La guerrilla del lenguaje
De vez en cuando, se habla de la guerra por el lenguaje o la batalla por el lenguaje, como una parte fundamental de las guerras culturales que sacuden a nuestra sociedad desde hace tiempo. Es un tema importante, porque quien domina el lenguaje, tiene la partida casi ganada, ya que priva al adversario de las herramientas necesarias para argumentar e incluso expresar su postura.
De vez en cuando, se producen auténticas batallas en este sentido, que intentan acallar directamente al adversario (como el reciente ejemplo de las amenazas del Congreso español contra la organización Hazte Oír por atreverse a decir lo mismo que enseña la biología). Siempre me ha parecido, sin embargo, que lo verdaderamente grave es la guerrilla del lenguaje, que se produce de forma encubierta y que, más que acallar, lo que hace es pervertir el lenguaje del oponente.
Leyendo esta mañana un blog norteamericano, me ha gustado el clarividente comentario de una lectora del mismo sobre este tema.
“…una táctica estándar de la Izquierda: apropiarse de una palabra o concepto asociados a la tradición que uno quiere destruir y, después, redefinirla repetidas veces. Así se matan dos pájaros con la misma piedra: se socava esa tradición y se consigue dar impresión de mayor legitimidad para las posturas propias”.
Por desgracia, no me ha hecho falta pensar mucho para encontrar multitud de ejemplos relacionados con el catolicismo.
Vida contemplativa: En los platós de televisión, claro.
Indisolubilidad: Por arte de birlibirloque, ahora parece querer decir divorcio.
Obediencia: Convertida, según los casos, en la exigencia de adulación al superior y de aceptación de cualquier novedad contraria a la fe que se le ocurra a ese superior o en la obediencia dialogada que consiste, básicamente, en hacer lo que a uno le dé la gana.
Tolerancia: Ha pasado de la necesidad de tolerar un mal para preservar un bien mayor a la idea de que todo es igualmente bueno y no existe la verdad (de modo que, en realidad, no hay nada que tolerar).
Acompañamiento: Ya no es acompañamiento hacia Dios, sino hacia dondequiera que se le antoje ir al acompañado, ya sea hacia el suicidio, la impenitencia en el adulterio o la apostasía.
Iglesia: Transformada, mediante la palabra mágica “inclusividad”, en absolutamente todo el mundo, se convierta o no y crea en lo que crea, por muy absurdo que sea.
Misericordia: Maravillosa palabra que, disociada de la verdad, permite liberarse de la tiranía de la ley de Dios y hasta de la lógica.
Espíritu Santo: De ser la tercera Persona de la Santísima Trinidad, se ha convertido en una excusa para justificar absolutamente todo lo que a uno le dé la gana cambiar, con el sencillo truco de atribuírselo al Espíritu Santo en vez de a su verdadero autor: el espíritu del Príncipe de este mundo.
Camino penitencial: Una gran idea del cardenal Kasper, consistente en un camino penitencial de conversión en el que no hay penitencia ni conversión y en el que, en lugar de caminar, se queda uno en la misma situación en la que estaba. A saber, el adulterio.
Matrimonio: Convertido, casi literalmente, en cualquier cosa.
Ayuno: Ya no consiste, como uno podría pensar, en no comer, sino en hacer prácticamente lo mismo que todos los días. Así lo dice la Conferencia Episcopal Española: “En cuanto al ayuno, que ha de guardarse el miércoles de ceniza y el Viernes Santo, consiste en no hacer sino una sola comida al día; pero no se prohíbe tomar algo de alimento a la mañana y a la noche, guardando las legítimas costumbres respecto a la cantidad y calidad de los alimentos”. Es decir, uno come algo por la mañana (lo que toda la vida se ha llamado “desayunar”), después hace la comida al mediodía y finalmente toma algo de comer por la noche (lo que antiguamente se denominaba “cenar”).
Diálogo: Para Sócrates, San Agustín o Santo Tomás, significaba una forma de llegar a la verdad a través de la palabra (dia-logos), pero ahora que lo entendemos mejor sabemos que es una forma de hablar y hablar para no llegar a ningún sitio pero sentirse tolerantes y multiculturales.
Adulterio: Esta palabra no se ha transformado porque ya no se dice. Es una palabra fea y poco misericordiosa, que no hay que decir nunca, porque ofende a los que tienen derecho a pecar sin sentirse pecadores. Es verdad que Cristo la usó, pero ahora sabemos más que Él, porque somos más modernos.
Seguro que a los lectores se les ocurren algunas más.
67 comentarios
Evidentemente la izquierda, por totalitaria, siempre manipula las palabras, asociándole nuevos conceptos a las ya conocidas y usadas, y creando otras (heteropatriarcado) para enfatizar algún subproducto nuevo que quieren colocar al personal, que anda bastante cansado para ponerse a pensar.
PD. No quede sin ser destacado el gran Paolo Vasile, que logró colocar basura a espuertas en todas los hogares españoles, cambiando el concepto de los términos reir y divertir por burlar y retozar en un lodazal.
Este tema de la manipulación del lenguaje fue excelentemente bien tratado -a mi entender- en el documento "100 cuestiones y respuestas sobre la defensa de la vida humana y la actitud de los católicos", lo leí hace unos años y me "abrió la cabeza"
1) Incidencia machacona de ciertos términos: icónico y mítico, por ejemplo, que en televisión española es cualquier cosa o cualquier persona.
2) Cambios semánticos de otros: misericordia convertida en permisividad.
3) Invención de nuevos términos: género, empoderamiento (de las mujeres)
Está muy bien estudiada en el libro "El lenguaje del III Reich" de Victor Klemperer. Por analogía se puede hacer un estudio semejante del lenguaje generado de diez años a esta parte. Cuando alguien que conoce bien un idioma no entiende lo que quieren decir no significa que se haya vuelto anticuado sino que el número de palabras alteradas o de nuevo cuño son excesivas.
De todas las demás, me quedo con la obediencia. El escenario mediático-episcopal que tenemos a diario (por no remontarnos a la propia sede romana) y lo que a cada cual le parecen unos y otros, es como para que los tibios nos tomemos muy en serio la obediencia, la obediencia de los demás, y ya para colmo el lenguaje, esos lenguajes. Lo que nos faltaba ya.
Muerte digna- Maximiliano Kolbe murió como un indigno; como todos los mártires y agonizantes que ofrecieron sus sufrimientos.
Salud de reproducción sexual- Dejo su explicación a Herodes.
Conflicto- Dícese cuando alguien no quiere obedecer a tus caprichos.
Estado aconfesional- Aquel en el que hay que que arrasar todo vestigio de catolicismo mientras apoyamos y subvencionamos la alegría del Islam.
Luchador con bombas por sus ideales- El antaño llamado terrorista.
Ultraconservador- A quien le horroriza la violencia pero no dimite de sus convicciones heredadas y le gustaría transmitirlas a sus hijos.
Apertura- Generalmente de piernas.
Ridículo trasnochado- El que tiene devoción por la Santísima Virgen.
Primavera (árabe o eclesial)- Tumor maligno.
Estado de Bienestar- Los marineros de Ulises convertidos por Circe en felices gorrinos que comen felices.
InfoCatólicos- Los peores del mundo que suman todas las supradichas palabras.
"no son horas de irle diciendo a la gente, propios ni extraños, adúltero, sodomita, ramera, fornicario, borracha"
Vuelve usted a tergiversar mis palabras con pleno conocimiento de que lo está haciendo, porque hemos hablado ya de este tema muchas veces. Sabe usted perfectamente que nadie está hablando de usar "adúltero" como insulto, sino de usar "adulterio", "adúltero", etc. y no eufemismos cuando se esté hablando sobre esa cuestión. Porque hemos caído rapidísimamente por la pendiente de no hablar de "adulterio" a definir en la práctica que no existe el adulterio, porque siempre hay atenuantes y cada uno es cada uno, con sus cadaunadas.
Y afirmar que "no son horas" de que usen esas palabras es decir que no son horas de Cristo y de San Pablo, que usaban esas palabras.
En cualquier caso, si vuelve usted a tergiversar intencionadamente lo que digo, borraré todos sus comentarios.
Ahora para algunos es formar parte de un selecto grupo ideologizados de mundana ideología autoritaria, nostálgicos de un pasado al que idolatran y que se creen con capacidad de otorgar carnets de catolicismo a laicos, clero y papas.
¿No te parece significativo que para ti ser católico no incluya creer en la fe católica? Claro que no es la primera vez que lo dices en este blog.
Pues sí, yo defiendo que hay que creer la fe católica para ser católico. Y qué quieres que te diga, mi impresión es que (contra lo que dices) eso no es cosa nueva, sino que lo mismo han creído todos los santos de la Iglesia.
Lo de acusarnos de "otorgar carnés de catolicismo" es otra de esas estrategias propagandísticas que sólo sirven para sentirte superior y para que esquives la cuestión: los que no creen la fe católica no son católicos. El "carné" de no católicos se lo otorgan ellos solitos, no yo. De nuevo, eso mismo han afirmado siempre los santos de la Iglesia.
Ese "pasado que idolatramos" se llama Tradición de la Iglesia y es una de las dos fuentes de la Revelación. Allá tú si pasas de la Revelación y la sustituyes por diversas tonterías de que están de moda hoy (que, encima, son diferentes de las tonterías que estaban de moda ayer). Yo prefiero creer lo que siempre ha creído y siempre creerá la Iglesia.
Por cierto, otra vez un comentario sin argumentos, consistente únicamente en insultos. Pondría rayitas para marcar cada vez que sucede, pero temo que Internet se quedaría sin espacio virtual. ¿De verdad no te parece raro?
Saludos.
- Discriminación: Antes significaba menosprecio de un grupo o persona frente a otro. Hoy significa diferenciación (teniéndolo como malo aunque no haya menosprecio)
-Odio: Antes significaba el deseo del mal para un grupo o persona. Hoy es suficiente con contradecirle.
Es el lenguaje de los medios, incluso de los medios católicos, con excepciones, por supuesto.
El lenguaje cambia, evidentemente, pero no a esta velocidad ni movido por ideas que se quieren imponer. El que el antiguo significado de guapo haya ido derivando a otro muy distinto en España, no en Cuba, no es deliberado sino algo que tiene que ver con el desgaste de las palabras y su obsolescencia. Otras veces las palabras decaen porque desaparece su utilidad como ocurre con los utillajes.
El lenguaje siempre se ha movido con los tiempos pero el lenguaje religioso se mueve menos porque es intemporal. La desaparición de términos que ya no se usan es la desaparición de partes importantísimas del Catolicismo y eso hace que la gente entienda cada vez menos cosas que son esenciales, y si no vaya al blog de Alonso Gracián y lo comprobará. Y ahora tenga la cara de decir que ese blog es "mundano" cuando se trata de pura teología tomista. ¿Desde cuándo es mundano Santo Tomás de Aquino?
Peor todavía es el cambio semántico de términos como misericordia, caridad o la desaparición de todas las virtudes cardinales con excepción de la justicia (y ésta casi siempre entendida como justicia distributiva). Vete a la calle a preguntar a un joven sobre la virtud de la templanza o la prudencia y no tienen ni idea, y no será porque están caducas porque son tan necesarias como siempre lo han sido.
Los siete pecados capitales han desaparecido también, así como los Novísimos y un católico de hoy ya no puede leer nada que tenga cien años de antigüedad.
Aún no siendo nostálgico del pasado la terminología cristiana es absolutamente necesaria para entender a los Padres de la iglesia, por ejemplo. ¿O es que también a ellos los vamos a echar a la basura?
"Este tema de la manipulación del lenguaje fue excelentemente bien tratado -a mi entender- en el documento "100 cuestiones y respuestas sobre la defensa de la vida humana y la actitud de los católicos", lo leí hace unos años y me "abrió la cabeza""
Uno de los mejores documentos de la Conferencia Episcopal en su medio siglo de existencia, sin duda alguna. Claro, sencillo, sin paja, a la altura de cualquier fiel, sin miedo a tratar las cuestiones políticamente incorrectas... Muy bueno.
"Ahora llaman aquí "redimir" al que quiere validar una promoción ... es una estrategia para que la REDENCIÓN de Cristo valga cualquier pimiento".
En este caso, yo diría que sólo es un calco del inglés, ya que "redeem" significa exactamente eso. Es más un signo de la decadencia de nuestra cultura que de la decadencia de nuestra fe.
En alguna ocasión tendríamos la sensación de que hablamos de dos religiones distintas.
Me temo que es una costumbre que viene de más atrás. Ya en Familiaris Consortio sólo se habla de uniones irregulares. Bien es verdad que lo que decía esa exhortación era lo que siempre se ha dicho, pero comenzaba ya el cambio de lenguaje que ha facilitado después el cambio de enseñanza.
Con esa frase, el card. Schönborn, a quien Dios perdone, dio el paso de un lenguaje ambiguo a la negación de las palabras del mismo Cristo.
Realmente la manipulación del lenguaje funciona, o pretende funcionar, como un hechizo. Es característico de la goeteia, de la magia negra, que subyace en el pensamiento progresista, en especial en la versión posmoderna del marxismo cultural, y que el mundo liberal ha adoptado también.
Se cambian las palabras porque lo que se quiere es cambiar la realidad. Es un ataque a las esencias. Al manipular los términos se da a entender que se cambian efectivamente las realidades representadas por ellos. Se pretende, además, que todo el mundo haga como si contemplara la nueva realidad. Es el pensamiento mágico, la goecia del modernismo redivivo. No hay más que releer los viejos tratados esotéricos del modernismo para comprobarlo. Por ejemplo "La lampara maravillosa de Valle- Inclán", por citar un español. Esta manipulación lingüística forma parte, pues, de algo que pretende ser una alternativa idolátrica (apóstata) a la fe cristiana.
"Estado de Bienestar- Los marineros de Ulises convertidos por Circe en felices gorrinos que comen felices"
Me ha encantado la definición.
¿Será necesario profesar la fe católica con sus dogmas, incluyendo el que Jesús es Dios verdadero, para serlo?
Los progres hablan de que era verdadero hombre..... y se quedan ahí, una especie de gran iniciado del tipo ¿masónico?
Obra de Dios: la Creación.
El Padre: Dios.
Más difícil es hacer lo mismo con el lenguaje eclesial porque ningún lingüista (la Iglesia siempre los ha tenido muy buenos) querrá asumir esa tarea, más vale dedicarse a las lenguas semíticas.
Pero el trabajo, en ambos casos, sería interesantísimo.
Se quieran o no usar como insultos, o se quieran usar por llamar a las cosas "por su nombre" (el entrecomillado es mío) como si no existiesen los sinónimos, es asunto de cada cual. Ya he dicho que los destinatarios raramente se dan por aludidos, su ámbito es otro.
Reitero, lo siento. Conoce usted mi predilección por las cuestiones del lenguaje, como también ya varias veces hemos hablado sobre traducciones de frases y pasajes. Yo lanzo mis opiniones para contrastarlas con quien quiera, no para molestar a nadie a sabiendas, que alguna cana voy peinando ya como para esas cosas.
Consultando un antiguo libro de teología moral, sobre la ley del ayuno parece decir lo mismo que la Conferencia Episcopal Española: "[la ley del ayuno] "manda que no se haga más que una comida al día; pero no prohíbe tomar algún alimento por la mañana y por la tarde, guardando, sin embargo, acerca de la cantidad y calidad de los alimentos las costumbres locales aprobadas" (c. 1251 & 1). --En cuanto a la calidad de los alimentos, está abrogada la antigua prohibición de "promiscuar": se puede juntar, en una misma comida, carne y pescado (ib., & 2)" (P. Antonio María Arregui, S.I.: Compendio de Teología Moral, traducido del latín por el P. Marcelino Zalba. Ed. Eléxpuru Hermanos, S. A. Bilbao, 1945)
Posdata: le respondí a su email.
Saludos.
Otro uso manipulador de las palabras, aunque desde la caída del muro cada vez más en desuso. Opción preferencial por los pobres. Como repite el Papa, la pobreza está en el centro del Evangelio. Hace décadas se usó para promover regímenes, marxistas, que hacían a los pobres más pobres y reprimidos, y reducían a los favorecidos a una élite estricta, a la vez que perseguían la religión. El trasfondo último era todavía más siniestro. La pobreza evangélica usada para intentar sostener la clásica explotación de casi todos por unos pocos, llevada al extremo. Por ejemplo, ahí está el Daniel Ortega nicaragüense, entonces marxista, ahora reconvertido en tirano clásico.
En fin, una de tantas.
Saludos cordiales.
Lo cierto es que si Cristo llama adúlteros a los divorciados vueltos a casar, es que lo son. Y si lo son, se les puede llamar así. A menos, claro, que queramos ser más misericordiosos que el mismísimo Señor.
Los apóstoles tampoco se quedaron atrás. Por ejemplo, san Pedro habla de los apóstatas como los perros que vuelven a su vómito y las cerdas que se revuelca en el barro.
Quizás eran demasiado rigoristas.
Luego nos extrañamos de que Amoris Laetitia vaya más allá, alterando la doctrina. Pero es ir exactamente en la misma dirección.
democracia consiste en que una minoría (si bien no tan minoritaria) como los LGTB, los masones, los ateos en occidente, impongan su credo (dicho en el sentido más laico posible) a la sociedad, haciéndoles pasar por su "santa" voluntad (lo de Santa, también en modo laico)
La reconciliación en el sacramento de la penitencia —que les abriría el camino al sacramento eucarístico— puede darse únicamente a los que, arrepentidos de haber violado el signo de la Alianza y de la fidelidad a Cristo, están sinceramente dispuestos a una forma de vida que no contradiga la indisolubilidad del matrimonio. Esto lleva consigo concretamente que cuando el hombre y la mujer, por motivos serios, —como, por ejemplo, la educación de los hijos— no pueden cumplir la obligación de la separación, «asumen el compromiso de vivir en plena continencia, o sea de abstenerse de los actos propios de los esposos»[180].
De todas formas, tampoco la contravención de este tipo de normas dejan de ser faltas veniales, gracias a Dios no se hizo el hombre para el sábado sino el sábado para el hombre.
El ayuno eucarístico, por ejemplo, consiste en nuestros días en una hora previa, que más que nada es simbólica y de respeto. Si los antiguos eran más respetuosos que nosotros con la Sagrada Eucaristía, eso ya que lo disciernan los doctores. Es otra vez preguntar en vano que qué dirían ellos hoy.
Han convertido el Amor de Dios el la Ley de Dios.
El Reino de Dios, en el Reino de los Cielos.
La misericordia en la corrección, fraterna o no (me parto) e, implícitamente en el castigo.
El adulterio en los "actos impuros"
La conmemoración de la cena de Pascua con el Maestro en la sacrosanta eucaristía.
Un judío piadoso (Jesús de Nazareth) que predicó el Reino de Dios y la Buena Noticia en un católico fundador de una Iglesia que no fundó Él.
Y como eso tantas y tantas cosas....
malas noticias para tí, Jesús es Dios, no un "judío piadoso" y por supuesto habló de amor, pero también de justicia, el amor de Dios es parte de la Ley de Dios. Si lo dudas, sugiero leas la parábola de los los malos viñadores en la Biblia o en Catholic.net
es.catholic.net/op/articulos/18698/parbola-de-los-viadores-homicidas.html
"Cierto hombre que era propietario plantó una viña, la rodeó de una cerca y cavó en ella un lagar, edificó una torre, la arrendó a unos labradores y se marchó de allí. Cuando se acercó el tiempo de los frutos, envió a sus criados a los labradores para percibir sus frutos. Pero los labradores, agarrando a los criados, a uno lo golpearon, a otro lo mataron y a otro lo lapidaron. De nuevo envió a otros criados en mayor número que los primeros, pero hicieron con ellos lo mismo. Por último les envió a su hijo, diciéndose: A mi hijo lo respetarán. Pero los labradores, al ver al hijo, dijeron entre sí: Este es el heredero. Vamos, matémoslo y nos quedaremos con su heredad. Y, agarrándolo, lo echaron fuera de la viña y lo mataron. Cuando venga el duelo de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores? Le contestaron: A esos malvados les dará una mala muerte, y arrendará la viña a otros labradores que les entreguen los frutos a su tiempo.
Ellos se han adueñado del vocablo. Cuando se habla de "formaciones progresistas", todos sabemos que se está haciendo referencia a la izquierda política.
De esta manera, ellos, por la manipulación del lenguaje, pasan a ser los únicos que (supuestamente) quieren que el hombre progrese.
Los demás quedan automáticamente encasillados en la categoría de cavernarios, contrarios a lo que hace progresar a la Humanidad.
Es la misma manipulación que cuando al período histórico del Renacimiento se le denomina así. Implícitamente se está dando a entender que en la Edad Media todo era cochambre, enterrando todo ese período de florecimiento de la Cristiandad, y enlazando con el mundo antiguo, empapado de naturalismo .
Lo mismo con lo del "Siglo de las Luces". Supone que antes solamente había oscuridad.
Así, dando por bueno ese uso del lenguaje, sin plantear la correspondiente batalla cultural, llegamos a la pérdida de espacio y finalmente a la claudicación.
Me ha sorprendido en el artículo lo del ayuno, porque la Iglesia siempre lo ha considerado así, al menos desde que yo tengo uso de razón, y no soy precisamente una jovenzuela. Me refiero, naturalmente, al ayuno eclesiástico obligatorio para todos los fieles. Otra cosa sería el ayuno que uno quisiera imponerse como una penitencia personal.
Se permite tomar algo por la mañana y por la noche. " una comida más dos comidas pequeñas que sumadas no sobrepasen la comida principal en cantidad." Es decir, algo en poca cantidad, por ejemplo, un yogur para cenar, un zumo en el desayuno, etc. Y no se permite comer nada entre horas. Por tanto, el ayuno no se ha redefinido, sino que sigue siendo como siempre ha sido.
Si estoy equivocada, agradecería la corrección, pero lo que he consultado, el El Código de Derecho Canónico de 1983, así lo explica y es lo que he entendido siempre.
No crea, el ayuno obliga bajo pecado mortal, pero obviamente admite parvedad (cantidad) de materia y causas excusantes (una dificultad o inconveniente proporcionado). Interrumpir una comida única al medio día por media hora (y retornarla obviamente) no es falta, por un tiempo mayor es pecado venial, aunque si pasa más de una hora es mortal, a no ser si hay justa causa, por atender a un moribundo, por ejemplo, mientras se mantenga la "unidad moral". Una vez quebrantado el ayuno, con culpa o sin ella, ya no es necesario seguir ayunando (aunque sí que es recomendable), porque ya se rompió el ayuno.
Sobre lo que dice de que el hombre no se hizo para el sábado, y sí el sábado para el hombre, tiene usted razón, por eso, citando el librito que dije más arriba, están excusados del ayuno: a) por su debilidad: los enfermos y convalecientes; las mujeres embarazadas, las que crían y probablemente las menstruantes; los que a causa del ayuno padecen fuertes dolores de cabeza o notables insomnios; b) por sus oficios: a) los agricultores, carpinteros, herreros, canteros, zapateros, panaderos, los que trabajan en hornos de cal o ladrillo, los cocineros que deben cocinar para muchos, los arrieros que tienen que andar casi todo el día, los que hacen con justa causa un camino o penoso o muy largo, aun a caballo, por ejemplo, seis leguas; los que sirven a enfermos en los hospitales, etc.; b) los maestros de ciencias y aun de gramática, si enseñan por cuatro o cinco horas; los estudiantes que se apliquen con diligencia durante la mayor parte del día, v. gr., ocho o nueve horas a sus estudios; los abogados y jueces que trabajan en algún negocio urgente y arduo; los predicadores de Cuaresma, los misioneros en tiempos de misión, los confesores en extraordinario concurso de penitentes; c) por otros inconvenientes: las mujeres e hijos de familia, que incurrirían en grave enojo de sus maridos o padres; los pobres que carecen de comida completa y suficiente, por ejemplo, si no tienen más que pan y legumbres. Y es probable que se pueden poner causas, que no impidan pero que sí excusen indirectamente de la ley por justa causa, v. gr., un trabajo no corriente, que impida el ayuno, o por una ganancia extraordinaria, o por no perder notable tiempo dejándolo para otro día; pero no sería permitido, sino de vez en cuando, dedicarse por mero recreo a la caza de tal modo que impidiera el ayuno. (Antonio María Arregui, S.I: op. cit, pp. 351-352)
Un cordial saludo.
No debía haberlo incluido en la lista, porque es un ejemplo de lo mismo, pero en vez de ser actual es, por lo menos, propio de los últimos seis o siete siglos, al menos en Occidente. En la Iglesia latina, se fue extendiendo la idea de que el ayuno "de verdad" era para los monjes y que los seglares y el clero diocesano no tenían que ayunar más que de manera simbólica.
A esto se añadió una tendencia, claramente perjudicial, a centrar el tema del ayuno en "lo que se puede comer sin pecado", es decir, el enfoque legalista contrario al adecuado. Los moralistas daban gran cantidad de normas sobre gramos, onzas, horas, etc. y, aparentemente, lo que consiguieron fue introducir en la mente de los fieles la idea de que el ayuno era un mal necesario y de que lo normal era intentar reducir sus molestias al límite. Recuerdo que ya mi abuelo se quejaba de esa forma perversa de entender el ayuno.
De nuevo, a esto hay que añadir la tendencia gradual, también en Occidente, a la reducción de "carga" de los preceptos puramente religiosos y no morales. Hay que tener en cuenta que, originalmente, los días de ayuno eran muy numerosos. El adviento entero fue tiempo de ayuno durante mucho tiempo. Al año había muchísimos más días de ayuno y de abstinencia que ahora. El ayuno eucarístico duraba desde las doce de la noche del día anterior. El diezmo era una obligación, etc. Todas esas obligaciones se fueron atenuando y atenuando hasta el punto de que prácticamente han desaparecido. La norma en el Ripalda mencionado (en el original, no en las modificaciones del siglo XIX), era ayunar toda la mañana hasta la hora de comer, cosa que se cambió en tiempos de San Pío X, porque se estimó que incluso eso era muy duro (fue cuando se introdujo la norma de una comida fuerte y dos ligeras que, unidas, no sobrepasasen a la fuerte).
La consecuencia: el ayuno actual se produce únicamente dos veces al año y consiste, en la práctica, en no merendar (porque hacer una comida fuerte y dos más pequeñas es lo que hace casi todo el mundo todos los días normales). La abstinencia prácticamente ha desaparecido en la Iglesia. El viernes como día penitencial está completamente olvidado. La diferencia entre el diezmo y lo que la gente da a la Iglesia es abismal.
A mi entender, hay que recuperar la importancia del ayuno, la abstinencia, etc. que aún se mantiene (con sus propios problemas) en Oriente. Francamente, no pasa nada por no comer un día. Cristo ayunó cuarenta días y cuarenta noches. Y ayunar significa "no comer", no comer un poquito menos.
En cualquier caso, esto es un tema para otra ocasión. Como ya he dicho, me equivoqué al plantearlo con otros temas más recientes, que requieren un tratamiento distinto.
Y, por supuesto, nadie debe angustiarse por lo que he dicho. Si uno cumple lo que manda la Iglesia, está haciendo bien. El tema de si convendría cambiar esa norma es algo completamente distinto.
se usa como equivalencia y con sentido legal
En la Biblia toda se emplea como fidelidad a Dios
Pobres o pobreza,
siempre expresan falta de bienes materiales
En el evangelio son los anawin, los esclavos del Señor, vaciarse de lo propio para servir a Dios, son los pobres de espíritu de las bienaventuranzas.
Los que tienen hambre y sed de justicia son los que piden a Dios que les haga justos, es decir ser acogidos como hijos, corregidos y santificados por El
El rico Epulon tenía bienes materiales y soberbia, estaba lleno de sí mismo. Por eso se perdió la bendición de Dios
Lázaro era un mendigo pero tenía confianza en Dios era un pobre bienaventurado.
Ya dijo Jesucristo que pobres siempre tendríamos, no hacía política económica ni justicia social, predicaba como convertirnos y pertenecerle.
"Francamente, no pasa nada por no comer un día. Cristo ayunó cuarenta días y cuarenta noches. Y ayunar significa "no comer", no comer un poquito menos".
"La cuestión va a ser candente, sobre todo como empecemos ya "dando facilidades" como..."
Je, je. Buen comentario. Me he reído muy a gusto.
A mí lo que me ha resultado más gracioso es lo de que "ayunar es no comer ni siquiera un poquito". No consiste en eso el ayuno católico, pero que cada cual en su casa rigorice a placer.
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