, ropa, buen consejo, paciencia y, sí, si Dios lo pide, quizá incluso alojamiento. Es decir, lo principal que hay que dar es a uno mismo. Dar es darse y por eso dar dinero es solo el primer y pequeñísimo paso. Lo difícil es dar la vida. Así lo hicieron los santos y así lo hizo Cristo. Y sí, se perjudicaron a sí mismos con ello, pero Dios, que ve en lo escondido, se lo recompensó.
Saludos.
Cristo es Dios y los cristianos no estamos obligados a ser héroes, si es que aquí cabe hablar de heroicidad o más bien de temeridad.
Y guiarse por la "prudencia humana" no es ningún pecado; la prudencia es una virtud cardinal y debe gobernar el ejercicio de las demás virtudes.
Tranquilo, que no estamos en la guerra. Para discutir bien, conviene mantener la calma.
"Y sobre el mundo de los que piden en España, sé : Que, según datos de 2014, 50.000 rumanos de etnia gitana malviven en España de la mendicidad. El 90% de los rumanos que mendigan están controlados por las mafias"
¿Y qué? El 20% de los españoles viven en el umbral de la pobreza. Son datos de 2017. Eso son diez millones de españoles. Al lado de eso, cincuenta mil es una gota de agua. Por no hablar de los muchísimos extranjeros de otras nacionalidades que viven en España en condiciones deplorables, desde la prostitución hasta la mendicidad habitual, pasando por la precariedad habitual que entra y sale de la mendicidad.
"No hay forma de controlarlos. No se sabe cuántos hay ni cuánto dinero mueven".
Observarás que esta frase es contradictoria con la anterior. No pueden ser ambas ciertas.
"La mafia rumana, que está perfectamente estructurada, se ha hecho con el control del 95 % de la mendicidad en Palma. Los hombres suelen pedir en los semáforos y las mujeres en las puertas de los y las mujeres en las puertas de los supermercados"
No sé lo que sucede en Palma específicamente, pero en el conjunto de España esas cifras son risibles (e incluso para Palma, sospechosísimas). La inmensa mayoría de la gente que sufre pobreza, ya sea permanente u ocasionalmente, son españoles. A los que hay que sumar gente de otras cien nacionalidades. Y cualquiera que habla con pobres sabe que hay todo tipo de pobres. En cambio, tú has dicho "Los gitanos rumanos son la inmensa mayoría de los mendigos que piden en España". Esa afirmación es tan absurda que ya invalida todo lo que digas sobre el tema. Es como si me dices que la inmensa mayoría de los españoles son calvos. Sin duda puede haber algún lugar particular, como un asilo de ancianos, que puedan darte esa impresión, pero si lo dices en serio, lo que piensa cualquiera es que vives fuera de la realidad.
"¿Pero no te das cuenta, hombre de Dios, de que el dinero va en su mayor parte a las manos de unos delincuentes que amenazan, roban y extorsionan? No puedo pensar que no te duela"
No se trata de que me duela o no. El juicio moral no se hace basándose en los sentimientos sino en la realidad. Has afirmado tajantemente que no hay que dar limosna basándote en un presupuesto completamente alejado de la realidad (que la inmensa mayoría de los que piden son gitanos rumanos), que no resiste ni el más mínimo análisis. Después, con un gran error desde el punto de vista de la teología moral, pretendes convertir el dar limosna a un gitano rumano en un mal intrínseco (es decir, algo que no hay que hacer nunca), lo cual es igualmente absurdo que lo anterior. El equivalente en matemáticas es como si me gritaras: 'pues claro que 4+4 son 6, ¿no ves que el 4 tiene tres palitos y tres más tres son seis?' Y si además me lo dices con ese apasionamiento es muy difícil que esta discusión te sirva de algo.
"¡Qué empeño en querer perpetuar la injusticia, la esclavitud de esas pobres gentes!"
Esto, aparte de ser tremendamente ofensivo e injusto, no tiene sentido.
"¡Abajo la explotación de personas! Hay que erradicar la pobreza. Si estuviera en tus manos, ¿no la erradicarías de la tierra?"
Es que no está en mi mano erradicar la pobreza (ni en mano de nadie, porque el gobierno puede acabar (y ojalá lo haga), con mucho esfuerzo, con las formas más burdas o evidentes de pobreza, pero con la pobreza no acaba nadie, porque es consustancial a la naturaleza humana caída). Puedo contribuir a ello, de formas muy diversas, pero de mí no depende erradicar la pobreza.
Y como no está en mi mano, ni siquiera en el caso de los gitanos rumanos que trabajan para bandas se puede dar una norma general de si hay que dar dinero o no hay que darlo, porque el acto de dar o no dar limosna no tiene como resultado que no se acaban o sí se acaban las bandas rumanas. Por lo tanto, hay que tener también en cuenta el bien de la persona concreta, que de hecho es mucho más importante que el bien indirecto de contribuir de forma microscópica a luchar contra la existencia de bandas.
Por lo tanto, es una decisión prudencial, que no se puede determinar de antemano, sino que depende de las circunstancias de cada caso. Dependerá de mil cosas: ¿es una persona fuerte, que no tiene necesidad, o alguien débil que no podría huir aunque quisiera de esas mafias? ¿Está psíquica y moralmente destruido o no? ¿si no lleva dinero le van a dar una paliza? ¿aunque la mafia se quede con la parte del león, él necesita la parte del ratón para sobrevivir? ¿el darle dinero puede contribuir a tener contacto con él para poder ir ayudándole más? Etcétera. Es una cuestión prudencial, a la que no se puede dar una respuesta universal.
Constantemente, por cierto, hacemos cosas así. Compramos un PC y el software necesario porque queremos escribir en InfoCatólica, a pesar de que sabemos que buena parte de los beneficios van a ir a los Gates, que los utilizarán, a través de su fundación, para promover el aborto y otras lindezas. Y, sin embargo, como el beneficio es directo y la colaboración con el mal es remota, consideramos razonablemente que es moralmente lícito. Es algo muy habitual en cuestiones morales.
Y eso, repito, remacho y subrayo, es en el peor de los casos posibles, que es el de dar limosna de dinero a alguien que trabaja para una mafia. Incluso eso puede ser lo oportuno, según las circunstancias, pero, además, lo cierto es que:
- tienes otros diez millones de personas a las que puedes ayudar, sean pobres vergonzantes, mendigos que duermen en la calle, alcohólicos, locos, drogadictos, prostitutas, gente que no puede pagar el alquiler, vecinos agobiados por las deudas, gente que tiene una pensión que solo le llega para pagar el alquiler pero luego no tiene para comer y un larguísimo etcétera.
- como ya he dicho, lo que manda el Señor es dar al que te pide, pero siempre tienes la posibilidad de dar otras cosas que no son dinero si, por a) o por b), no conviene dar dinero: compañía, alimentos, ropa, respeto, interés, escucha, consejo, formación, oración y, de nuevo, un larguísimo etcétera.
Hay muchas cosas en la vida que son blancas o negras, pero otras no lo son. Son cuestiones prudenciales. E intentar convertir las segundas en las primeras es un error.
Me parece maravilloso y estupendo que te preocupes por los gitanos rumanos (y por los que no lo son), pero, precisamente por eso, hay que hacer un esfuerzo para realizar el juicio moral de forma correcta, para no equivocarse.
Saludos.
"Cristo es Dios y los cristianos no estamos obligados a ser héroes, si es que aquí cabe hablar de heroicidad o más bien de temeridad"
No sé si es que no has expresado con claridad lo que querías decir, pero me dejas completamente asombrado. Cristo, como sabes, se hizo hombre y sufrió la muerte más cruel por nosotros. Y nos mandó que amáramos como Él nos había amado. Los santos son hombres que han dado la vida, de maneras muy diversas, imitando a Cristo y por los demás. Todos los cristianos estamos llamados a imitar a Cristo y a dar la vida como lo hizo Él. La vocación a la santidad es universal. Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto. Según los criterios que has dado más arriba, todo eso sería absurdo, porque dar la vida es heroico, no estamos "obligados" a ello y la caridad empieza por uno mismo.
Por supuesto, es cierto que el mínimo, mínimo para un cristiano es no cometer pecado mortal para evitar ir al infierno. Y con echar un poco de dinero en el cestillo de la parroquia se cumple ese mínimo, que es a lo que estamos "obligados" en este ámbito, porque es el mandamiento de la Iglesia.
No seré yo quien pretenda privar a nadie del derecho a hacer lo mínimo posible por Cristo, pero me cuesta mucho leer que no es necesario imitar a Cristo porque no es obligatorio. Él dio la vida por nosotros, aunque no estaba "obligado" a ello. Dios nos ha llamado a ser santos y a amar como su Hijo nos amó. Aunque Él sea Dios. Como es lógico, caeremos muchas veces muy por debajo de esa vocación a la que Dios nos llama y Dios tendrá paciencia con nosotros, pero defender limitarse a lo obligatorio y al mínimo es muy sorprendente. Nunca lo había oído.
"Y guiarse por la "prudencia humana" no es ningún pecado; la prudencia es una virtud cardinal y debe gobernar el ejercicio de las demás virtudes."
Como sabes muy bien, las virtudes humanas tienen que ser iluminadas por la fe, la esperanza y la caridad para ser virtudes cristianas. Y eso es precisamente lo que te había señalado, que esa supuesta prudencia que mencionabas era contraria a la caridad. Luego no era prudencia para un cristiano, que está llamado a mucho más que eso.
Igual que la "sabiduría de Dios" va mucho más allá de la sabiduría humana, la prudencia cristiana es incomparablemente más prudente que la prudencia meramente humana, que no goza de la iluminación de la fe. Si te interesa el tema, puedes leer sobre eso por ejemplo aquí o en Royo Marín.
En cualquier caso, yo no he dicho en ningún caso que fuera obligatorio acoger a un pobre en tu casa. Ni siquiera darle dinero. He invitado a hacer lo que nos pidió el Señor que hiciéramos: al que te pide, dale. Al que te obliga a andar una milla, acompáñale dos. Al que te pide prestado, no se lo reclames. Al que te quita la túnica, dale también el manto. Amaos unos a otros como yo os he amado. ¿Cómo? Habrá que ver según las circunstancias.
Que Dios nos dé a todos la gracia de vivir así.
Saludos.
Bueno, el que has hablado de limitarse a lo mínimo (es decir, lo "obligatorio") has sido tú. Por otra parte, la palabra correcta es santidad (los cristianos que practican virtudes heroicas son los santos). Y creo que es evidente que todos estamos llamados a la santidad. Seréis santos porque yo, el Señor vuestro Dios, soy santo. Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto. En ningún sitio se dice "no hace falta que os esforcéis mucho, que lo mejor es una áurea mediocridad".
Defender el "término medio" entre la santidad y el mínimo es completamente ajeno al cristianismo, creo yo. Cristo y la Iglesia nos llaman a ser santos y a dar la vida. El que guarda su vida, la perderá. El que el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. Quizá eso pueda ser una señal de que se estaban introduciendo criterios que no son propiamente cristianos en la discusión.
Por supuesto, caemos a menudo en la mediocridad (al menos yo), pero de ahí a defender esa mediocridad hay un mundo de diferencia. Mejor animémonos unos a otros a ser fieles a Dios y a imitar a Cristo en todo. Ahí está la verdadera felicidad del hombre.
Lo suscribo.
Dos citas mas de dos santos sobre la limosna.
San Basilio Magno, obispo, homilía 6 sobre la caridad, martes XVII tiempo ordinario tomo III.
"Ea, pues, reparte tus riquezas según convenga, sé liberal y espléndido en dar a los pobres. Ojalá pueda decirse también de ti: Reparte limosna a los pobres, su caridad es constante.
Deberías estar agradecido, contento y feliz por el honor que se te ha concedido, al no ser tú quien ha de importunar a la puerta de los demás, sino los demás quienes acuden a la tuya. Y en cambio te retraes y te haces casi inaccesible, rehuyes el encuentro con los demás, para no verte obligado a soltar ni una pequeña dádiva. Sólo sabes decir: «No tengo nada que dar, soy pobre.» En verdad eres pobre y privado de todo bien: pobre en amor, pobre en humanidad, pobre en confianza en Dios, pobre en esperanza eterna.".
Y también de los capítulos de San Máximo Confesor, abad, sobre la caridad, del domingo VII del tiempo ordinario, tomo III de la liturgia de las horas
"El que da limosna no hace, a imitación de Dios, discriminación alguna, en lo que atañe a las necesidades corporales, entre buenos y malos, justos e injustos, sino que reparte a todos por igual, a proporción de las necesidades de cada uno, aunque su buena voluntad le inclina a preferir a los que se esfuerzan en practicar la virtud, más bien que a los malos.
[Chesterton] parece frívolo y displicente, pero no le da limosna a los mendigos frívola o displicentemente, sino que cree en dar dinero a los mendigos, y dársela “allí donde están”. Dice que se sabe de memoria todos los argumentos para no dar limosna a los mendigos. Pero los encuentra precisamente apropiados para justificar la limosna. Si los mendigos son perezosos, o arteros, o que sólo quieren tomar un trago, él por su parte se sabe demasiado bien que si hay alguien perezoso, y artero, y sediento, es él mismo. No cree en la “caridad científica” porque eso es demasiado fácil, tan fácil como librar un cheque. Cree en la “caridad promiscua” porque esa sí que cuesta. “Implica la más oscura y terrible de las acciones humanas—hablarle a un hombre. De hecho, no conozco cosa más difícil que hablar a los pobres con los que nos topamos en la calle”
El dinero, a las ofrendas de la Parroquia, o a una organización cristiana (no tiene porque ser católica).
Coincido con quien escribe más arriba que lo difícil es hablar con el pobre.
Dejar un comentario