Y Mons. Sánchez Sorondo es Canciller de dos Academias Pontificias…
Monseñor Marcelo Sánchez Sorondo es uno de los argentinos ilustres de este pontificado. De hecho, dirige no una, sino dos Academias Pontificias, como Canciller de la Academia Pontificia de las Ciencias y de la Academia Pontificia de las Ciencias Sociales. Sin embargo, hace dos días, en una entrevista, mostró que no sólo no conocía los principios básicos de la moral católica, sino que los negaba explícitamente y defendía el consecuencialismo moral, una postura condenada por la Iglesia.
Ante las preguntas de un periodista de LifeSiteNews, explicó que había invitado al Vaticano a Paul Ehrlich, al igual que a otros famosos defensores del aborto y propagadores del mito de la sobrepoblación, porque “es un especialista en estas cosas. Por eso lo invitamos, porque es un especialista en estas cosas. Ha escrito un montón de libros sobre el tema, así que es un especialista”. Es sorprendente que Mons. Sánchez Sorondo no se dé cuenta de que escribir libros llenos de barbaridades, refutados innumerables veces y cuyas predicciones han mostrado ser erróneas una y otra y otra vez, no convierte a alguien en un experto. Lo convierte en lo contrario de un experto.
Asimismo, indicó que, al hacerlo así, “nosotros hemos conseguido… que los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible… Hemos establecido la meta 8.6 [sic, de hecho es la 8.7], que consiste en erradicar las nuevas formas de esclavitud. Y eso es más importante para la familia que todo lo que hacen ellos [los próvida]”. Curiosamente, no explicó por qué consideraba eso una victoria, teniendo en cuenta que la ONU incluye la lucha contra la trata de personas entre sus objetivos desde su creación, en 1948. Parece, pues, que Mons. Sánchez considera aceptable dar un grave escándalo con el fin de conseguir algo que, en realidad, no hacía falta conseguir porque iba a suceder igualmente sin su ayuda.
Todo esto, aunque resulta lamentable y escandaloso, podría ser una simple imprudencia, una equivocación puntual merecedora del beneficio de la duda. El prelado, sin embargo, se encargó de clarificar que no era así al intentar justificar su forma de actuar.
En primer lugar, despreció de forma asombrosa al periodista, diciéndole que no razonaba y lo que hacía era dejarse llevar por sus prejuicios. El periodista, comprensiblemente molesto, le señaló que era doctor en filosofía. Al añadir que se había especializado en Santo Tomás, Monseñor Sánchez Sorondo le dijo que todo lo que él había dicho era lo mismo que enseñaba Santo Tomás y le preguntó al periodista si sabía lo que era el principio del mal menor o del “doble efecto", como suele denominarse en inglés. El periodista dio una definición perfecta del principio y el obispo, desconcertado, dijo que era “una forma complicada de decirlo” y que él daría una definición más sencilla: “Es más fácil decir que, cuando una acción tiene dos efectos, si el efecto positivo es mayor que el negativo, entonces puedes hacerla".
Ante eso, el periodista, con toda la razón del mundo, le indicó que esa definición era errónea y, de hecho, era lo contrario de lo que enseñaban Santo Tomás y la Iglesia (cf. S. Th., I-II, q. 79, a. 4, ad 4). En efecto, la postura del arzobispo es lo que se conoce como consecuencialismo o proporcionalismo (es decir, la idea de que las acciones son buenas o malas según sus consecuencias y no según su objeto), una doctrina condenada por la Iglesia, por ejemplo, en la Veritatis Splendor de San Juan Pablo II:
“Pero la consideración de estas consecuencias —así como de las intenciones— no es suficiente para valorar la calidad moral de una elección concreta. La ponderación de los bienes y los males, previsibles como consecuencia de una acción, no es un método adecuado para determinar si la elección de aquel comportamiento concreto es, según su especie o en sí misma, moralmente buena o mala, lícita o ilícita. Las consecuencias previsibles pertenecen a aquellas circunstancias del acto que, aunque puedan modificar la gravedad de una acción mala, no pueden cambiar, sin embargo, la especie moral” (VS 77).
Asombrosamente, cuando el periodista le señaló su error, el prelado tuvo la desfachatez de decirle: “Entonces no ha entendido usted el principio del doble efecto. […] Tiene que formar su mente. Y tiene que entender mejor a Santo Tomás”. La verdad, resulta difícil simpatizar con alguien que, a la vez que muestra un alto grado de ignorancia, se permite dar lecciones (erróneas) a quien le señala esa ignorancia.
Dejemos a un lado el clericalismo desorbitado que muestra esta forma de actuar, tan justamente condenado por el Papa Francisco. Lo importante, lo verdaderamente inaceptable es que el Canciller de la Academia Pontificia de las Ciencias y de la Academia Pontificia de las Ciencias Sociales no conoce un principio básico de la moral católica, que es esencial para hacer su trabajo. Y no sólo no lo conoce, sino que lo niega. Y no sólo lo niega, sino que defiende una postura condenada por la Iglesia. Y no sólo la defiende teóricamente, sino que, como él mismo ha explicado, utiliza esa postura heterodoxa para fundamentar sus acciones como Canciller de una Academia Pontificia. Y además, pretende hacer pasar su heterodoxia por la doctrina de Santo Tomás (a pesar de que, increíblemente, desde 1999 es Prelado Secretario de la Pontificia Academia de Santo Tomás de Aquino). Y, finalmente, cuando alguien se lo señala y defiende la fe católica, lo desprecia y avasalla públicamente.
A mi entender, este cúmulo de barbaridades indica que hay un problema con la forma en que se nombra a los que desempeñan cargos elevados en la Iglesia (en realidad, esto valdría para cualquier puesto en la Iglesia, pero especialmente uno de tal visibilidad e importancia). Cuando las acciones y palabras de alguien muestran una gran ignorancia, causan un grave escándalo, conducen a error y fomentan la heterodoxia más burda entre los fieles, eso indica que no es adecuado para el cargo. Parece mentira que haya que decirlo.
La Iglesia, como Madre, tiene una gran paciencia con los que somos hijos suyos. Sabe que somos pecadores, ignorantes, inconstantes y protestones. Y aun así nos quiere. Sin embargo, sería una misericordia mal entendida mantener en su puesto a alguien que no es capaz de desempeñarlo bien y que promueve, por ignorancia o cualquier otra razón, el rechazo de la fe de la Iglesia. En efecto, esa falsa misericordia sería en realidad negligencia, despreocupada del daño para sus hijos más sencillos y débiles, que correrían el riesgo de extraviarse de la fe que salva y que da la vida eterna.
177 comentarios
¿Quedarían vacíos? Probablemente habría que cerrarlos.
Aunque bien visto, tal vez fuera mejor así...
Las explicaciones no confunden. Lo que hacen es mostrar cuál es la realidad. El hecho de que esa realidad sea vergonzosa es otra cosa.
Y, por otra parte, la excusa del debate ya no convence a nadie. ¿O alguien se imagina al Vaticano invitando, por ejemplo, a un grupo neonazi que quiera matar a todos los negros, para "debatir" sus ideas? La realidad es que quien invita a Ehrlich, partidario de matar a millones de niños inocentes, no se cree de verdad que esas ideas sean tan malas como las de los neonazis.
Peso que tiene en el Vaticano y todo esto hablando lo que habla, se entiende a la perfección que el papa Francisco haya actuado como actuó con la PUCP en Perú.
Porque el papa Francisco no es responsable de que estos hablen como hablen ni de que piensen como piensan, pero es su total responsabilidad que tengan los puestas y la plataforma que tienen en la Iglesia.
«Cuando el Papa ya ha asumido esto, forma parte del Magisterio de la Iglesia nos guste o no... Es Magisterio de la Iglesia de la misma forma que el que el aborto es un pecado grave es Magisterio de la Iglesia, tanto si gusta como si no.»
Pues eso...
La Iglesia va mal porque algunos trabajadores no son adecuados para el puesto.
La Iglesia perdurará porque su Jefe nuestro Señor sigue escogiendo quien le sirva adecuadamente.
Estos monstruitos pasarán pero la Iglesia seguirá gracias a Dios.
Ya sé que el asunto es indignante, pero, por favor, moderación en los comentarios.
En nada es licito NO refutar la mentira con argumentos y con la caridad. Nadie puede callar esperando un mejor bien para la iglesia, eso sería la misma situación condenada aqui y por VS77.
Acá el problema va tomado cuerpo público, rostro y nombre y no es que solo él esté equivocado sino lo descarado que lo hace, es una declaración de rebelión que se ha aguantado por años contra la iglesia triunfante.
Tanta necesidad e injusticias en el mundo!!!, que por tantas “buenas intenciones” escondidas detrás tantos “malos actos (contumaces)” que se dan… es como apología del delito!!! Este pensamiento descuartizador incendiario, es el culebrón en el jardín… una boa constrictor….
Se acabó la magia. La venda cae. La Iglesia católica está regida por ignorantes. Naturalmente que Sánchez Sorondo es consecuencialista: lo que le importa es el objetivo que busca; los medios dan igual. Para mayor gracia, su objetivo no es el bien de la Iglesia, sino congraciarse con el mundo ateo.
Dios se lo demandará. Y millones de niños abortados y (Dios no lo quiera) madres que se condenaron por matar a sus propios hijos engañadas por las mentiras de gentuza como Ehrilch, serán los testigos.
Ningún mediocre se rodea de personas brillantes, que puedan hacerle sombra. Se rodea de incompetentes, que hacen que la luz de su cerilla parezca brillar rodeada de oscuridad, mientras tapa o aleja bien las lámparas para que no la hagan empalidecer.
es.wikipedia.org/wiki/Marcelo_S%C3%A1nchez_Sorondo
Una abogada norteamiricana católica, Elisabeth Yore, que ha ayudado muchos años a la Iglesia a investigar casos de pedofilia, ha estado en distintas conferencias organizadas por Sorondo en las dos Academias, a las que al principio fue entusiasmada, y estas sus conclusiones:
https://www.youtube.com/watch?v=TS1GC2kX9HY&t=1465s (antes de juzgar su presentación, por favor ver el video entero)
Y todo y con esto sigue habiendo muchos católicos practicantes fieles a la enseñanza que siguen en la negativa de que en Roma no pasa nada, que todos los cambios son para bien y que no hay que alarmarse, que todo es fake news que se inventa una minoría de opositores al Papa.
Y este otro maravilloso regalo de mural realizado por encargo del Cardenal Paglia, otro nombramiento estrella del Santo Padre para Canciller de la Academia Pontificia para la Vida, el mensaje es la 'salvación automática para los que llevan vida gay, trans, etc, sin arrepentimiento claro,' en palabras del artista:
https://www.youtube.com/watch?v=CmdX89lmQOQ&index=8&list=WL&t=104s
Los laicos tenemos que hacer algo, si no lo hacen nuestros obispos o cardenales. Ademas de rezar el Rosario, nuestra mejor arma, hay ya que hacer algo, porque la situación es muy grave. "A Dios rogando y con el mazo dando."
El principio del doble efecto requiere cuatro condiciones: (1) La acción debe ser buena o, al menos, no mala; para algunos no mala es equiparable con indiferente o permitida. (2) La acción no busca producir malos resultados ni mal alguno. (3) El buen resultado no es consecuencia del mal. Es decir, no se usa un mal como medio para obtener algún resultado (para muchos éste es el punto de mayor importancia). (4) El resultado final es que lo bueno debe ser proporcionado. Es decir, las metas positivas deben ser mayores que los males acumulados como consecuencia de los actos.
"si no nos atrevemos a sacar las conclusiones lógicas e impepinables de unas premisas claras y contundentes, no es que faltemos a la moderación; faltamos a la Verdad"
Si te refieres a la parte de tu comentario que he moderado, creo que he dejado intacto el contenido sustancial del comentario, pero haciendo que sea más respetuoso.
Nos gustaría que las conversaciones en InfoCatólica mantengan buenas formas y el respeto debido, incluso en temas graves e indignantes. Especialmente en temas graves en indignantes. Entre otras cosas, porque cualquier denuncia de un abuso pierde fuerza si las formas no son las adecuadas, ya que se puede desestimar la denuncia como "cosa de extremistas".
Saludos.
"Echenique, Mons. Sánchez Sorondo es Canciller de la Academia Pontificia de las Ciencias y de la Academia Pontificia de Ciencias Sociales desde el año 1998"
Cierto, pero también hay que tener en cuenta que, en esa época, se cuidaba mucho de decir estas barbaridades.
"Los próximos invitados con Tellado y marcial lafuente Estefan, que también han escrito mucho."
Je, je. Muy bueno.
Sin duda que se habría quebrado la mutua confianza, si Fabro se hubiera enterado de estas actuales posturas de un discípulo, que le salió tan descaminado, no por falta de altísima doctrina en Fabro, sino por los coqueteos, que Sánchez Sorondo anda practicando con gente tan abiertamente contraria a doctrinas nucleares de la Iglesia.
Como dijo alguno mas arriba, si dijeran que es para debatir y difundir la verdad católica o para convencer a los enemigos, pase, pero no es ese el argumento que esgrimen.
Lo que si, no hay que atribuirle a este Papa la presencia de Monseñor donde está, porque ocupa los dos puestos de Canciller desde 1998, con san Juan Pablo, como ya se dijo arriba y siguió con Benedicto.
Esto viene de mucho mas lejos, ya san Pío X lo vaticinó.
Pero, en fin, en Argentina saben perfectamente que clase de persona es este monseñor, y lo más grave, es que la persona que lo ha puesto en estos cargos, también lo sabe.
Cada día más urgente una intervención de los Cardenales, para enderezar el rumbo de la Iglesia.
Eso de la "mente abierta", tiene una raíz de soberbia tremenda. Come del fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal, así tendrás la mente abierta.
El discernimiento es fundamental en la vida cristiana, pero lo que se les está olvidando a no pocos grandes prelados es que el discernimiento comienza precisamente por distinguir lo que está sujeto a un discernimiento situacional de lo que no. Estos prelados confunden el discernimiento con la anomia.
Y si creo que es un ignorante, es porque si realmente supiera del tema el señor canciller, al recibir la pregunta del entrevistador sobre el doble efecto, se hubiese salido por la tangente, a lo jesuíta, rehuyendo la pregunta con apelaciones a la misericordia, al don maravilloso de la vida, a evitar los prejuicios o a cualquier otro lugar común del sofista y vacuo lenguaje posmoderno. Para no tener que contradecir al santo patrón y gigante del pensamiento de cuya academia pontificia es secretario.
En vez de eso, se lanza alegremente a hacer un ridículo espantoso, exponiendo ante el mundo entero su grave y negligente desconocimiento de aquello que tiene obligación de conocer.
O en román paladino: haciendo el panoli y dejando que el entrevistador le deje con salva sea la parte al aire, y luego reprendiendo al periodista con cara de pepinillo en vinagre al darse cuenta de la metedura de pata.
Una joya. Y me importa un bledo con quién haya estudiado o cuanto tiempo lleve de canciller o archipámpano de las Indias.
Un ignorante es un ignorante, sea rey o basurero.
O sea, que la política de nombramientos de la Santa Sede no es precisamente un modelo de gestión de las armas temporales de la Iglesia.
El 11 de Setiembre 2001 el avión Boeing 757 del vuelo 93 de United Airlines se estrella en Pensilvania
derribado por un misil , para que no se estrellara sobre la Casa Blanca . Hubo 44 muertos .
Poco tiempo después en una reunión la cual asistían dos profesores ( sacerdotes ) de Teología ,
los dos de buena formación Tomista y tradicionalista .
Les pregunte si era legitimo derribar la nave para que no caiga sobre la Casa Blanca .
El primero dijo SI , el otro dijo NO
Otra cosa es invitar al Vaticano a expertos militares en armas de destrucción biológica o a especialistas mundiales en el aborto, cuando el mismo Papa Francisco es contrario a él. ¿O no?
Señor Jesús ayúdanos, han tomado Roma pero no el corazón de Tus fieles, haznos instrumentos Tuyos para desalojar a quienes intentan secuestrar Tu Iglesia en la Tierra, amén. TENEMOS QUE LOGRAR QUE NOS TEMAN EN ROMA.
Mueren los inocentes, que serían los tan famosos daños colaterales.
En cambio, si los mismos terroristas apuntan con un proyectil que no puede ser detenido contra una ciudad, y exigen, para no atacarla, que el Gobierno asesine a los mismos pasajeros inocentes de antes, la respuesta sería no.
Benedicto no esquivó la discusión con alguien con pensamiento diametralmente opuesto, pero nunca dejó de sostener la fe católica. Creo que esa es la sutil diferencia.
- Sorondo
- Paglia: mural homoerótico
- Victor Manuel Fernández: autor a la sombra de Amoris
- Sistach: apoyo a la comunión de adúlteros en Cómo aplicar Amoris laetitia
- Lutero, testigo del Evangelio: Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad Cristiana, Semana de la unidad de los cristianos 2017. Presidente: Cardenal Walter Kasper. Secretarios: Obispo Brian Farrell, L.C, Obispo Jean-Claude Perisset, Monseñor Francesco Fortino Eleuterio.
Rapida para calificar de necia mi pregunta .
Mi comentario venía como ejemplo en la confusión que existe cuanto a la moralidad o inmoralidad de ciertos actos . Personalmente no soy confundido .
Pour info y sin detalles . Tengo casi 73 años y nací en Junio 1944 de milagro en un ciudad del Oeste de Francia , a bajo los bombardeos Ingleses ……Nuestros aliados
"Poco tiempo después en una reunión la cual asistían dos profesores (sacerdotes) de Teología, los dos de buena formación Tomista y tradicionalista .
Les pregunte si era legitimo derribar la nave para que no caiga sobre la Casa Blanca. El primero dijo SI , el otro dijo NO"
Me temo que al menos uno de ellos era "de buena formación tomista" en el mismo sentido que Mons. Sánchez Sorondo. Es decir, no había entendido lo que había estudiado.
Como dice Keparoff, ese caso es sencillo, porque el ejército lo que quiere es derribar la nave, no matar a los pasajeros inocentes (que es algo que no se puede hacer), de manera que no habría problema moral en ello, siempre que el daño que pudiera hacer el avión fuera suficientemente grave para justificar la probable (pero no querida) muerte de los pasajeros.
En cualquier caso, hay otros casos más complicados o incluso dudosos, como por ejemplo el del embarazo ectópico. Por desgracia, el problema de Mons. Sánchez no es que se equivoque al aplicar un principio básico, sino que ni siquiera comprende el principio.
Por cierto, tengo familia (política) en el este de Francia que también sufrió la destrucción de los aliados, en su caso los norteamericanos.
Un saludo.
Tengo entendido que no, no era lícita la acción, según el mismo principio de doble efecto, que dice que un efecto bueno no debe ser consecuencia del malo. En este caso, el efecto bueno (salvar la Casa Blanca) es consecuencia del efecto malo en sí mismo (matar a 44 seres inocentes).
Es chocante que una persona de su nivel y sus estudios tenga esos baches en su formación. Siendo honestos, el tema es de vieja data. En su caso particular, su nombramiento viene de san Juan Pablo II, no de Francisco.
En un contexto cada vez más hostil al mensaje cristiano, personajes como él en vez de ayudar...
Saludos cordiales.
Merece la pena leer el breve artículo.
Por lo que a mí respecta, considero que el Vaticano es, a día de hoy un estado corrupto y corruptor, así que cuando leemos que tal pais va a potenciar, o destinar nosecuantos millones para favorecer el aborto, uno ve como quien más ha de gritar, pelear, desangrarse por los más inocentes.........hace lo que está haciendo- y no sólo eso-.
Ya es mucha la pastoral, teología y fe de McDonals la que nos están vendiendo, y cuando en estos días cantamos en el Via Crucis: "Pueblo mío, qué te he hecho, en qué te he ofendido, respondemé.....", pues ya lo vemos. Y si uno se siente desdichado por saber que el peso de sus pecados hunden a Cristo en su primera, o segunda, o tercera caída, también es verdad que está la Esperanza que no defrauda y que hace que conserve al resto fiel, al Israel verdadero del que uno quiere formar parte, con el desdichado Cardenal Sarah y otros pastores, no muchos, que se mantienen fieles.
¿Qué efecto conseguían los bombardeos aliados sobre posiciones alemanas? Liberar Francia pero no gratis et amore.
¿Qué efectos se conseguía derribando el avión que iba a caer sobre la Casa Blanca? Evitar que la nación entera se viera herida en su misma representación, en su corazón.
Lo que hay que mirar es el objetivo no las consecuencias, porque si no yo tendría que preguntar al caco que me amenaza con una pistola si tiene hijos y familia y, como yo no los tengo, me tendría que dejar matar porque mi muerte es el mal menor. Eso es ridículo.
Los pasajeros del avión fueron puestos en esa situación por los terroristas y los franceses durante la IIGM por los alemanes, trasladar la culpabilidad a otros no vale.
¿En serio que hay que estudiar en la Gregoriana o en la Sorbona para responder a un caso así?
Que reciban cientos de cartas con críticas razonadas y serenas de los fieles que no se dejan engañar. En papel, para que sean archivadas y guardadas. Para que los que las lean se vean abochornados por el peso de la verdad y se produzca incomodidad en las altas instancias. Lo escrito queda registrado y numerado. los portales católicos se pueden leer o no, pero las cartas se tienen que leer. Y un archivo lleno de críticas no es un fruto apetecible para nadie... Sobre todo, si son veraces.
Unámonos en la oración, pero también en la acción. Ayuden a reflexionar a los que tienen la autoridad, si es que aún no lo están haciendo por este medio.
"Creo que en el ejemplo final de Juan Pablo B., la respuesta sería sí. Ante un ataque militar con un proyectil que lleva inocentes dentro, la respuesta defensiva correcta es derribar el proyectil. Mueren los inocentes, que serían los tan famosos daños colaterales. En cambio, si los mismos terroristas apuntan con un proyectil que no puede ser detenido contra una ciudad, y exigen, para no atacarla, que el Gobierno asesine a los mismos pasajeros inocentes de antes, la respuesta sería no".
Razonamiento impecable, tanto del caso moral como del inmoral. Si desde el Vaticano nos preguntan nuestra opinión para cubrir un puesto de Presidente de Academia pontificia, les daremos tu teléfono.
¡Saludos!
Saludos.
"Sólo puntualizar que hay una probabilidad no mayor a 1% de que Sánchez Sorondo ignore la recta formulación del principio de doble efecto."
Si eso fuera así, lo ocurrido es aún peor. Prefiero suponer ignorancia que maldad, la verdad.
"Lo UNICO que a mi juicio..."
Pero supongo que entiende que no se trata de cuál sea su opinión. Lo importante es lo que enseña la Iglesia. De hecho, por lo que dice no comprende bien el principio de doble efecto y ni siquiera ha entendido lo que se ha escrito en los comentarios anteriores. Y además, se expresa con malos modos y prepotencia, como en otras ocasiones. Como comprenderá, después de eso se le quitan a uno las ganas de explicarle las cosas. Lo voy a intentar una vez más, pero si persiste en esa actitud, borraré sus comentarios.
Hay que distinguir dos cuestiones morales: si se puede derribar el avión y si se debe derribar el avión.
Para responder a la primera, hay que determinar si es intrínsecamente malo hacerlo, porque si es intrínsecamente malo, no se puede hacer. El ejemplo que ponía Keparoff, sobre que el gobierno fusilara a esos pasajeros inocentes para salvar muchas más vidas, es intrínsecamente malo, ya que se mata intencionadamente a inocentes y eso es contrario al quinto mandamiento. Por lo tanto, no se puede hacer y no hay que pensar más sobre ello. En cambio, en el caso de derribar el avión, lo que se busca no es matar a esos pasajeros, sino derribar el avión que controlan los terroristas. Eso no es intrínsecamente malo y, por lo tanto, en principio se puede hacer.
Una vez que se ha establecido que en principio se puede hacer algo (porque no es intrínsecamente malo), la segunda cuestión es si se debe hacer en este caso concreto. Ahí es donde entran cuestiones de consecuencias y proporciones: ¿el mal que se va a evitar es mayor que el mal que (no intencionadamente) se va a producir (los famosos daños colaterales)? Esa es una cuestión prudencial, porque, como dice la Veritatis Splendor, es muy difícil o imposible tener perfectamente en cuenta todas las consecuencias de una acción. En algunas ocasiones está más claro y en otras caben opiniones diferentes.
Nada tiene eso que ver con aborto, eutanasia, Hiroshima y Nagasaki, que son todos casos de haber respondido mal a la primera pregunta y haber elegido comportamientos intrínsecamente malos que siempre son inmorales.
Mons. Sánchez Sorondo, contra lo que enseña la Iglesia, niega que exista la primera parte de la cuestión y, por lo tanto, cae en el consecuencialismo moral.
Y ahora a ver cómo se resuelve esto, [...].
"Lo del patadón palante para quitarse de en medio..."
Sí, un sistema perverso que sólo puede tener consecuencias nefastas.
"Da igual dónde te den el título, cada cual va a responder como bien le parezca. Se empieza razonando que todos iban a morir sí o sí y se termina coligiendo que el feto con malformaciones encefálicas solo va a vivir unos días (quien dice días dice unos meses, de pesadilla). Así que hala, a derribar"
Bien expresado. Ese es precisamente el problema del consecuencialismo moral. Lo bueno de la doctrina de la Iglesia es que no empieza así, sino que lo primero que hace es distinguir cuidadosamente que hay cosas que no se pueden hacer. O dicho de otra forma, que el mal no justifica los medios.
¿No sería lo mismo que aquellos que defienden el aborto en el caso de que el feto sea totalmente inviable ? Ya que se va a morir, y puede poner en peligro la vida de la madre, podemos abortarlo.
Es una buena pregunta.
El aborto es algo que nunca se puede hacer, porque matar intencionadamente a un niño inocente es intrínsecamente malo. Eso quiere decir que no se puede hacer en ninguna circunstancia, siempre está mal. Da igual que vaya a vivir veinte años, que un día o un minuto. Es inmoral matar intencionadamente a un niño inocente.
En la distinción de dos cuestiones que hemos hecho antes, ese comportamiento falla en la primera: no se puede hacer en ningún caso.
El caso del avión es distinto, porque no falla en la primera cuestión. Derribar un avión empleado por terroristas como arma no es intrínsecamente malo. Es algo que, en principio, se puede hacer moralmente.
Por lo tanto, el avión "aprueba" la primera pregunta. Pero eso no es todo, si la primera pregunta da el visto bueno, entonces es cuando hay que considerar circunstancias y consecuencias. En este caso, habría que considerar lo que probablemente va a suceder si no se derriba el avión (el objetivo al que se dirige, quién está allí, consecuencias para el bien común, si los pasajeros están prestando resistencia o los terroristas están en control total, etc.) y lo que probablemente sucederá si se derriba (la muerte casi segura de los pasajeros, la muerte de los terroristas, etc.), así como otras posibles opciones para atenuar las consecuencias de una y otra posibilidad (evacuar, negociar, etc.). Hay que sopesar cuáles de las consecuencias serían más graves y tomar una decisión. En ningún caso se buscan las malas consecuencias (como la muerte de los pasajeros o la muerte de las personas que estén en el objetivo atacado por los terroristas con el avión), solamente se soportan, por eso este principio del doble efecto se llama también del "mal menor".
Por lo tanto, el caso del avión no es una cuestión que se pueda decidir en abstracto, porque depende de las circunstancias concretas de cada caso real. Es lo que se llama una cuestión prudencial, que debe resolverse aplicando la prudencia práctica (a diferencia de la cuestión del aborto, en la que la única respuesta posible está marcada directamente por la ley de Dios, que prohíbe matar intencionadamente a un inocente). Dos católicos, en un caso concreto, podrían tomar decisiones diferentes, según el ejercicio de la prudencia de cada uno.
Saludos.
"Si no nos atrevemos a sacar las últimas consecuencias y a atribuir las últimas responsabilidades de todo lo que estamos viendo"
Es que no es eso lo que sucede. Confundes el respeto especial que por voluntad divina debemos tener con el Papa (y con el propio obispo, párroco y padre) con no sacar consecuencias. En InfoCatólica no negamos la responsabilidad del Papa, pero expresamos nuestras críticas con respeto y también (en la medida en que la gracia de Dios lo concede) con misericordia. Si te fijas, en tu comentario dejé precisamente eso: "quien nombra a Sorondo, quien sostiene a Sorondo y quien alienta a Sorondo".
Por otro lado, intentamos evitar el maniqueísmo de pensar que la Iglesia es el Papa y, por lo tanto, el Papa tiene la culpa de todo lo que ocurre (que no es más que la otra cara de la famosa papolatría). Por la comunión de los santos, hasta la conducta del último católico de Mongolia afecta a la Iglesia universal, para bien o para mal, así que todos tenemos bastante responsabilidad: el Papa, obispos, sacerdotes y hasta el último seglar.
Si no soy santo (y no lo soy), una buena parte de la culpa de los problemas de la Iglesia es mía. Es duro, pero es así.
Saludos.
Basta mirar el curriculum y la formación de S.S....
Saludos.
Sigo rezando por nuestros pastores, y por todos nosotros.
Y sí, la Iglesia es de Cristo, no del Papa,y gracias a Dios mi fe no depende de ningún hombre- si así fuera.....- .
La gente de generaciones anteriores era mucho más sabia, hasta Melchor Rodriguez, que era anarquista, sabía que acciones estaban permitidas en una guerra y cuales no, por eso paró las sacas de Paracuellos (asesinar prisioneros de guerra no está amparado por ninguna ley moral) y evitó asaltos a las cárceles (otra acción repugnante). La muerte de civiles, sin más, como ocurrió en Guernica es reprobable; pero puede ser inevitable si se trata de hacer con ellos un chantaje, en ese caso hay que prepararse para morir. También se espera de nosotros que calibremos la situación y nos preparemos para lo peor. En un cristiano pretender salir indemnes de toda situación, sean cuales sean los costes, es una actitud bastante cobarde. Y en algunos que no son cristianos pero tienen convicciones según las cuales ellos no son el centro del universo, también.
En cambio, matar a esas mismas personas en tierra, por ejemplo, porque han amenazado con bombardear la ciudad en caso contrario, es querer como medio un mal para lograr un bien, y no es lícito moralmente.
Saludos cordiales.
Estos casos extremos y estas reglas morales del doble efecto me son complejas.
En cambio, el balancear, pesar o ponderar bienes parece más lógico.
Es lícito matar tanto a los secuestradores como a los amenazadores, pues evitamos muchos graves males, y por sus efectos preventivos y disuasorios.
¿Es lícito matar a casi toda la humanidad? Sí.
El bloque del mal destruye a casi todo el bloque del bien, éste puede destruir por completo el bloque del mal. Así queda un resto de bien para repoblar.
El otro día el padre Guillermo Marcó, ex vocero del episcopado argentino y protagonista del primer "video del Papa", al hacer balance de los 4 primeros años del Pontificado de Francisco, dijo al entrevistador de Infobae:
"A veces, como decía Santo Tomás de Aquino, el sentido común es el menos común de los sentidos."
Sí me llama mucho la atención de Sánchez Sorondo, ya que es una persona que ha recibido mucha formación y buena formación filosófica.
Aclaro, por último, que al menos en mi seminario y en varios seminarios más, hemos estudiado el principio de doble efecto tal cual es, y no en su actual formulación...
Y no es de ahora, sino que esto viene dándose desde décadas atrás. Por poner una fecha tentativa, diría que desde que se hubo terminado la IIGM, y de manera creciente.
En cantidad y en "calidad".
Y en descaro, como lo expresa inmejorablemente LF en un comentario de más arriba:
"Ya ni se cuidan"
Yo no soy menos que los prelados haciendo decir a Santo Tomás de Aquino lo que nunca dijo.
Yo voy a hacer, desde ahora, lo mismo con cualquier texto, sea de Kasper, Bultmann o San Agustín.
Y quiero que nadie me gane en artes manipulativas.
Si todo está permitido, que sea para todos igual.
Y viva el lío.
El paralelismo entre acceder a derribar el avión porque en todo caso morirán los pasajeros inocentes y abortar a un niño porque en todo caso iba a morir más adelante sería aceptable si en el caso del avión, al saber que van a morir..... liquidáramos a lo pasajeros directamente sin preocuparnos del avión.
Pero es que no se puede pedir más.
El paralelismo es exactamente el que yo describí, le podrá parecer más o menos desafortunado, pero para estropearlo "aliñándolo" no haga como dice que hago yo (ut soleo).
Tanto da que sea un avión, tren, barco u otro vehículo.
Se atiende al balace moral de presente, evitar un mayor mal, y de futuro, efecto disuasorio.
La muerte incluye a los dirigentes terroristas, si no pueden ser detenidos, por ser autores intelectuales, y al resto de terroristas, por ser potenciales autores materiales. El mal debe ser totalmente eliminado, y esto es un bien.
Pueda ser que los terroristas sean simples suicidas, creando una falsa amenaza de un mal mayor. Es un riesgo a considerar.
En el caso del aborto, lo tengo totalmente claro, tal y como usted lo explica.
En mi comentario, y reconozco que me expliqué un poco de manera general, estaba pensando concretamente en la situación que se genera cuando se produce un embarazo ectópico: cuando se produce la hemorragia, se sabe que el embrión ya se ha muerto, así que se elimina para salvar la vida de la madre; pero con las técnicas actuales, el diagnóstico se realiza mucho antes de que el embrión muera, así que, para evitar males mayores a la gestante (rotura de la trompa de falopio, ...), se procede a eliminarlo mientras todavía vive. Es un ser humano, independientemente del lugar en que haya anidado.
Perdone, una vez más, por salirme por la tangente, pero es un tema que me perturba enormemente, porque incluso desde posturas provida se acaba muchas veces justificando.
Un saludo
Así que solo queda la otra alternativa.
Lo que me sorprende es ese elevado índice de dislates e ineptos que denigran el Vaticano como autoridad moral mundial, el desacierto de su elección, la falta de corrección o cese de estos ígnaros prelados, su falta de instrucción, la inexistente formación continua teológica, la pérdida de asesores competentes que los eduquen, su permanencia alegre en el cargo así como así, la tranquila sensación de inmunidad y de impunidad de que gozan, la catastrófica acumulación de cargos de por sí inética, el desmantelamiento de dos Academias Pontificias en manos de un incompetente e incapaz, su falta de rectificación y reconocimiento de grave error, el escandalo público que da, la confusion en la fe que provoca, la mancha que causa en la Iglesia, la falta de reacción de la Curia vaticana, la persistencia, incremento y acumulación de equivocaciones peligrosas y temerarias en el actual Vaticano, la falta de calidad profesional de algunos documentos y declaraciones...
Yo no veo qué diferencia hay entre eso y el "balanceo de bienes y males".
Tampoco veo qué diferencia hay entre eso y el consecuencialismo. Las consecuencias y los efectos de la acción, son lo mismo.
Aquí la acción se justifica y se declara lícita por el solo hecho de que sus consecuencias buenas son "mayores" que las malas.
Eso es consecuencialismo aquí y en la Luna.
En el caso del avión, una cosa es si es justificable en alguna hipótesis derribar un avión con pasajeros inocentes aplicando el principio de doble efecto, y otra el caso concreto de la Casa Blanca.
Por un lado, en la Casa Blanca también había personas cuyas vidas estaban en peligro.
Por otro lado, dejando la Casa Blanca de lado, la cuestión es si se puede repeler una agresión militar previendo que eso va a costar la vida a seres humanos inocentes.
Y es claro que sí, supuesto, obviamente, que de nuestro lado la guerra es justa, y que no hay otro medio a la vista de repeler esa agresión, que por su parte tiene que tener una gravedad proporcional.
Y también es claro que ahí se aplica el principio de doble efecto, porque la muerte de esos inocentes no es querida ni es medio para lograr repeler la agresión, sino que sólo va unida, en forma concomitante, con dicha repulsa de la agresión.
Sin duda que en cada caso concreto es la conciencia la que dictamina, pero debe hacerlo basada en el recto conocimiento de los principios morales.
Saludos cordiales.
1. Empezó con Amoris laetitia, que posibilita aplicar la comunión y absolución de fornicarios adulterinos no arrepentidos en el numeral 305, nota 351. Francisco sigue sin contestar los 4 dubia.
2. Continuó con los Materiales para la Semana de Oración por la unidad de los cristianos y para el resto del año 2017, en que todavía en el sitio Vatican.va se mantiene el escandaloso párrafo que dice que "Separando lo que es polémico de las cosas buenas de la Reforma, los católicos ahora son capaces de prestar sus oídos a los desafíos de Lutero para la Iglesia de hoy, reconociéndole como un «testigo del evangelio»".
Integran el Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, autor de este grave error: presidente Kurt Koch, desde el 2010, y los secretarios Brian Farrell y Andrea Palmieri.
Lutero fue destructor de la Eucaristía y de todas las caracteristicas de la Iglesia y la fe católica.
3. Finalmente, ahora, Sorondo defiende la errónea moral consecuencionalista o proporcionalista, y Amoris laetitia afirma la equivocada moral de situación.
Para el actual Vaticano, el objeto moral intrinsece malum semper et pro semper no existe, contra lo que establece Veritatis splendor.
Por lo visto, blasfemar, abortar, perjurar o el adulterio son pecados veniales o no son pecados, o bien si hay una circustancia atenuante o eximente, o bien, a elección del ciente, si la conducta tiene alguna o muchas buenas consecuencias.
Circunstancias, situaciones y consecuencias, la Nueva Moral: todos al Cielo, hasta el más tonto...
Pues vaya...
Sólo para mí, y únicamente para mí sólo, la moral de doble efecto la veo como una teoría compleja y abstrusa, muy legalista y alambicada.
Sé que causaré la muerte de esos inocentes (conocimiento), pero su muerte no es querida (¿no? se quiere voluntariamente, pero no de manera principal) ni es medio para lograr repeler la agresión (¿no? evito la destrucción del objetivo principal y disuado para el futuro).
Definir la entrevista como un rifirrafe de "yo soy más listo que tú" o de hombres católicos a ver quién es más machote no te deja en muy buen lugar a ti en el debate que estás intentando mantener. ¿Eres más lista o más machote que Néstor y todos los demás?
A ver si sobrina de Pagola no, pero prima de Guillermito sí vas a ser...
;-)
Si los EEUU permiten que atenten contra la Casa Blanca o contra el CApitolio, al día siguiente tiene atentados en la mitad de sus embajadas alrededor del mundo.
Y eso para empezar.
La prueba es que el derribo del avión tiene exactamente esos mismos efectos aunque en él no viajase inocente alguno.
"Cuando cierta acción tiene un efecto que el agente de la acción no buscaba, entonces este efecto [secundario], por ejemplo, no está sometido a un juicio moral."
El entrevistador no habla de efectos "no previstos", sino "no buscados", es decir, no queridos ni como fin ni como medio.
Y eso es lo esencial, porque entonces son involuntarios y como tales no caen bajo juicio moral.
Y en eso consiste justamente el principio de doble efecto.
De "estatus ontológico" el entrevistador no habla.
Por su parte, Mons. Sánchez dice:
"Es más fácil decir que, cuando una acción tiene dos efectos, si el efecto positivo es mayor que el negativo, entonces puedes hacerla".
El condicional muestra que el antecedente es razón del consecuente, es decir, se puede hacer porque el efecto positivo es mayor que el negativo.
Y eso es justamente lo mismo que decir que la bondad o maldad de la consecuencia son las que "hacen" buena o mala la acción en sí misma.
O sea, el consecuencialismo.
Porque en efecto, algo es lícito y se puede hacer porque es bueno o indiferente, y es ilícito y no se puede hacer porque es malo.
Saludos cordiales.
De lo contrario ese condicional sería ininteligible.
Saludos cordiales.
Aparte de todo, toda la razón a Veronica. Veo que hay muchos motivos para pensar que es un granuja el mencionado monseñor... pero de una frase en una entrevista no se puede extraer la herejía. Habría que preguntarle o contrastar con escritos suyos. Pero la de herejia es una acusación muy grave que es irresponsable y poco cristiano lanzar en base a un comentario casual.
Estoy de acuerdo en que el derribo del avión era inevitable, porque la destrucción de la Casa Blanca habría creado un vacío de poder en el país, que fácilmente habría degenerado en caos y desórdenes. En un momento en el que todavía no estaba claro lo que ocurría ni de dónde provenían los ataques, el Ejército estadounidense podía suponer, razonablemente, que ese vacío de poder podía tener consecuencias catastróficas para millones de personas. Y, sí, es probable que los 44 pasajeros hubieran muerto en cualquier caso. No querría estar yo en el puesto de quien tiene que tomar una decisión así.
Pero la exaltación pagana de la patria y sus símbolos que hallamos en boca de Palas Atenea -porque no es más que eso, lo disfrace como lo disfrace- es deplorable.
Pero supongo que tratar de explicarle esto es perder el tiempo porque el que no lo ve está condenado a no verlo jamás o, quizás, llevado por algún sentimiento que no controla, contradecirse a si mismo dando un significado sagrado a aquello que se ha pasado la vida despreciando en los demás.
Véase la noción del consecuencialismo tal como la presenta "Veritatis Splendor" n. 75:
"Este «teleologismo», como método de reencuentro de la norma moral, puede, entonces, ser llamado —según terminologías y aproches [sic] tomados de diferentes corrientes de pensamiento— «consecuencialismo» o «proporcionalismo». El primero pretende obtener los criterios de la rectitud de un obrar determinado sólo del cálculo de las consecuencias que se prevé pueden derivarse de la ejecución de una decisión. El segundo, ponderando entre sí los valores y los bienes que persiguen, se centra más bien en la proporción reconocida entre los efectos buenos o malos, en vista del bien mayor o del mal menor, que sean efectivamente posibles en una situación determinada."
Ambos elementos están en la caracterización que Mons. Sánchez hace del "principio de doble efecto".
Saludos cordiales.
Saludos cordiales.
No siendo español, supongo que se refiere a una casilla de aportes a obras sociales del gobierno, no de la Iglesia.
En esos casos el efecto bueno no parece ser algo que va de suyo unido a la acción de marcar la casilla, pues eso depende de lo que el gobierno entienda por "políticas sociales" y esas cosas.
Le copio la Wikipedia:
"Los estudiosos han ido profundizando en lo que hoy se conocen como condiciones que permitirían aplicar de modo adecuado el principio de doble efecto. Según algunas enumeraciones, se trataría de cuatro o de más condiciones. Tales condiciones serían:
El objeto del acto que se persigue debe ser bueno.
La intención del que actúa debe ser buena y excluye (no desea, pero lo tolera) el efecto malo que se seguirá de la acción.
La acción debe ser en sí buena o indiferente, pues no sería correcto emprender un acto en sí malo (por ejemplo, robar) para conseguir un fin bueno (curar una gripe ordinaria).
Debe existir una razón proporcionalmente grave para aceptar el acto. Es decir, el beneficio que se espera obtener debe ser lo suficientemente serio como para justificar la puesta en marcha de una acción que traerá alguna consecuencia negativa (y menos negativa que el resultado bueno que se espera conseguir).
A las anteriores condiciones se puede añadir un prerrequisito: que no existan acciones mejores, es decir, que no sean posibles alternativas que provoquen menos daños que los que se provocarán con el acto que alcanzará un buen resultado y daños colaterales."
Ahí aparece un elemento de proporcionalidad entre bienes y males, pero con la diferencia fundamental de que se aclara que el objeto de la acción tiene que ser bueno o al menos indiferente.
En el caso de las casillas de obras sociales, supongo que la bondad del objeto de la acción de marcarlas depende de cuáles sean esas "obras sociales". Si vienen mezcladas las buenas y las malas, no parece que eso permita configurar un objeto moralmente bueno, por aquello de que el bien procede de una causa íntegra, el mal, de cualquier defecto.
Supongo, en efecto, que todas las "obras sociales" entran a mismo título en la configuración del objeto de la acción de marcar la casilla, y que no hay razón para decir que las malas son consecuencias colaterales mientras que las buenas son parte del objeto mismo.
En el tema del avión, el hecho de que el fin fuese inevitable no es relevante. Porque puede haber casos en que la acción buena con efecto colateral malo sea necesaria, pero de tal modo que si ella no se realiza, el mal efecto no tendría lugar.
De todos modos se aplicaría ahí el principio de doble efecto.
Saludos cordiales.
Saludos cordiales.
También me hacen gracia las referencias a Chesterton y Lewis. Son autores católicos, sin duda, de una época y de un medio muy concretos. Chesterton, por ejemplo, también estaba contra el sufragio femenino. ¿Eso también forma parte de la religión católica? No me haga reír, por favor. Si fuera por buena parte de los autores católicos (y no católicos) anteriores a 1918, a usted ni siquiera se le permitiría estar opinando aquí. Por cierto, he leído a Chesterton, a Lewis y bastante literatura anterior al 1918, tanto cristiana como pagana. Ya me imagino que viendo Europa arrasada y cubierta de cadáveres diría usted: "Idiotas como Oriol son incapaces de ver lo bonitos que son todos estos miembros mutilados de francés y alemán puestos uno encima del otro". Usted misma dice que son los pueblos de Oriente los que todavía defienden tal manera de ver las cosas. Aparte de que no es del todo cierto, parece que siente usted, en el fondo, una cierta envidia por los yihadistas, ¿no?
El martirio es un don que nos concede el Señor para morir en Su nombre. No lo mezclemos con ejemplos peliculeros del soldado que muere para salvar la bandera -las películas de John Wayne están muy bien porque son películas- ni con menciones frívolas de los cristianos que murieron, de verdad, por defender su fe.
Por cierto, y para responder a la cuestión inicial: ¿Habría dejado arder la Casa Blanca por salvar a los 44 rehenes que iban en el avión, si la única consecuencia hubiera sido la destrucción de un edificio? Se lo voy a decir bien claro: sí. ¿Entiendo que hubo motivos para actuar como se actuó? Sí, también. Por parte de militares responsables, no de mártires de salón, que vienen a ser el equivalente ultraderechista de los revolucionarios de salón.
Por cierto, el Estado del Bienestar es una estructura político-económica entre otras posibles, y en principio no parece que deba favorecer, ni perjudicar, a la familia, la religión ni la patria. Un consejo: léase la Quadragesimo Anno. Le haré mucho bien.
Y que conste -por si a alguien le queda alguna duda- que a mí tampoco me gusta que se haya invitado a abortistas a hablar en el Vaticano, y que todavía me gustan menos las explicaciones de Monseñor Sorondo.
Por los cuales tres vale dar hasta la propia vida, dadas las circunstancias.
Alfonsín, un presidente de Argentina puesto por el NOM llegó a decir:"Se acabó la época de los héroes". Le faltó agregar: "y de los santos y de los mártires".
Es lo que quieren y lo que buscan.
Pero se equivocan.
En cuanto a su último párrafo, sobra, porque yo no tengo ninguna opinión anticipada de lo que pueda pensar sobre asuntos en los que no se ha pronunciado. Usted pone palabras que no he dicho en mi boca pero no espere que yo haga lo mismo, eso lo aprendí en bachillerato.
Creo que esto lo explica todo. Antes de dar un duro a una organización proabortista como consecuencia de un daño colateral de donar a Cáritas o a Manos Unidas, mi conciencia es diáfana y explícita: No marco la casilla de los fines sociales y sí la de la Iglesia, y si deseo ser más generoso doy directamente a Cáritas, sin que medie el estado.
Respecto a lo del avión, por ahí arriba alguien ha explicado que es lícito derribar un misil cargado de gente que va a explotar, pero no matar a gente para evitar el impacto de un misil que solo porta explosivos. No veo la irrelevancia del hecho de que el impacto fuera inevitable.¿Habría entonces que distinguir entre actos inevitables y fortuitos y actos necesarios pero evitables?.
Y por cierto, la próxima vez que un vasco queme una bandera española, espero leer en el periódico que una señora de allí y de aquí ha declarado la guerra al indeseable y que rosario en mano, se ha liado a guantazos con el impresentable. La nombraremos heroína, mártir y santa.
Estos prejuicios de los que habla Monseñor Sánchez Sorondo me inquietan y me hacen pensar en otra frase que oigo con cierta insistencia desde hace un tiempo y que es: “Dios te quiere como eres”, sobre todo porque en muchos casos ahí termina la explicación. Sin embargo cuando esto se dice así, sin más, parece como que quieran dar a entender que a Dios le da lo mismo el estado de nuestra alma y que por tanto no se hace necesario cambiar nada, porque de cualquier manera Él nos aceptará a su lado. Pero esto no es verdad. Dios nos ama sin medida, es cierto, aun siendo nosotros pecadores, pero no quiere nuestro pecado, o lo quiere pero para librarnos de él, porque no puede haber comunión entre Dios y el pecado, sobre todo si es mortal. Es decir, el Señor que sí nos ama pero no nos quiere así (en pecado mortal), podrá pasar a nuestro lado, hacerse el encontradizo, llamar a nuestra puerta, pero si no le abrimos por medio del arrepentimiento que lleva a la confesión y a la conversión, se quedará fuera sin poder entrar en nuestro corazón, porque Dios y el pecado no pueden alojarse en la misma casa.
Pues hoy parece que el común denominador de tantas noticias eclesiales es su afición por la connivencia con el pecado. El caso que nos ocupa es un ejemplo más y no creo que haga falta mucha teología para saber en este caso como en otros lo que se debe hacer. Un poco de catecismo sería suficiente, el aborto es un pecado que clama al cielo, y eso debería bastar para apartar de cualquier evento patrocinado por la Iglesia Católica a todos los que lo promuevan o faciliten, a menos que vengan en condición de arrepentidos a dar su propio testimonio de conversión.
Y ni siquiera sería necesario el catecismo, ya que estos hechos pueden escandalizar incluso a los no creyentes porque la luz de Dios alcanza también a los que no creen en Él. Creo que solo cuando se trata de una increencia culpable, de un rechazo voluntario de Dios, Dios puede permitir que la razón de esas personas quede ofuscada, como vemos por ejemplo en Mateo 13, 13: “Por esto les hablo en parábolas, porque miran y no ven, escuchan y no oyen ni entienden.” O también Romanos 1, 28: “Y como no se preocuparon de tener el conocimiento cabal de Dios, Dios los abandonó a su mente depravada, que los empuja a hacer lo que no deben.”
Deseo que la situación de estos prelados no sea tan dramática, pido por su conversión, que se den cuenta de lo que están haciendo y dejen ya de meter goles en propia puerta, por su propio bien y el de tantos otros fieles. Y que valoren positivamente los “prejuicios” del periodista, ya que con el pecado no caben componendas solo el más absoluto rechazo.
Un saludo.
"Si el soldado dispara para derribar el avión"
Hay que tener en cuenta las circunstancias. Si dispara porque sí, sin ninguna razón o causa justa (y sí hay pasajeros inocentes), la acción es mala. Si dispara para evitar un mal mucho mayor, se aplica el principio de doble efecto cumpliendo todas sus condiciones y entonces es lícita la acción.
Por otra parte, me parece que ve usted la paja en el ojo ajeno y no ve la viga que tiene en el propio, porque también saca conclusiones precipitadas de lo que he escrito antes. Ante todo: sí, soy catalán. Me abstendré de preguntarle si tengo que morir cristianamente por la estelada, por la rojigualda o por la bandera republicana, todas ellas consideradas banderas patrias por una porción de este país (una parte considerable de los republicanos catalanes era católica, así que...). Lo que sí quiero dejar claro es que no he dicho en ningún momento que sienta una especial alergia por las banderas, y que el patriotismo, si por patriotismo entendemos la voluntad de contribuir a la mejora del país propio, me parece digno de todo encomio. Yo no le he discutido nada de eso. Si no lo he entendido mal -y si lo he entendido mal, por favor, corríjame- usted ha dicho que le parece razonable que se abatiera un avión cargado de civiles inocentes para mantener incólume un símbolo patriótico. A mí no me parece razonable, me parece repugnante. Usted, con una visión de la guerra que parece sacada de películas tipo "Agustina de Aragón", me ha sacado el ejemplo del soldado que arriesga su propia vida para rescatar la bandera del país. Lo primero que se me ocurre es recomendarle que se dé un garbeo por una guerra de las de verdad y se pase unas cuantas semanas viendo violaciones, asesinatos, venganzas y niños muriéndose de hambre con los ojos llenos de moscas, chavales de dieciséis años agonizando en un pozo de mierda mientras llaman llorando a su madre, bombas que caen sobre escuelas llenas de críos de seis años, niñas prostituyéndose con los cascos azules, y se deje de **** sobre soldados que se exponen al fuego enemigo para rescatar una bandera que probablemente ya se ha quemado.
El párrafo final quizá sobraba para usted, pero no sobraba del todo, ¿verdad? Se supone que estamos comentando una noticia, y me ha parecido que era conveniente dejar mi opinión al respecto.
¿Pero qué te has fumado hombre?
Yo no me he referido a la decisión de abatir o no el avión, me he referido a lo que debieron sentir los norteamericanos que vieron a dónde iba dirigido el avión, porque parece que lo supieron, y al hecho de que cualquiera de ellos prefiriera perder la vida que ver derribado uno de los edificios que represen a su patria. Y he dicho que, en mi caso, me hubiera gustado tener el valor de desear que derribaran el avión conmigo dentro (no debe ser agradable la sensación de que estén haciendo chantaje con tu vida). Eso es lo que ha desatado los comentarios.
Me parece que Agustina de Aragón y John Wayne sobran por excesivos tanto como si yo le pusiera aquí casos de insignes cobardes o traidores a su patria. El no ser pacifista no implica un belicismo desatado y no hay razón para pensar que C.S. Lewis, que no lo era, fuera más parecido a John Wayne que Chamberlaine. Si nos ponemos a hacer caricaturas se pueden hacer de todas clases.
Yo creo que Jean Jaurès tenía razón en el caso de la IGM y en cambio Neville Chamberlaine no la tenía en el caso de la IIGM. Equivocaciones puede haberlas de todas clases porque la IGM fue un sinsentido pero la II, teniendo en cuenta el pájaro que tenían en frente, era inevitable. Claro que si toda Europa se hubiera avenido a ser invadida sin oponer resistencia no habría habido guerra.
El gran botín se lo llevaron el reciclado imperio anglosajón y sus socios.
Dicho esto, quizá no tenga sentido seguir dando vueltas a un tema tan complejo. Sinceramente, Palas, pienso que te apartas del tema, que era si es razonable que mueran personas simplemente por salvar un edificio, monumento, etc., que tenga carácter de símbolo patriótico. La cuestión de los capellanes castrenses es totalmente distinta y habría mucho que hablar al respecto. En fin...
Yo pienso que podríamos dar por cerrada la discusión. Y, sobre todo, darle las gracias al Sr. Bruno Moreno por la paciencia que tiene con todos nosotros. :-)
Excelente artículo y que me recuerda lo sucedido al acabar el Vaticano II.
Todos se consideraban intérpretes de San Juan XXIII, en contra del Papa Pablo VI y con envidia de la intelectualidad de los protestantes.
Ahora todos son Bergoglio, aunque tiene claro que el Papa Francisco no entiende a Bergoglio ya que está secuestrado por la Curia, y ellos, los iniciados, son los que nos explican todo pues el Santo Evangelio no está claro.
Con defensores como Ud. debemos seguir su ejemplo y hacer apostolado como Pedro y Pablo lo hicieron en Roma.
El Espíritu le siga ayudando y nos valga a todos.
La reducción al absurdo es un recurso lógico que saca conclusiones de las premisas expuestas. Si la conclusión es absurda, el razonamiento que ha llevado a ella también lo es.
Y la conclusión es bien absurda, por más que tú te encuentres la mar de sobrio, que no lo discuto.
El entrevistador no habla de efectos "no previstos", sino "no buscados", es decir, no queridos ni como fin ni como medio.
Y eso es lo esencial, porque entonces son involuntarios y como tales no caen bajo juicio moral.
Digamos que quiero llegar en 15 minutos a un lugar. Para eso debo atravesar la ciudad a 200 km.h Como no he buscado las muertes que tal acto pueda causar, mi acción no cae bajo juicio moral. (¡¡¡!!!)
- No era mi intención...
Esto es puro subjetivismo y relativismo.
El aborto es algo que nunca se puede hacer, porque matar intencionadamente a un niño inocente es intrínsecamente malo. Eso quiere decir que no se puede hacer en ninguna circunstancia, siempre está mal.
El soldado decide derribar el avión para salvar la ciudad. Pero cuando se prepara para disparar, oye que hay en el avión una mujer grávida.
En este caso, según las palabras de Bruno, no puede disparar, porque sería un acto intrinsecamente malo.
Una vez más, la moralidad del acto dependería de las condiciones subjetivas del agente (saber o no saber, querer o no querer).
Tampoco sirve el ejemplo del no nacido. Cuando se habla de que el aborto provocado es intrínsecamente malo se presupone que es un acto voluntario.
En todo acto formalmente bueno o malo tiene que haber voluntariedad, y eso implica conocimiento de lo que se hace y libre decisión. Faltando una de esas cosas o ambas, no hay voluntariedad y por tanto no hay acto humano, que es el moralmente responsable, sino sólo acto del hombre.
Supuesta la voluntariedad, para el acto intrínsecamente malo hace falta además la maldad del objeto del acto.
En el caso del principio de doble efecto, se supone que el objeto del acto es bueno, o indiferente, y que además tiene otro efecto, que es malo.
Se exige además que el efecto primero e inmediato que se ha de seguir sea el bueno y no el malo.
En esa hipótesis, el efecto malo no es voluntario si no ser querido ni como fin ni como medio, sino sólo previsto y tolerado.
El caso del no nacido no agrega nada nuevo, porque tan inocentes como él son al respecto los otros pasajeros del avión, exceptuando claro a los terroristas.
En el caso del avión, éste se ha convertido en parte de un ataque militar que debe ser repelido. Ése es el objeto primero e inmediato de la acción, dado no por las intenciones subjetivas, sino por la realidad misma.
Saludos cordiales.
//www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-34372008000300005#n2
IIa IIae, q. 64, a. 7.
“Nada impide que de un solo acto haya dos efectos, de los cuales uno sólo es intencionado y el otro no. Pero los actos morales reciben su especie de lo que está en la intención y no, por el contrario, de lo que es ajeno a ella, ya que esto les es accidental, como consta de lo expuesto en lugares anteriores. Ahora bien: del acto de la persona que se defiende a sí misma pueden seguirse dos efectos: uno, la conservación de la propia vida; y otro, la muerte del agresor. Tal acto, en lo que se refiere a la conservación de la propia vida, nada tiene de ilícito, puesto que es natural a todo ser conservar su existencia todo cuanto pueda. Sin embargo, un acto que proviene de buena intención puede convertirse en ilícito si no es proporcionado al fin. Por consiguiente, si uno, para defender su propia vida, usa de mayor violencia que la precisa, este acto será ilícito. Pero si rechaza la agresión moderadamente, será lícita la defensa, pues, con arreglo al derecho, es lícito repeler la fuerza con la fuerza, moderando la defensa según las necesidades de la seguridad amenazada. No es, pues, necesario para la salvación que el hombre renuncie al acto de defensa moderada para evitar ser asesinado, puesto que el hombre está más obligado a mirar por su propia vida que por la vida ajena.
Mas, puesto que no es lícito matar al hombre sino por autoridad pública y a causa del bien común, como consta por lo expuesto (a.3), es ilícito que un hombre se proponga matar a otro simplemente para defenderse a sí mismo, a menos que tenga autoridad pública el que se defiende, el cual, al proponerse matar a otro en su propia defensa, lo hace con vistas al bienestar público, como ocurre con el soldado que pelea contra los enemigos y con el agente del juez que combate contra los ladrones; aunque también pecan ambos si son movidos por pasión personal.”
Saludos cordiales
5º. Para que sea licito realizar una acción de la que se siguen dos efectos, uno bueno y otro malo, es preciso que se reúnan determinadas condiciones.
Este principio, llamado «del voluntario indirecto» [que aquí se lo ha llamado como el de doble efecto], es importantísimo y tiene infinidad de aplicaciones en teología moral. He aquí las condiciones o reglas a que debe someterse:
1ª. Que la acción sea buena en sí misma o al menos indiferente.
Y así, nunca es licito realizar acciones malas (tales como mentir, jurar en falso, sobornar, etc.), aunque se alcanzaran con ello óptimos efectos. La razón es porque el fin no justifica los medios y no se puede hacer el mal para lograr un bien.
Para descubrir en teoría si una acción es en sí misma buena o indiferente hay que atender a su objeto, fin y circunstancias. En la práctica ayuda mucho examinar si el agente tiene perfecto derecho a realizar aquella acción y no lesiona y perjudica el derecho de un tercero. Y así, v.gr., el propietario de una casa tiene derecho a cederla en alquiler, aunque los inquilinos la utilicen para malos fines.
2ª. Que el efecto inmediato o primero que se ha de producir sea el bueno y no el malo.
La razón es la misma de antes: no es lícito hacer un mal para que sobrevenga un bien. Por eso no es lícito robar con el fin de dar limosna a los pobres; no es lícito matar al niño encerrado en el claustro materno para salvar la vida de su madre, ni al revés; no se puede provocar el aborto para salvar la vida o la fama de una joven; no es lícito mentir para salvar la vida de un hombre, etc.
Muchos moralistas aceptan la licitud del acto, aunque los dos efectos (bueno o malo) se produzcan al mismo tiempo, con tal de intentar únicamente el bueno y no el malo. Y así sería lícito bombardear una ciudad enemiga para destruir a los culpables, aunque perezcan a la vez muchos inocentes [no olvidar la última condición. Así, según el mismo Royo Marín "Es ilícito y criminal arrojar una bomba atómica sobre una ciudad, abierta o cerrada, con toda la población civil dentro, con sus mujeres y niños. No puede alegarse aquí el voluntario indirectos, porque una de sus reglas esenciales es que el efecto bueno compense con creces al efecto malo; y en el caso de la bomba atómica ocurre precisamente lo contrario, ya que el número de seres inocentes que perecen es incomparablemente mayor que el de los culpables. Dígase lo mismo del incendio total de una ciudad, de los gases asfixiantes arrojados sobre ella, etc."]; o al soldado estrellarse contra un barco enemigo conduciendo el ('torpedo humano», etc.
Otros van más lejos todavía, y admiten la licitud del acto con tal que los dos efectos sean simultáneos en su causa, aunque no lo sean en el tiempo. Así, según esta opinión, sería lícito en una guerra justa disparar contra el enemigo, aunque éste se escondiera detrás de una cortina de seres inocentes (v.gr., mujeres y niños); porque, aunque los proyectiles tropezarán antes con los inocentes que con los culpables, llevan también la muerte para aquéllos, y así, en su causa, los dos efectos se producen a la vez. Otros moralistas niegan la licitud en este caso, por parecerles que el efecto bueno es posterior al malo, contra la regla que hemos establecido.
3ª. Que el fin del agente sea honesto, o sea, que intente únicamente el efecto bueno y se limite a permitir el malo.
Porque si intentara el efecto malo, aunque fuera a través del bueno, su acción sería inmoral por la perversidad de su intención. Ni siquiera es lícito intentar los dos, sino única y exclusivamente el bueno; permitiendo el malo únicamente por su absoluta inseparabilidad del bueno, pero con disgusto y desagrado.
4ª. Que el agente tenga causa proporcionada a la gravedad del daño que el efecto malo haya de producir.
Porque el efecto malo, aunque vaya junto con el bueno y se le permita tan sólo de una manera indirecta y con desagrado, es siempre una cosa materialmente mala; y el pecado material no puede permitirse sin causa proporcionada. Y así, v.gr., la salvación de la patria es causa suficientemente grave para desencadenar una guerra justa, a pesar de los grandes daños que de ella se seguirán; pero el lucro que puede obtenerse por la venta de un libro obsceno o herético no es suficiente razón para venderlo, porque los daños espirituales que de esa venta se seguirán son mucho mayores que la pequeña ventaja del lucro material.
Conclusión 2ª.: Con causa gravemente proporcionada es lícito cooperar indirectamente a la muerte del inocente, o sea, haciendo u omitiendo alguna cosa, de suyo buena o indiferente, de la cual se siga, sin intentarla, la muerte del inocente.
Es una sencilla aplicación de las leyes del voluntario indirecto, según las cuales, cuando de una acción de suyo lícita se siguen dos efectos, uno bueno—el más inmediato—y otro malo—el más remoto o, al menos, simultáneo al bueno—, es lícito intentar el bueno y permitir el malo si hay causa proporcionalmente grave para ello, o sea, si el efecto inmediato bueno compensa con creces al remoto malo. En el caso concreto que nos ocupa, será causa proporcionada el bien mayor que se siga inmediatamente de la acción lícita y no a través de la muerte del inocente.
Aplicaciones: 1a Es lícito en una guerra justa dirigir la tormenta bélica (cañones, aviación, etc.) contra los objetivos militares de una ciudad, aunque acaso tengan que perecer muchos inocentes.
2.° No es lícito en caso de asedio de una ciudad matar a un ciudadano inocente porque lo exija el enemigo, que, de lo contrario, incendiará el pueblo entero. Pero sería lícito entregarle, aunque se prevea que le van a matar; porque la simple entrega de suyo no es mala, y la previsión de su muerte puede permitirse en compensación del grave daño común que experimentaría todo el pueblo.
3ª. Es ilícito y criminal arrojar una bomba atómica sobre una ciudad, abierta o cerrada, con toda la población civil dentro, con sus mujeres y niños. No puede alegarse aquí el «voluntario indirectos, porque una de sus reglas esenciales es que el efecto bueno compense con creces al efecto malo; y en el caso de la bomba atómica ocurre precisamente lo contrario, ya que el número de seres inocentes que perecen es incomparablemente mayor que el de los culpables. Dígase lo mismo del incendio total de una ciudad, de los gases asfixiantes arrojados sobre ella, etc.
Son muy útiles porque ponen en evidencia a los numerosos sofistas de todos los niveles y ámbitos que propugnan un pacifisno a ultranza y una "No-Violencia" dogmática. No son católicos y ni siquiera, lógicos, "puesto que el hombre está más obligado a mirar por su propia vida que por la vida ajena." Tal cual. También la defensa del débil y del injustamente ultrajado puede justificar el uso de la violencia.
El hombre pacífico (que no "pacifista", parónimo que es en la forma y antónimo en el sentido) evita cuanto puede la violencia, pero llegado el caso en que legítimamente deba ejercerla, la ejerce.
¿disparamos o no disparamos en este caso concreto?
¿abortamos o no abortamos en este caso concreto?
¿nos divorciamos y nos volvemos a casar o no, en este caso concreto?
La consecuencia de todo esto es una mélange en la que todos chapoteamos y en el que nuestro caso siempre es la excepción de la regla "porque yo me lo merezco".
El decisionismo es una plaga y el no decisionismo también. La aceptación obediente sin crítica alguna nos hace quitarnos la cabeza, además del sombrero, el hipercriticismo hace que demos vuelta a la cabeza como la niña del exorcista, y en esas estamos.
Está claro que, como hacen los jueces, no son las normas sino su interpretación la que vale. Y puede ser que el Vaticano considere que el caso del aborto, como todo lo demás, es interpretable.
Esto hace absolutamente imposible la confesión porque ésta está fundamentada en reglas:- "Padre, puede que haya pecado contra el 4º Mandamiento pero puede que no porque no estoy segura de cómo interpretar "honrar padre y madre". En realidad hace tiempo que no veo a mis padres, ni sé nada de ellos pero también es verdad que no les critico, razón por la cual pienso que les honro". -"Pero, hija mía, ¿sabes cómo están? ¿vas a visitarles?".- "No tengo ni idea pero como no me acuerdo de ellos en absoluto difícilmente les puedo deshonrar".
-"Pues nada, hija mía, está claro que cumples con creces el mandamiento" Y cosas así.
Monseñor Sánchez Sorondo.
“Estos son mis principios. Si no le gustan… tengo otros”
Groucho Marx.
Hay muchos expertos católicos en temas demográficos, por ejemplo, el "Population Research Institute" de Steve Mosher, que no tienen el sesgo pro-abortista de Ehrlich y el "Population Council".
Máxime si se sale de ahí diciendo que las familias deberían tener a lo sumo uno o dos hijos, como dicen que dijo Mons. Sánchez durante la conferencia.
Saludos cordiales.
Me temo que no entiende algunas cosas básicas de la moral. En esas condiciones, lo que conviene es preguntar y aprender, no acusar a los demás.
"El soldado decide derribar el avión para salvar la ciudad. Pero cuando se prepara para disparar, oye que hay en el avión una mujer grávida. En este caso, según las palabras de Bruno, no puede disparar, porque sería un acto intrínsecamente malo. Una vez más, la moralidad del acto dependería de las condiciones subjetivas del agente (saber o no saber, querer o no querer)."
Ese comentario muestra que no ha entendido bien las cosas más básicas. Por supuesto que la moralidad depende (entre otras cosas) de las condiciones subjetivas del sujeto. Ante todo, porque si no hay voluntad no hay sujeto moral de la acción. Cuando una piedra se desprende por un terremoto, cae sobre la cabeza de alguien y lo mata, no hay acción moralmente mala porque no hay sujeto que quiera esa acción.
En ese ejemplo que pone, como ya se ha explicado al menos veinte veces, la acción no es matar a un niño, sino derribar un avión atacante. Eso es lo que, moralmente, está haciendo el soldado y no es algo que sea intrínsecamente malo. No está abortando, está derribando un avión enemigo. La muerte del niño es una consecuencia no buscada. No es el objeto de la acción, sino una consecuencia involuntaria. Esa consecuencia, como es lógico, debe tomarse en cuenta (y puede hacer que la acción sea mala según el caso, dependiendo de las demás circunstancias), pero no hace a la acción intrínsecamente mala porque no es el objeto de la acción.
No es lo que digo yo, es lo que siempre ha enseñado la Iglesia, un principio básico de la moral católica.
Basta con estudiar un mínimo de moral para saber esto y no tiene nada que ver con el subjetivismo, sino con el hecho, también evidente, de que el sujeto de la acción moral siempre tiene que ser eso: un sujeto.
Su postura, en cambio, lleva a pensar que una piedra comete pecados y acciones inmorales. Creo que está claro que eso no tiene sentido.
Un saludo.
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Buena cita has colocado, T_Paz: nos muestra a Sánchez S. como lo que es: un progresista.
O sea un mundano.
Dios sabrá porqué permite que una persona así esté en la jerarquía de la Iglesia.
Mi obispo también se define "progresista", abiertamente, y así lo ha expresado en un reportaje que le hizo un medio profano.
Volvemos a lo de LF: "Ya ni se cuidan".
Conclusión :
Se puede adaptar la consciencia y la moral a las circunstancias.
Conclusión II:
La mayor parte de la jerarquía de la Iglesia Católica ya no es católica.
"Tienes que cambiar tus criterios si quieres progresar en la vida."
Ese es le credo resumido del arribista o trepa ante cambios fundamentales de orientación en quien tiene el poder de promover o destruir su carrera. Un conocido bloguero argentino describe así el caso del obispo argentino Marcelo Sánchez Sorondo, canciller de la Pontificia Academia de Ciencias:
"Fue decano de la facultad de filosofía de la Pontificia Universidad Lateranense y siempre se distinguió por ser, si no tradicionalista, sí conservador y fiel exponente de las enseñanzas seculares de la Iglesia. Durante el pontificado del papa Benedicto se distinguió por la adhesión a su magisterio y a su figura y, también, como uno de los pilares más importantes, junto a cardenal Sandri, de la resistencia argentina en Roma a quien era entonces arzobispo de Buenos Aires, el cardenal Bergoglio.
Cuentan las malas lenguas que, apenas elegido Bergoglio como Sumo Pontífice, y a imitación de lo que había hecho raudamente un conocido arzobispo argentino, Mons. Sánchez Sorondo se postró (literaliter) delante del nuevo Papa Francisco implorando su perdón y poniéndose a su entera disposición puesto que, con razón, temía terminar misericardiado como secretario de nunciatura en Bagdad o en Antananarivo. Y claro, el Papa Francisco le otorgó un perdón similar al agradecimiento que le solicitó el elefante a la hormiguita; y lo peor de todo, es que Mons. Sánchez Sorondo aceptó ese perdón y, automáticamente se convirtió en un miserable y en un canalla."
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