La ciudad seguirá estando donde estaba
Una de las constantes desde que empecé con el blog, hace ya mucho tiempo, es que a menudo los comentarios de los lectores son más interesantes, concisos y sustanciosos que el propio artículo. Se matan así dos pájaros de un tiro: es un saludable golpe a mi crescida soberbia, como decía San Ignacio, y, además, el blog mejora mucho sin esfuerzo por mi parte, cumpliendo las palabras de la Escritura: os envié a cosechar lo que no habíais labrado. Otros trabajaron y vosotros recogéis el fruto de su labor.
Una vez más, me ha gustado tanto el comentario en el artículo anterior de una lectora, rmartinhe en este caso, que inmediatamente he decidido convertirlo en un artículo por derecho propio. Habla de todo el problema de los clérigos obstinados en dar la comunión a quienes están en pecado grave sin necesidad de propósito de la enmienda, pero habla de ello sin perderse en los casos concretos, yendo a lo esencial. Merece la pena.
Al final del artículo, la lectora dice: “Gracias por estar ahí y por hacer que no nos sintamos tan solos”. Es exactamente lo mismo que sentimos los blogueros al leer buenos comentarios como este. Gracias a rmartinhe y a todos los lectores.
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Todo esto es terrible. Hay una parte de la jerarquía de la Iglesia que está diciendo: “El mundo no puede con eso”. Y puede que tengan razón. No pueden con eso porque no tienen a Cristo, porque si tuvieran a Cristo, sí podrían con eso. ¿Y por qué no tienen a Cristo? Porque no le conocen. ¿Y por qué no le conocen? Puede haber varias razones, entre otras la que nos interesa como Iglesia: porque tal vez muchos que sí le conocían no le dieron (o no le dimos) a conocer, o no le dieron (o no le dimos) a conocer adecuadamente.
Y entonces ahora ¿qué hacemos? Pues si el hombre moderno no conoce los caminos de Dios, vamos a cambiarle los caminos a Dios de modo que el hombre moderno pueda andar por ellos y a ver si cuela. Vaya, pues me parece que no va a colar, con el mundo, acaso, pero con el que manda, no va a colar.
Porque si resulta que el mundo no puede con eso porque no conoce a Cristo y no lo conoce en parte porque no se anunció adecuadamente o no se anunció, lo primero que hay que hacer es decir, “Señor, pequé, tened piedad y misericordia de mí”, y después empezar a hacer con diligencia los deberes pendientes.
Y en cuanto a lo de cambiar los caminos de Dios, me parece tan absurdo como pensar que una ciudad puede cambiar su ubicación solo porque nosotros cambiemos el sentido de las señales indicadoras de las carreteras que conducen a ella, la ciudad seguirá estando donde estaba con la diferencia de que a muchos les costará bastante encontrarla. Pues si la ciudad no cambia de sitio mucho menos el cielo: “Al final de los días estará firme el monte de la casa del Señor, en la cima de los montes, encumbrado sobre las montañas” Is 2, 1.
El verdadero acompañamiento cristiano es un proceso que debe terminar dejando a la persona acompañada en el camino de su salvación, mientras que todas esas propuestas novedosas me temo que llevan a los “irregulares” hacia el abismo. Como bien dice, Bruno, se acompaña al pecado, y añado, se abandona al pecador. Y mientras tanto, cuánto daño a Cristo y a su Iglesia.
Con el tema de la apostasía pues más de lo mismo, me llaman la atención dos cosas, la primera la situación extrema que se presenta, me recuerda la forma de introducir el derecho al aborto apoyándose en el caso de una violación. Aunque la verdad sigue siendo la que es, con estos ejemplos extremos se logra movilizar el pensamiento de gran parte de la sociedad en una dirección.
La otra es ese afán por justificar nuestros pecados. Yo no sé cómo respondería ante una situación como la de la película [Silencio de Scorsese], pero en el caso –y Dios no lo quiera- de que renegara de Cristo, al menos pienso que tendría muy clara mi traición. De no ser así, ¿Cómo explicarse la muerte de los Santos Inocentes, por ejemplo? Dios permitió que ellos murieran para que el plan de nuestra Redención siguiera adelante. Porque Dios quería salvarlos a ellos y los salvó para la vida eterna. Y también salvarnos a nosotros y lo hará si le dejamos. La mirada de Dios va mucho más allá que la nuestra. Nosotros no sabemos lo que se esconde detrás de cada acontecimiento, de cada cruz, ni los frutos que de ellos se van a derivar, pero sí sabemos que si Él permite la prueba también nos dará el remedio.
Ante este estado de cosas sólo nos queda decir: “Casa de Jacob, ven, caminemos a la luz del Señor.” Is 5. Y seguir rezando.
Gracias por estar ahí y por hacer que no nos sintamos tan solos.
29 comentarios
Dios te bendiga
Me uno a vosotros: gracias a blogueros y lectores y a los administradores de Infocatólica!!
Si tenemos FE veremos como el maestro hace callar el ruidoso y tempestivo mar en el agresivo viento. No saltara de la barca a corrientes que atrapan al abismo, se mantendrá al lado del Maestro y sus potentes mástiles incrustados en poderosas cuadernas del indestructible caso. Quien tiene Fe sabrá que la barca la pilotea Jesús y que el no duerme sino que nos permite ve, escuchar, presenciar su obra en nosotros, nos permite participar con él en el llamado a acallar aquello que pretende irrumpir la barca y su tripulantes. Es El y su PODEROSA palabra la que nos hará subsistir. Fuera de ella sucumbiremos en el abismo del mar profundo donde la luz no llega. Esas corrientes que ya han contrapuesto la barca por fuera aunque pareciera han entrado, no podrá hundir la barca de Jesús, No! Porque solo con el llegamos a puerto seguro y en El, y con El se llega a puerto seguro. Quien tiene FE oye el viento y la mar así y encuentra al maestro no durmiendo sino viéndonos si en verdad con El decimos estar.
A los pastores proponentes de estas corrientes como los DVC, como cualquier otro en “irregularidad”, el camino es duro, Si, pero es el único. Es dentro la barca que se llega a puerto seguro, no es saltando de ella y someterse a las corrientes mundanas. No hay dos barcas solo una. No se puede caer en la tentación de saltar a la corriente, ni la tentación de no tener la Fe de que Jesús calmara el ruido que tiende a despedazar la Barca.
Saludos
En La Vanguardia de hoy viene una entrevista con exmons. Charamsa.
De la entrevista se coligen una serie de errores y herejías subyacentes, casi todas definidas en Veritatis splendor:
1. Negar que la Palabra de Dios esta por encima de la conciencia
2. Negar las normas morales absolutas, sobre todo, las prohibitivas negativas (Mandamientos)
3. Negar los actos morales intrisece malum semper et pro semper
4. Negar la Iglesia Católica como la única verdadera
5. Afirmar la apocatastasis de Orígenes: los demonios y las almas condenadas serán perdonadas
6. Que las tentaciones concupiscentes y demoníacas son virtuosas y salvan
Gracias por el artículo.
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El Mundo creyente y no creyente, a la vista está, no puede con eso; Con que el Mundo es limitado y tiene fin definido. Y
El Mundo creyente y no creyente a la vista está no entiende que el Cristo, está hoy día más vivo, que lo que pudo estar hace 2000 años atrás. Y tiene pavor a afirmaciones como ésta; y similares:
"...Cierto que Elías viniendo primero, restablecerá todas las cosas; pero,.."
Y puede que tengan razón Si el Mundo conociera a Dios; el Mundo no sería el Mundo, tal cual es.
El Mundo no puede conocer a Dios porque Dios no es el Dios de este Mundo.
El Dios infinito de Luz y de Vida infinita no hizo este Mundo de oscuridad y de muerte limitada; Este Mundo se hizo a sí mismo a su imagen y semejanza limitada.
Este mundo como principio de su fin limitado se define a sí mismo en el fin su propia limitación.
Este Mundo y todo lo que en él es población es la consecuencia de la Luz y la Vida del infinito Espacio, libre y responsablemente mórbidamente oscurecida; No más allá de donde el pábilo de luz no se apaga y no más allá de donde la caña de vida no se troncha.
"No habiendo logrado que los hombres practiquen lo que enseña, la Iglesa actual ha resuelto enseñar lo que practican".
Libro: "Escolios a un texto implícito"
Autor: Nicolás Gómez Dávila.
Lo comparto por entero. Vuestro testimonio y vuestra claridad fortalecen mi fe. Un abrazo a todos en Cristo nuestro Señor.
Acton, en realidad ya da igual, ahí están las inquietantes estadísticas (y tampoco hay que recurrir a muchos números, bastan dos ojos en la cara) revelando que los hombres que no practicaban lo que la Iglesia les enseñaba (si es que alguna vez lo aceptaron sinceramente) poco caso van a hacer ahora al enterarse de que ya les está permitido, que tampoco es del todo cierto. ¿Las aperturas de causa de nulidad se dispararon con entusiasmo cuando el Santo Padre ordenó agilizarlas (aunque no abaratarlas)? ¿Comulgan en masa y tan alarmantemente muchos divorciados? ¿No han comulgado nunca, y puede que hasta más escandalosamente, otro tipo de pecadores? ¿Están los despachos parroquiales de las islas de Malta y Gozo saturados de fieles que se hartaron de su cónyuge, solicitando acompañamiento pastoral en momentos de zozobra espiritual?
Yo es que creo que está cundiendo en la Iglesia el derrotismo más atroz por no querer darse cuenta de eso, de que al género humano es inútil venirle ahora ni nunca con que "su lucha ha concluido, su culpa ha sido perdonada". Como mucho los más educados te van a decir "ah, qué bien".
- En mi opinión, es la clave del artículo.
El campo y las reglas de juego son en la Palabra de Dios y el Magisterio.
Pero siempre hay en la Iglesia un sector que lo quiere modificar. El viejo poder del Edén: seréis como dioses para ampliarlo o restringirlo.
Hoy, muchos en la Iglesia, parece ampliar el campo de juego, dejando pasar a todo que tenga cualquier circunstancia o situación atenuante.
Pero lo importante es fijar claras las reglas del juego y las dimensiones del campo. Si no se puede, se debe avisar: la gracia basta.
Los obispos y presbíteros han de ser fieles a la Palabra y el Magisterio.
Explico el porqué: Sabemos que quien SE DIVORCIA de su mujer, excepto en los casos que nombra Jesús en Mateo (5,32; 19,9), y SE CASA con otra, comete adulterio; también que lo comete quien se casa con la abandonada por el marido. Vale, pero una vez que se ha consumado ese adulterio, no queda más remedio que reconocer que, aunque hayan pecado casándose, ¡casados están!; no hay que olvidar que los ministros del matrimonio son los contrayentes. También sabemos que sería abominable a los ojos de Dios que alguien vuelva a casarse con la mujer de la que se divorció, si esta ha estado después casada con otro (Deut 24,1-4).
Así las cosas, en mi opinión, es un gran disparate que desde la Iglesia se les exija volverse a divorciar, o vivir en castidad, para poder reconciliarse con Dios. Lo que se les debería exigir, además de arrepentimiento por su pecado, ¡es el propósito de no volverse a divorciar! No seamos duros de mollera y de corazón.
Creo más bien que lo que pasa ahora es solo culpa nuestra por no haber aceptado el magisterio CLARO y LUMINOSO de los santos papas que nos ha dado la Providencia todo lo largo del siglo XX e inicios de siglo XXI hasta el gran doctor de la Iglesia Benedicto XVI. Lo que tenía que decir ya lo ha dicho con plena potestas, ahora se quedará silencioso. Pecado si no lo recordamos.
Yo, como santa Bernardette, sólo soy "esa cosa", y aún menos que ella, pero feliz, muy feliz, por ser Hija de Dios. Muchas bendiciones para todos.
De cualquier manera lo que nos toca hacer a nosotros como miembros de la Iglesia, es lo que dice san Pablo en Tito 2, 1: "Tú, en cambio, habla de lo que está de acuerdo con la sana doctrina", y todo lo demás que doy por sabido (oración, sacramentos, limosna...). En resumen, nos corresponde poner el agua en las tinajas y esperar los tiempos de Dios que es quien hará el resto, si puede, pues Dios siempre respeta la libertad de sus hijos.
No tengo dudas de que si otros hemos vuelto -en gran parte gracias a otros-, después de mucho tiempo de aturdimiento, y no sin sufrimiento pero un sufrimiento sanador, también pueden volver los demás, aunque sea en el último instante de su vida pues para Dios no hay nada imposible.
Ni se moleste en contestar a Sancho. Ese comentario, tal como lo lee usted, lleva colgándolo en todas las páginas (Infovaticana, Infocatólica, ReligiónenLibertad...) ya casi años. Tal como lo lee usted. Hace un copia pega y vuelve a enviarlo. Sin cambiar ni una coma.
Al principio se le respondió argumentando a las cosas que decía, una por una. Es lo mismo. Ahí sigue. Aparece de vez en cuando, deja la cagadita (¡la misma!) y desaparece.... hasta la próxima.
Si quisiera leer los contraargumentos ya lo habría hecho. Le da igual. Suelta idéntica paridita y adiós.
Ni se moleste en contestarle. Por no perder el tiempo, digo.
¡BRUNO! Tienes un correo mío. Cuando puedas le echas un vistazo.
;)
¿Es la primera vez que te leo o te has disfrazado...? Por más que vuelvo un día y otro, no salgo de mi perplejidad ante un lenguaje tan críptico (y aún diría apocalíptico). Así que "... hasta el gran doctor de la Iglesia Benedicto XVI" y ..."Pecado si no lo recordamos". Hum, esto me huele a seudónimo, y me deja abrunado, pero nada higienizado (¡toma del frasco... por tu ambigüedad! -léase "modo irónico"-).
infocatolica.com/?t=noticia&cod=28418
Palas, te contesto (ya que no le han dado paso y lo han cerrado):
Simplemente informarte que Stalin prohibió el aborto en 1936, y Hitler también lo hizo respecto a las "arias"; por supuesto esterilizó a "razas inferiores" (entre otras cosas); no me dices nada que no sepa respecto a Hitler y estos temas, pero busca información sobre Stalin que, como te digo, lo prohibió en 1936.
Lo repito ya que me han borrado el comentario, ¿el que Hitler y Stalin prohibieran el aborto los convierte en buenos?. (Y con el borrado que me han hecho ya me lo han dicho todo).
Aunque no lo creas, no tengo doble identidad (y tampoco doble seudónimo), al no ser dicho doble tu propio espejo inversor y fantasmagorico, o incluso tu propio homónimo.
Por el resto, lo siento por no decir nada original ya que algunos, aqui o allá, tienen muy claro que recordarán a Benedicto XVI como "un gran doctor de la Iglesia". Pero en el futuro, porque nuestra edad no se lo ha merecido.
Benedicto XVI ha renuciado al papado para el bien de la Iglesia, viendo sus fuerzas disminuir, lo que se puede entender por el sentido comun, digo yo. De hecho, algo bueno saldrá a pesar de la abominación del pontificado jesuita ya que todos los sarmientos secos serán tirados al fuego y después de la prueba la Iglesia quedará purificada y sanctificada.
Un cordial saludo (sin irónia)
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